La película no es que sea aquí nada que se salga del patrón de este tipo de films romanticonas para adolescentes, pero para quien le guste este cine, creo que le va a encantar.
Mario Casas trabaja bien, además aunque tiene esa pinta de malote, sus gestos transmiten mucho porque la voz y la cara de bueno te enamoran desde la primera escena de la peli.
María Valverde, la niña pija y estudiosa, que se enamora perdidamente de él, cambia su mundo tranquilo por lios y juergas en las que nunca habría pensado que andaría (cosa que su madre tampoco).
Es muy previsible todo, pero está bien.

Douglas Sirk ya tiene su heredero en la piel de toro: el señor González Molina cumple con el difícil reto de llevar a buen puerto la novela de Moccia con la ayuda de un inspirado guión de Salazar. Pero la gran sorpresa de este cintón es una María Valverde inspiradísima. Sí, la flaqueza del bolchevique se ha convertido en la flaqueza de un servidor. María es la monda y además de Chamberí.