Buen remake de la francesa Burn out, aunque a mí personalmente me gustó más la de Gozlam que esta de Calparsoro. Está muy bien hecha, con escenas de acción bien logradas, con mucho ritmo que no decae en ningún momento. Buena actuación de Monner, bien secundado por los secundarios. Es de metraje corto, demasiado, hubiera estado mejor si durara un poco más. Entretenimiento asegurado. No es una gran película pero cumple con creces lo que promete, así que, recomendable.

Daniel Calparsoro ha culminado su trilogía -a falta de más, que no hay que descartarlo- del thriller poligonero y chonerío patrio a todo gas para canis impacientes (entre los estrenos de Fast Tropecientos nueve y 10) con autotune interpretativo y amagos de repetir de manera infructuosa los logros de Rob Cohen, de un primerizo Justin Lin e incluso del piloto automático que pusiese el desaparecido John Singleton en lo que le dejasen dirigir en su incursión de la saga rápida y furiosa.
El cine del director sigue poblado de "guerreros" del "asfalto" que conducen "a ciegas" pegando "saltos al vacío" en todo tipo de "pasajes" imposibles. Y por si no eres de esos a los que se les da bien leer entre líneas comprobarás que tengo la deferencia de entrecomillar la mejor filmografía de Calparsoro en una sinopsis fidedigna de en lo que hace tiempo se desenvuelve mejor: perpetrar productos inenarrables.
Tanto Álex Monner -¿de tipo duro? ¿pero esto va en serio??- como Begoña Vargas son dos magníficos maniquíes al servicio de diálogos presuntamente callejeros y cargo de una complicidad provocativa (sic).
Los chicos grandes en este patio de recreo salen a jugar con los chavales intentando no regatearles demasiado, con lo que Carlos Bardem, Patricia Vico -con un personaje que aporta tanto a la película como a su carrera- o (en la puntilla esperpéntica de apenas 2 minutos) Pedro Casablanc, tiran de oficio para cumplir con el expediente.
Hay que agradecer a Netflix, dicho sea de paso, su nueva apuesta por la inclusividad mezclando un conflicto entre gitanos y narcos colombianos entremedias de las noches de los disturbios independentistas.
Como diría Manuel Manquiña: "Profesional... ¡muy profesional!". Y un poco demencial, añadiría a título personal.

Centauro es una de esas cintas con las que solo viendo su trailer, podemos adivinar quien la dirige. Velocidad, motos, protagonista un tanto macarra atormentado, mucha acción y drama amoroso, son los aditivos favoritos que Calparsoro añade al combustible de la mayoría de sus films.
Pero no solo apesta a gasolina, sino también a predecible, sobre todo en su guión. Un texto que funciona mejor cuando va a toda velocidad y tiene acción, pero que derrapa cuando tiene que sumergirse demasiado en lo emocional o se topa con lo personal. Con unas tramas a las que les vendría bien un cambio de marcha y un final precipitado por un frenazo en seco, hacen que fuera de las secuencias adrenalinicas, la historia no llegue a disfrutarse o terminar de entenderse.
Contamos con una Begoña Vargas (Natalia) que aún excesivamente desaprovechada, da el do de pecho, eclipsando incluso a su partener Àlex Monner (Rafa), quien demuestra mantenerse en un tibio equilibrio incluso en los momentos más álgidos del metraje.
Tanto Patrícia Vico (Regina), como Carlos Barden (Boro) son grandísimos actores con experiencia y tablas, que como en el caso de Vargas, los limita un guión que no los deja brillar. Cabe una mención especial para Dollar Selmouni (Cortés), que aunque un tanto sobre actuado, continúa siendo creíble y calma la tensión en muchos momentos tensos.
Nada que resaltar sobre su factura. Su fotografía, propia de este tipo de productos, continúa siendo conservadora, predominando los planos medios, primeros planos y lo más arriesgado que podemos ver es algún que otro aéreo. En cuanto al diseño de producción, pese a un par de sets nada reseñables, priman las localizaciones urbanas, en este caso catalanas y tampoco muy novedosas. Los efectos especiales, son estéticos pero vanos para con la historia y los visuales bastos pero comedidos. Coloca la nota musical Carlos Jean, con la fuerza, el ritmo y el toque épico electrónico al que nos tiene acostumbrados.
En definitiva, si eres un amante de la velocidad y lo que realmente disfrutas en una película es la simple acción, Centauro es un entretenimiento muy acertado para ti. Pero no esperes ni por asomo cruzar la meta de los “blockbusters” con su visionado.
Puntuación: 2 sobre 5.

Dinámica y vivaz. Un drama a toda velocidad, para los amantes del género de las motos y la velocidad.
Se aferra tanto al ritmo frenético que cuando baja un cambio y empieza el drama casi que se desvirtúa de su idea original.
Muy buena puesta en escena, montaje y producción.
Alex Monner y como siempre, Carlos Bardem merecen un párrafo aparte por sus aportes.-

Vale que Calparsoro (al menos como cineasta) haya pasado a mejor vida hace ya una tira de años y que los filmes de este señor hace tiempo que hiciesen aguas por todos los lados (incluso cuando los filmes se basan en novelas). Sin embargo, Netflix ha apostado por él con un proyecto sobre dos ruedas.

Y LA HOSTIA QUE SE PEGA es digna de un SAFETY CAR.

Bromas infames aparte, no funciona. En otros filmes se esfuerzan en crear una estructura pero AQUÍ NI ESO.

Lo han dicho otras críticas, que el filme francés original puede que tenga los mismos errores, pero eso no hace que el largo en cuestión sea mejor. Al contrario, Calparsoro habría sido incapaz de mejorar un material ya de por si TERMINAL.

Las escenas de acción están bien filmadas pero aburren de LO REPETITIVAS QUE SON (¿Cuántas veces vamos a ver el plano de los ojos de Monner tras el casco?) los villanos son pésimos (desconocemos quién es el jefe, por qué confían en Monner, ni que tipo de poder tienen...PUES TODO ES DE OÍDAS), la trama es MANIDA DE COJONES NO, LO SIGUIENTE y la película falla a la hora de las transiciones (al igual que lo patética que es la escena en la que se muestra la rutina del protagonista).

Y vale, podría ser decente aunque previsible pero JODER el panorama:

Monner flojo. Vargas igual (además de ser un miscast importante) y con un personaje DESAPROVECHADÍSIMO. Bardem a por uvas y Vittorino sin ningún tipo de emoción. Podría destacar a Patricia Vico, pero su personaje cansa y sólo habla de lo mismo (LAS MOTOS).

Por otro lado:

1) ¿Cómo puede ser que un muchacho del nivel de Monner, no tenga unos cuántos agentes ni sponsors?

2) ¿Qué clase de amistad le unía a el con el chico gitano? Apenas se explica.

3) ¿POR QUÉ intenta ayudar a Begoña Vargas? Madre de su hijo, OKAY (niño que por cierto tiene casi diez años y la madre tendrá veinti pocos). Pero ¿HAY ACASO ALGUNA RAZÓN (quitando lo físico) por lo que Monner pueda sentirse atraído? La madre lo evita, le da largas, le insulta, cuando intenta ayudarles, lo hunde anímicamente, le recuerda la BASURA QUE ES POR DEJARLES TIRADO. Y así de sopesón sueltan tres tonterías vistas en el diario de Noa y ya está.

ES UNA PELÍCULA DE ACCIÓN, NO LE DES MÁS VUELTAS. Okay, ENTONCES ¿POR QUÉ DEMONIOS ESTIRAR TANTO EL CHICLE CON LA TRAMA ROMÁNTICA METIDA A MÁS NO PODER? Por dios, que se supone que Monner se mete en líos para sacar de un apuro a una mujer que durante la primera hora del filme NO TIENE NI UNA LÍNEA AMABLE CON ÉL.

Y a su hijo (aunque una llamada a la policía lo hubiera solucionado todo).

Y además el de ella es un personaje que principalmente no tiene arista salvo enamorarse del prota. El resto, visto y requetevisto.

Pero con la marca NETFLIX y con un presupuesto bastante alto.

Con lo cuál la decepción es mínima pero la indignación MAYÚSCULA.