La linterna roja
1991 

8.0
12,130
Drama
China, años veinte. Tras la muerte de su padre, la joven de 19 años Songlian se ve forzada a casarse con Chen Zouqian, el señor de una poderosa familia. Él es un hombre de cincuenta años y tiene ya tres esposas, cada una de las cuales vive en una casa independiente dentro de un gran castillo. (FILMAFFINITY)
11 de junio de 2016
11 de junio de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier cinéfilo quedaría satisfecho sólo por el trato de Yimou con la imagen, la pura y sencilla imagen que es el primer ladrillo del cine. Hay más que eso para que una película tenga el reconocimiento que tiene. "La linterna roja" tiene un guión detrás, existe la intención de enviar un mensaje y no se queda en el mero formalismo. Hay gustos para todos, pero en este caso encuentro que hay más motivos para entender a aquellos que creen haber visto una obra maestra que no a otros, que también los hay, que se han aburrido y opinan que "La linterna roja" es nefasta. En mi opinión es una gran película.
No hace falta decir que no es fácil enseñar el sufrimiento de una persona, que el dolor que nace y crece dentro de uno mismo son cosas que en imágenes no pueden ser vistas. Yimou lo consigue. Presenciamos pues la muerte interior de una mujer, la cuarta dama o cuarta hermana, por falta de libertad, por ausencia de movimientos libres. El retrato del dolor humano es tremendo, y ya no en relación con lo que al principio parece ser una mujer que va a traer justicia y cordura en el ámbito de las majestuosas construcciones de la familia del Señor (escrito en mayúsculas, Señor o Amo, da igual). La cuarta dama se vuelve igual que las otras tres, una pena. Hasta puede que sea la más mezquina. Y eso que prometía...
Así pues desde los tejados de las casas, principalmente en invierno, la vida duele y el alma se hace cada vez más minúscula hasta que ya no se puede ni respirar. Yo hubiera dejado de forma permanente las luces rojas en la casa de la tercera dama. Sé que a Yimou le daría igual que un espectador occidental opinara de esta manera, qué le vamos a hacer, mis dedos van a volver a teclearlo sin embargo: yo hubiera dejado de forma permanente las luces rojas encendidas en la casa de la tercera dama.
No hace falta decir que no es fácil enseñar el sufrimiento de una persona, que el dolor que nace y crece dentro de uno mismo son cosas que en imágenes no pueden ser vistas. Yimou lo consigue. Presenciamos pues la muerte interior de una mujer, la cuarta dama o cuarta hermana, por falta de libertad, por ausencia de movimientos libres. El retrato del dolor humano es tremendo, y ya no en relación con lo que al principio parece ser una mujer que va a traer justicia y cordura en el ámbito de las majestuosas construcciones de la familia del Señor (escrito en mayúsculas, Señor o Amo, da igual). La cuarta dama se vuelve igual que las otras tres, una pena. Hasta puede que sea la más mezquina. Y eso que prometía...
Así pues desde los tejados de las casas, principalmente en invierno, la vida duele y el alma se hace cada vez más minúscula hasta que ya no se puede ni respirar. Yo hubiera dejado de forma permanente las luces rojas en la casa de la tercera dama. Sé que a Yimou le daría igual que un espectador occidental opinara de esta manera, qué le vamos a hacer, mis dedos van a volver a teclearlo sin embargo: yo hubiera dejado de forma permanente las luces rojas encendidas en la casa de la tercera dama.
10 de octubre de 2007
10 de octubre de 2007
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de sentimientos femeninos oculta tras historia de intrigas femeninas.
¿Quién es el culpable último de las consecuencias de los actos de una chica que no consigue adaptarse a un sistema que sitúa a las reglas por encima de las personas?
Ambientada en la China profunda de mediados del s.XX, cuenta la historia de la Cuarta Esposa de un señor y su relación con el resto de mujeres de la casa. Aquí los hombres, principalmente el dueño de la casa, importan poco. A él ni le vemos la cara. Él no es nadie, sólo una bisagra más que mantiene en pie ese poderoso sistema de tradiciones y que coloca a cada cual en su sitio como si de un escenario de guiñoles se tratara. Los sentimientos se suprimen, sin más.
¿Quién es el culpable último de las consecuencias de los actos de una chica que no consigue adaptarse a un sistema que sitúa a las reglas por encima de las personas?
Ambientada en la China profunda de mediados del s.XX, cuenta la historia de la Cuarta Esposa de un señor y su relación con el resto de mujeres de la casa. Aquí los hombres, principalmente el dueño de la casa, importan poco. A él ni le vemos la cara. Él no es nadie, sólo una bisagra más que mantiene en pie ese poderoso sistema de tradiciones y que coloca a cada cual en su sitio como si de un escenario de guiñoles se tratara. Los sentimientos se suprimen, sin más.
31 de julio de 2012
31 de julio de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia preciosista, perfectamente envuelta en el halo oriental en el que los directores chinos suelen impregnar a sus películas. En esta ocasión, las composiciones cromáticas que logra son de una belleza extraordinaria, especialmente con las luces rojas que desprenden las linternas, el albugíneo esplendor de los tejados nevados, y los tapices y ornamentación de las casas en las que moran estas cuatro concubinas con sus particulares maquinaciones de venganza, con sus conspiraciones de alcoba, urdiendo planes a cuenta de unos celos estúpidos y sin sentido. Los encuadres perfectamente simétricos ofrecen una estabilidad y una armonía a la película en el mismo sentido que el virtuosismo cromático, haciendo arte de cada una de las imágenes. Es sin duda y con mucha diferencia lo mejor de la película, ya que el guión es quizás demasiado previsible, pese a la capacidad de urdir de sus personajes, en los que tampoco se profundiza demasiado. En la historia se tratan temas como la venganza, la sumisión de la mujer, la amistad, las envidias, la decrepitud por el paso del tiempo, el servilismo y la diferencia de clases… aunque todos los temas se tratan con sencillez, el director no cae ni en su banalización, ni en la inyección de valores morales, simplemente deja correr la historia y eso le otorga más pureza y verosimilitud al relato. Eso sí, como ocurre casi siempre en estas muestras de cine oriental, el ritmo es un tanto lento y la película necesita de un extra de atención por parte del espectador para alcanzar el final de sus dos horas de metraje.
Minucioso y puntillista en el estilo, bastante profuso en la trama y con una joven Gong Li que hace un papel excepcional, frío y reivindicativo hasta la locura, sólo le falta afinar los engranajes de sus personajes, hacer giros de guión más efectivos, acelerar el ritmo y serpentear la narración para evitar la previsibilidad de algunas de las acciones, para terminar siendo una obra maestra.
http://palomitasconchoco.wordpress.com
Minucioso y puntillista en el estilo, bastante profuso en la trama y con una joven Gong Li que hace un papel excepcional, frío y reivindicativo hasta la locura, sólo le falta afinar los engranajes de sus personajes, hacer giros de guión más efectivos, acelerar el ritmo y serpentear la narración para evitar la previsibilidad de algunas de las acciones, para terminar siendo una obra maestra.
http://palomitasconchoco.wordpress.com
1 de mayo de 2010
1 de mayo de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la Argentina se conoció con su titulo original “Esposas y concubinas”, narra la historia de Songlian nacida en la provincia de Fengchen que a los 19 años llega a la casa de un personaje rico de unos 50 años para ser la cuarta concubina, una forma de escapar a un destino de pobreza.
La historia se desarrolla en los años 20, y fue filmada en escenarios reales, con gran cintura Zhang Yimou pudo esquivar la férrea censura comunista, muchos consideran que es un alegato en contra del régimen.
Zhang Yimou nos adentra en un microcosmos con sus miserias humanas y la tradición como fundamento para las acciones más terribles.
Asimismo la figura del Amo esta siempre presente, pero sin estar y como su voluntad horada las decisiones de todas.
Una obra maestra que permanecerá.
La historia se desarrolla en los años 20, y fue filmada en escenarios reales, con gran cintura Zhang Yimou pudo esquivar la férrea censura comunista, muchos consideran que es un alegato en contra del régimen.
Zhang Yimou nos adentra en un microcosmos con sus miserias humanas y la tradición como fundamento para las acciones más terribles.
Asimismo la figura del Amo esta siempre presente, pero sin estar y como su voluntad horada las decisiones de todas.
Una obra maestra que permanecerá.
13 de enero de 2013
13 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película. La factura estética es impecable y hace que el espectador se enganche desde el primer plano. Pero es que la historia no tiene desperdicio. Ese primer plano se convierte en una emocionante introducción. "La linterna roja" no es sólo una sucesión de bellas imágenes, que lo es, ni un imaginativo juego de luces y simetrías, que también lo es. La trama es sobrecogedora y te deja pensando durante horas. Y eso que el argumento es relativamente simple.
Cada personaje es todo un mundo, del mismo modo que la residencia de cada dama, dentro del gran palacio, supone un escenario propio y único. La casa del señor se constituye como un microcosmos con reglas propias, pero también recuerda a una particular comunidad de vecinos... Eso sí, las normas lo dicen, las hermanas han de llevarse bien. Pase lo que pase. Y pasa lo que pasa. La lucha de las mujeres por conseguir que el marido las elija cada noche encierra la lucha por el poder. Quien tenga la luz roja en su puerta tendrá el dominio.
Los diálogos son incisivos aunque muy naturales. Cada personaje va evolucionando con extraordinaria verosimilitud en una historia de seducción, envidia, crueldad y juegos de poder. Las esposas pelean entre ellas por los favores del dueño y señor de la villa. Las referencias a la "jaula de oro" son obvias, el gran palacio es, a fin de cuentas, un gran cementerio. El único signo evidente del paso del tiempo es el transcurso de las estaciones: primavera, verano, otoño e invierto. Y otra vez primavera.
Eso sí, la autoridad del señor no se cuestiona nunca, aunque lleve a cabo actos de inhumana crueldad. La tradición asfixiante ha de respetarse... Yimou hace una crítica implacable y directa, nada implícita, contra las tradiciones ancestrales de una cultura machista y estamentaria. Gong Li hace una gran interpretación de un personaje muy complejo, que sufre de una extraordinaria crueldad pero que también la ejerce con quienes están por debajo de ella en el orden jerárquico predispuesto. De todos modos, la película no renuncia al humor ni al suspense. A pesar del ritmo pausado y los planos fijos, la intriga se hace cada vez más intensa, y las dos horas de metraje pasan volando.
De verdad, una obra de arte con mayúsculas. Una lección de cine.
Cada personaje es todo un mundo, del mismo modo que la residencia de cada dama, dentro del gran palacio, supone un escenario propio y único. La casa del señor se constituye como un microcosmos con reglas propias, pero también recuerda a una particular comunidad de vecinos... Eso sí, las normas lo dicen, las hermanas han de llevarse bien. Pase lo que pase. Y pasa lo que pasa. La lucha de las mujeres por conseguir que el marido las elija cada noche encierra la lucha por el poder. Quien tenga la luz roja en su puerta tendrá el dominio.
Los diálogos son incisivos aunque muy naturales. Cada personaje va evolucionando con extraordinaria verosimilitud en una historia de seducción, envidia, crueldad y juegos de poder. Las esposas pelean entre ellas por los favores del dueño y señor de la villa. Las referencias a la "jaula de oro" son obvias, el gran palacio es, a fin de cuentas, un gran cementerio. El único signo evidente del paso del tiempo es el transcurso de las estaciones: primavera, verano, otoño e invierto. Y otra vez primavera.
Eso sí, la autoridad del señor no se cuestiona nunca, aunque lleve a cabo actos de inhumana crueldad. La tradición asfixiante ha de respetarse... Yimou hace una crítica implacable y directa, nada implícita, contra las tradiciones ancestrales de una cultura machista y estamentaria. Gong Li hace una gran interpretación de un personaje muy complejo, que sufre de una extraordinaria crueldad pero que también la ejerce con quienes están por debajo de ella en el orden jerárquico predispuesto. De todos modos, la película no renuncia al humor ni al suspense. A pesar del ritmo pausado y los planos fijos, la intriga se hace cada vez más intensa, y las dos horas de metraje pasan volando.
De verdad, una obra de arte con mayúsculas. Una lección de cine.
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