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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
Críticas 176
Críticas ordenadas por utilidad
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8
16 de octubre de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Debe mirarse olvidando que la fantasía puede llegar a ser realidad. De esa forma resulta tremendamente divertida, con miles de detalles de humor-sátira, como un enorme letrero a la entrada de una base militar, que dice "nuestra profesión es la paz".
No se salva nadie de la guerra fría: norteamericanos, británicos, soviéticos, nazis, militares, políticos, burocracia, reglamentos militares, todo ridiculizado en forma brillante.
La actuación de ex-profeso exagerada es magnífica, las escenas que muestran aviones volando son también hechas para que se note que es truco, porque la época en que se filmó ya tenía muchos avances técnicos que Kubrick no utiliza porque no quiere.
Un punto aparte es la actuación de Peter Sellers en varios personajes muy diferentes entre sí. Brillan también George Scott y Sterling Hayden, y el resto del elenco.
Muy buena también la fotografía en blanco y negro y la banda sonora.
Si nos detenemos a pensar, nos amargaría mucho que lo que cuenta la película pudo haber sucedido -no faltó mucho- y no sería extraño que pueda ocurrir en este mundo convulsionado en el que vivimos. Hay que mirarla con buen humor y optimismo.
8
25 de abril de 2022 Sé el primero en valorar esta crítica
Qué mejor manera de atacar las contradicciones que mediante la sátira? Es único el extraño balance creado entre la tensión de la cuenta atrás y el humor ácido excelentemente llevado a cabo por los actores. Un filme con una carga crítica tan alta y afilada, y su vez, contado de una manera tan aguda no puede ser catalogado de otra manera que como una obra de arte más de Kubrick.

Buscando más allá en las posibles lecturas que nos puede dejar, es curioso ver como se proyectan los problemas internos/psicológicos de cada personaje sobre las decisiones que van dando dirección a la película, y por consiguiente, al futuro de la humanidad. El día a día explicado de manera afilada.

Peace is our proffesion.
10
8 de marzo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Guion realista pero de premisa original, de ritmo a bandazos que casa con el tono oscilatorio entre lo cómico y lo tenso, cuyos personajes tan característicos son encarnados de una manera genuina. Los planos son impecables, totalmente icónicos, con una selección musical idónea. Deja críticas a la supremacía militar del estado y su orden estamental mientras reflexiona sobre la paz atómica, de una manera única y atemporal, para ver siempre.
7
1 de febrero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Todo bien con el maestro Kubrick pero esta vez me llegó a aburrir en algunas partes, ya sea por falta de timming o escenas de relleno.
En forma general, falla, también puede ser por la época, cosa que imagino que en su momento de estreno habrá sido un boom, sobre todo por el contexto social.
Pero hoy se queda muy atrás, igualmente se deja ver y entretiene de a ratos, con escenas más que disfrutables.
10
22 de febrero de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Stanley Kubrick convierte Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb en una sátira feroz sobre la Guerra Fría, donde la política, la paranoia y la incompetencia militar se entrelazan en un juego absurdo con el destino del mundo en juego. La película desmantela la confianza ciega en la lógica y la racionalidad de los líderes, exponiendo la fragilidad del equilibrio global bajo la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD).

Kubrick retrata con precisión la rivalidad entre la clase política y el ejército, mostrando a los generales como figuras hambrientas de conflicto y a los políticos como burócratas ineptos, más preocupados por su imagen que por evitar el fin del mundo. Pero lo más inquietante de Dr. Strangelove es que la catástrofe no se debe a una gran conspiración, sino a la acumulación de errores, egos heridos y mentes trastornadas por la paranoia anticomunista.

El filme está cargado de simbolismo sexual, utilizando misiles, puros y referencias veladas para sugerir que el conflicto internacional está profundamente ligado a la inseguridad masculina. Desde la obsesión del general Ripper con la "fluorización de los fluidos" hasta el saludo nazi involuntario del Dr. Strangelove, Kubrick relaciona la virilidad, el miedo y el poder con la guerra, insinuando que la competencia armamentística es, en el fondo, una lucha por demostrar quién tiene el "arsenal" más grande.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final, donde el Dr. Strangelove se levanta de su silla de ruedas, sugiere que, incluso tras el apocalipsis, el fascismo resurgiría, reafirmando la idea de que la humanidad está condenada a repetir sus errores. Al final, Kubrick nos deja con la paradoja definitiva: hemos creado las armas para garantizar la paz, pero su sola existencia nos empuja inevitablemente hacia la destrucción. Porque, aunque somos lo suficientemente inteligentes para diseñar nuestra propia aniquilación, no somos lo suficientemente sabios para evitarla.
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