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Trágica información

Cine negro. Drama. Thriller El ambicioso editor de un periódico ve su éxito amenazado con el regreso de su ex mujer, a la que abandonó veinte años atrás. Tras matarla involuntariamente, se encuentra con que sus mejores periodistas se ocupan de investigar el caso. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
19 de noviembre de 2018
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy entretenido film de intriga, que llega en algunos momentos a ser apasionante gracias a un ritmo intenso y estupendos momentos de suspense que denota que quien está tras las cámaras es un magnífico realizador.
Y en efecto, así es, Phil Karlson nada menos, un hombre a descubrir (para muchos, no para mi), autor de muy interesantes filmes.
Hay tensión de la buena en la cinta, el guión expone a la perfección los pasos dados por los diversos personajes y nada queda al albur.
Estupendos Broderick Crawford y la siempre brillante Donna Reed.
Gusta mucho.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Constancio
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24 de enero de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
25/25(23/01/22) Entretenido aunque irregular thriller periodístico, que tiene un arranque sugestivo y muy atractivo, en lo que parece será una ácida crítica a la prensa sensacionalista (algo tan atemporal), pero que tiene un viraje que torna en un thriller de cine negro convencional, con varias escenas de mérito, pero donde la crítica a los medios queda diluida. Dirige con buen pulso narrativo el artesano de la serie b Phil Karlson, el guión de Ted Sherdeman, Eugene Ling y James Po adaptan una novela de Samuel Fuller, “Dark Page”, quien fue reportero de un periódico antes de su carrera en el cine. Fuller se sintió decepcionado por la adaptación que, en su opinión, vaciaba de contenido, el auténtico fin del relato que consistía en denunciar y desenmascarar, los métodos deleznables de la prensa amarilla.

Protagonizan un gran y carismático Broderick Crawford, una modosita Donna Reed (en un rol de idealista que o le pega ni con cola) y un escaso John Derek, con un arco de desarrollo de carácter atropellado. Tiene entre sus buenos elementos, parte del gran protagonista Crawford, arrollador en el modo de expresar con su mirada y rostro, sabe el director exponer un comienzo punzante en exponer el carroñerismo de la prensa amarillista, como se surten de las desgracias ajenas, como viven del dolor de los demás, sin importarles a quien haga daño; y tiene una fotografía en glorioso b/n que compone escenas notables, como es la del inicio con una grandiosa panorámica de Manhattan y sus rascacielos y haciendo un picado para apegarse a un coche de policía, y tras ello un travelling en descenso para acercarnos a una escalera, donde vemos a un periodista (John Derek) interrogando a testigos de un crimen antes de que llegue la policía, y tenemos otra de resonancias al expresionismo alemán, la del asesinato a un borracho en un callejón, con las luces de Nueva York y con el metro elevado de fondo; tiene un entramado de recursos que dan juego, como son la amoralidad periodística dispuesta a cualquier cosa con tal de vender más ejemplares, el poner el foco en un matrimonio tóxico, la radiografía del alcohol como elemento autodestructivo. Pero en su devenir la historia va derivando hacia la homilía moralizante de parvulario que estropea en parte lo visto.

Mark Chapman (Broderick Crawford) es un periodista de 20 años que, como editor del "New York Express", ha hecho que el periódico sea un éxito persiguiendo el sensacionalismo y el periodismo amarillista. Su protegido es el reportero estrella Steve McCleary (John Derek), mientras que la exitosa escritora Julie Allison (Donna Reed) se siente frustrada por la tendencia del periódico hacia los reportajes sensacionalistas. Hasta que se produce un crimen de una mujer.

En lo referente al ataque al periodismo ‘basura’ la película termina aportando muy poco a la extensa filmografía que trata este tema, queda esa reunión del consejo de administración del periódico donde una mujer le recrimina el sesgo del medio, y Mark sentencia con un turbador discurso sobre que es en realidad lo que quieren, si algo moral y que no venda o cruzar los límites y vender mucho? Pero tras este inicio la cinta se pierde y acaba en otra cosa. Hay montones de films mejores en este aspecto como por ejemplo la película “Sed de escándalo” (1931), que vi hace poco que tiene 20 años más que esta es muy mejor y más ácida en este sentido, por no hablar de otras que me viene a la mente como “Mientras Nueva York duerme” (1956) o la majestuosa de Billy Wilder “El Gran Carnaval” (1951). Esta se queda en un fallido intento al avanzar hacia un sendero policiaco donde la crítica se pierde, Y en la vertiente cien policiaco es una amena propuesta, pero con más agujeros que un queso gruyere, empezando por la incongruencia de empeñar una maleta con fotos personales de uno, esto no tiene el menor sentido, una casa de empeños no es una consigna. Luego cabe preguntarse por qué el protagonista no se divorció de su esposa en vez de abandonarla y cambiar de nombre para huir de ella, esto no tiene sentido, es una morcilla. Y más si tenemos en cuenta que el protagonista aspira a ser un popular director de periódico, con lo que su rostro podría ser publicitado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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10 de septiembre de 2012
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un interesante film "negro" centrado en el periodismo sensacionalista. El argumento es una novela escrita por el cineasta Samuel Fuller (quien no quedó muy contento con la adaptación al cine que hizo Karlson), y, a pesar de que eso le da más interés y credibilidad a la historia (porque Fuller fue reportero de sucesos en Nueva York mucho antes que director de cine), el tratamiento dado por los guionistas que adaptaron la novela (entre ellos, James Poe) y la puesta en escena de Karlson deshacen un poco todo el fondo documental y biográfico de la historia, creando una historia un tanto convencional, moralizante. Por otro lado, el film incurre en un enfoque muy del cine de Hollywood de entonces, verlo todo en blanco y negro, eliminar los tonos intermedios, de manera que sólo hay dos opciones en el periodismo: o el sensacionalismo más burdo, o el periodismo más íntegro y serio. Para periodismo sensacionalista, el de "El gran carnaval" (Ace in the Hole, 1951), de Billy Wilder.

No obstante, algunos momentos (la gran panorámica aérea de Nueva York con la que empieza el film) y personajes (esos periodistas que llegan a la escena del crimen antes que la Policía, y hacen fotos de todo, como Weegee) redimen el conjunto. Y Phil Karlson, el Karlson de los años 50, es un cineasta a reivindicar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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