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El precio de un hombre

Western Durante la guerra Civil (1861-1865), Howard Kemp (James Stewart) pierde su granja mientras lucha en el frente. Con el fin de reunir el dinero suficiente para recuperarla, trabaja como cazarrecompensas en el territorio de Colorado. Su primer objetivo será Ben Vandergroat (Robert Ryan), acusado de asesinar a un sherif. Tras acorralarlo en las Montañas Rocosas, se unen a él dos hombres que buscan compartir la jugosa recompensa: Jesse Tate ... [+]
Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
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8
7 de enero de 2019 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es notorio cómo algunos directores (y seguramente Alfred Hitchcock será el primero de esta lista) han sabido sacar un gran partido de la vertiente «perturbada» de James Stewart como actor. Por supuesto que su aparición en «Vértigo» resulta el ejemplo más claro de esta condición interpretativa, pero no resulta menos trastornado y extraviado el Howard Kemp en encarna en este magnífico Western del maestro Anthony Mann. Un Western que, aferrándose a la imponencia visual de los paisajes en los que se desarrolla, aprovecha el vigor de una naturaleza tan hostil como abigarrada para narrarnos la lucha de un hombre que, perdido el honor, al menos intenta recuperar sus tierras.

El principal acierto del guion creo que consiste en presentar un abanico de personajes heterogéneos y de muy diverso origen y personalidad. Howard Kemp, veterano de guerra caído en desgracia, ha metamorfoseado de laborioso y honesto ranchero en cruel y despiadado cazador de recompensas. El viejo Jesse Tate (Mitchell), a quien Kemp encuentra por casualidad al comienzo del film, es un ávido buscador de oro que emprende el camino hacia Abilene custodiando el botín como una mera fantasía persecutoria de ese oro que tantas veces se le ha hecho esquivo. Lina Patch (una jovencísima Leigh) es sin duda el personaje más inestable del film, ya que su objetivo de «empezar desde cero» la llevará a adoptar una conducta pendular, inclinándose alternativamente por la aventura fugitiva que le ofrezca el criminal o la promesa cuasi idílica que representa un alicaído Kemp. Roy Anderson (Meeker) es un desertor desaprensivo que tras deshonrar a una squaw huye de la persecución de los nativos, al tiempo que ambiciona tanto la recompensa como a Lina. Y por último (y justamente por eso más importante) está Ben Vandergroat (excelente Robert Ryan), seguramente el personaje más interesante de todo el film. Condenado a muerte desde el momento de su captura, se aferra al hilo de vida que supone para él este largo, tortuoso y conflictivo trayecto hasta Abilene, donde ha de ser entregado a las autoridades. De manera notable, intentará agotar sus escasos recursos para fomentar un conflicto interno entre los tres cazadores de recompensa, utilizando para ello incluso los encantos de Lina.

Siempre que revisito un Western de Anthony Mann me asombra la economía de medios de la que se vale para hacer que sus historias sean ricas, sólidas y consistentes. Sus films (al menos los del Oeste) no suelen extenderse allende la hora y media de proyección, y sin embargo es tanto lo que nos cuenta y su riqueza conceptual resulta tan convincente que uno tiene la sensación de haber disfrutado de una historia mucho más cuantiosa y abultada. Seguramente se deba a su gran capacidad narrativa, que se desliza no sólo a través de la fuerza de las imágenes y de la precisión quirúrgica de los guiones, sino también a los silencios y las ausencias, tanto o más importantes que el material meramente expositivo.

«Colorado Jim» es un Western apasionante que retrata una forma de hacer cine: con arte y oficio, sin pretensiones ni veleidades de gran creador, pero con una solvencia que encumbra a su director al podio de los más grandes del género. Un comentario final, y que tiene que ver con la traducción del título al castellano: ¿alguien puede explicármela?
8
24 de julio de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cazarrecompensas sobrevenido Howard Kemp o Colorado Jim (Stewart) plantea a su presa Ben Vandergroat (Ryan) las dos alternativas que tiene: el balazo ahora o la soga en Abilene. La contestación, magnífica como lo son buena parte de los diálogos, plantea que la verdadera importancia no está en elegir la forma de morir sino en elegir bien la forma de vivir.
Aquí radica el quid de la cinta: el tipo de vida que desea Colorado. Al principio tiene claro que precisa dinero para recuperar su rancho y no encuentra otra forma que obtenerlo capturando al bandido Ben, astuto para conocer y explotar las debilidades de los demás que viaja acompañado de una joven huérfana. Más tarde vendrán las dudas cuando consiga su objetivo con la ayuda improvisada de un viejo y fracasado minero y de un soldado expulsado del Ejército con deshonor.
Prácticamente ya no hay otros personajes que los bellos paisajes montañosos, magistralmente fotografiados, donde se desarrolla la trama. De ahí la importancia de la impecable dirección de actores que desarrolla Mann. Los tres captores buscan el dinero, el máximo posible si consiguen reducir el número de perceptores. La víctima, superior Ryan, sabe sembrar la discordia y las diferencias entre ellos para escapar y salvar el pescuezo, utilizando sin escrúpulos la colaboración de una ingenua Lina Patch (Leigh) que se está enamorando de Colorado.
La ambición, el egoísmo, la traición hacen acto de presencia en los cinco protagonista en un u otro momento. Todos son víctimas, incluso el propio Colorado al que la joven plantea si es posible iniciar una nueva vida sobre la base del dinero obtenido por la muerte de un hombre. Otra vez la ética del cazador de recompensas. Y será el amor, una vez más, el que reconducirá la situación abriendo nuevos horizontes vitales libres ya de pesadas cargas morales.
Para concluir debemos rechazar la sugerencia que en un momento dado se hace sobre la colocación de un bistec de carne cruda para desinflamar la contusión en un ojo, algo que se ve con frecuencia en los dibujos animados y que es contraproducente por las posibilidades de infección. Otra cosa son los masajes para desentumecer los músculos de la espalda después de prolongadas jornadas a caballo, que se practican en varias escenas.
8
10 de febrero de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
046/08(06/02/10) Gran western creado por el brillante tándem director-actor Anthony Mann-James Stewart, esta fue la quinta colaboración de las muchas que trabajaron juntos, el resultado de esta es un violento road-movie del oeste donde la carretera pasa a ser la naturaleza salvaje de Las Rocosas. La acción transcurre pocos años después del término de la Guerra Civil estadounidense, un atormentado Howard Kemp (excelente James Stewart) es un cazarecompensas que surca las montañas rocosas en busca del mirlo blanco que es Ben Vandergroat (colosal Robert Ryan), un forajido que se busca vivo o muerto y por el se pagan 5.000 dólares y que piensa gastarse en recuperar su rancho, rancho que para él representa recuperar su dignidad, recobrar su autoestima, este fue vendido por su esposa durante la Guerra para fugarse con otro mientras Howard luchaba en la contienda, para atraparlo necesitará la ayuda de un buscador de oro, Jesse Tate (gran Millard Mitchell) y un soldado, Roy Anderson (estupendo Ralph Meeker), una vez atrapado la misión es trasladarlo a la civilización, y es durante el camino que se producen los desencuentros entre los tres por la desconfianza entre ellos, también provocada por un cínico y manipulador Ben, que utiliza todos los medios para poder escabullirse, el mejor de todos la bella muchacha que le acompaña, la hija de su compinche muerto, Lina (correcta Janet Leigh). La historia es un colosal retrato de la avaricia, la codicia, la traición, el egoísmo, la obsesión enfermiza por enterrar los fantasmas del pasado en el marco incomparable de Las Rocosas engrandecido por la fotografía de William C. Mellor, que se convierte en un intérprete más que dota a los personajes del carácter salvaje del entorno, siendo ellos casi animales donde los instintos más primarios salen a flote. El ritmo narrativo es poderoso, manteniendo la tensión y la emoción durante todo su metraje, de apenas hora y media, no se entretiene en minucias, va al grano desde el principio, en todo momento la acción avanza sin detenerse, provocando en el espectador que el tiempo se le pase en un suspiro. Como elementos en contra estaría la innecesaria trifulca con los indios, aporta cero al relato, es como sin una del oeste sin indios no fuera posible, lo otro es su final políticamente correcto, le iría mejor uno amargo, le va más al tono del film. Recomendable a los que gusten de muy buen western. Fuerza y honor!!!
7
24 de abril de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colorado Jim de Anthony Mann es un western basado en un hombre que pierde su granja en la guerra civil norteamericana y decide reunir dinero para hacer otra trabajando como caza recompensas. Dirigida con un ritmo animoso en la acción pero moderado en el resto, es una obra notable dentro del western que cumple eficazmente con lo que se espera de ella, además tiene la inigualable participación de James Stewart que mejora ampliamente su resultado, concluyendo un digno film que apasionará a los amantes del género tanto por su trama como por sus interpretaciones.
La fotografía es alusiva y lumínica en una labor rica en matices portentosos que te transportan al momento y lugar en cuestión, imágenes que son confortantes por un lado e impactantes en otro, cautivando con ello al público. La música logra un buen acompañamiento musical según la acción, siendo estimulante y enardecedora por un lado para inquietar al público y melódica y hermosa por otro, siendo de lo más oportuna para la historia. Los planos y movimientos de cámara consuman una notable labor técnica mediante el uso de los primeros y primerísimos planos, generales, detalles, panorámicos, cámara en mano, seguimiento, panorámicos, reconocimiento y subjetivos que sacan lo mejor de la trama y las interpretaciones. Cabe destacar también, los efectos visuales competentes y bien trabajados en algunas escenas.
Las actuaciones son auténticas y muy bien trabajadas. Como protagonistas James Stewart está remarcable como es habitual en él, Robert Ryan está embaucador y malicioso en su personaje y Janet Leigh susceptible y sincera, siendo buenos los acompañamientos de Millard Mitchell, Ralph Meeker y Denver Pyle entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos del western en una magnífica labor que junto con los oportunos decorados de exteriores te transportan eficazmente.
El guion, escrito por Sam Rolfe y Harold Jack Bloom, va creando poco a poco una trama conspiratoria y de manipulación que va atrapando e inquietando con mucho oficio al espectador, ya que un personaje va embaucando al resto a su antojo para poder escapar, concluyendo un digno western que apasionará a todos sus seguidores. Esto se lleva a cabo con una narrativa variada según el personaje, siendo pícara y manipuladora por un lado y educada y correcta por otro.
En conclusión, la considero un buen western que cumple perfectamente con su cometido de crear interés e incluso tensión hasta llegar a un notable final que mantiene al público con mucho estilo en suspense, cautivando a los amantes del género que verán en ella un film apasionante que va de menos a más hasta llegar a un buen final. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, efectos, planos, movimientos de cámara, vestuarios, caracterizaciones y narrativa que hacen de Colorado Jim, un western fenomenal sobre todo al final para satisfacer a todos los seguidores de esta categoría.
8
1 de febrero de 2019 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1953 "The naked spur" es traducida en España como "Colorado Jim". Un western distinto, grabado en exteriores donde la naturaleza tiene un papel importante. Colorado tiene montañas, ríos caudalosos y árboles, no se trata del desierto. Asistimos a un thriller psicológico opresivo que trata de la condición humana y la avaricia. Forma parte del ciclo de excelentes películas que hizo Anthony Mann con James Stewart en los 50 ( "Winchester 73", "Horizontes lejanos", "Tierras lejanas" y "El hombre de Laramie". Un actor fetiche para el director con westerns atípicos en que su protagonista es un antihéroe.
Ha acabado la Guerra Civil americana, Howard Kemp ha perdido su granja y quiere recuperarla y volver a su vida normal. Para conseguir su paz tiene que perseguir a un bandido atracador asesino, Ben Vandergroaf encarnado inigualablemente por otro de los villanos favoritos Robert Ryan, que se come a todos en escena.Si consigue atraparle recibirá el dinero de la recompensa. Pero nada es tan fácil en las Montañas Rocosas,se topa con un viejo buscador de oro y un soldado de la Unión que no van a dejarle cobrar solo la recompensa: Una vez acorralado el bandido, los tres hombres se dan cuenta de que el villano va acompañado por una chica ( Janet Leigh), hija de otro bandido y al parecer pareja de Ben. La tensión entre los cuatro hombres en el viaje para entregarlo es el motivo de todo el film, al igual que la propia aventura, (véase el encuentro con los indios.) Asistimos a la evolución personal de los personajes y cómo les afecta la posibilidad cada uno de recibir solo la recompensa sin los otros y traicionándose entre sí.Por otra parte Ben se muestra como el más inteligente y va aprovechar la debilidad de todos para escaparse. Mientras Howard se está enamorando de la chica y esto va a reblandecer su conducta.
Un gran western.
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