Kung FuSerie
1972 

Ed Spielman (Creador), Richard Lang ...
6.2
7,826
Serie de TV. Acción. Aventuras. Western. Drama
Serie de TV (1972-1975). 3 temporadas. 63 episodios. Narra la historia de un hombre que lleva a cabo un viaje de expiación, cuyo objetivo en encontrar la armonía entre la mente y el cuerpo. Al Pequeño Saltamontes (David Carradine) le ayudará el Maestro Po a realizar su sueño de peregrinar a la Ciudad Prohibida. Otro maestro le transmitirá conocimientos mantenidos en secreto por los monjes taoístas: la sabiduría del Kung-Fu. (FILMAFFINITY) [+]
8 de junio de 2009
8 de junio de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente Carradine no le tenía miedo a nada. Así lo demuestra en esta serie de acción donde vuelve a deleitarnos con su espiritualidad al son de patadas. La serie muestra más de lo mismo. Pero le queda muy bien el papel. Ahora sólo nos falta esclarecer después de su reciente muerte en circunstancias extrañas si algún enemigo le venció o simplemente fue fruto de su insconciencia.
19 de junio de 2018
19 de junio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante tres temporadas (1972-1975) y 63 episodios se emitió en TVE el viaje de expiación de un hombre que busca denodadamente el equilibrio entre la mente y el cuerpo. El personaje es conocido como el ‘Pequeño Saltamontes’ (David Carradine), a quien asesora el Maestro Po para que pueda peregrinar a la Ciudad Prohibida. Otro maestro le enseñará la sabiduría del Kung-Fu. Mientras, en su andadura, Pequeño Saltamontes (nombre que le puso su maestro ciego), con el mero recurso de su cuerpo y las técnicas de lucha orientales, arreglará mil problemas y entuertos a lo largo y ancho del Oeste americano.
Me encantaba esta película pretendidamente cargada de sapiencia y bondad, pero donde el protagonista se muestra implacable con los malos.
El creador Ed Spielman, con un guión escrito por él mismo, música de Jim Helmsy y una excelente fotografía de Richard L. Rawlings y Chuck Arnold (B&N), consiguen dar a luz a una serie de gran nivel que fue un mayúsculo éxito de audiencia, premios y menciones (Emmy, Globos de Oro). Con esta entretenida serie el orientalismo se coló por la pantalla de nuestros televisores hispanos, es curioso, hasta el final de la dictadura (1975).
La participación de David Carradine fue esencial pues aunque él no era experto en artes marciales ¡vive Dios que lo parecía totalmente! Carradine interpretaba a Kwai Chang Caine, monje shaolín que dio muerte al asesino de su querido maestro Po (Keye Luke), y era un maestro que enseñaba y con su comportamiento daba ejemplo sobre cómo comportarse, cómo ser y cómo vivir. O sea, los capítulos poseían una dimensión espiritual, de valores, pedagógica y un carácter ético, lo cual para niños y jóvenes no estaba nada mal.
En resolución, una serie con una gran producción, una idea original para la época, fotografía y música de nivel y un visionado de extensos y bellos parajes, sin olvidar el vestuario y los pueblos de la época del lejano Oeste.
Me encantaba esta película pretendidamente cargada de sapiencia y bondad, pero donde el protagonista se muestra implacable con los malos.
El creador Ed Spielman, con un guión escrito por él mismo, música de Jim Helmsy y una excelente fotografía de Richard L. Rawlings y Chuck Arnold (B&N), consiguen dar a luz a una serie de gran nivel que fue un mayúsculo éxito de audiencia, premios y menciones (Emmy, Globos de Oro). Con esta entretenida serie el orientalismo se coló por la pantalla de nuestros televisores hispanos, es curioso, hasta el final de la dictadura (1975).
La participación de David Carradine fue esencial pues aunque él no era experto en artes marciales ¡vive Dios que lo parecía totalmente! Carradine interpretaba a Kwai Chang Caine, monje shaolín que dio muerte al asesino de su querido maestro Po (Keye Luke), y era un maestro que enseñaba y con su comportamiento daba ejemplo sobre cómo comportarse, cómo ser y cómo vivir. O sea, los capítulos poseían una dimensión espiritual, de valores, pedagógica y un carácter ético, lo cual para niños y jóvenes no estaba nada mal.
En resolución, una serie con una gran producción, una idea original para la época, fotografía y música de nivel y un visionado de extensos y bellos parajes, sin olvidar el vestuario y los pueblos de la época del lejano Oeste.
12 de abril de 2007
12 de abril de 2007
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kung fu tomaba, sin guantes en las manos, enormes ollas de acero ya rojizas de tanto estar al fuego. Kung fu caminaba por dunas de calientes arenas como si nada y sobrevivía en un mundo de vaqueros donde al menor mal gesto te horadaban a balas. Kung fu se supone que era chino, pero por más que rasgaran con tela adhesiva lo ojos de Carradine y por más que lo obligaran a bajar de peso y a rasparse los pies de tanto caminar descalzo, siempre sigo pensando que si Bruce Lee hubiera sido el protagonista otro gallo cantaría.
Síntesis: Imprescindibles lecciones de maestro a alumno, en un entorno de vaqueros.
Síntesis: Imprescindibles lecciones de maestro a alumno, en un entorno de vaqueros.
25 de octubre de 2022
25 de octubre de 2022
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Hubo un tiempo en que todos los chavales del barrio sabíamos quién era el "pequeño saltamontes" (David Carradine), y andábamos por esquinas, calles y parques, o más bien despoblados, practicando supuestas posturas de kung fu, quien de aquellos, quien de nosotros, no intentó alguna vez el arriesgado movimiento de la mantis religiosa…
Una serie en la que un monje oriental, taoísta, experto en artes marciales, concretamente en kung fu, recorrerá el viejo oeste norteamericano en busca de sus raíces, pues su padre era estadounidense, aunque él se criase como un huérfano en la ancestral China; donde fue educado por los monjes shaolin, y de manera especial por un sabio y ciego anciano al que llamaba Maestro. Y el asesinato de éste y la seguida respuesta de Kwai Chang Caine (el pequeño saltamontes) a esto, que le convirtieron en proscrito, fue el detonante de su expiatorio viaje… Y cómo en otras series, como por ejemplo “El fugitivo”, en cada capítulo hallará una historia diferente, en la que se enfrentará a la injusticia y defenderá a los débiles… mientras en la historia general nunca se atisba el final, y a través de flashbacks nos van perfilando el carácter del personaje…
Una serie imbuida de la mística y de la filosofía oriental… Basada en la contemplación, en el conocimiento de uno mismo y en la meditación interior. Y eso está muy bien, pero a los chicos de mi pandilla, lo que de verdad nos ponía, como se dice ahora, eran las somantas de palos que nuestro calmado protagonista atizaba a villanos, desalmados, pistoleros y demás indeseables de la vieja frontera americana…
Y como suele ocurrir con estas cosas mi valoración es puramente sentimental pues desde niño no he vuelto a tener oportunidad de ver la serie, bueno, miento; hace relativamente poco tiempo dispuse de la grabación de un episodio, pero sólo lo visioné durante unos pocos minutos, antes de interrumpir la reproducción, seguramente; por temor a decepcionarme…
Una serie en la que un monje oriental, taoísta, experto en artes marciales, concretamente en kung fu, recorrerá el viejo oeste norteamericano en busca de sus raíces, pues su padre era estadounidense, aunque él se criase como un huérfano en la ancestral China; donde fue educado por los monjes shaolin, y de manera especial por un sabio y ciego anciano al que llamaba Maestro. Y el asesinato de éste y la seguida respuesta de Kwai Chang Caine (el pequeño saltamontes) a esto, que le convirtieron en proscrito, fue el detonante de su expiatorio viaje… Y cómo en otras series, como por ejemplo “El fugitivo”, en cada capítulo hallará una historia diferente, en la que se enfrentará a la injusticia y defenderá a los débiles… mientras en la historia general nunca se atisba el final, y a través de flashbacks nos van perfilando el carácter del personaje…
Una serie imbuida de la mística y de la filosofía oriental… Basada en la contemplación, en el conocimiento de uno mismo y en la meditación interior. Y eso está muy bien, pero a los chicos de mi pandilla, lo que de verdad nos ponía, como se dice ahora, eran las somantas de palos que nuestro calmado protagonista atizaba a villanos, desalmados, pistoleros y demás indeseables de la vieja frontera americana…
Y como suele ocurrir con estas cosas mi valoración es puramente sentimental pues desde niño no he vuelto a tener oportunidad de ver la serie, bueno, miento; hace relativamente poco tiempo dispuse de la grabación de un episodio, pero sólo lo visioné durante unos pocos minutos, antes de interrumpir la reproducción, seguramente; por temor a decepcionarme…
11 de noviembre de 2005
11 de noviembre de 2005
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo único de Kung Fu que tiene esta serie es el nombre, por que después es una gran tontería, tanto en los conceptos de maestro a alumno como en las supuestas artes marciales que muestra. Los capítulos son todos repetidos, creo que no tenían un buen guionista, la idea original no era mala pero la plasmaron mal. En fin una serie regular y aburrida si la vemos día tras día. Por ahí un sólo capitulo no nos hace nada malo.
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