Michael Bay se lanza a dirigir esta macabra comedia criminal basada en hechos reales, donde tres culturistas con no demasiadas luces y que trabajan en un gimnasio, se ven subyugados por la forma de vida y la riqueza de muchos de sus clientes e idean un plan entre trágico cómico y absurdo total para secuestrar y extorsionar a uno de sus clientes para arrebatarle toda su riqueza. Esta es su historia.

Buen elenco actoral, con Mark Wahlberg a la cabeza y sus dos compinches, Dwayne Johnson y Anthony Mackie, en el papel de los culturistas, y grandes secundarios, destacando el siempre correcto Ed Harris y Tony Shalhoub en el papel de víctima. Grandes carcajadas sobre un lúgubre tapiz de sangre logra un Michael Bay desconocido, pasando de firmar grandes cintas de acción, como "La Roca" a esta parodia basada en hechos reales absolutamente irreales.

Notable, 7.

Una visión desternillante sobre la realidad que hay detrás de las personas con pocas luces y con ideas peregrinas. Si que creo que ha habido, hay y habrá una dosis alta de estupidez en el mundo de los delincuentes y las cárceles seguramente estén llenas de idiotas. De no ser porque es una historia real y porque muere gente, lo cual la convierte en una comedia negra, me recuerda a la peli del maestro Allen, Granujas de medio pelo.
Wahlberg, como siempre, haciendo un buen papel y llevando a sus espaldas el peso de la película. Pero Johnson no le veo haciendo comedia, hace poco le vi en otra peli haciendo el tonto y no hay quien se lo crea. El resto de secundarios están todos muy bien y le dan sentido a la película, que sin ser una obra maestra, se deja ver y es cuando menos, curiosa.

Si existe el cine anabolizado —subgéneros más peregrinos se han visto—, sin duda Michael Bay se cuenta entre sus máximos exponentes; conque era cuestión de tiempo que ambientara una de sus paquidérmicas producciones en el mundo del fisioculturismo. Y como Bay no es Isabel Coixet, no esperen al respecto un melodrama catártico. Al contrario, se trata de un desfasadísimo videoclip de 130 minutos, un festín de contrapicados, camisetas imperio, silicona, cámara superlenta —y súper rápida— y batidos de proteínas que, aunque parezca increíble, funciona como un reloj suizo.
En efecto, lo especialmente llamativo de “Dolor y dinero” es que, en su día, y para sorpresa de todos —y más que nadie, me figuro, para su habitualmente denostado director—, recibió los parabienes de la crítica. Si bien no es la maravilla reseñada por algunos plumillas extrañamente transidos de entusiasmo, sí cabe reconocer una rara belleza “trash” en la ultraprocesada caligrafía fílmica de Bay, quintaesencia del hortera amaneramiento visual “made in MTV”; así como un saludable espíritu (auto) paródico en la narración de las peripecias —basadas en hechos reales, por inverosímiles que se antojen— de los tres descerebrados amasijos de músculos que la protagonizan.
En fin, pese al beneplácito del que fuera objeto, no las tenía todas conmigo cuando me debatía entre “Dolor y dinero” o algo más aceptable socialmente —y apropiado para coger el sueño—, tipo Rohmer, o Dreyer. No me sustraía al infausto recuerdo de “Pearl Harbor” (ídem, 2001) y la docena de bodrios hipertrofiados que jalonan la carrera del cineasta angelino. Me alegro de, a la postre, haberme sobrepuesto a mis —fundados, fundadísimos— prejuicios. Porque “Dolor y dinero” no será una obra maestra, pero sí es la obra maestra de Michael Bay y un film rabiosamente disfrutable. Y, si después se sienten culpables, siempre pueden leer a Shakespeare, o a Heidegger.

Me lancé a ver está película por ciertas críticas que vi que hablaban de ella bastante bien. No soy el mayor fan de Michael Bay ni de su Transformers, pero considero que tiene buenas películas en su haber. Siendo mi favorita La Roca, con Nicolas Cage y Sean Connery de protagonistas.
Desde los primeros minutos, con esa presentación inicial del personaje interpretado por Mark Whalberg, se nota que es una película de Michael Bay. Es una presentación, con mucha testosterona., es rápida y desenfrenada.
Esos planos con slow motion muy marcados, esos travellings contrapicados. Cosas características de su cine, que te están diciendo directamente. Siéntate y disfruta. Evidentemente si no eres fan de este director vas a aborrecer la película desde el primer minuto. Todo lo que le hace único está presente aquí, pero está vez, su estilo está totalmente justificado con la historia que nos están contando.
La historia que nos cuenta nos habla desde un punto satírico de lo que es el sueño americano. Un sueño que el personaje de Dany Lugo tiene idealizado. Es un tipo sin muchas luces que tiene solo un objetivo, ganar dinero.
Para ello se une con dos tíos sin muchas luces, y ese equipo de tres quiere robar a otro tío sin muchas luces.
La película avanza deprisa con un guion bastante bien escrito, con buenos diálogos que nos hace caer más en la cuenta de que esos personajes no son muy inteligentes y su estilo de vida no es el mejor.
La película avanza rápido y no tiene trabas en el ritmo. El mayor problema que tiene, es su narrador. No es uno en concreto sino que son todos los personajes, que te cuentan constantemente lo que está pasando. Afecta bastante, porque es bastante cansino y molesto.
Por lo demás, es una comedia muy divertida con varios puntos a favor y unas actuaciones muy creíbles por parte de sus protagonistas.
Las situaciones son bastante increíbles y surrealistas, pero te van a hacer reírte durante un rato largo.
Quizá sea demasiado larga, pero se te va a pasar volando, gracias al estilo de su director, que hace que en este caso, todas sus virtudes sean más que bien aprovechadas aquí en la película.
Lo que tengo claro al verla, es que Michel Bay, sea la película que sea, nunca dejara de hacer de Michael Bay, cosa que a mi me agrada bastante.

Una absoluta comedia absurda, basada en unos hechos reales difícil de creer, donde lo disparatado se vuelve completamente real y la humanidad cada vez nos sorprende más en esta historia cargada de ritmo que no aburre en ningún momento. Normalizar la irracionalidad de una manera rutinaria, alargando el argumento hasta situaciones insospechadas.
Un perspicaz mentiroso compulsivo se enreda con sus compinches cada vez más en circunstancias cómicas muy difíciles de juzgar, pero muchas veces la realidad supera a la ficción. El sueño americano convertido en una experiencia histriónica con unos personajes de lo más torpes.
Tiene momentos intensos y el desasosiego se presenta en lo protagonistas que son unos aficionados para todo lo que crean.