Kóblic
5.9
3,405
Drama. Thriller
Durante la dictadura militar argentina (finales de los 70), el excapitán de la Armada Tomás Kóblic (Ricardo Darín) participó en “los vuelos de la muerte”, denominados así porque se arrojaban vivos al mar a los detenidos-desaparecidos. Cuando abandona la Armada, Kóblic se refugia en Colonia Helena, donde impera la ley del comisario Velarde (Oscar Martínez), un delincuente con uniforme policial, líder de una banda que se dedica al robo de ... [+]
19 de diciembre de 2019
19 de diciembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brutal cambio de registro el que pega Sebastián Borensztein en "Capitán Kóblic", tras la pluscuamperfecta "Un cuento chino" (2011) que tan bien le define a mi juicio.
El vaivén de géneros y estilos en el que nos embarca el realizador argentino en "Capitán Kóblic" es absolutamente desconcertante. Vamos, sin brújula y viviendo practicante el momento: del drama psicológico al western crepuscular, pasando por el thriller, el culebrón venezolano y hasta el nordic noir. Una irregular montaña rusa, vamos.
Por todo ello, durante la hora y media de metraje de "Capitán Kóblic" ha habido momentos en los que me ha apetecido amarla, esa parte final con Ricardo Darín y Oscar Martínez en duelo fatídico a lo western clásico, y otros en los que me ha apetecido odiarla, todo lo relacionado con el personaje de Inma Cuesta. Clarificando lo que decía antes de la montaña rusa.
"Capitán Kóblic" no deja de ser la clásica historia de personaje con pasado tortuoso que, huyendo de el, acaba cayendo en un lugar que, lejos de silenciarlo, lo amplifica aún más. Una sinopsis muy de actioner yankee, Statham y compañía han hecho de esa trama esquema vitalicio. Pero aquí nos topamos con un Sebastián Borensztein que enclava esa trama fuera del cine de acción. Lógico movimiento teniendo en cuenta quien protagoniza la historia, no me imagino a mi venerado Ricardo Darín repartiendo estopa. En "Capitán Kóblic" se ha formulado ese esquema virando hacia el drama, aunque luego esa vertiente tampoco es que sea la quinta esencia. Muy sutil que digamos no se muestra, siendo casi otra parte del film que apetece odiar. De hecho, la parte flashbacks son casi como un elefante en una cacharrería.
Por todo ello creo que "Capitán Kóblic" la amo en la misma medida que la odio.
El vaivén de géneros y estilos en el que nos embarca el realizador argentino en "Capitán Kóblic" es absolutamente desconcertante. Vamos, sin brújula y viviendo practicante el momento: del drama psicológico al western crepuscular, pasando por el thriller, el culebrón venezolano y hasta el nordic noir. Una irregular montaña rusa, vamos.
Por todo ello, durante la hora y media de metraje de "Capitán Kóblic" ha habido momentos en los que me ha apetecido amarla, esa parte final con Ricardo Darín y Oscar Martínez en duelo fatídico a lo western clásico, y otros en los que me ha apetecido odiarla, todo lo relacionado con el personaje de Inma Cuesta. Clarificando lo que decía antes de la montaña rusa.
"Capitán Kóblic" no deja de ser la clásica historia de personaje con pasado tortuoso que, huyendo de el, acaba cayendo en un lugar que, lejos de silenciarlo, lo amplifica aún más. Una sinopsis muy de actioner yankee, Statham y compañía han hecho de esa trama esquema vitalicio. Pero aquí nos topamos con un Sebastián Borensztein que enclava esa trama fuera del cine de acción. Lógico movimiento teniendo en cuenta quien protagoniza la historia, no me imagino a mi venerado Ricardo Darín repartiendo estopa. En "Capitán Kóblic" se ha formulado ese esquema virando hacia el drama, aunque luego esa vertiente tampoco es que sea la quinta esencia. Muy sutil que digamos no se muestra, siendo casi otra parte del film que apetece odiar. De hecho, la parte flashbacks son casi como un elefante en una cacharrería.
Por todo ello creo que "Capitán Kóblic" la amo en la misma medida que la odio.
4 de diciembre de 2022
4 de diciembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine policíaco, uno de los más pervertidos en especial en formato de series. El cine de thriller, uno de los más cotizados por el público y a la vez sobrecargados de intriga insulsa. Y el western, uno de los hitos de la vieja escuela que no volverá a despegar como lo hizo hace décadas. Desde luego, una película con un conglomerado de géneros así puede asegurar o bien el camino a la mediocridad o bien a la satisfacción de una buena historia. Y “Capitán Kóblic”, aunque sea de manera generalista, cumple el segundo caso.
La historia de un antiguo aviador militar que trata de huir de su traumático pasado tras realizar varios infames “vuelos de la muerte” durante la dictadura militar argentina y que ejerce su autoexilio al corazón rural de la provincia de Buenos Aires. Allá, ocupando un puesto de regadío mediante aviación, se verá inmerso en la aventura moral frente al redescubrimiento del amor gracias a la tierna empleada de la gasolinera Nancy y frente al imperioso comisario Velarde. Y para su ironía, no lo hará en el aire sino en pie en el desolado campo de la villa. Y pese a su corta duración y las idas y venidas de su ritmo, la discreta y palpable intriga, los solitarios paisajes, la genuina fotografía, la magnífica banda sonora y el trayecto de los personajes (bravo por Darín y Martínez) logran enmascarar el filme en una negra satisfacción.
Nota: 7/10.
La historia de un antiguo aviador militar que trata de huir de su traumático pasado tras realizar varios infames “vuelos de la muerte” durante la dictadura militar argentina y que ejerce su autoexilio al corazón rural de la provincia de Buenos Aires. Allá, ocupando un puesto de regadío mediante aviación, se verá inmerso en la aventura moral frente al redescubrimiento del amor gracias a la tierna empleada de la gasolinera Nancy y frente al imperioso comisario Velarde. Y para su ironía, no lo hará en el aire sino en pie en el desolado campo de la villa. Y pese a su corta duración y las idas y venidas de su ritmo, la discreta y palpable intriga, los solitarios paisajes, la genuina fotografía, la magnífica banda sonora y el trayecto de los personajes (bravo por Darín y Martínez) logran enmascarar el filme en una negra satisfacción.
Nota: 7/10.
18 de abril de 2025
18 de abril de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente peli del 2016 que yo desconocía.
El piloto Kóblic no podrá tener nunca más en su vida la conciencia tranquila, y busca redimirse.
Sabe perfectamente que lo hecho no tiene perdón del Cielo, y no quiere cargar con esa mochila de sangre, que sabe que arruinará el resto de su vida.
Así que, inteligentemente, decide acabar con ese suplicio en la soledad merecida que se merece, y que él sabe que se merece.
En esas se encuentra cavilando en un pueblo perdido en el campo argentino, cuando descubre que ese karma no podrá quitárselo de encima como si fuera una pelusilla, y por eso da ese paso.
Para todo lo demás, deberás ver esta interesante película, que de ficticio tiene poco, de auto arrepentimiento tiene un poco más, pero de asco tiene mucho, tanto en esos vuelos desgraciadamente famosos, como en la tétrica vida cotidiana de ese pueblecito de Santa Helena . . .
El piloto Kóblic no podrá tener nunca más en su vida la conciencia tranquila, y busca redimirse.
Sabe perfectamente que lo hecho no tiene perdón del Cielo, y no quiere cargar con esa mochila de sangre, que sabe que arruinará el resto de su vida.
Así que, inteligentemente, decide acabar con ese suplicio en la soledad merecida que se merece, y que él sabe que se merece.
En esas se encuentra cavilando en un pueblo perdido en el campo argentino, cuando descubre que ese karma no podrá quitárselo de encima como si fuera una pelusilla, y por eso da ese paso.
Para todo lo demás, deberás ver esta interesante película, que de ficticio tiene poco, de auto arrepentimiento tiene un poco más, pero de asco tiene mucho, tanto en esos vuelos desgraciadamente famosos, como en la tétrica vida cotidiana de ese pueblecito de Santa Helena . . .
20 de junio de 2016
20 de junio de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el pasado reciente de América Latina existe una época oscura que cuesta aceptar y a la que se va acercando el séptimo arte con cierta frecuencia en los últimos años. Se trata del momento en que las dictaduras del cono sur formaron una entente común, formalizada en los llamados vuelos de la muerte. Un sistema que llevó a cabo ejecuciones de detenidos hechos desaparecer, lanzándolos al mar desde aviones en pleno vuelo.
Si el realizador hubiera dirigido su mirada directamente sobre las víctimas y cómo llegaron al funesto aeroplano, o sobre los agentes que los custodian e inmolan, «Capitán Kóblic» sería cine político y de denuncia. Y probablemente dejaría muy mal cuerpo en el espectador. Como así hace la lectura de los informes publicados por la comisión de la verdad de Argentina. Pero, como señalaba en la introducción, mirar de frente a ciertos personajes choca con ciertos condicionantes insoslayables.
Así que el protagonista del film que nos ocupa no es víctima ni verdugo. Es un piloto aeronáutico de vida desahogada que ve expropiada su profesión en nombre de la gobernanza, dejando de transportar por el mundo a hombres de negocios y turistas y pasando a formar parte de la maquinaria de los vuelos de la muerte.
Como tampoco es digerible para la audiencia un hombre malo, el rol principal con el que se pretende empaticemos, se retira de tan macabras acciones. Quizá quisiera rebelarse pero los mecanismos del mal no dan lugar a ello, como bien sabe transmitir el argentino Sebastián Borensztein en esta su cuarta película. Y es su acierto principal conseguir que el espectador interiorice la presión del mecano sin necesidad de discursos que lo expliciten. Una recreación de ambiente opresivo lleno de ojos vigilantes y delatores del comportamiento que se distinga mínimamente de la mera obediencia en la línea de la también argentina «Infancia clandestina».
Da vida al capitán Kóblic Ricardo Darín, ayudando a entender a través de sus gestos y miradas el descenso de peldaños en la escala social, el empeoramiento de su calidad de vida en los hechos más cotidianos, la condena que le supone su falta de colaboración ciega. Suya es la actuación más destacada del reparto.
Superada la premisa que describo en los primeros minutos de metraje, el film pronto deriva en otros asuntos que recuerdan a momentos clave de películas emblemáticas. Como «El cartero siempre llama dos veces» o como ese final de «Casablanca» en el que, no lo olvidemos, es fundamental la presencia de un aeroplano que libera de una muerte segura.
La temática del deseo apasionado entre dos personas cuya relación es inviable es interesante. Los malos tratos, el incesto y la violencia en el entorno más íntimo como síntoma de una sociedad enferma en la que las armas toman el poder, también. El sentido de culpa del superviviente, el afán por cumplir con el deber sin preguntar como irreflexiva semilla totalitaria, el precio de ser consecuente, la fidelidad al origen, la escasez de oportunidades... Cada uno de ellos es tema suficiente por si solo para construir una excelente película. Pero ninguno ha sido asumido como fundamento único en este film. Y ello es su principal defecto. Su juego de equilibrios por no decantarse y no herir sensibilidades.
Si el realizador hubiera dirigido su mirada directamente sobre las víctimas y cómo llegaron al funesto aeroplano, o sobre los agentes que los custodian e inmolan, «Capitán Kóblic» sería cine político y de denuncia. Y probablemente dejaría muy mal cuerpo en el espectador. Como así hace la lectura de los informes publicados por la comisión de la verdad de Argentina. Pero, como señalaba en la introducción, mirar de frente a ciertos personajes choca con ciertos condicionantes insoslayables.
Así que el protagonista del film que nos ocupa no es víctima ni verdugo. Es un piloto aeronáutico de vida desahogada que ve expropiada su profesión en nombre de la gobernanza, dejando de transportar por el mundo a hombres de negocios y turistas y pasando a formar parte de la maquinaria de los vuelos de la muerte.
Como tampoco es digerible para la audiencia un hombre malo, el rol principal con el que se pretende empaticemos, se retira de tan macabras acciones. Quizá quisiera rebelarse pero los mecanismos del mal no dan lugar a ello, como bien sabe transmitir el argentino Sebastián Borensztein en esta su cuarta película. Y es su acierto principal conseguir que el espectador interiorice la presión del mecano sin necesidad de discursos que lo expliciten. Una recreación de ambiente opresivo lleno de ojos vigilantes y delatores del comportamiento que se distinga mínimamente de la mera obediencia en la línea de la también argentina «Infancia clandestina».
Da vida al capitán Kóblic Ricardo Darín, ayudando a entender a través de sus gestos y miradas el descenso de peldaños en la escala social, el empeoramiento de su calidad de vida en los hechos más cotidianos, la condena que le supone su falta de colaboración ciega. Suya es la actuación más destacada del reparto.
Superada la premisa que describo en los primeros minutos de metraje, el film pronto deriva en otros asuntos que recuerdan a momentos clave de películas emblemáticas. Como «El cartero siempre llama dos veces» o como ese final de «Casablanca» en el que, no lo olvidemos, es fundamental la presencia de un aeroplano que libera de una muerte segura.
La temática del deseo apasionado entre dos personas cuya relación es inviable es interesante. Los malos tratos, el incesto y la violencia en el entorno más íntimo como síntoma de una sociedad enferma en la que las armas toman el poder, también. El sentido de culpa del superviviente, el afán por cumplir con el deber sin preguntar como irreflexiva semilla totalitaria, el precio de ser consecuente, la fidelidad al origen, la escasez de oportunidades... Cada uno de ellos es tema suficiente por si solo para construir una excelente película. Pero ninguno ha sido asumido como fundamento único en este film. Y ello es su principal defecto. Su juego de equilibrios por no decantarse y no herir sensibilidades.
2 de julio de 2016
2 de julio de 2016
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si a otras personas le ha sucedido, pero encuentro bastantes analogías con al menos tres películas, con referencias muy claras en algunas de ellas: "Sin perdón", "La isla mínima" y "Cadena Perpetua".
Quizá por ese aroma a dejavú no me ha terminado de encajar la trama como algo homogéneo.
Eso sí, Darín, siempre Darín.
Quizá por ese aroma a dejavú no me ha terminado de encajar la trama como algo homogéneo.
Eso sí, Darín, siempre Darín.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here