The Devils
1971 

6.7
1,866
Terror. Drama
Controvertido, turbador y polémico film sobre un clérigo, en la Francia del XVII, acusado de herejía. La historia se basa en los hechos reales de la ciudad de Loudun, que son conocidos como el caso más grande de posesión diabólica jamás registrado dentro de la Iglesia católica. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2019
12 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La religión y el poder han sido, desde el comienzo de los tiempos, uña y carne, y la historia que cuenta esta película trata esencialmente de poder y dominación.
Uno de los conductos más habituales para llegar a tener poder es la religión, y vemos cómo el ardid del cardenal Richelieu funciona, en una urdimbre de intereses que poco tienen que ver con las bondades de la doctrina religiosa. De estas intrigas forman parte todos aquellos que tienen cierto grado de influencia social, desde médicos alquimistas, pasando por monjas atormentadas sexualmente reprimidas, hasta llegar a incluir a un esperpéntico rey de Francia, Luis XIII. En este magma social de pesadilla se desarrolla el argumento de la película, que partiendo de hechos reales se convierte en una teatralización grotesca de un aquelarre político-histórico-religioso.
Los excesos son constantes tanto en el contenido como en el continente, de tal forma que la ambientación de la película presenta una mezcla en la que pasamos de imágenes que recuerdan a las pinturas medievales, que muestran los estragos de la peste en Brueghel, hasta llegar a las máscaras cadavéricas de carnaval del expresionismo de James Ensor. Desconozco si estas similutudes son accidentales o buscadas, aunque viendo el desarrollo de la obra cinematográfica del director, parecen más fruto de la casualidad.
En esta artificialidad pretendida, se encuentran los decorados, la iluminación, una trama retorcida y personajes histriónicos, que por otra parte, contrastan con el papel del actor principal, Oliver Reed, sobrio y contenido, que eleva la calidad de la cinta. Se trata pues de un divertimento con ciertos objetivos artísticos por parte del director y del resto de los miembros del equipo. La rigurosidad histórica está orillada y carece de fundamento.
Hay momentos en los que este totum revolutum funciona, y otros tantos en los que hace aguas. Si el mordiente y la pretendida herejía, se encuentra en presentar a mujeres desnudas corriendo y gritando con cruces pintadas en su piel, el resultado es muy infantil.
Por lo tanto, es una película con altibajos que resulta interesante pero que no satisface por completo. Y desde luego aviso de que no es una película de terror.
Uno de los conductos más habituales para llegar a tener poder es la religión, y vemos cómo el ardid del cardenal Richelieu funciona, en una urdimbre de intereses que poco tienen que ver con las bondades de la doctrina religiosa. De estas intrigas forman parte todos aquellos que tienen cierto grado de influencia social, desde médicos alquimistas, pasando por monjas atormentadas sexualmente reprimidas, hasta llegar a incluir a un esperpéntico rey de Francia, Luis XIII. En este magma social de pesadilla se desarrolla el argumento de la película, que partiendo de hechos reales se convierte en una teatralización grotesca de un aquelarre político-histórico-religioso.
Los excesos son constantes tanto en el contenido como en el continente, de tal forma que la ambientación de la película presenta una mezcla en la que pasamos de imágenes que recuerdan a las pinturas medievales, que muestran los estragos de la peste en Brueghel, hasta llegar a las máscaras cadavéricas de carnaval del expresionismo de James Ensor. Desconozco si estas similutudes son accidentales o buscadas, aunque viendo el desarrollo de la obra cinematográfica del director, parecen más fruto de la casualidad.
En esta artificialidad pretendida, se encuentran los decorados, la iluminación, una trama retorcida y personajes histriónicos, que por otra parte, contrastan con el papel del actor principal, Oliver Reed, sobrio y contenido, que eleva la calidad de la cinta. Se trata pues de un divertimento con ciertos objetivos artísticos por parte del director y del resto de los miembros del equipo. La rigurosidad histórica está orillada y carece de fundamento.
Hay momentos en los que este totum revolutum funciona, y otros tantos en los que hace aguas. Si el mordiente y la pretendida herejía, se encuentra en presentar a mujeres desnudas corriendo y gritando con cruces pintadas en su piel, el resultado es muy infantil.
Por lo tanto, es una película con altibajos que resulta interesante pero que no satisface por completo. Y desde luego aviso de que no es una película de terror.
23 de julio de 2015
23 de julio de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta bien hecho, con vestimentas, el ambiente, es tan realista a la Francia de la primera mitad del siglo XVII, aunque el rey Luis XIII no tiene bigote, y tampoco el cardenal Richelieu.
Pero en casi todas las escenas, los actores parecen como venidos del manicomio, y como que el barón, quien el papel lo interpreta Dudley Sutton, parece que tiene rol de villano.
Pero Oliver Reed no hizo mal del papel del sacerdote, pues al parecer hacia aquellas cosas que no tienen que hacer el clero, pero era una persona agradable, a mi parecer.
Pero en casi todas las escenas, los actores parecen como venidos del manicomio, y como que el barón, quien el papel lo interpreta Dudley Sutton, parece que tiene rol de villano.
Pero Oliver Reed no hizo mal del papel del sacerdote, pues al parecer hacia aquellas cosas que no tienen que hacer el clero, pero era una persona agradable, a mi parecer.
28 de agosto de 2023
28 de agosto de 2023
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Ver una película de 1971 con los ojos actuales no te da una dimensión de lo que esa película significó en el día que se estrenó. Hoy, con una sociedad muy alejada de la temática religiosa y con una opinión cada vez más negativa de esa institución, ver una película que pone en duda algunos de sus pilares doctrinales, no supone ningún reto ni ningún impacto grave, pero hablamos de hace 50 años, en España todavía estábamos bajo el mandato del Caudillo y con un gran poder social de la Iglesia, por lo que ver esta película entonces en aquella España, debió ser impactante.
Hoy, ya no solo por el cambio de actitud de la población hacia la religión, sino porque estamos acostumbrados a ver escenas en el cine duras y crueles, ya no tiene apenas el impacto que en su día debió causar a quienes la vieron en el cine, o incluso clandestinamente porque fue prohibida en muchos países.
Quiero destacar el papel de Oliver Reed, sin duda magistral, y para mí, uno de los grandes de los años 60-70 que nunca ha sido reconocido suficientemente.
Hoy, ya no solo por el cambio de actitud de la población hacia la religión, sino porque estamos acostumbrados a ver escenas en el cine duras y crueles, ya no tiene apenas el impacto que en su día debió causar a quienes la vieron en el cine, o incluso clandestinamente porque fue prohibida en muchos países.
Quiero destacar el papel de Oliver Reed, sin duda magistral, y para mí, uno de los grandes de los años 60-70 que nunca ha sido reconocido suficientemente.
29 de octubre de 2023
29 de octubre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Una película distinta, muy novedosa para la época en que fuer rodada, 1970. Tienes la sensación de estar viendo una película moderna, incluso actual.
Tremendamente rupturista, brutal a veces, prácticamente pornográfica, inmoral, excesiva, insultante, herética, monstruosa, depravada y anticlerical.
Los hechos a los que se refiere la cinta parece que fueron ciertos, en mayor o menor medida de que aquí referido. Esta versión y la de Jerzy Kawalerowicz titulada Madre Juana de los Ángeles, de 1961.
Hechos seguramente ciertos, envueltos en una bruma de venganza política y eclesial contra un sacerdote díscolo en lo personal, rebelde en lo institucional y seguramente un gran pecador a ojos de la propia iglesia.
La cinta es patrimonio para la polémica, tanto por la temática sobre la gira, pero, sobre todo, por el tono, algo salvaje, irredento, irreverente y despiadado. La mezcla de deseo sexual reprimido con las cuestiones eclesiales es una bomba. La moral y los estándares del bueno gusto saltan por los aires, naturalmente.
Oliver Reed lo llena todo, es excesivo, violento, virulento, depravado y muy sexual. Vanessa Redgrave funciona bien en el papel de histérica sexual, y Gemma Jones también da un papel muy acertado.
Tremendamente rupturista, brutal a veces, prácticamente pornográfica, inmoral, excesiva, insultante, herética, monstruosa, depravada y anticlerical.
Los hechos a los que se refiere la cinta parece que fueron ciertos, en mayor o menor medida de que aquí referido. Esta versión y la de Jerzy Kawalerowicz titulada Madre Juana de los Ángeles, de 1961.
Hechos seguramente ciertos, envueltos en una bruma de venganza política y eclesial contra un sacerdote díscolo en lo personal, rebelde en lo institucional y seguramente un gran pecador a ojos de la propia iglesia.
La cinta es patrimonio para la polémica, tanto por la temática sobre la gira, pero, sobre todo, por el tono, algo salvaje, irredento, irreverente y despiadado. La mezcla de deseo sexual reprimido con las cuestiones eclesiales es una bomba. La moral y los estándares del bueno gusto saltan por los aires, naturalmente.
Oliver Reed lo llena todo, es excesivo, violento, virulento, depravado y muy sexual. Vanessa Redgrave funciona bien en el papel de histérica sexual, y Gemma Jones también da un papel muy acertado.
27 de abril de 2010
27 de abril de 2010
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del polémico director inglés Ken Russel, es una película ambientada en la época de la Inquisición, que gira alrededor de la vida de un cura no celibe que enfrenta otros sectores.
Es un film interesante al retratar una época no muy conocida y cuestionar la iglesia. En ese sentido el film es mordaz, por momentos burlón, que debe haber causado impacto, aún hoy lo genera. Por contrapartida, creo que su pretendida osadía es excesiva. En su estilo, puede tener sus amantes.
Es un film interesante al retratar una época no muy conocida y cuestionar la iglesia. En ese sentido el film es mordaz, por momentos burlón, que debe haber causado impacto, aún hoy lo genera. Por contrapartida, creo que su pretendida osadía es excesiva. En su estilo, puede tener sus amantes.
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