Formentera Lady
5.4
1,261
Drama
Samuel llegó a la Formentera hippie de los 70 y allí sigue. Vive sin luz y toca el banjo en un garito. Un día recibe la visita, después de muchos años, de su hija Anna y de su nieto Marc. Anna, desempleada desde hace tiempo, dice que ha tenido que aceptar un trabajo en Francia y se ve obligada a dejar en la isla a su hijo con Samuel.
10 de julio de 2019
10 de julio de 2019
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un buen ejemplo de que no es cierto siempre que una buena película tiene que tener una gran historia. Se trata de una historia pequeña que no es ni novedosa ni original, pero está tan bien contada... Grandeza del cine. La interpretación es digna y en algún caso muy grande. Muy buenos personajes, algunos cortos y pequeños, pero no por eso poco importantes. Está hilvanada con mucho cariño, y eso se nota.
Solo en contra algún detalle de la filmación que espero que en la siguiente peli los cuide más. A José Sacristán, cuando toca el banjo, no es necesario mostrarle su mano izquierda si ni siquiera se ha aprendido dos acordes.
Solo en contra algún detalle de la filmación que espero que en la siguiente peli los cuide más. A José Sacristán, cuando toca el banjo, no es necesario mostrarle su mano izquierda si ni siquiera se ha aprendido dos acordes.
1 de abril de 2024
1 de abril de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por una vez en tu vida. Al faro. Un lugar en el mundo.
La de Colomo (Isla bonita), la última buena, la de Medem (Lucía y el sexo), otra mala, sigue y suma, la de Remake.
Es una película que tiene su encanto o único posible atractivo en sus alusiones/ilusiones/apuntes musicales King Crimson con esa bella alucinada telúrica poética canción o en sus intersticios o transiciones o interludios y pequeños detalles y en, claro, Pepe, el resto es morralla, una desganada dejada suma de clichés vistos millones de veces (la del abuelo cebolleta, a mí me dices de mili, pecador de la pradera, suelen ser hombres todos ellos, que se redime de sus numerosos errores gruesos grosos de bulto egoísmos pasados con la llegada caída presencia de un descendiente (niño) abandonado a su suerte como un perrillo faldero es un lugar común vago y perezoso que pretende resolver aunar conciliar el drama y el humor, la pérdida, el dolor y el amor, el pasado y el presente, la herida y la llaga, todo en uno como fórmula rutinaria, o, qué decir, Dios mío, de la utilización, otra vez más, del alzheimer como recurso efectista melodramático, tan manoseado siempre) que, además, no tiene ni pies ni cabeza, llena de incongruencias e imposibles o enormidades, desde la historia de la madre totalmente increíble desde el final hasta el principio* o cómo también nos quieren dar a entender o hacer creer ue se chutaba locamente Pepe cuando está con ochenta tan imponente tan ricamente (lo del corazón lo tienen los gordos/sedentarios mayormente, a la vejez viruelas), no hay quien se lo crea, lo mismo, o a la inversa, que la escena de las tetas fuera, nada, que se ve que todavía folla con las que podrían ser sus hijas o incluso nietas, acabáramos, vamos, nena, hurra, biología, ciencia, cosa buena, alegría, de cebolla triste nana, por otro lado, el niño se pasa de soso, otros tanto y unos tan poco, inerme, inerte, nada transmite, el resto son muy buenos actores, pero tienen papeles muy pobres, característicos, apenas arquetipos o caricaturas, y la isla (mínima), qué hermosa, no está tampoco demasiado aprovechada con esa cámara temblona o esos pocos planos altos panorámicos, una faena, más bien una putada esta obra buena.
Lo mejor, además de lo ya dicho, quizás sea su mayor defecto, su cierta indiferencia o falta de intención frialdad, cuenta lo mismo de siempre, de la a a la z, de pe a pa, pero lo hace sin demasiada convicción, dejándolo estar, sin mucho querer creer o subrayar, bien, (para qué) más da, atea.
La de Colomo (Isla bonita), la última buena, la de Medem (Lucía y el sexo), otra mala, sigue y suma, la de Remake.
Es una película que tiene su encanto o único posible atractivo en sus alusiones/ilusiones/apuntes musicales King Crimson con esa bella alucinada telúrica poética canción o en sus intersticios o transiciones o interludios y pequeños detalles y en, claro, Pepe, el resto es morralla, una desganada dejada suma de clichés vistos millones de veces (la del abuelo cebolleta, a mí me dices de mili, pecador de la pradera, suelen ser hombres todos ellos, que se redime de sus numerosos errores gruesos grosos de bulto egoísmos pasados con la llegada caída presencia de un descendiente (niño) abandonado a su suerte como un perrillo faldero es un lugar común vago y perezoso que pretende resolver aunar conciliar el drama y el humor, la pérdida, el dolor y el amor, el pasado y el presente, la herida y la llaga, todo en uno como fórmula rutinaria, o, qué decir, Dios mío, de la utilización, otra vez más, del alzheimer como recurso efectista melodramático, tan manoseado siempre) que, además, no tiene ni pies ni cabeza, llena de incongruencias e imposibles o enormidades, desde la historia de la madre totalmente increíble desde el final hasta el principio* o cómo también nos quieren dar a entender o hacer creer ue se chutaba locamente Pepe cuando está con ochenta tan imponente tan ricamente (lo del corazón lo tienen los gordos/sedentarios mayormente, a la vejez viruelas), no hay quien se lo crea, lo mismo, o a la inversa, que la escena de las tetas fuera, nada, que se ve que todavía folla con las que podrían ser sus hijas o incluso nietas, acabáramos, vamos, nena, hurra, biología, ciencia, cosa buena, alegría, de cebolla triste nana, por otro lado, el niño se pasa de soso, otros tanto y unos tan poco, inerme, inerte, nada transmite, el resto son muy buenos actores, pero tienen papeles muy pobres, característicos, apenas arquetipos o caricaturas, y la isla (mínima), qué hermosa, no está tampoco demasiado aprovechada con esa cámara temblona o esos pocos planos altos panorámicos, una faena, más bien una putada esta obra buena.
Lo mejor, además de lo ya dicho, quizás sea su mayor defecto, su cierta indiferencia o falta de intención frialdad, cuenta lo mismo de siempre, de la a a la z, de pe a pa, pero lo hace sin demasiada convicción, dejándolo estar, sin mucho querer creer o subrayar, bien, (para qué) más da, atea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Venga, toma, que tengo trabajo en Francia, ahí (te) lo dejo, con un par de cojones y dos ovarios, venga, (a la) trena, que me han pillado con el carrito del helado por mala persona, ¿estamos locos?, ¿deus ex machina para abrir/cerrar boca, punto pelota?
¿Cómo entra el niño en la casa de la madre en Barcelona, cómo tenía las llaves, quién se las dejó, la vecina, la que sea, el sursum corda, se las lanzó su mama desde el talego, es un okupa, un jeta?
Cómo se nota que no toca, ni de oído, ni por asomo, ruina, estafa, canta, nada, burla.
Sí, encuentra la luz y el camino, el perdón definitivo, arrepentidos los quiere (id con) Dios.
De jipi a oveja y tiro porque me toca, de la música a la película, no hay otra, siempre se repite la misma historia.
¿Cómo entra el niño en la casa de la madre en Barcelona, cómo tenía las llaves, quién se las dejó, la vecina, la que sea, el sursum corda, se las lanzó su mama desde el talego, es un okupa, un jeta?
Cómo se nota que no toca, ni de oído, ni por asomo, ruina, estafa, canta, nada, burla.
Sí, encuentra la luz y el camino, el perdón definitivo, arrepentidos los quiere (id con) Dios.
De jipi a oveja y tiro porque me toca, de la música a la película, no hay otra, siempre se repite la misma historia.
23 de julio de 2018
23 de julio de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas la mejor película de Pau Durá hasta la fecha. Un drama biográfico cargado de sentimentalismo y giros de guión que te envuelven en una vorágine de emociones. Aún así José Sacristán parece algo desaprovechado en este largometraje que se pierde entre vibraciones de banjo y luces tenues de taberna.
Se plasma un buen reconocimiento a la labor de la sanidad pública reflejada durante la atención de la enfermera Rocío Huertas quién eclipsó la luz propia de los focos.
Una película pasable para ver un miércoles noche.
Se plasma un buen reconocimiento a la labor de la sanidad pública reflejada durante la atención de la enfermera Rocío Huertas quién eclipsó la luz propia de los focos.
Una película pasable para ver un miércoles noche.
29 de junio de 2018
29 de junio de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Samuel, un veterano artista musical de influencia hippie, mantiene su residencia en la isla de Formentera porque fuera de allí nunca consiguió hacer pie. La Península le genera vértigo, como repite constantemente. En ese pequeño rincón del Mediterráneo tiene todo lo que necesita, incluyendo un local en el que se gana el sustento tocando unas notas con su veterano banjo. Pero pronto tiene que hacer un hueco en su día a día para Marc, su joven nieto, al que Anna deja a cargo del abuelo mientras ella se instala en su nueva residencia de Francia. Con la llegada del niño, a Samuel se le volverá a cruzar un pasado que ya creía enterrado y que ahora desemboca en una nueva responsabilidad de cara a su familia.
El espíritu rockero que José Sacristán sigue ostentando en sus venas aflora con Formentera Lady, película dirigida y escrita por Pau Durà, genial actor de cine y televisión de reconocible rostro que aquí exhibe su ópera prima en el largometraje. El título del film parte de una canción de King Crimson que la banda londinense dedicó a la isla balear allá por los años 70, precisamente la época en la que Samuel comenzó a conocer las virtudes del lugar. Sin embargo, lo que la obra de Durà nos muestra es que no todo sitio de aspecto paradisíaco guarda únicamente cosas buenas para los que allí residen. En el caso del protagonista de la cinta, se trata de un hombre que vive en Formentera no por amor o culto al lugar, sino porque fuera de allí se siente absolutamente perdido. La isla actúa, pues, como una especie de convento de clausura para Samuel.
Esta influencia que posee Formentera para moldear el carácter de Samuel la vamos descubriendo de manera progresiva, y se comprende especialmente cuando comienzan a aparecer dos secundarios clave en la obra. Con la llegada de Anna y Marc, el protagonista revive su oscuro pasado, que le hizo separarse de sus lazos familiares y, por ende, de su relación con la Península Ibérica. El hecho de que a su ya madura edad tenga que hacerse responsable del futuro de su nieto Marc provoca en Samuel un cortocircuito emocional que en Formentera Lady se nos exhibe a través de la profunda mirada de Sacristán y, especialmente, de las sucesivas barreras que se van abriendo entre abuelo y nieto. Durà no es partidario de establecer diálogos alargados que construyan insípidas secuencias, sino que nos va mostrando la escasa capacidad de Samuel para ejercer su papel de abuelo a través de escenas de cierto impacto (alguna de ellas está un pelín pasada de rosca, eso sí) que van encaminando el film hacia un desenlace que cierra la obra de manera muy inteligente.
Aunque el relato se construya en base a la vida de Samuel y la relación con su nieto, es imposible disociar la ópera prima de Durà de aquella isla que da nombre al título. No es Formentera Lady una película hecha para ensalzar ciertas características del lugar, así como tampoco conviene quedarse con el impacto negativo que la zona pudiera haber tenido para el protagonista, pero el escenario que se nos muestra es ideal para narrar una historia que, en el fondo, habla sobre el miedo a lo desconocido. Este miedo lleva a la inacción, a eludir responsabilidades como las que Samuel tenía y sigue teniendo respecto a su familia. Escenario y personajes se funden de una manera casi metafórica para trasladarnos una obra que sabe tratar cosas profundas de manera sencilla, puede que sin enorme brillo y con algunos aspectos mejorables, pero sí a través de un sentido de la emotividad y naturalidad bien conseguido.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para @CineMaldito
El espíritu rockero que José Sacristán sigue ostentando en sus venas aflora con Formentera Lady, película dirigida y escrita por Pau Durà, genial actor de cine y televisión de reconocible rostro que aquí exhibe su ópera prima en el largometraje. El título del film parte de una canción de King Crimson que la banda londinense dedicó a la isla balear allá por los años 70, precisamente la época en la que Samuel comenzó a conocer las virtudes del lugar. Sin embargo, lo que la obra de Durà nos muestra es que no todo sitio de aspecto paradisíaco guarda únicamente cosas buenas para los que allí residen. En el caso del protagonista de la cinta, se trata de un hombre que vive en Formentera no por amor o culto al lugar, sino porque fuera de allí se siente absolutamente perdido. La isla actúa, pues, como una especie de convento de clausura para Samuel.
Esta influencia que posee Formentera para moldear el carácter de Samuel la vamos descubriendo de manera progresiva, y se comprende especialmente cuando comienzan a aparecer dos secundarios clave en la obra. Con la llegada de Anna y Marc, el protagonista revive su oscuro pasado, que le hizo separarse de sus lazos familiares y, por ende, de su relación con la Península Ibérica. El hecho de que a su ya madura edad tenga que hacerse responsable del futuro de su nieto Marc provoca en Samuel un cortocircuito emocional que en Formentera Lady se nos exhibe a través de la profunda mirada de Sacristán y, especialmente, de las sucesivas barreras que se van abriendo entre abuelo y nieto. Durà no es partidario de establecer diálogos alargados que construyan insípidas secuencias, sino que nos va mostrando la escasa capacidad de Samuel para ejercer su papel de abuelo a través de escenas de cierto impacto (alguna de ellas está un pelín pasada de rosca, eso sí) que van encaminando el film hacia un desenlace que cierra la obra de manera muy inteligente.
Aunque el relato se construya en base a la vida de Samuel y la relación con su nieto, es imposible disociar la ópera prima de Durà de aquella isla que da nombre al título. No es Formentera Lady una película hecha para ensalzar ciertas características del lugar, así como tampoco conviene quedarse con el impacto negativo que la zona pudiera haber tenido para el protagonista, pero el escenario que se nos muestra es ideal para narrar una historia que, en el fondo, habla sobre el miedo a lo desconocido. Este miedo lleva a la inacción, a eludir responsabilidades como las que Samuel tenía y sigue teniendo respecto a su familia. Escenario y personajes se funden de una manera casi metafórica para trasladarnos una obra que sabe tratar cosas profundas de manera sencilla, puede que sin enorme brillo y con algunos aspectos mejorables, pero sí a través de un sentido de la emotividad y naturalidad bien conseguido.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para @CineMaldito
2 de julio de 2018
2 de julio de 2018
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor Pau Durá, da el salto a la dirección, con este melodrama familiar con José Sacristán como protagonista. Anteriormente había dirigido varios cortometrajes como “El Cerdo” y “El Hambre” y había trabajado como actor en series como “El Príncipe”.
Cuenta la historia de un viejo hippy que vive en la isla de Formentera desde los años 70, todavía mantiene las viejas costumbres, vive sin electricidad, se gana la vida tocando un instrumento en varios bares de playa y de vez en cuando se fuma un porrillo.
Su vida cambiará cuando de la noche a la mañana reciba la visita de su hija, la cual hacía muchos años que no la veía y le pida que se haga cargo de su nieto, desde el primer momento no le hace mucha gracia, pero con el paso de los días no le quedará más remedio que acostumbrarse.
El aspecto fundamental de la historia es el choque que se produce entre las dos generaciones, se nota que han tenido una buena química entre ellos. También tenemos que destacar, pero en menor medida las actuaciones de Jordi Sánchez y Nora Navas.
Para la película es muy importante, no solo el hecho de que Pau dirigiera la cinta, sino también que fuera el encargado de escribirla, tiene todo para agradar al espectador, aparte de un elenco de actores reconocidos, presenta una historia muy agradable y simpática.
En definitiva estamos ante una comedia muy inteligente, con suaves toques dramáticos, que habla sobre segunda oportunidades y sobre los sueños no realizados.
Lo mejor: José Sacristán.
Lo peor: Desenlace algo previsible.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Cuenta la historia de un viejo hippy que vive en la isla de Formentera desde los años 70, todavía mantiene las viejas costumbres, vive sin electricidad, se gana la vida tocando un instrumento en varios bares de playa y de vez en cuando se fuma un porrillo.
Su vida cambiará cuando de la noche a la mañana reciba la visita de su hija, la cual hacía muchos años que no la veía y le pida que se haga cargo de su nieto, desde el primer momento no le hace mucha gracia, pero con el paso de los días no le quedará más remedio que acostumbrarse.
El aspecto fundamental de la historia es el choque que se produce entre las dos generaciones, se nota que han tenido una buena química entre ellos. También tenemos que destacar, pero en menor medida las actuaciones de Jordi Sánchez y Nora Navas.
Para la película es muy importante, no solo el hecho de que Pau dirigiera la cinta, sino también que fuera el encargado de escribirla, tiene todo para agradar al espectador, aparte de un elenco de actores reconocidos, presenta una historia muy agradable y simpática.
En definitiva estamos ante una comedia muy inteligente, con suaves toques dramáticos, que habla sobre segunda oportunidades y sobre los sueños no realizados.
Lo mejor: José Sacristán.
Lo peor: Desenlace algo previsible.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
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