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Río sin retorno

Aventuras. Western Matt Calder (Robert Mitchum) llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay (Marilyn Monroe), la cantante del saloon, que le haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que ha comprado junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con los caballos dejándoles indefensos ante el ataque de ... [+]
Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
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7
11 de julio de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia sencilla de persecución vengativa en parajes salvajes, cuyo argumento lineal se ve salpicado de momentos tensos, tanto en la acción propiamente dicha como en la relación entre personajes, y que resulta muy entretenida.

A cargo de la dirección Otto Preminger, que ya era un director experimentado y tenía en su haber varias joyas en el noir (precisamente había filmado con Mitchum el año anterior la magnífica “Cara de ángel”), pero entre la veintena de filmes que atesoraba hasta ese momento no había tocado el género de aventuras, ni el western.

De todas formas siempre resulta más fácil adentrarte en un proyecto si cuentas con unos escenarios magníficos en los que encuadrar el relato, y especialmente una pareja protagonista de la talla de los presentes. Marilyn era capaz de derretir la pantalla en cada actuación, su sensualidad en las canciones que interpreta es impresionante. Siempre tuvo un don natural, como decía Billy Wilder, para acompañar con gestos naturales y espontáneos cada escena, una especie de intuición innata que se ponía de relieve sobre todo en los personajes con cariz cómica. Qué actriz tan maravillosa, ¿hay alguna película en la que podamos decir que no luce maravillosa? Incluso en “Río salvaje”, interpretando un personaje más serio y maduro de los habituales en su carrera, desprende exotismo y un atractivo genuino único. Mitchum por su parte aporta su aire melancólico habitual y llena la pantalla sin esfuerzo, verlos juntos es una delicia.

El niño Tommy Rettig da la réplica perfectamente, y sólo el malvado personaje de Rory Calhoun flojea por su lineal monotonía de egoísmo y desprecio por todo.

Los escenarios naturales son imponentes, y aunque a las escenas de acción en el río queden vigorosas y llamativas en pantalla, se les puedan ver hoy en día un poco las costuras de los efectos especiales, pero no menoscaban el conjunto.

Aventuras en tierras salvajes con aire de western y una pareja protagonista mítica, que entretiene y agrada la vista sin alargar la historia más de lo necesario, rodada con habilidad sacando brillo al magnetismo de sus actores. En su debe, como en muchas cintas de la época, hay que cargar la imagen superficial de los indios nativos, mostrados como salvajes agresivos sin más motivación que hacer la guerra, y que además eran representados como ineptos estrategas a la hora de atacar, capaces de sacrificar la vida de innumerables miembros de su tribu a cambio de dar un susto a los protagonistas. Igualmente, se muestra una escena de forcejeo entre los protagonistas que hoy sería catalogada de violencia machista y seguramente sería eliminada del guion.
2
9 de diciembre de 2015
10 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me extraña que Otto Preminger no tuviera buena consideración de "Río sin retorno". Fue uno de esos encargos a los que uno no puede decir que no, había que hacerla para colocar a Monroe en el oeste salvaje aunque la historia, el guión, fueran cuatro líneas. Las películas del oeste han de ser sencillas, de acuerdo, pero cuentan con otros elementos que las hacen atractivas. Aquí por no haber no hay ni un tiroteo digno. Se trata de una de aventuras con la rubísima estrella que entona las pertinentes canciones de dos acordes, sale un niño que es medio protagonista (ya sabemos lo impopular que es eso, ya sabemos por qué no suele funcionar) y sobre todo, ahí me meo, unos indios que dan pena. Lo de los indios sí que es para apagar la película e irse a hacer otras cosas, verlos nadar haciendo braza para alcanzar la balsa es muy lamentable. No entiendo además, los penosos efectos especiales durante el descenso del río, no entiendo que sean tan cutres incluso para esos años cincuenta.

En fin, será el nombre de la diva, el del director o el del divo, de otra manera no entiendo nada. Algo tan objetivamente mal hecho y con tan poca crítica negativa. Venga va, si seguro que soy yo y es un peliculón...
6
2 de septiembre de 2009
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La belleza de los paisajes naturales de esta producción de la Fox es uno de los
grandes atractivos de la película. Lástima que en la secuencia de la balsa sobre
los rápidos del rio se nota demasiado el viejo truco de las transparencias.
Sobre Marilyn todo está dicho ya, pero siempre es agradable verla, y esta vez
en el ambiente del lejano oeste, incluso canta una canción.
El tema musical es uno de los mejores del género Western, y todavía perdura
en versiones orquestales de varios intérpretes, lo cual lo ha hecho famoso y
muy adecuado para este tipo de película.
Fué una de las primeras producciones rodadas en el nuevo sistema panorámico
Cinemascope y con sonido estereofónico con cuatro pistas magnéticas, lo que
supuso una gran novedad en el año 1954, y dió una gran espectacularidad
a la proyección en los cines preparados técnicamente para ello.
7
28 de febrero de 2008
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es que si no fuera por la estupenda fotografía en technicolor (muy buena restauración para el dvd) y los magníficos paisajes no le hubiera puesto más de un 5. Aún así y todo tampoco están nada mal la pareja de actores protagonistas que dentro de un guión algo flojo tienen actuaciones muy correctas y hacen subir la puntuación.
7
22 de junio de 2009
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otto Preminger, director de "Laura" y "Bonjour Tristesse" rodó esta obra menor, mezcla de western y aventura que, de hecho, son dos géneros que siempre han sido hermanos siameses. A la película no le faltan memorables escenas de riesgo (la persecución de los indios) que nos recuerdan a "La Reina de África" de John Huston. El sufrido trío de esta huida está compuesto por el pequeño Marc (Tommy Rettig), su padre Mathew (Robert Mitchum) y la cabaretera Kay (Marilyn Monroe). Chica "storbo" que se entromete en los asuntos de padre e hijo, y principalmente con los del padre, aunque su intención es de llegar al pueblo más próximo para que la rubia de oro se encuentre con su amado Weston (Rory Calhoun) que la abandonó por su orgullo arraigado por una afición a los naipes y a la fiebre del oro.

"Río sin Retorno" es en líneas generales un divertimento. Pero cabe añadir la caracterización de los protagonistas principales (en cuestión el deseo del niño en que su padre le regale un rifle y como va a hacer uso en una de las secuencias finales del film). Pero la pareja Mitchum-Monroe son el punto fuerte y van progresando en lo sentimental sin caer en lo subliminal (en alguna secuencia Mitchum es algo misógino con ella antes de llegar al beso definitivo). Pero los dos actores tienen esa chispa que intentaría encenderse inutilmente en 1962 con el largometraje "Somethings Got To Give" de George Cukor, proyecto inacabado debido a la inesperada muerte de Marilyn.
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