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Tiro en la cabeza

Drama El 2 de diciembre del 2007, tres etarras asesinaron a dos guardias civiles (Fernando Trapero y Raúl Centeno) con los que casualmente se encontraron en una cafetería en Capbreton, en la región francesa de Las Landas. (FILMAFFINITY)
Críticas 54
Críticas ordenadas por utilidad
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3
22 de marzo de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No detesto esta película, aunque mi valoración sea tan cruda. Ni tampoco creo que Jaime Rosales sea un vendehumos sin talento cinematográfico, aunque esta nueva película suya me haya sentado como un jarro de agua fría. Hay quien piensa que se pasa de pedante y pretencioso. ¿Por qué, porque le ha salido mal el experimento? Ha arriesgado y, al menos conmigo, no ha acertado, pero no por ello dejo de quitarle sus méritos.

Con lo que sí estoy en contra es con esa idea que han utilizado muchos para masacrarla, la presumible humanización del terrorista: en mi opinión, Rosales no pretende humanizarlo, más bien al contrario: lo condena de forma tajante e inmisericorde. Y lo hace negando todo lo concerniente a su vida privada, a su faceta más humana, mediante la restricción de la palabra. Lo que dice como ser humano (que es lo que es, en último término) no interesa, pues sólo ayudaría a justificarlo.

Para Rosales un terrorista es alguien que mata y cuyas razones para hacerlo no merecen ser escuchadas, porque no tienen justificación. A partir de esta idea se construye toda la película, por otra parte uno de los ejercicios de riesgo más notables que ha visto nuestro cine en toda su historia.

El problema es que el resultado de este singular planteamiento ético, conceptual y creativo deriva en un experimento fílmico tan desapasionado y riguroso como aburrido, completamente inane durante la mayor parte de su metraje y, por eso mismo, tan difícil de soportar, tan al límite de lo que cualquier espectador sensato llamaría tomadura de pelo.

Esta película no funcionaría como cortometraje, porque como tal la estrategia de la ausencia de diálogos sería fútil (es necesario registrar la cotidianidad del terrorista para que dicha estrategia cobre sentido, y ello a su vez exige tiempo y metraje). Pero tampoco lo hace como largometraje, porque en sus larguísimos minutos late la sospecha de que todo nace de un golpe de efecto demasiado calculado: marcada la línea a seguir, sólo queda esperar y plegarse al impacto de una escena clave -el asesinto, magníficamente filmado, por cierto- y al posterior análisis del crítico/espectador, que encontrará (o no) válida la propuesta y se dejará los sesos intentando comprender una película tan aparentemente comlpleja como finalmente sencilla.

Son los peligros del arte y ensayo, de la innovación. Valoro la valentía de Rosales y la inteligente y muy cívica concepción del proyecto, pero el objeto resultante me aburre, me irrita, no me mueve una fibra, no me emociona y no me aporta prácticamente nada de luz sobre el terrible conflicto vasco. Su frialdad objetiva, descriptiva (que muchas veces roza lo complaciente) me sabe a poco.

Lo mejor: la idea sobre la que se construye la película.
Lo peor: que dicha idea se sostiene sobre toneladas de gratuidad y aburrimiento.
9
19 de julio de 2009
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para este tema hay infinitas películas que se podrían haber hecho y distintas formas de hacerlo. Para mí la forma elegida por Jaime Rosales, grabando con teleobjetivo y sin música, me convierte en mero observador de lo que esta pasando, sin ningún tipo de manipulación o morbo, simplemente estoy mirando unas acciones, unos hechos. Me permite mirar y analizar fríamente un tema tan delicado, llevándome a una reflexión necesaria.
1
6 de octubre de 2008
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que acudí al cine con muchas expectativas sobre esta película. Ya habia leido sobre ella y esperaba encontrarme con "cine experimental". Lo que me encontré era experimental, si, pero no era cine.

La idea de filmar esta historia, cómo enfocarla y cómo colocar al espectador frente a ella me parece por lo menos interesante (lo que ya se comenta en otras criticas sobre la objetividad, la rutina del día a día, el uso del teleobjetivo, etc.), pero cómo ha llevado a la práctica todas esas ideas el señor Rosales me parece sinceramente lamentable.

No todo lo que se rueda con una cámara es cine.

Y todavia tendremos que aguantar a los gafapastas que el público no es lo suficientemente inteligente como para entenderla, manda huevos!!
1
5 de octubre de 2008
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La soledad' era una película difícil pero que tenía algunos aspectos muy positivos. 'Tiro en la cabeza' es, en cambio, un ejercicio incomprensible de genialidad o supuesta transgresión que lo único que consigue es hora y media de absoluto silencio y aburrimiento sin límites.
La verdad es que casi todo el mundo salió del pase de prensa en San Sebastián preguntándose los motivos de Rosales para realizar semejante película, los pocos que soportamos esa hora y media, todo sea dicho; porque gran parte de los periodistas que acudían a la proyección abandonaron la sala antes de fin de la cinta.
La película se ganó abucheos de los presentes y no creo que se deba a su falta de diálogos, sino a toda una serie de cosas que hacen que el espectador no consiga introducirse en la película como unos personajes de los que no sabemos nada y un final más que previsible.
En conclusión, hora y media de imágenes documentales con actividades de la vida diaria, en completo silencio y con un tiro al final.
Nunca un título estuvo tan bien puesto porque la película es, desde luego, para pegarse un tiro en la cabeza.
3
19 de octubre de 2008
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de la celebrada “La soledad”, volvemos a encontrarnos con otra “película-experimento” del director Jaime Rosales, el cual esta vez se sirve del asesinato de dos guardias civiles en Francia por parte de miembros de E.T.A. hace aproximadamente una año, para ofrecer una singular propuesta que a buen seguro no dejará indiferente a nadie. Ante todo he de decir que el invento no me ha acabado de convencer. Rosales cuenta la historia siguiendo al protagonista con sucesivos planos fijos y a una distancia prudencial, sin que en ningún momento podamos escuchar más que el sonido de ambiente de los diferentes lugares que este frecuenta. Y si bien la ausencia de diálogos no es impedimento para un correcto seguimiento de la historia, creo que es un hándicap que perjudica notablemente el desarrollo de la película en si. Se podrá decir, y seguramente con razón, que a Rosales no le interesa lo que se puedan decir los diversos personajes que van apareciendo en la película, que la mayoría de los diálogos son banales y que no inciden en lo que verdaderamente se quiere contar. Es por ello que el director prescinde de ellos, aunque por esta regla de tres también podría prescindir de buena parte de esas escenas, muchas de las cuales no aportan nada al núcleo central del film. Dicho de otro modo, “Tiro en la cabeza” me parece una genial idea, una más del innovador director catalán, pero que Rosales hubiese debido utilizar para rodar un magnífico cortometraje y no desperdiciarla en un largo que no obstante contiene una escena tan tensa, tan brutal, tan magníficamente rodada e interpretada que (casi) por si sola, salva el resto de un film tan malogrado como necesario.

Lo mejor: la magistral escena de la cafetería del centro comercial.

Lo peor: sus muchas escenas prescindibles.
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