El mayor mérito de Lars Von Trier consiste en despertar fervientes adhesiones o rechazos. En mi opinión la mayoría de sus películas, con honrosas excepciones, son un despliegue de fuegos de artificio decorados con una artificiosa intelectualidad. Dogville, como película, es pretenciosa y falsa. Esa mezcla de Ibsen y Medea pasada por las post-modernidad me resulta irritante y aburrida. Eso sí, seguro que a los seguidores de Trier les resultará fascinante.

Son estas péliculas, por ejemplo, dogville, la joven del agua, la vida de brian, munholland drive,etcetera, las que sirven para diferenciarte del resto de personas en cuanto a gustos personales; porque si bien es cierto que existen otros títulos en los que es posible una discursión, unos argumentos a favor y en contra y un respeto a la opinión ajena, en estos casos que cito es tan abrumadora la fatuidad que rezuman los argumentos, los dialogos y en general los films enteros que se hace imposible entender como pueden agradar a nadie.

"Solo digo una cosa, en mi opinión puede que la técnica y los actores estén a la altura pero todo eso de que Lars Von Trier es el nuevo genio del cine no es cierto. No me parece ético el nivel de sadismo de sus películas para demostrar sus opiniones morales. Por poner un ejemplo, todos sabemos que matar es malo pero no necesitamos ver como un vil asesino clava su puñal 30 veces en un pobre niño para darnos cuenta.
No digo que esté mal remover conciencias o insuflar nuevas ideas en una sociedad que muchas veces carece de ideales pero yo prefiero historias que me inspiren y no brutales fábulas que me remuevan las vísceras hasta lo más profundo. Para mi, asi es ésta película, un ejercicio de crueldad cinematográfica."

Opto por lo segundo.

Se apañan un escenario para hacer un pueblo. Todo es negro y las casas y demás edificios representados por cinta adhesiva blanca. Como un escenario de teatro.

El argumento no es que sea malo, pero Nicole Kidman hay enn momentos que parece sobreactuar. No se ha sabido aprovechar el reparto.

No dudo que funcionase como obra de teatro, pero es que lo que yo quería, era consumir cine.

Dudo que el problema real de esta película sea al afán de originalidad en los decorados, a medio camino entre el teatro y el cine - que podría estar bien-. Pero parece que se olvida de las normas cinematrográficas, a fin de cuentas, no deja de ser una película.
En su intento por acercar al espectador, aturde a base de primeros planos y movimientos de cámara rápidos y sin sentido, los tiempos aburren al ser tremendamente monótonos. En consecuencia, esta película se convierte en un auténtico peñazo a los veinte minutos, por mucho esfuerzo que hagan los actores.
Y volviendo al tema de los decorados, da la impresión de que Lars Von Trier estaba deseando hacer un experimento en este plan, pero es absurdo y gratuito, ya que la historia no lo pide.
Si lo que pretendía era hacer una película "minimalista", debería empezar por quitarle metraje, el sueldo al cámara y ese rollo intelectual tan cutre y abominable.
Aunque sea una buena historia, es en general una idea mal llevada.