Una gran comedia fruto de la colaboración entre Doris Day y Rock Hudson. Elegante, distinguida y depurada, su argumento se basa en el mundo de la publicidad, con el mentiroso y encantador Webster (Hudson) haciendo todo tipo de artimañas que la brillante Day intentará evitar.
Comedia dónde una mentira conduce a otra, para acabar confluyendo todo en la universal verdad del amor, comedia de arribistas y demás engaños, sofisticada y de ritmo perfecto, está espléndiamente interpretada y es, en fin, una obra maestra de la comedia como hoy en día ya no se hacen.

Ingeniosa comedia divertida y simpática. Buen trabajo que te atrapa y hace reir durante toda la pelicula. Algo tan cómico como la poca vergüenza de algunos y la desgraciada inseguridad de otros, se encuentran en el camino de la responsable Carol que no acepta las prácticas de Jerry. Pero una vez más, como buen publicista que es, inventará cualquier idea para salirse con la suya.

En Hollywood, se hacen cada año un buen número de comedias… pero, Buenas comedias, muy pocas. Ingenio, originalidad, diálogos lúcidos y bien plantados, situaciones que brillen y personajes que conecten fácil y encantadoramente con el público… no son la suerte de cosas que abunden en los libretos que les ofrecen a los productores constantemente. Por ésto, cuando alguien logra un guion de esos que hacen vibrar la sangre en las venas y afloran un grito de satisfacción, vale su peso en oro, porque ya nadie discute que, una historia sólida es el gran comienzo de una buena película.

Stanley Shapiro (1925-1990), fue un exitoso guionista (y también productor), a quien le sonó la flauta cuando (en colaboración) escribió, “Pillow talk” que, tan pronto fue llevado al cine, por Michael Gordon, recibió el premio Oscar al mejor guion. Además del gran éxito comercial que el filme obtuvo en muchos países, puede añadirse que, Doris Day y Rock Hudson, se cotizaron como nunca en sus carreras.

Ésto, claro, le quedó sonando a los productores, y a Shapiro, y apenas tres años después, decidieron que había que seguir explotando este filón, y sin ningún empacho, Shapiro retomó la idea central de “Pillow Talk”: La pareja que se odia sin conocerse… el conocerse sin saber ella de quien se trata… y el irremediable enamoramiento. Y resulta que a Shapiro se le prendió la lucecita, y con ésta idea de oro, logró unas variables argumentales, unos diálogos tan fluidos y agradables, y una serie de encuentros tan divertidos (la metáfora del acuario tras la pareja es contundente), que el filme nada en aguas bien seguras y garantiza un esparcimiento inolvidable.

Al momento de rodar, tampoco se tuvo escrúpulos en incluir algunos clichés siempre efectivos, como el inspirarse en cualquier letrero para decir un nombre, o repetir frases ya viejas como, “Hombre que no se puede sobornar, no es de fiar”… pero hechas las cuentas y olvidadas las comparaciones, pude sentir que, <<PIJAMA PARA DOS>>, es un filme más divertido y mejor acabado incluso que su precedente. Hasta sus protagonistas lucen más a gusto, y Day-Hudson-Randall, se convierten en un trío invaluable que, luego y con merecimientos, volverían a ser reunidos en la también estupenda, “Send me no Flowers”.

Y en esta cálida, picaresca y alocada guerra de sexos, en la que, Rock Hudson, llevará hasta la cima más alta, los atrevimientos de un tipo manipulador; y las agencias publicitarias demostrarán la suerte de recursos que pueden utilizar para hacerse con un negocio, quedan algunas frases que, quizás, valga la pena recordar:
“Cuando no tengas palabras para hablar bien de un hombre, será mejor que calles”.
“Los hombres, en su mayoría, pueden prender un fogón… pero no saben cocinar”.

Título para Latinoamérica: <<VUELVE, AMOR MÍO>>

Ante el reciente fallecimiento de Doris Day " la eterna virgen", he revisionado esta película y lo cierto es que me sigue pareciendo francamente buena.
Para los jóvenes que no la conozcan, Doris Day fue una de las actrices más representativas de la década de los 50, no por sus grandes dotes como actriz ( aunque era una gran comediante), sino por el personaje que encarnó junto con Rock Hudson en las tres películas en las que trabajaron juntos, donde representaba el papel de una treintañera mujer trabajadora e independiente, que se abría paso en un mundo laboral de hombres, mientras al mismo tiempo, seguía conservando un estricto sentido de la moral puritano y conservador, reprimido y asexuado, convirtiéndose así, en el modelo femenino, que las políticas conservadoras y vencedoras de la segunda Guerra Mundial, querían para América.
Por eso resulta tan interesante este personaje. Si miramos los modelos de feminidad de los años 30 o 40,( Katherine Hepburn, Bette Davis, Carole Lombard, Barbra Stanwick...), vemos claramente las señales de progreso y lucha que significaron entonces, mientras que después de la Guerra, los años 50 trajeron una ola de conservadurismo moral que no remitiría hasta bien entrados los 60.
Esa América idílica y mentirosa, remanso de paz y bien montada en el dólar. Esa América de cocinas suntuosas y robotizadas ( cuando en España teníamos la cocina de leña), apartamentos de lujo, coches descapotables, decorados de colores imposibles, sombreros ridículos... Esa América que hoy quiere Trump y decía que estaba muy bien que la mujer se incorporase al mundo laboral, siempre y cuando no olvidase sus deberes para con su sexo, " ser decente y recatada", " ser femenina" y no olvidar que el matrimonio ha de ser su prioridad y último objetivo para ser feliz.
Eso fueron los años 50 y esta película y este personaje los encarna muy bien. Es otro motivo para ver la película.
Pero además tenemos una estupenda comedia de lucha de sexos, en el que nuestros protagonistas encarnan a dos publicistas de agencias rivales que lucharán por obtener la exclusiva de publicidad de un misterioso producto.
Doris Day es la recatada y trabajadora mujer, frente al cínico, tramposo y manipulador Rock Hudson. Sin olvidar al tercero en estas películas pero no menos imprescindible Tony Randall, que con su cómico papel dota de envergadura y diversión a este film.
No puedo dejar de mencionar la trama tan interesante que tiene este film, donde se nos cuenta un poco la forma de trabajar de las agencias publicitarias y los descubrimientos que harían sobre la manipulación de las masas y el gran juego del capitalismo consistente en crearnos necesidades que no existen, que luego con el tiempo, no podemos dejar de reconocer que dieron en el clavo.
Película por lo tanto, que sigue fresca y divertida, a pesar de algunas cosas chirríantes en sus ideales y que ya he apuntado, a mí me resulta grata de ver precisamente por lo que representa, un perfecto documento de aquella época. Doris Day, que bien representaste los remilgos de una sociedad, descansa en paz.

Sucede algo extraño con este tipo de películas. Por un lado, me encantan y las puedo ver varias veces sin problemas. Por otro lado, tienen una moralina tan antigua que resulta complicado defenderlas en una conversación por lo que se convierten en ese tipo de cosas que una no puede ir contando alegremente sin que te miren como si fueras una friki.

Hay que ubicar cada película no solo en el momento en el que sucede la trama, también es importante en que momento se rodó. Desde entonces la evolución de la mujer en el trabajo y en la sociedad es evidente y por eso ver ciertas escenas de "Pijama para dos" resultan vergonzosas. Si consigues olvidarte un poco de ciertos comentarios (la falta de feminidad de Carol por ser trabajadora) te lo pasarás muy bien porque es una comedia muy entretenida.

Hudson y Day rodaron tres exitosas películas juntos, y es lógico porque la química que tienen juntos es inmejorable, pero Hudson es el que realiza la mejor actuación como el ligón Jerry. Esta película quizás sea la mejor de todas las que rodaron juntos, ya que tiene un guión interesante y unas actuaciones muy buenas. Hace unos años se rodó "Abajo el amor", con Renee Zellweger y Ewan MacGregor, un homenaje actualizado con un toque de humor más grueso.