Desde el minuto uno, supe que era un producto de la factoría literaria de Stephen King.
Nos encontramos ante una elaborada película que atrapa, incluso cuando tratas de forzar respuestas que te lleven a comprender lo que allí sucede. Su evolución llega quebrada por momentos, debido a la violencia oculta y sin filtros que se ofrece descarnada... La dureza es continua, sin reglas.

Me entretuvo durante algo más de 40 minutos. Durante la última media hora, transita por sofocados senderos visuales y narrativos. John Cusack, supo gestionar su cometido con una buena dosis de talento.

Soy amante de emociones fuertes y me han dado un chivatazo, en la habitación 1408 del Hotel Dolphin las voy a encontrar. No me dan miedo los fantasmas, no me dan miedo los fenómenos paranormales, no me da miedo nada de nada, pues no conozco el miedo, luego estoy dispuesto a pasar una noche entera en tan siniestra habitación, aunque nadie ha resistido más de una hora. El gerente del Hotel me ha avisado, y recomendado que no podré soportar lo que se cuece dentro de la habitación. Yo me he reído de él en su cara, y le he comentado que ya me han intentado morder hombres lobos y vampiros, se me han presentado ante mi macabras ánimas y nada de nada, ni un escalofrío, ni inmutarme. El gerente creyéndome un loco me ha dado las llaves y estoy aquí frente a la habitación 1408.

Meto la llave y la cerradura suena de forma siniestra, me descojono de risa, me encanta que las puertas chirríen, es una sensación única y placentera. Me adentro en la habitación y es como una cualquiera de cualquier hotel de lujo, el recibidor, el baño, el dormitorio, aburrido y poco espeluznante.

Pasan los minutos y nada de nada. De pronto oigo la televisión, se ha encendido sola, alegre me dirijo a ver el fenómeno, y ¡Oh no Dios mío! En la pantalla está Gran Hermano, cojo el mando nervioso e intento cambiar de canal, pero en todos los canales están siete gilipollas en bragas y calzoncillos diciendo gilipolleces, corro despavorido y desenchufo la televisión, y ¿Qué pasa? ¡Nooooo!, no se apaga. Me voy a otra habitación pero todas las habitaciones se han llenado de televisores con el mismo programa, corro a la puerta de la habitación, no se abre, la golpeo nadie me oye ¡Ahhhhh!

Me he acurrucado en un rincón de la habitación tembloroso y con los ojos cerrados, no puedo soportarlo, un sudor frío recorre todo mi cuerpo. De pronto se apagan todas las televisiones, y durante unos segundos no se oye nada, una voz conocida toma el relevo, esto no me gusta nada. Levanto lentamente la vista, y ¡OOOOgggggg! ¡Uhhhhhhhh!, delante de mi está Ramoncin dándome una clase magistral de la vida, con su inmensa sabiduría, corro a refugiarme en el baño, me miro al espejo y ahí está Ramoncín de nuevo cantando el Rey del Pollo Frito, rompo histérico el espejo, sangro por los nudillos, pido socorro, nadie me escucha, intento tirarme por una ventana, están tapiadas ¡Ohhhhhhh!

Sigue en spoiler no cuento nada

La película transcurre de un inicio bueno, con un terror psicológico prometedor, a una sucesión de clips artificiosos y gratuitos donde los efectos especiales ya ni siquiera sorprenden. Esta historia mejor tratada hubiera supuesto una buena bofetada, pero se queda muy lejos de poder ser recomendada.
El globo se empezó a hinchar tan rápido y ahí se quedó, triste y vulgar.

A Stephen King lo han saqueado y exprimido desde hace más de 30 años sin ningún tipo de piedad. Hay adaptaciones excelentes véase El resplandor, Carrie, Misery..... otras abominables véase La tienda, y casi todas las miniseries para televisión.... esta pertenece a las que ni frío ni calor. Tiene ratos realmente escalofriantes especialmente al principio, pero al final se pierde en la desmesura de cada vez intentar dar una vuelta de tuerca a la situación hasta que al final se les va la mano de verdad. Lo que al principio es terror psicológico casi minimalista al final deriva en otra exhibición made in USA de efectos especiales para suplir la falta de ideas.
Eso si hay que destacar algunos momentos sobretodo al principio y en especial al gerente Samuel L. Jackson ya acostumbrado a batallar en producciones muy por debajo de su talento (que alguien le diga que cambie de agente de una vez por favor).

El sueco Mikael Håfström ("El fantasma del lago", "Sin control"...) dirige esta película que le ha supuesto la consagración en el mercado americano y lo situó en lo más alto de las recaudaciones de la taquilla USA.
En ella nos narra cómo un escritor (John Cusack) que centra su actividad literaria en el estudio de lugares "encantados" y "malditos", termina alojado en uno de los lugares más temidos, la habitación 1408 del hotel Dolphin de Nueva York. Una vez allí, un ejercito de fenómenos paranormales pondrá en tela de juicio el escepticismo del protagonista, y tendrá que luchar, no por terminar su novela, sino por conservar la vida y la cordura.
"1408" ha gustado bastante entre el público, y diré que del grupo de amigos con el que pude visionarla en la XVIII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, fui yo prácticamente el único al que no le gustó demasiado. La interpretación de su protagonista es correcta, los efectos visuales y la ambientación también, la historia otro tanto... pero bajo mi punto de vista, se bucla demasiado, gira demasiado en torno a los mismos factores, situaciones traumáticas y efectismos... pienso que su mayor debilidad reside en que podría haber contado lo mismo en mucho menos tiempo, no tiene suficientes ingredientes como para enganchar hasta el final, se queda corta y rellena el metraje con más de lo mismo.
Curiosa, pero prescindible.
Enoch