The Deep Blue Sea
2011 

5.8
4,931
Romance. Drama
En la puritana sociedad londinense de los años 50, Hester Collyer (Rachel Weisz), la esposa de un juez del Tribunal Supremo Sir William Collyer (Simon Russell Beale), lleva una vida privilegiada. Pero todo cambia cuando, para asombro de todos, decide dejar a su marido para irse a vivir con Freddie Page (Tom Hiddleston), un joven y apuesto ex piloto de la RAF del que ha caído profundamente enamorada. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2013
29 de septiembre de 2013
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por favor, ¡que alguien dispare sobre el del violín! ¡Qué horrísono y fastidioso! Muy melodramático, claro, pero demasiado obvio, también.
Una estupenda Rachel Weisz es lo único interesante de esta aburrida y teatral película, en la que se cuenta lo destructiva que puede llegar a ser la pasión, pero se cuenta raro. Es como estar viendo una canción de Pimpinela, si es que eso es posible... Total, que la prota pierde el seso por Tom Hiddleston que, permitidme la insolencia, es un galán bien feo, y un papel así requería de un imponente chulazo. Además, el pollo declama su texto como si estuviese a punto de caer el telón, y no queda bien, porque esto es una peli, o, al menos, eso creía yo antes de verla.
Rodada de manera pejiguera y campanuda, la peli se echa a perder definitivamente en la sala de montaje, ya que no sólo resulta tediosa, sino que además queda extrañamente confusa. Y entre una cosa y otra, te importa un pito todo y lo único que deseas es que termine de una vez, que se amen, que se mueran, que se vayan a hacer puñetas, lo que sea, pero rápido.
La ambientación es buena, eso sí, y la Weisz es estupenda, pero eso ya lo había dicho. Ninguna otra virtud que reseñar.
En mi opinión, los thrillers políticos sí que pueden, pero las películas sobre ardientes pasiones no deberían ser aburridas. Es imperdonable.
Una estupenda Rachel Weisz es lo único interesante de esta aburrida y teatral película, en la que se cuenta lo destructiva que puede llegar a ser la pasión, pero se cuenta raro. Es como estar viendo una canción de Pimpinela, si es que eso es posible... Total, que la prota pierde el seso por Tom Hiddleston que, permitidme la insolencia, es un galán bien feo, y un papel así requería de un imponente chulazo. Además, el pollo declama su texto como si estuviese a punto de caer el telón, y no queda bien, porque esto es una peli, o, al menos, eso creía yo antes de verla.
Rodada de manera pejiguera y campanuda, la peli se echa a perder definitivamente en la sala de montaje, ya que no sólo resulta tediosa, sino que además queda extrañamente confusa. Y entre una cosa y otra, te importa un pito todo y lo único que deseas es que termine de una vez, que se amen, que se mueran, que se vayan a hacer puñetas, lo que sea, pero rápido.
La ambientación es buena, eso sí, y la Weisz es estupenda, pero eso ya lo había dicho. Ninguna otra virtud que reseñar.
En mi opinión, los thrillers políticos sí que pueden, pero las películas sobre ardientes pasiones no deberían ser aburridas. Es imperdonable.
28 de octubre de 2012
28 de octubre de 2012
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sigue no pretende ser una crítica objetiva sino sólo una opinión personal. No voy a decir que ésta sea una mala película, simplemente a mí me resultó extremadamente cansina. Por alguna razón me cuesta mucho entrar en historias de desencuentros amorosos y desgarros sentimentales. Me suele ocurrir que al cabo de un rato de sufrimiento histérico y de tirarse los platos a la cabeza ya no me creo una palabra: las situaciones y los diálogos me parecen traídos por los pelos. Algo en mí no consigue entender por qué razón, si tan mal se lo pasan el uno con la otra, por qué diablos no lo dejan de una vez. Supongo que alguno me dirá lo de la dependencia y todo eso, pero eso en mi caso no arregla gran cosa, el asunto me sigue importando un rábano... Salvo que el director consiga darle al asunto algún giro inesperado, que me evite consultar el reloj cada cierto tiempo.
De modo que a partir de determinado momento simplemente me desentendí de la historia.
Además de que las paredes empapeladas, el ambiente de posguerra en Inglaterra, las luces mortecinas y la tristeza ambiental me hicieron dar más de una cabezada e incluso echar de menos a Gracita Morales.
Los actores y la realización están bien, pero yo no usaría tampoco ningún tipo de superlativos.
De modo que a partir de determinado momento simplemente me desentendí de la historia.
Además de que las paredes empapeladas, el ambiente de posguerra en Inglaterra, las luces mortecinas y la tristeza ambiental me hicieron dar más de una cabezada e incluso echar de menos a Gracita Morales.
Los actores y la realización están bien, pero yo no usaría tampoco ningún tipo de superlativos.
21 de enero de 2013
21 de enero de 2013
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película lenta hasta el hastío y con diálogos sin atractivo. Lo envuelve todo una atmósfera triste y lúgubre, y un uso y abuso del filtro de suavizado. Ni siquiera Rachel tiene la belleza que deslumbra en otras películas.
Se supone que la película transpira pasiones y deseos, pero cuando el marido se entera de que la mujer le pone los cuernos, tiene la misma reacción de disgusto que si le llega una factura del teléfono un poco subida. Es todo tan solemne, tan aséptico, que la película pierde rápidamente el interés.
Se supone que la película transpira pasiones y deseos, pero cuando el marido se entera de que la mujer le pone los cuernos, tiene la misma reacción de disgusto que si le llega una factura del teléfono un poco subida. Es todo tan solemne, tan aséptico, que la película pierde rápidamente el interés.
27 de septiembre de 2012
27 de septiembre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Deep Blue Sea es una película ensimismada en su belleza. Fría como un témpano, hermosa e inalcanzable, y por ello más hermosa si cabe. Pensada al milímetro, estudiada una y otra vez, es un puzle en el que todas las piezas son perfectas y sin embargo no consiguen cuadrar entre sí, porque aunque cada secuencia es redonda en sí misma, el conjunto es todo menos redondo. Y así volvem¬os al inicio, The Deep Blue Sea es una película gélida hablando de pasiones desbordantes. Y por ello la nave no acaba de ir del todo bien, la madera que arde en la caldera está mojada y la chimenea echa un humo que se expanda por todo el film.
Rachel Weisz interpreta a una mujer condenada a ser infeliz, un arquetipo cinematográfico que ha dado un gran número de obras maestras cinematográficas: desde A Streetcar Named Desire (Kazan, 1951) hasta Revolutionary Road (Mendes, 2008). Y aquí también funciona la fórmula, en la hermosa e impoluta piel de Weisz, con esa mirada al borde de la demencia, ¿cómo no creértela? Hermosamente encerrada en su campana de cristal. Y todo lo que toca lo enfanga, tiene un hombre que la quiere y otro que no sabe como quererla y a los dos los hace sufrir, los enreda en su trampa. Les miente, porque a ninguno de los dos les dijo previamente que era incapaz de ser feliz, que por mucho que lo intentaran nunca lograrían hacerla feliz, que ella no había nacido para eso. Sufrir era su combustible, su forma de vida, su destino.¬
Terence Davies brilla en la construcción visual del film pero fracasa en la narrativa, la forma en que te cuenta la historia resulta más interesante que la propia historia. Es un pequeño fracaso como narrador y una pequeña victoria como esteta, como poeta visual. Y a pesar de todos sus defectos, siempre nos quedará el placer de ver a Rachel Weisz inmolándose ante nuestros ojos, mientras su delicada belleza se desintegra. Una destrucción calculada y hermosamente filmada.
Rachel Weisz interpreta a una mujer condenada a ser infeliz, un arquetipo cinematográfico que ha dado un gran número de obras maestras cinematográficas: desde A Streetcar Named Desire (Kazan, 1951) hasta Revolutionary Road (Mendes, 2008). Y aquí también funciona la fórmula, en la hermosa e impoluta piel de Weisz, con esa mirada al borde de la demencia, ¿cómo no creértela? Hermosamente encerrada en su campana de cristal. Y todo lo que toca lo enfanga, tiene un hombre que la quiere y otro que no sabe como quererla y a los dos los hace sufrir, los enreda en su trampa. Les miente, porque a ninguno de los dos les dijo previamente que era incapaz de ser feliz, que por mucho que lo intentaran nunca lograrían hacerla feliz, que ella no había nacido para eso. Sufrir era su combustible, su forma de vida, su destino.¬
Terence Davies brilla en la construcción visual del film pero fracasa en la narrativa, la forma en que te cuenta la historia resulta más interesante que la propia historia. Es un pequeño fracaso como narrador y una pequeña victoria como esteta, como poeta visual. Y a pesar de todos sus defectos, siempre nos quedará el placer de ver a Rachel Weisz inmolándose ante nuestros ojos, mientras su delicada belleza se desintegra. Una destrucción calculada y hermosamente filmada.
16 de enero de 2015
16 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre pintas de cerveza y el humo del tabaco, la historia de un amor no correspondido empieza y termina en las sombras de una alcoba, tan oscura como la obsesión que atormenta a su protagonista; una hermosa y apasionada mujer, inteligente y sensible, que es capaz de dejarlo todo por un divertido y arrogante piloto venido a menos. Con cierto trasfondo social y psicológico, la soberbia interpretación de Raquel Weisz brilla con luz propia entre la hipocresía, la pasión y los celos. Profunda y tremendamente bella, esta película no resulta apta para misóginos ni personas que desconozcan la complejidad del alma humana.
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