Lluvia
2001 

7.2
1,557
Drama. Romance
Es la historia de refugiados afganos contada a través de los ojos de Lateef (Hossein Abedini), un iraní adolescente. Mientras él y otros iraníes pelean para llevar acabo un encuentro, los refugiados afganos pueden apenas sobrevivir, ya que ellos no pueden trabajar legalmente. Lateef, con un gran corazón pero un pícaro, trabaja como portero en una construcción, proporcionando té y comida a los trabajadores afganos que trabajan ... [+]
2 de marzo de 2012
2 de marzo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este director tiene una gran facilidad en expresar mediante una gran economía de imágenes el sufrimiento de una gente que no es responsable de sus desgracias, y al mismo tiempo tiene suficiente sensibilidad para ir mostrando los pequeños espacios de felicidad que hay en sus vidas y que son el motor que les hace continuar. Niños y jóvenes que nada tienen que ver con las políticas de sus países tercermundistas se aferran a las ganas de vivir a pesar de las dificultades. La película está construida con imágenes realistas, cuidando mucho la fotografía, pero sin utilizar la tecnología al estilo occidental. Eso le da un toque que recuerda el cine neorrealista, y como entonces uno vuelve a querer el cine.
23 de julio de 2005
23 de julio de 2005
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Baran (Lluvia) de Majid Majidi, Es una exelente cinta que no debe dejar de ser una de nuestras favoritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
México le otorga el aplauso de la crítica al director y escritor Majid Majidi por su sentido poético que introduce en sus cintas, tales como "Los niños del cielo" y "El color del paraiso", esta última con el actor Hossein Mahjoub.
Ahora Majidi se viste de gala con un tono especial en "Baran", con Hossein Abedini y Zahra Bahrami, Una historia que nos muestra la raiz del amor, pasión y la forma de vida en momentos dificiles del hombre.
Para los que saben de cine factura-independiente poco comercial y reflexivo, esta pelicula se convierte en una joya cinematografica que no debemos dejar de ver, ya que al mismo tiempo dejará un buen suspiro en el espectador y en todos aquellos que admiran las peliculas de Majid Majidi.
Ahora Majidi se viste de gala con un tono especial en "Baran", con Hossein Abedini y Zahra Bahrami, Una historia que nos muestra la raiz del amor, pasión y la forma de vida en momentos dificiles del hombre.
Para los que saben de cine factura-independiente poco comercial y reflexivo, esta pelicula se convierte en una joya cinematografica que no debemos dejar de ver, ya que al mismo tiempo dejará un buen suspiro en el espectador y en todos aquellos que admiran las peliculas de Majid Majidi.
8 de febrero de 2013
8 de febrero de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los muchos significados de crisis, está el de peligro, pero también significa oportunidad. Los tiempos de crisis traen, para algunos, grandes oportunidades. Sobre todo cuando son ocasión de encontrar la verdadera esencia, como le ocurre a Lateef, el muchacho iraní de apariencia vulgar y sin grandes pretensiones, quien -después de estar en abierto plan de rivalizar con el chico que le ha “quitado” su cómodo cargo de comprar pan y llevar el té, en aquel edificio en construcción donde ahora le toca subir bultos de cemento- un día cualquiera siente que aflora la ternura, la solidaridad y el empeño que un hombre es capaz de prodigarle a la mujer que le despierta los mejores sentimientos. Lateef demuestra que es capaz de desprenderse de todo lo que para otros significa mucho; que no le importan las nacionalidades, ni el dinero, ni las recompensas… y que se conduele muy hondo con los padecimientos de los refugiados afganos que sufren en carne propia los conflictos políticos que generan las grandes potencias.
En el año 2001, Irán cuenta con un millón y medio de afganos que se refugiaron allí huyendo de la guerra, convirtiéndose esto en un grave problema socio-político. Conseguir un carnet para trabajar es harto complicado y entonces los refugiados obtienen empleo pero a menor salario, corriendo los empleadores el riesgo de ser sancionados si se les comprueba este delito. Muchos lo hacen por el solo hecho de abaratar costos, pero también hay quien los emplee porque se conduele sinceramente de sus necesidades.
Memar, el oficial de aquel edificio en construcción, parece motivado por ambas razones, y cuando el obrero Najaf se cae desde el cuarto piso y se rompe una pierna, él acepta luego a su hijo Rhamat para que la familia no vaya a pasar hambre.
“BARAN”, nombre de mujer, y también lluvia en persa, símbolo de la llegada de la primavera, quizás simbolice el cambio moral y espiritual que, así como la lluvia lo trae a la tierra (véase con atención esa llovizna sobre la huella de la chica), la joven Baran también lo trae al corazón y al ser entero de aquel obrero enamorado, que ya no volverá jamás a ser el mismo que fuera antes de conocerla.
Majid Majidi vuelve a sembrar una obra sobre la gente sencilla, sobre el amor y la sensibilidad humana, que es oro de aquel que no puede fundirse ni perderse de manera alguna. Llegas a entenderlo, consigues asimilarlo y lo guardas para siempre en tus entrañas. Y si acaso, conseguimos convertirlo en réplica, veremos como avanza la evolución que un día traerá paz y alegría a todos los corazones.
Actores naturales, una escenografía tan sencilla como la realidad de los obreros iraníes, y una historia que impone sabiduría a la convivencia humana, hacen de “BARAN” otra obra imprescindible del realizador que se metiera en nuestros corazones con la maravillosa “Niños del cielo”.
En el año 2001, Irán cuenta con un millón y medio de afganos que se refugiaron allí huyendo de la guerra, convirtiéndose esto en un grave problema socio-político. Conseguir un carnet para trabajar es harto complicado y entonces los refugiados obtienen empleo pero a menor salario, corriendo los empleadores el riesgo de ser sancionados si se les comprueba este delito. Muchos lo hacen por el solo hecho de abaratar costos, pero también hay quien los emplee porque se conduele sinceramente de sus necesidades.
Memar, el oficial de aquel edificio en construcción, parece motivado por ambas razones, y cuando el obrero Najaf se cae desde el cuarto piso y se rompe una pierna, él acepta luego a su hijo Rhamat para que la familia no vaya a pasar hambre.
“BARAN”, nombre de mujer, y también lluvia en persa, símbolo de la llegada de la primavera, quizás simbolice el cambio moral y espiritual que, así como la lluvia lo trae a la tierra (véase con atención esa llovizna sobre la huella de la chica), la joven Baran también lo trae al corazón y al ser entero de aquel obrero enamorado, que ya no volverá jamás a ser el mismo que fuera antes de conocerla.
Majid Majidi vuelve a sembrar una obra sobre la gente sencilla, sobre el amor y la sensibilidad humana, que es oro de aquel que no puede fundirse ni perderse de manera alguna. Llegas a entenderlo, consigues asimilarlo y lo guardas para siempre en tus entrañas. Y si acaso, conseguimos convertirlo en réplica, veremos como avanza la evolución que un día traerá paz y alegría a todos los corazones.
Actores naturales, una escenografía tan sencilla como la realidad de los obreros iraníes, y una historia que impone sabiduría a la convivencia humana, hacen de “BARAN” otra obra imprescindible del realizador que se metiera en nuestros corazones con la maravillosa “Niños del cielo”.
1 de septiembre de 2011
1 de septiembre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Baran es una película iraní dirigida por Mayid Mayidi cargada de sentimientos expresados con acciones, miradas, con la cotidianidad de un grupo de personas acostumbradas al sufrimiento diario únicamente apaciguado por una simple y cálida taza de té.
La película cuenta la historia de un grupo de refugiados afganos a través de la inocente mirada de Lateef, un iraní adolescente, una mirada y una visión de la vida que va madurando a lo largo de la película, sobre todo gracias la aparición de un misterioso personaje afgano que le hará cambiar sus sentimientos hacia los refugiados. A través del día a día de un grupo de trabajadores Majid Majidi compagina admirablemente la denuncia social y el sentimentalismo particular. Como siempre la belleza y el amor lo cambia todo, el protagonista de la película comienza demostrando un sentimiento de odio hacia los afganos y un egoísmo muy particular hasta que de forma casi mágica conoce a Baran, que no solo le hará cambiar su percepción de los afganos sino que del amor, del trabajo, en conclusión de la vida en general.
La película es casi en toda su totalidad un plano subjetivo de la mirada del joven Lateef, vamos observando la realidad a través de dichos ojos donde los sentimientos interactúan en cada plano. El director nos muestra en cada composición un diferente estado de animo. Pasamos de ver el duro día de trabajo de unos trabajadores afganos a estar dentro de los ojos de un melancólico enamorado, donde solo hay miradas para Baran, donde el trabajo ya no es prioridad y lo único que importa es ayudar a la familia de la joven.
Entre otras cosas la película nos demuestra la fuerza del cine para contar historias, literatura en imágenes, el director lejos de un perfeccionismo audiovisual y una elaborada composición de planos le da prioridad al contenido, pretende y consigue transmitirnos una idea, un sentimiento que paraliza y estremece.
Estamos ante una película diferente, pero diferente incluso para el cine iraní en si, en la cual lo importante es la historia de lucha y superación, de sentimientos encontrados donde la frase "la mirada es el espejo del alma"encuentra su mayor poder expresivo. Pero la principal conclusión que saco tras ver la película es lo mal que funcional los medios de difusión de nuestro país que le dan prioridad a un cine más banal en detrimento de autenticas obras de arte.
La película cuenta la historia de un grupo de refugiados afganos a través de la inocente mirada de Lateef, un iraní adolescente, una mirada y una visión de la vida que va madurando a lo largo de la película, sobre todo gracias la aparición de un misterioso personaje afgano que le hará cambiar sus sentimientos hacia los refugiados. A través del día a día de un grupo de trabajadores Majid Majidi compagina admirablemente la denuncia social y el sentimentalismo particular. Como siempre la belleza y el amor lo cambia todo, el protagonista de la película comienza demostrando un sentimiento de odio hacia los afganos y un egoísmo muy particular hasta que de forma casi mágica conoce a Baran, que no solo le hará cambiar su percepción de los afganos sino que del amor, del trabajo, en conclusión de la vida en general.
La película es casi en toda su totalidad un plano subjetivo de la mirada del joven Lateef, vamos observando la realidad a través de dichos ojos donde los sentimientos interactúan en cada plano. El director nos muestra en cada composición un diferente estado de animo. Pasamos de ver el duro día de trabajo de unos trabajadores afganos a estar dentro de los ojos de un melancólico enamorado, donde solo hay miradas para Baran, donde el trabajo ya no es prioridad y lo único que importa es ayudar a la familia de la joven.
Entre otras cosas la película nos demuestra la fuerza del cine para contar historias, literatura en imágenes, el director lejos de un perfeccionismo audiovisual y una elaborada composición de planos le da prioridad al contenido, pretende y consigue transmitirnos una idea, un sentimiento que paraliza y estremece.
Estamos ante una película diferente, pero diferente incluso para el cine iraní en si, en la cual lo importante es la historia de lucha y superación, de sentimientos encontrados donde la frase "la mirada es el espejo del alma"encuentra su mayor poder expresivo. Pero la principal conclusión que saco tras ver la película es lo mal que funcional los medios de difusión de nuestro país que le dan prioridad a un cine más banal en detrimento de autenticas obras de arte.
7 de octubre de 2011
7 de octubre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un Irán ocre y austero, desvistiéndose de los velos del mito de Oriente, bello en su desnudez esencial, donde los comportamientos de los personajes se ajustan principalmente a antiguas tradiciones y costumbres de origen tribal y religioso. Pese al desarrollismo creciente que va arrumbándolo paulatinamente, el mundo premoderno sigue instalado en una parte significativa de la cultura popular del área de influencia iraní. Por ello, la perspectiva de la historia es descriptiva -o "emic", si nos ponemos un poco estupendos. De ahí la frescura de una historia pequeña que maravilla por su exotismo cultural. Nuestro resabiado Occidente perdió la inocencia hace mucho, por lo que valoramos la autenticidad cuando ésta se presenta, aun a riesgo de que la pureza devenga ingenuidad. Historia simple pero certera al corazón, el tópico de la "locura de amor" es el cauce principal por el que discurre la trama, remozando también en cierto modo el de la "donna angelicata", y expone la tragedia universal del emigrante y la debilidad del ser humano frente a la fuerza del destino.
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