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Los niños del cielo

Drama En un descuido, Ali pierde los zapatos de su hermana pequeña Zhore. Como sus padres no pueden permitirse comprar unos zapatos nuevos, deciden ocultarles lo ocurrido y compartir las zapatillas deportivas de Ali. Pero el plan tiene sus inconvenientes... (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
14 de agosto de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia se hace lenta, la carrera final también. El cine iraní tiene la capacidad de someternos a una ternura especial cuando nos rodea de niños que con su inocencia e integridad persiguen un objetivo. Pero de la misma manera que nos entusiasma, nos puede dejar fríos, reflexivos, apenados y en resumen: fastidiados, por una historia que nos lleva a lo más humano de un mundo injusto y que se deshumaniza a cada instante.

Esta película, no pasará a la historia del cine por su guión, ni por sus interpretaciones, tampoco por su banda sonora que no la tiene, como suele ser habitual en este cine, o por su fotografía, pero deja señas identificables de lo que es el cine iraní. Si se ha visto algo de Ghobadi, de Panahi ( "El Globo Blanco"), etc., no os será nada extraña esta película. Unos niños y una historia que gira sobre ellos con una finalidad. Pero le falta algo para poder decir que esta película me ha entusiasmado, a pesar de la lástima y desazón que transmite Ali, al llegar a su casa y ver a su hermana que lo esperaba deseosa. Y también a pesar de la integridad de los personajes. De su afán por llegar a la escuela y de sus solidaridad y fraternidad. Eso sí emociona.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
BaKuLaLU
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29 de abril de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba intentando encontrarle alguna pega a esta película más allá de su gran sencillez pero no he podido. OBRA MAESTRA, tan natural y sublime que da escalofriós verlo. Una película de una sensibilidad precisa y profunda. No se necesita nada más que una historia con zapatillas que desaparecen para crear una obra preciosa y emotiva hasta rabiar. Para valorar lo que tenemos en nuestra vida: una cama, unas gafas, un sillón, unas humildes zapatillas... cosas en las que no pensamos pero que nos son útiles y nos aportan calor.

También es el retrato humanista y maravilloso de una relación de hermanos y los sentimientos de apego y cariño que se generan. Me ha llegado al alma su maravillosa naturalidad y su buen hacer. Más que recomendable. Hay que verla.
kapinta
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28 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Niños del paraíso” es una maravillosa película, una perla del cine iraní, un cine mal conocido en España y que, empero, goza de títulos y directores de renombre internacional.

Estamos ante una película magistralmente dirigida por Majid Majidi, con un gran guión del propio Majidi. Majidi se declara en este film como un excelente director, uno de esos cineastas capaces de emocionarte con una historia sencilla, casi minimalista, con una dirección brillante y lúcida. Tiene la película además una música bellísima de Keivan Jahanshahi, amén de una fotografía de lujo de Parviz Malekzade. En el reparto hay niños, también adultos, con actuaciones de sorprendentes de parte de Amir Naji, Amir Farrokh Hashemian y Bahare Sediqui.

El film trata un drama infantil en el que dos hermanos en edad escolar pasan por un trago amargo, para las precarias condiciones que viven. La pequeña Zhore, la hermana pequeña de la familia, ha perdido sus zapatos porque su hermano mayor Ali los ha extraviado, como luego contaré mejor.

Es una película de escasísimos medios, lo que se hace evidente en su planificación, fotografía, actores prácticamente aficionados y los escenarios de las mismas calles en los barrios pobres de Teherán. Pero algunas elipsis y escenas de singular encanto compensan con creces estas dificultades de producción. "Niños del paraíso" muestra de manera patente que se puede realizar un cine hermoso sin muchos medios técnicos ni económicos. Lo que hace falta es una buena historia que contar, una historia humana, y la elección de los actores adecuados (niños maravillosos en este caso). Con estos sencillos ingredientes Majidi ha creado una película exquisita cargada de sentimiento. A uno se le remueven las entrañas cuando ve los llorosos ojos de del niño o la triste cara de la pobre niñita que ha perdido sus zapatos. Película triste, sí, pero humana, cargada de esperanza y muy bella. Majadi nos da una lección: en el cine lo importante no es el dinero, sino la historia que quieres contar y las ganas de contarla bien.

Como decía y ahora explico mejor, la historia cuenta las vivencias de una familia muy humilde de los barrios bajos de Teherán, y más concretamente las experiencias de dos niños hermanos, Alí de 10 años y Zahra de 9. El relato gira alrededor de la pérdida de unos viejos zapatos de Zahra, recién reparados, y que justo al recogerlos Alí extravía en una verdulería mientras compra unas humildes patatas. Sin estos zapatos su hermana no podrá acudir a la escuela. Como quiera que haya serios problemas económicos y de salud en la familia, los dos hermanos deciden no contar el hecho a su padre, para evitar su enojo, y porque además el progenitor no tiene dinero para comprar otros zapatos nuevos. Los niños entonces acuerdan que Zahra, que estudia por la mañana, utilice las zapatillas de Alí, y éste las utilice en la tarde que es cuando él va a la escuela.

Hay escenas memorables, como cuando Zahra termina sus clases y corre agitada y veloz por las laberínticas y angostas callejuelas llenas de dificultades y charcos, calles de una gran pobreza, que son las que rodean la escuela. Y así, hasta llegar al punto de encuentro con su angustiado hermano, que la espera impaciente para ponerse él los zapatos y no llegar tarde. Así que en un momento intercambian las zapatillas por las chancletas, y entonces es Alí quien emprende una frenética carrera hacia su escuela. Lamentablemente, en varias ocasiones llega tarde con la consiguiente reprimenda del Director de la escuela; incluso en una ocasión le impide la entrada a clase, lo que finalmente evita su maestro que lo reconoce como un excelente y estudiosos alumno.

En esta joya, como digo de escasos recursos técnicos, y un Majidi entonces desconocido se sustenta en un soberbio guión del que también él es autor. La fuerza de la historia es tan avasalladora que nos empuja a seguir a sus personajes e involucrarnos en sus peripecias. Nos angustiamos y sonreímos al compás que nos marca su director, hasta que nos conduce a un final apoteósico, soberbio y efectivo.

Los niños inundan la pantalla y nos hacen olvidar los absurdos problemas en los que nos vemos involucrados los occidentales. Sus carreras por las angostas calles nos mantienen en vilo, lo cual se aleja del tópico que definía el cine iraní de lento. Es destacable una gran música muy bien utilizada que acentúa la tensión del film.

Esta joya iraní testimonial y necesaria para las personas que trabajan en la comunicación y sobre todo la educación infantil, evidencia cómo los problemas de los adultos cruzan y modifican la vida de los niños de forma muy importante, sobre todo cuando se trata de la pobreza y las desigualdades sociales.

Y no hay que perderse el emocionante final, en el que Ali tratará por todos los medios de conseguir unas nuevas zapatillas para su hermana, en una competición deportiva.

Pura poesía, cine bello y emotivo, una película que no es comercial, que no tiene efectos especiales, pero un film que deja huella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kikivall
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6 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida vista desde los ojos de dos niños pequeños, de dos hermanos que viven con sus padres en la pobreza en un suburbio de la ciudad de Teherán. Una historia enternecedora y maravillosa aunque con un transfondo durísimo de la realidad de un país prácticamente desconocido como es Irán. Realmente, los estereotipos que nos dan los medios de comunicación sobre ciertos lugares del mundo (en eso tiene muchísima culpa Hollywood sin dudarlo) resulta muy contraproducente a la hora de afrontar una película como ésta, aunque en realidad lo que sucede allí no es muy diferente a lo que pasa en otras partes del mundo.

El simple hecho de perder unos zapatos, los zapatos de su hermana pequeña, cambia por completo el mundo de Ali y Zhore hasta tal punto que ni ellos mismos se lo imaginan. La trascendencia que tienen esos zapatos mugrientos, desgastados y remendados, los únicos que posee Zhore, es de tal magnitud en la pobreza de la familia que Ali tiene que compartir los suyos con su hermana para poder ir al colegio. Este hecho durísimo se muestra en la película con una belleza tan poética que resulta demoledor para el espectador. Incluso cuando los encuentran, se dan cuenta que los tiene una niña igual de pobre y miserable que ellos y no dicen nada, dejan que se los quede; me parece de una belleza maravillosa.

El director hace referencia a un aspecto crucial para entender la sociedad iraní actual, como es la diferencia abismal entre los ricos y los pobres en Teherán. Cuando el padre y el hijo atraviesan la ciudad con su bicicleta destartalada para intentar conseguir trabajo ven una parte de la sociedad desconocida para ellos, esas casas de los barrios ricos que nada tienen que ver con la miseria que vive la familia todos los días. Con el sueldo de su primer trabajo, el padre sueña con comprar objetos aparentemente cotidianos como unos zapatos para sus hijos o un aparador, sencillamente sobrecoge la escena.

Otro aspecto a destacar en la película sin duda es la importancia que da el director a la escolarización de los niños en Irán para intentar salir de la pobreza. Cuando el padre intenta comunicarse con los vecinos no sabe expresarse, a diferencia de su hijo que gracias a ser un buen alumno tiene un vocabulario mucho más amplio. El director pone en entredicho las estrictas y absurdas normas que hay en el colegio, como en la escena donde el conserje prefiere dejar al niño fuera por llegar tarde aunque sea un alumno destacado, antes que dejarlo entrar e ir a clase, frente a los nuevos métodos de enseñanza de algunos profesores.

Una película con muchos temas que mostrar sin lugar a dudas, con unos actores que ni siquiera lo son, algo que me parece muy acertado por parte del director y que hacen de ella en su conjunto como una obra imprescindible a la hora de entender las sociedades actuales de países tan desconocidos como Irán.
Bermu
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10 de abril de 2020
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es de una simpleza conmovedora, y su procedencia del cine iraní le otorga un plus; con el acierto añadido de hacernos regresar, en su estructura, a los orígenes del cine.

Basada en esos conceptos tan simples y tramposos, como son la pérdida por descuido, el engaño y la mentira para no recibir un castigo. El espectador conoce todo lo que está sucediendo en cada momento, y al saberlo nos ponemos a favor de los protagonistas y esos acontecimientos tan "terribles".

Nominada al Oscar, compitió ese mismo año con LA VIDA ES BELLA, y ganó la de Benigni, algo evidente por su bien trenzada emotividad, guión, dirección del propio actor-director. Obra imprescindible que toca parecidas teclas pero lo hace con la majestuosidad de un clásico inmediato, que lo será por siempre. Las diferencias son obvias, pese a que queramos situar a la iraní, en un lugar, de la que el tiempo se encargó de apearla, con evidente premura.

Todos recordaremos LA VIDA ES BELLA... Pocos tendrán presente en su cabeza, después de 23 años, los "zapatitos" de estos "NIÑOS DEL PARAISO"
MIRADA MILENARIA
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