Noche de circo
7.2
1,505
Drama
Albert, el propietario de un circo, abandona a su familia para entregarse a Anne, una orgullosa y apasionada amazona que mantiene relaciones esporádicas con un joven y neurótico actor. Pero el circo es un desastre y Albert y su compañera se ven obligados a mendigar para sobrevivir. (FILMAFFINITY)
18 de mayo de 2020
18 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra poco conocida dentro de la filmografía del director sueco, no por ello menos recomendable, imprescindible para entender sus posteriores películas. De hecho, aunque rodada el mismo año que “Un verano con Monica”, supone un cambio importante respecto a ésta y el anticipo de gran parte de la temática en las siguientes obras maestras del cine de Bergman: matrimonio, infidelidad, relaciones de pareja, amor, existencialismo, imágenes oníricas…
Es una película durísima. Bergman dibuja un escenario infernal. La valoración social de las gentes del circo es implacable. Hartos de un oficio en el que apenas obtienen beneficio para la propia subsistencia, con una vida itinerante, sin hogar, ninguneados socialmente, con condiciones de vida insalubres y extenuantes. Pero las puertas se cierran; ni el director, Albert Johansson, ni su amante, Anne, encuentran una salida, y los trabajadores se dejan arrastra por la inercia de Albert. Sus trayectorias vitales se encuentran en una encrucijada.
La visión tétrica que se nos muestra es espeluznante. El negativismo planea en toda la película. Tan solo áquella que escapó del circo (la mujer de Albert) ha podido rehacer su vida y vivir sin humillación.
El antagonismo teatro/circo es más que evidente, con trato claramente diferenciador entre ambos. ¿Puede ser una metáfora de la vida? Puede.
El acompañamiento musical circense es constante y machacón, profundiza en el agobio. La banda sonora es incómoda, casi opresiva, como el mundo de los que componen el circo. La fotografía, con iluminación barroca ahonda más en esta sensación. El flash-back nos remite al cine mudo. El maquillaje es más acentuado, y el blanco y negro más quemado.
Respecto a las interpretaciones, son de sentar cátedra. El papel del orondo Ake Grönberg es uno de ésos que dejan huella. Si en “Los comulgantes” llama la atención la repetida tos del pastor luterano, aquí es destacadísimo el sudor perenne del director del circo (en el rostro, en la camisa), acentuando más la angustia del protagonista.
La actuación de Anders Ek, Frost, el alcoholizado payaso blanco es magistral.
El protagonismo de Harriet Anderson no tiene el descomunal peso de “Un verano con Monica”, pero su belleza y su talento sí. Aquí es una amazona celosa, joven y con futuro incierto.
Parece que la película no tuvo una buena acogida entre el público. Imagino que culpa de ello es el tétrico-desolado-sombrío paisaje humano que realiza Bergman.
La descripción del circo Alberti no puede ser más nauseabunda y cochambrosa. Imposible no sumergirse en ese mundo lleno de polvo, de olor a establo, de miseria.
Gran descubrimiento este film para mi. Otra medalla para Bergman.
Es una película durísima. Bergman dibuja un escenario infernal. La valoración social de las gentes del circo es implacable. Hartos de un oficio en el que apenas obtienen beneficio para la propia subsistencia, con una vida itinerante, sin hogar, ninguneados socialmente, con condiciones de vida insalubres y extenuantes. Pero las puertas se cierran; ni el director, Albert Johansson, ni su amante, Anne, encuentran una salida, y los trabajadores se dejan arrastra por la inercia de Albert. Sus trayectorias vitales se encuentran en una encrucijada.
La visión tétrica que se nos muestra es espeluznante. El negativismo planea en toda la película. Tan solo áquella que escapó del circo (la mujer de Albert) ha podido rehacer su vida y vivir sin humillación.
El antagonismo teatro/circo es más que evidente, con trato claramente diferenciador entre ambos. ¿Puede ser una metáfora de la vida? Puede.
El acompañamiento musical circense es constante y machacón, profundiza en el agobio. La banda sonora es incómoda, casi opresiva, como el mundo de los que componen el circo. La fotografía, con iluminación barroca ahonda más en esta sensación. El flash-back nos remite al cine mudo. El maquillaje es más acentuado, y el blanco y negro más quemado.
Respecto a las interpretaciones, son de sentar cátedra. El papel del orondo Ake Grönberg es uno de ésos que dejan huella. Si en “Los comulgantes” llama la atención la repetida tos del pastor luterano, aquí es destacadísimo el sudor perenne del director del circo (en el rostro, en la camisa), acentuando más la angustia del protagonista.
La actuación de Anders Ek, Frost, el alcoholizado payaso blanco es magistral.
El protagonismo de Harriet Anderson no tiene el descomunal peso de “Un verano con Monica”, pero su belleza y su talento sí. Aquí es una amazona celosa, joven y con futuro incierto.
Parece que la película no tuvo una buena acogida entre el público. Imagino que culpa de ello es el tétrico-desolado-sombrío paisaje humano que realiza Bergman.
La descripción del circo Alberti no puede ser más nauseabunda y cochambrosa. Imposible no sumergirse en ese mundo lleno de polvo, de olor a establo, de miseria.
Gran descubrimiento este film para mi. Otra medalla para Bergman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Film finaliza de la misma manera que empieza: con la caravana cruzando el horizonte con destino a otra ciudad, itinerante, en busca de otro público, de otra función.
Plano, escena o secuencia favorita:
El flash-back del payaso rescatando a su mujer bajo una humillación ensordecedora.
Podría haber sido también la pelea en el circo.
Plano, escena o secuencia favorita:
El flash-back del payaso rescatando a su mujer bajo una humillación ensordecedora.
Podría haber sido también la pelea en el circo.
19 de julio de 2023
19 de julio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El circo Alberti llega a un nuevo poblado, encabezados por Albert (Åke Grönberg) el propietario, las grandes épocas circenses están lejos para este grupo de desdichados que viajan en sus caravanas vistiendo harapos, llenos de pulgar, enfermedades, hambre y cuanta desgracia pareciera puede existir.
Pero este pueblo al que llegan no es un pueblo cualquiera, es el lugar donde vive Agda (Annika Tretow) y sus hijos, la esposa y familia de Albert a los que abandonó tres años atrás para mantener una relación con Anne (Harriet Andersson), una atractiva joven parte del circo, pero este termina siendo el problema inicial y detonante del resto.
En la desesperación del protagonista por que su elenco se mostrara al menos presentables en las funciones, decide acudir a una compañía teatral regentada por el señor Sjuberg (Gunnar Björnstrand) para ver si les regalan algún vestuario, en este lugar además de ser humillados, Anne es seducida por Frans (Hasse Ekman) un atractivo actor de teatro.
Bergman presenta este filme a mediados de setiembre de 1953, apenas siete meses después de haber estrenado Sommaren med Monika (Un verano con Mónica), dando muestras en ambas propuestas de grandes cosas, siendo Gycklarnas afton una película que se antoja más madura en sus temas y como lo propone.
Aprovecha para incluir su otro gran amor, el teatro, aunque es poco tiempo porque el objetivo principal es el circo, aunque le da a este un aspecto realmente lamentable, no visualmente, sino en lo vivencias, el grupo está en una enorme crisis que deben afrontar de alguna forma ante la imposibilidad de tener éxito.
Ciertamente la historia del filme, que parte de un guion realizado en solitario por el propio realizador, se desarrolla apenas en un día, la llegada del circo al poblado en medio de una lluvia torrencial que solo hacía presagiar lo complejo que se iba a volver todo, mientras el clímax sucede justo en el momento en que dan la primera función en al atardecer.
Aunque ese momento es el clímax porque es cuando se juntan distintos elementos de la trama, hay que decir que el largometraje presenta varios momentos memorables de alta tensión, el reencuentro de Albert con su esposa, el momento en el teatro con Sjuberg, el conflicto entre Albert y Anne.
Esto por no mencionar la historia que le cuenta uno de los carreteros al protagonista al inicio del filme, que es prácticamente un prólogo pero que aborda un hecho tan dramático como traumático para Frost (Anders Ek) el excéntrico bufón del circo que no es solo un personaje secundario, ya que aparece en momentos oportunos a lo largo del metraje.
Todo esto da claras muestras de que se está ante una obra madura, de enormes tensiones dramáticas y con un desenlace desolador, Bergman se continuaba afianzando a pasos agigantados, por si fuera poco, suma a su equipo de trabajo por primera vez a Sven Nykvist como director de fotografía, con quien va a formar un tándem intratable.
En este primer trabajo, según recuerda Bergman, su labor estuvo enfocada en la importante secuencia de la función del circo, ya que su mentor, Hilding Bladh, fue el encargado de la dirección de fotografía del resto del filme, ambos comparten crédito y sin duda un joven Nykvist seguía en ese entonces un proceso de aprendizaje.
Pero este pueblo al que llegan no es un pueblo cualquiera, es el lugar donde vive Agda (Annika Tretow) y sus hijos, la esposa y familia de Albert a los que abandonó tres años atrás para mantener una relación con Anne (Harriet Andersson), una atractiva joven parte del circo, pero este termina siendo el problema inicial y detonante del resto.
En la desesperación del protagonista por que su elenco se mostrara al menos presentables en las funciones, decide acudir a una compañía teatral regentada por el señor Sjuberg (Gunnar Björnstrand) para ver si les regalan algún vestuario, en este lugar además de ser humillados, Anne es seducida por Frans (Hasse Ekman) un atractivo actor de teatro.
Bergman presenta este filme a mediados de setiembre de 1953, apenas siete meses después de haber estrenado Sommaren med Monika (Un verano con Mónica), dando muestras en ambas propuestas de grandes cosas, siendo Gycklarnas afton una película que se antoja más madura en sus temas y como lo propone.
Aprovecha para incluir su otro gran amor, el teatro, aunque es poco tiempo porque el objetivo principal es el circo, aunque le da a este un aspecto realmente lamentable, no visualmente, sino en lo vivencias, el grupo está en una enorme crisis que deben afrontar de alguna forma ante la imposibilidad de tener éxito.
Ciertamente la historia del filme, que parte de un guion realizado en solitario por el propio realizador, se desarrolla apenas en un día, la llegada del circo al poblado en medio de una lluvia torrencial que solo hacía presagiar lo complejo que se iba a volver todo, mientras el clímax sucede justo en el momento en que dan la primera función en al atardecer.
Aunque ese momento es el clímax porque es cuando se juntan distintos elementos de la trama, hay que decir que el largometraje presenta varios momentos memorables de alta tensión, el reencuentro de Albert con su esposa, el momento en el teatro con Sjuberg, el conflicto entre Albert y Anne.
Esto por no mencionar la historia que le cuenta uno de los carreteros al protagonista al inicio del filme, que es prácticamente un prólogo pero que aborda un hecho tan dramático como traumático para Frost (Anders Ek) el excéntrico bufón del circo que no es solo un personaje secundario, ya que aparece en momentos oportunos a lo largo del metraje.
Todo esto da claras muestras de que se está ante una obra madura, de enormes tensiones dramáticas y con un desenlace desolador, Bergman se continuaba afianzando a pasos agigantados, por si fuera poco, suma a su equipo de trabajo por primera vez a Sven Nykvist como director de fotografía, con quien va a formar un tándem intratable.
En este primer trabajo, según recuerda Bergman, su labor estuvo enfocada en la importante secuencia de la función del circo, ya que su mentor, Hilding Bladh, fue el encargado de la dirección de fotografía del resto del filme, ambos comparten crédito y sin duda un joven Nykvist seguía en ese entonces un proceso de aprendizaje.
14 de febrero de 2023
14 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta podría ser la típica película de amores, donde la mujer de una pareja, cae en la tentación de una persona más joven (aunque realmente no lo aparente), el hombre se entera y tienen una crisis.
Eso podría ser un resumen, muy resumido, pero a esto lo metes en el ambiente de un circo, en el pasado del hombre, y la historia de un payaso que su mujer es un poco "fresca" y tiene continuación más adelante con la historia principal; además, a esto le sumamos que Bergman ya empieza a investigar para hacer su propio cine y que una película un poco "rara", tanto es así que no tuvo éxito en su día.
Pero a día de hoy, se considera un gran clásico de Bergman, y es que esta podría ser una de sus primeras películas por las que se recordará, su forma de hacer cine.
Eso podría ser un resumen, muy resumido, pero a esto lo metes en el ambiente de un circo, en el pasado del hombre, y la historia de un payaso que su mujer es un poco "fresca" y tiene continuación más adelante con la historia principal; además, a esto le sumamos que Bergman ya empieza a investigar para hacer su propio cine y que una película un poco "rara", tanto es así que no tuvo éxito en su día.
Pero a día de hoy, se considera un gran clásico de Bergman, y es que esta podría ser una de sus primeras películas por las que se recordará, su forma de hacer cine.
29 de abril de 2023
29 de abril de 2023
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Todas las películas de Bergman son muy "visuales". La imagen, la escenografía, el atrezo, los complementos pesan mucho en su cine, más que el diálogo o el guión. La cámara, el encuadre, el rodaje se proyecta sobre la imagen, no sobre otros elementos. Es un cine que te tiene que gustar, pero cuando se visualizan determinadas películas no se olvidan. Cada una de ellas tiene un momento inolvidable, el juego de ajedrez en el Séptimo velo, la piedra sacrificar en El manantial de la doncella, o la escena en el mar y la recuperación de la mujer del payaso en esta.
Creo que se trabajan sobre estos elementos, como si fueran planteamientos oníricos sobre los que se edifica toda la película. Se construye desde esta premisa.
Lo que me quiere contar Bergman no lo acabo de comprender del todo. Tiene, como casi todo su cine, varias lecturas. La más propia, la más intuitiva es la que pretende mostrar la diferente forma de sentir el amor entre hombres y mujeres, tranquilidad y equilibrio frente a emotividad descontrolada y pasión sin freno...
Otras pueden ser: la pérdida de pujanza del hombre maduro, que ve cómo otro nuevo, el actor mediocre, se impone a él en la contienda amorosa, o simplemente, la pérdida de identidad de el trabajo del circo, que cada vez que pone una carpa tiene que volver a empezar su propia vida, que dura, una vez más, lo que dura su estancia en esa ciudad.
Es, en todo caso, una película interesante, aunque no tan buena como otras suyas.
Creo que se trabajan sobre estos elementos, como si fueran planteamientos oníricos sobre los que se edifica toda la película. Se construye desde esta premisa.
Lo que me quiere contar Bergman no lo acabo de comprender del todo. Tiene, como casi todo su cine, varias lecturas. La más propia, la más intuitiva es la que pretende mostrar la diferente forma de sentir el amor entre hombres y mujeres, tranquilidad y equilibrio frente a emotividad descontrolada y pasión sin freno...
Otras pueden ser: la pérdida de pujanza del hombre maduro, que ve cómo otro nuevo, el actor mediocre, se impone a él en la contienda amorosa, o simplemente, la pérdida de identidad de el trabajo del circo, que cada vez que pone una carpa tiene que volver a empezar su propia vida, que dura, una vez más, lo que dura su estancia en esa ciudad.
Es, en todo caso, una película interesante, aunque no tan buena como otras suyas.
7 de agosto de 2023
7 de agosto de 2023
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Filmografía de Ingmar Bergman
13- Noche de Circo
Una película muy Fellini, Fellini en el sentido total del espacio físico cirquense y la naturaleza de sus personajes. Pero es totalmente Bergman en como maneja los desaires y deseos internos sobre todo de su personaje central (que actuación de Gronberg). Albert es el director de un circo callejero nómada que va de pueblo en pueblo tratando de alcanzar la taquilla y el gusto de la gente. Albert está cansado de esa vida de peregirnaje y desorden y aunque mantiene una relación con Anne (preciosa Harriet Anderson) está completamente desmotivado y cansado de la vida que lleva.
En ese juego de sueños frustrados de los dos personajes principales juega Bergman está fábula+melodrama+folklórica obra. Tiene muchas de las cosas que amamos del cine de Ingmar, los primeros planos, los monólogos existenciales y el juego de pasiones entre la pareja principal, un juego de pasiones desatado por el hastío y el anhelo de vivir otra vida. Los minutos finales son sublimes, es un climáx lleno de enfrentamientos y verdades. Un dato no menor, este es el primer filme en el que el DP Sven Nykvist trabaja con Bergman, y la cinematografía tiene momentazos, muchos de ellos con espejos, los personajes viendose, desmoronanse, no reconociendose. Dolorosa.
13- Noche de Circo
Una película muy Fellini, Fellini en el sentido total del espacio físico cirquense y la naturaleza de sus personajes. Pero es totalmente Bergman en como maneja los desaires y deseos internos sobre todo de su personaje central (que actuación de Gronberg). Albert es el director de un circo callejero nómada que va de pueblo en pueblo tratando de alcanzar la taquilla y el gusto de la gente. Albert está cansado de esa vida de peregirnaje y desorden y aunque mantiene una relación con Anne (preciosa Harriet Anderson) está completamente desmotivado y cansado de la vida que lleva.
En ese juego de sueños frustrados de los dos personajes principales juega Bergman está fábula+melodrama+folklórica obra. Tiene muchas de las cosas que amamos del cine de Ingmar, los primeros planos, los monólogos existenciales y el juego de pasiones entre la pareja principal, un juego de pasiones desatado por el hastío y el anhelo de vivir otra vida. Los minutos finales son sublimes, es un climáx lleno de enfrentamientos y verdades. Un dato no menor, este es el primer filme en el que el DP Sven Nykvist trabaja con Bergman, y la cinematografía tiene momentazos, muchos de ellos con espejos, los personajes viendose, desmoronanse, no reconociendose. Dolorosa.
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