Nymphomaniac. Volumen 2

Como era previsible, la primera entrega de Nymphomaniac agotó todos los adjetivos posibles, en ambas direcciones; personalizando en su director las flechas de amor y los venablos ponzoñosos.
Este Volumen 2 complementa, con más de lo mismo, la historia contada por una ninfómana de 50 años a un generoso, ilustrado, filosófico; pero a la sazón hombre-animal, que frisa la vejez.

En algunos momentos parece que el cineasta danés encargue al chileno, aunque afincado en Copenhague, Manuel Alberto Claro, que haga de notario y ponga imagen al feísmo que empapa jirones de su guión. El fotógrafo se entrega a ello y procura dar soporte a inquietantes flashes verbales como clítoris que sangran o pollas que se disputan un agujero; así como a interiores sin alma o callejones que pueden conducirte a salidas más inciertas.

El sexo planteado desde la enfermedad, la culpa y la carencia afectiva; no desde la salud, el alborozo y el amor. Nymphomaniac, si quieres, da para muchas charlas con tu psicólogo; para muchas elucubraciones con tus coleguillas; para discusiones, que intentarán ser constructivas, con tu pareja...
Nymphomaniac, en la soledad de la sala de cine, también hace salir del armario tus "cosillas" sexuales, tus lastres educativos y tus traumas, para enfrentarlos a una realidad que posiblemente no quede tan lejana, ni sea tan exagerada.

Segundo volumen del díptico "Nymphomaniac", de Lars von Trier.

Prosiguen las confesiones de la protagonista a su interlocutor. Si antes asistíamos a las vivencias sexuales de su juventud, ahora tocan las de su edad adulta, hasta llegar a un irónico final que desmontará todo el relato.
La obra en su conjunto, inmadura y petulante, aunque también difícil y polimórfica, es más un retrato psicológico que un estudio sobre la ninfomanía.



"Llena todos mis agujeros, por favor."

Pretenciosa, larga, aburrida e innecesarimente morbosa. Para ver porno me meto en Xvideos, para ver cine mejor ver cualquier otra cosa. No haría tan mala crítica de no ser que dura 4 horas y tengo la sensación de haber perdido el tiempo. Argumentalmente la peli no enseña nada nuevo, las charlas pseudofilosóficas no engañan a nadie. El final es un desproposito. Un quiero ir de peli de culto y no puedo.

Segunda entrega, a razón de ser una única pieza prolongada en un metraje superior a las cinco horas de las cuatro que comercialmente se distribuye, de lo que el director danés Lars Von Trier ha construido como la trilogía de la depresión iniciada con “Anticristo” (2009), seguida de “Melancolía” (2011) finalmente terminada con ésta amplia confesión erotizada, con apuntes pornográficas, sobre la vida de una ninfómana interpretada soberbiamente por Charlotte Gainsborough, musa-fetiche del autor de “Los Idiotas” (Idioterne, 1998).

El drama a veces divertido, en ocasiones amorfo sobre la odisea de la penitente Charlotte es complementada aquí como un escabroso relato en que la inocencia deja de existir (esa visión maligna de la primera menstruación de Joe, a modo de transfiguración entre ella misma, la gran Zorra de Babilonia y Valeria Messalina), llegando a recurrir a elementos del thriller para cerrar de una vez por todas una segunda parte que podía haberse pulido mejor.

Primeramente me gustaría destacar cómo se introduce la segunda parte, sin rodeos. No era sencillo partir el film en dos partes y saber dónde cortar y unir. En esta segunda parte la historia se adentra en su parte más ocura, regalándonos un guión más hondo y más culto, que te hace pensar el por qué de algunas cosas que alguna vez se te han pasado por la cabeza sin obtener respuesta. Por cierto, eché de menos a Stacy Martin y su mirada vacía de sentimientos le pasara lo que le pasara.

La actuación de Jamie Bell me parece magistral, y en la parte donde aparece te hace reflexionar sobre cómo está la gente hoy en día. Seligman tambien sigue sacando muy buena nota con sus clases.

El final, aunque con un desenlace muy rápido para mi gusto, resulta imprevisible y demoledor, con lo cuál si has quedado con alguien despues de ver la película vas a llegar tarde porque hasta que lo asimiles pasa un poco...

En definitiva, es un film que te hace pasar por estados de ánimo y sensaciones diferentes(siempre dentro del umbral de la tristeza) que crea con maestría el amigo Lars aunque en mi opinión baje el nivel un punto.