ma ma
5.6
4,459
11 de septiembre de 2015
11 de septiembre de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un rayo ilumina el cuerpo de una mujer. Envuelto en las mejores intenciones, Julio Medem proyecta una obra vital y sentida que, en una primera impresión, puede presentarse un tanto desigual. No obstante, “ma ma” se esfuerza en sobreponerse y consigue superar con la mejor de sus caras los obstáculos que encuentra por el camino. Fundamentalmente, gracias a la brillante entrega de su actriz principal. La labor de Penélope Cruz, dentro de la que es su vertiente más afable y agradecida, acaba por convertirse en un fuerte pilar sobre el que se sujeta el valor de la cinta. La bondad de su personaje se asoma con una sonrisa en el fondo de los espectadores y es inevitable contagiarse de su calidez y de su espontánea sabiduría. Ella transforma el conjunto en una película que respira y se expande en el recuerdo.
Lo triste es que el sol no resplandezca todo el tiempo. Durante los primeros minutos del largometraje, los intérpretes se muestran un tanto descarriados. Algunos de los curiosos recursos visuales del director terminan por repetirse más de lo debido y, sobre todo, chirría el problema del rubor generado ante los desconcertantes momentos musicales con los que tiene que lidiar el polifacético Asier Etxeandia. Eso sí, conforme la película avanza, nace en el relato un anticiclón sembrado de optimismo que se lleva por delante varias de estas nubes pasajeras que flotan sobre las cabezas de sus desdichados personajes.
El material con el que se construye la película es delicado. A la hora de hablar en el cine sobre la enfermedad, conviene andar con cautela y no caer en un tono excesivamente melodramático. Es peligroso dejarse llevar por un tratamiento manido de estos asuntos. Ahí probablemente radique el verdadero éxito de “ma ma”, pues el hallazgo de su mensaje alentador puede ser muy útil para los que vayan a recibirla con buenos ojos. Tampoco saldrán descolocados tras su visionado quienes en más de una ocasión hayan sentido cercana la poesía que rodea a las imágenes de Medem y a todo su universo sensorial. Resulta inevitable detectar aspectos sueltos que conservan el sugerente recuerdo de momentos de la cosecha de su cine en otras décadas. Es posible chocarse, dentro de las escenas más oníricas de esta historia, con distintas reminiscencias a sus propias películas y hasta se divisan espejismos en el guión que directamente nos devuelven a determinados parajes de “Los amantes del círculo polar” o de “Lucía y el sexo”. Un texto que se enriquece al dejarse empapar por la luminosa filosofía de un personaje protagónico que, de hecho, llega a ser quien finalmente escoge el sentido que toma toda la película de cara a su misterioso destino.
En lo referido a la realización, como es habitual en los trabajos del donostiarra, también se mantienen los rasgos de su sello personal. Hay instantes en los que, con el fin de enfatizar la intimidad innata de la historia, Medem se arriesga para conmover al espectador mediante los frecuentes manierismos que suelen poblar el lenguaje de sus trabajos. Aunque, en este caso, es de justicia admitir que en ocasiones se agradece el atrevimiento. Precisamente, es durante algunos de esos fragmentos donde la película, como mero artefacto fílmico, se vuelve más interesante. En los puntos en los que la narración se desarrolla desde su apariencia menos convencional, los aciertos adquieren un valor añadido y esto resultará reconfortante para aquellos que decidan sentarse en su butaca con la esperanza de reencontrarse con el peculiar artista que firma la obra.
Lo triste es que el sol no resplandezca todo el tiempo. Durante los primeros minutos del largometraje, los intérpretes se muestran un tanto descarriados. Algunos de los curiosos recursos visuales del director terminan por repetirse más de lo debido y, sobre todo, chirría el problema del rubor generado ante los desconcertantes momentos musicales con los que tiene que lidiar el polifacético Asier Etxeandia. Eso sí, conforme la película avanza, nace en el relato un anticiclón sembrado de optimismo que se lleva por delante varias de estas nubes pasajeras que flotan sobre las cabezas de sus desdichados personajes.
El material con el que se construye la película es delicado. A la hora de hablar en el cine sobre la enfermedad, conviene andar con cautela y no caer en un tono excesivamente melodramático. Es peligroso dejarse llevar por un tratamiento manido de estos asuntos. Ahí probablemente radique el verdadero éxito de “ma ma”, pues el hallazgo de su mensaje alentador puede ser muy útil para los que vayan a recibirla con buenos ojos. Tampoco saldrán descolocados tras su visionado quienes en más de una ocasión hayan sentido cercana la poesía que rodea a las imágenes de Medem y a todo su universo sensorial. Resulta inevitable detectar aspectos sueltos que conservan el sugerente recuerdo de momentos de la cosecha de su cine en otras décadas. Es posible chocarse, dentro de las escenas más oníricas de esta historia, con distintas reminiscencias a sus propias películas y hasta se divisan espejismos en el guión que directamente nos devuelven a determinados parajes de “Los amantes del círculo polar” o de “Lucía y el sexo”. Un texto que se enriquece al dejarse empapar por la luminosa filosofía de un personaje protagónico que, de hecho, llega a ser quien finalmente escoge el sentido que toma toda la película de cara a su misterioso destino.
En lo referido a la realización, como es habitual en los trabajos del donostiarra, también se mantienen los rasgos de su sello personal. Hay instantes en los que, con el fin de enfatizar la intimidad innata de la historia, Medem se arriesga para conmover al espectador mediante los frecuentes manierismos que suelen poblar el lenguaje de sus trabajos. Aunque, en este caso, es de justicia admitir que en ocasiones se agradece el atrevimiento. Precisamente, es durante algunos de esos fragmentos donde la película, como mero artefacto fílmico, se vuelve más interesante. En los puntos en los que la narración se desarrolla desde su apariencia menos convencional, los aciertos adquieren un valor añadido y esto resultará reconfortante para aquellos que decidan sentarse en su butaca con la esperanza de reencontrarse con el peculiar artista que firma la obra.
17 de octubre de 2016
17 de octubre de 2016
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La peor película de Medem con diferencia. Simplona, errática y equivocada de cabo a rabo, solo tenuemente aguantable por la entregada interpretación de Cruz (es una película para su lucimiento absoluto en este papel de maestra en paro diagnosticada repentinamente de cáncer de mama). O sea, de "Ma ma" pasamos a "Pe pe".
Medem, aparte de saquear al espectador con todo tipo de fáciles artimañas, tópicos y blandenguerías, ejecuta una puesta en escena muy mediocre, que refuerza al fútil melodrama, con un empleo casi torticero de la música, con un increíblemente mediocre y despistado Luis Tosar. Del personaje de Etxeandia mejor ni mencionarlo. Y del trío que sale de ahí...
No la pueden salvar sus mínimas buenas intenciones acerca de tratar la problemática del cáncer (¿quién no lo ha sufrido directa o indirectamente?), especialmente a una edad joven. Roza el bodrio.
Medem, aparte de saquear al espectador con todo tipo de fáciles artimañas, tópicos y blandenguerías, ejecuta una puesta en escena muy mediocre, que refuerza al fútil melodrama, con un empleo casi torticero de la música, con un increíblemente mediocre y despistado Luis Tosar. Del personaje de Etxeandia mejor ni mencionarlo. Y del trío que sale de ahí...
No la pueden salvar sus mínimas buenas intenciones acerca de tratar la problemática del cáncer (¿quién no lo ha sufrido directa o indirectamente?), especialmente a una edad joven. Roza el bodrio.
13 de septiembre de 2015
13 de septiembre de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre lo poético y la realidad, Medem no sumerge en un mundo real dejando claro un mensaje...Vive , Lucha , sufre
Penélope Cruz y LLuis Tosar junto con un Asier Etxeandia están magistrales en una película que se hace algo pesada
Salimos del cine y si oímos comentarios de que la película es algo cursi... No diré que puede tener escenas algo cursis pero, simplemente digo es " Ma Ma" , incluso la escena final que muchos tildarían como "cursi" a mí me pareció un resumen del mensaje que el director quiere mandar, tal vez cursi pero también la vida está llena de momentos cursis
Penélope Cruz y LLuis Tosar junto con un Asier Etxeandia están magistrales en una película que se hace algo pesada
Salimos del cine y si oímos comentarios de que la película es algo cursi... No diré que puede tener escenas algo cursis pero, simplemente digo es " Ma Ma" , incluso la escena final que muchos tildarían como "cursi" a mí me pareció un resumen del mensaje que el director quiere mandar, tal vez cursi pero también la vida está llena de momentos cursis
19 de septiembre de 2015
19 de septiembre de 2015
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras cinco años desde su última película, Habitación en Roma, Julio Medem vuelve a la cartelera con un dramón lacrimógeno que no me acaba de convencer. A diferencia de los temas presentes en films anteriores, entre los que se encuentran Ardilla Roja, Los amantes del círculo polar y Lucía y el sexo, entre otros, esta vez se ha decantado por explorar el universo de la mujer madre hasta la muerte y el amor por compasión. Una lástima que esta película, pese a destilar el buen gusto y la delicadeza que le caracterizan y pese a reivindicar la belleza y la fortaleza del sexo femenino (otro de sus rasgos distintivos), no esté a la altura del resto de su filmografía.
En efecto, desde el principio del largometraje se percibe el dramón que vamos a presenciar: Medem le da mucha importancia a la cuestión del cáncer y a la gran función de madre que ejerce la protagonista, Magda (Penélope Cruz), a la que no me la llego a creer para nada, ya que es un continuo quiero y no puedo. Si hubiese sido otra actriz os aseguro que me hubiese conmovido. Pero es que en muchos momentos tiene más cara de demente que de enferma de cáncer, y que su personaje tome decisiones ilógicas con tal de aumentar el drama no ayuda.
Por otro lado, me hace gracia el papel que interpreta Luis Tosar, ya que, a pesar de lo tópico-épico que resulta, el actor es capaz de desplegar una interpretación excepcional, haciendo gala (una vez más) de su versatilidad: lo mismo se mete en la piel de un preso o de un maltratador que encarna a un entrañable padre protector.
Otro personaje que no me acaba de encajar (y cuya actuación, en este caso, no le excusa) es el del ginecólogo de Magda, Julio (Asier Etxeandia) hoy conocido por la serie Velvet (2014) de Antena 3. Este es un frustrado cantante que no sabe cantar, puede parecer gracioso en un principio, pero acaba resultando ridículo. Por no hablar de la relación inverosímil que mantiene con la protagonista, puesto que rara vez un médico puede llegar a esos niveles de confianza con su paciente.
Para terminar, Medem también ha querido incrustar el personaje de Natasha, una niña angelical que fluctúa entre la fantasía y la realidad, ya que la presenta como un espíritu pero en realidad sí que existe. Y aunque esto puede sonar muy “Medem”, puesto que en otras de sus películas vemos personajes que se desdoblan o personajes que mueren en condiciones muy extrañas, en este caso no encaja por ningún lado.
En fin, está claro que el propósito de Julio Medem con esta película ha sido hacer un canto a la vida y un elogio a la maternidad y a la fortaleza de las mujeres, pero la forma y los personajes echan a perder lo que podría haber sido un gran film.
http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/2015/09/ma-ma.html Twitter: nad_893
En efecto, desde el principio del largometraje se percibe el dramón que vamos a presenciar: Medem le da mucha importancia a la cuestión del cáncer y a la gran función de madre que ejerce la protagonista, Magda (Penélope Cruz), a la que no me la llego a creer para nada, ya que es un continuo quiero y no puedo. Si hubiese sido otra actriz os aseguro que me hubiese conmovido. Pero es que en muchos momentos tiene más cara de demente que de enferma de cáncer, y que su personaje tome decisiones ilógicas con tal de aumentar el drama no ayuda.
Por otro lado, me hace gracia el papel que interpreta Luis Tosar, ya que, a pesar de lo tópico-épico que resulta, el actor es capaz de desplegar una interpretación excepcional, haciendo gala (una vez más) de su versatilidad: lo mismo se mete en la piel de un preso o de un maltratador que encarna a un entrañable padre protector.
Otro personaje que no me acaba de encajar (y cuya actuación, en este caso, no le excusa) es el del ginecólogo de Magda, Julio (Asier Etxeandia) hoy conocido por la serie Velvet (2014) de Antena 3. Este es un frustrado cantante que no sabe cantar, puede parecer gracioso en un principio, pero acaba resultando ridículo. Por no hablar de la relación inverosímil que mantiene con la protagonista, puesto que rara vez un médico puede llegar a esos niveles de confianza con su paciente.
Para terminar, Medem también ha querido incrustar el personaje de Natasha, una niña angelical que fluctúa entre la fantasía y la realidad, ya que la presenta como un espíritu pero en realidad sí que existe. Y aunque esto puede sonar muy “Medem”, puesto que en otras de sus películas vemos personajes que se desdoblan o personajes que mueren en condiciones muy extrañas, en este caso no encaja por ningún lado.
En fin, está claro que el propósito de Julio Medem con esta película ha sido hacer un canto a la vida y un elogio a la maternidad y a la fortaleza de las mujeres, pero la forma y los personajes echan a perder lo que podría haber sido un gran film.
http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/2015/09/ma-ma.html Twitter: nad_893
18 de enero de 2016
18 de enero de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscar el melodrama con absursdos chistes y llevar una enfermedad tan seria como si fuera una verbena, no esta a la altura de todo el dolor que pasan las mujeres con este problema.
Es verdad que el ecuador de la película mejora incluso en las actuaciones, penelope parece otra cuando la cosa se tuerce y hace un papel mas dramático, pero tiene escenas metidas a empujones, mas propensas en programas televisivos de escuelas de canto, que de un melodrama basado en una tortura tan dura como el cáncer. Un poco de seriedad por favor.
Es verdad que el ecuador de la película mejora incluso en las actuaciones, penelope parece otra cuando la cosa se tuerce y hace un papel mas dramático, pero tiene escenas metidas a empujones, mas propensas en programas televisivos de escuelas de canto, que de un melodrama basado en una tortura tan dura como el cáncer. Un poco de seriedad por favor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los brotes tenoricos que le dan al cirugano antes de operar ,es de lo mas lamentable que e visto en tiempos en el cine español.
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