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Victor Frankenstein

Drama. Terror. Ciencia ficción El científico Victor Frankenstein y su brillante protegido, Igor Strausman, comparten la noble misión de ayudar a la humanidad a partir de una rompedora investigación sobre la inmortalidad. Pero los experimentos de Victor han ido demasiado lejos y su obsesión ha tenido terroríficas consecuencias. Solo Igor puede traer de vuelta a su amigo del umbral de la locura y salvarle de su monstruosa creación. Adaptación libre de la historia del ... [+]
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La forma se impone sobre en el fondo en esta acelerada reescritura del mito de Frankenstein a medio camino entre una película de acción y un horror gótico recargado y desequilibrado (con abuso de los efectos digitales). Hay que reconocerle ciertos méritos como son sus ganas de reescribir el mito para hacerlo mas asequible, además la película comienza de manera correcta (a modo casi de película de detectives victorianos) pero pronto nos damos cuenta de que el director está mas preocupado en asombrarnos con sus triquiñuelas narrativas que en contarnos esa historia del hombre y el monstruo que ya conocemos. De hecho bebe demasiado de esas sobreexposición de los personajes propia de producciones modernas como la serie de televisión Sherlock Holmes (con la que comparte algunos actores, director y productores). El problema comienza cuando, debido a su formato cinematográfico, se hinchan las costuras para ofrecernos un gran final que acaba estando mas cerca del guiñol que de una película de estas características. Es una película muy entretenida y bien confeccionada, pero todo es demasiado falso, exagerado y carece de alma (como el monstruo mismo). Una película de acción (mas que de terror) que va a toda prisa y entretiene pero que carece de verdadero valor. Una de esas películas de usar y tirar, vamos.
El Criticón
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11 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
[... ] Cuando Kenneth Branagh realizó, en 1994, su propia versión de la obra de Shelley dejó al mundo en un choque de opiniones precisamente por alejarse por completo de los amaneramientos y del encorsetado cliché para acercarse más a la realidad de lo que intentabla la escritora dándole al monstruo y todo cuanto le rodeaba un tono más serio, más sombrío, más real y mucho más humano (ayudado siempre por un Robert DeNiro que consiguió conferirle a su personaje un enfoque más creíble que de costumbre). Sólo con el tiempo, a pesar de las críticas, “Frankenstein de Mary Shelley” acabaría convirtiéndose en una pieza de cierto culto (aunque menor). En resumidas cuentas era una forma como otra cualquiera de respetar la obra y darle un más adulto, incluso más gótico. La versión que ahora ofrece Paul McGuigan podría decirse que intenta recuperar ese tono y encajarlo en los orígenes del doctor (y científico) para alejarlo, así, de la ciencia ficción de serie B, del terror malsano y de la fantasía un barroca y acercarse más a la ciencia casi documental. Basándose en la obra de Shelley y teniéndola en todo momento presente para, al menos, respetar las constantes y todo lo que engloba el universo de Frankenstein, 20th Century Fox ha preferido darle una vuelta de tuerca más a la historia dejando el guión en manos de Max Landis, hijo del director de cine John Landis, enfocando la historia, como novedad, a través de los ojos de Igor y a su vez centrarse en los orígenes del científico mucho antes de convertirse en el doctor aclamado y temido y mucho antes de concebir su criatura.

A poco que uno vaya conociendo las intenciones y resultados de las películas basadas en los monstruos de la Universal (y en los monstruos en general) de los últimos años se habrá dado cuenta que se está tomando una rutina como norma y esa no es otra que restarle espectáculo y fantasía para centrarse o adentrarse en el tono solemne y alejado de todo tipo de acción desmesurada que pudiera propiciar el material de partida. Ya sucedió con “El hombre lobo” (Joe Johnston, 2010) y lo mismo sucedió con “Drácula, la leyenda jamás contada” (Gary Shore, 2014). No hace falta ser docto en la materia para ver que con este “Victor Frankenstein” ha sucedido lo mismo. Se le ha despojado de la aventura diáfana, de la acción trepidante y el terror agresivo para jugar más con el tono serio, mucho más didáctico que fantástico y despojado en todo momento de supuestas alegorías sobrenaturales. Aquí lo que se trata es de enfocar en todo momento el objetivo sobre los descubrimientos que ofrece la ciencia en contra de la fe y la religión. Pero una cosa son las intenciones y otra muy distinta el resultado. Desde luego la película toca tan sólo de puntillas ese enfoque pero no decide ir hasta el final con todas las consecuencias precisamente por una falta clara de enfoque o tratamiento.

Tristemente el problema de base de toda la obra en cuestión es la falta absoluta de concreción. Toca muchos palos pero la gran mayoría se quedan a medias o no acaban por quedar rematados y bien cerrados. Todo comienza como una especie de película circense donde conocemos al protagonista de la función, Igor, un jorobado que tiene nociones de medicina pero debido a su malformación es utilizado como elemento de sorna y maltrato en el circo en el cual se encuentra encerrado [...]. Es en esta sección, la del conocimiento y descubrimiento, cuando la película deja claro que el terror no es el centro de atención, ni tan siquiera el género dominante, pues por ejemplo la deformidad de Igor es presentado como un elemento de fácil curación y así no convertirla en el icono de servidumbre y pieza selecta en la constante galería de elementos relacionados o asociados con el panorama referente a Frankenstein. De ahí que todo suceda en una casa señorial y no en un castillo lúgubre. De ahí que las investigaciones estén expuestas de una forma casi documental y no como un episodio de serie B de telarañas, candelabros y falsas paredes.

Lógicamente si una película es presentada como perteneciente al género de terror, o si acaso de un horror blando sin apenas escenas de sangre y violencia, lo razonable sería que tuviésemos pequeños episodios de suspense repartidos a lo largo de todo el metraje pero aquí lo único que suscita algo parecido a miedo de nuevo cuño es el momento donde el doctor logra dar vida a un simio para demostrar su valía, su potencial y sus dotes en el campo de la medicina. Pero es un episodio tan escueto, tan rápido y tan mal narrado que apenas un susto de gato logra esbozar un sobresalto. Todo lo demás es carne de movimientos de cámara mal ejecutados, poco atractivos y desde luego mal acabados. Y aunque los efectos visuales logran transmitir algo de sensación malsana por lo putrefacto de la propuesta no sirven como sustituto del terror que hubiese venido muy bien. Porque hasta llegar a la parte final, esa donde aparecerá en todo su esplendor el monstruo, no hay nada que mantenga el interés, que sepa jugar con el ejercicio y desde luego acaba por resultar un filme poco agradecido y poco llamativo. De ahí que como película de terror tampoco funciona [...]

[...]Visualmente luce muy bien, superando con creces lo exigible pero está claro que el guión de Max Landis flojea irremediablemente en casi todos los aspectos. Landis lleva siendo uno de los guionistas más reclamados y aclamados de los últimos años y ha conseguido algunos trabajos muy logrados que han demostrado que tiene cierta madera para concebir libretos que contienen lo que una película necesita. En cambio el guión de esta película navega por un mar de irregularidades muy difíciles de sortear. Porque contiene lo mejor y lo peor al respecto demostrando así que no todas las ideas son buenas por ser una película de corte fantástico. Y siendo sinceros de lo mejor hay poco reseñable más allá de puntos muy concretos.

- continúa en spoiler -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
claquetabitacora
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19 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero ¿qué les ha salido?
Un Frankenstein de película eso seguro.

Que historia tan vista, floja y mal rodada. Con prisa diría yo. Que desperdicio de talento, literal. Porque tener a James McAvoy y producir este bodrio junto con Radcliffe hay que ser muy torpe.

En plena esfervecencia de Frankenstein resucitados en el cine y la televisión. Como la última adaptación de "Yo soy Frankenstein" o su presencia en "Penny Dreadful" ha dejado el copón muy alto, aunque la obra maestra de Branagh aún me ronde por la cabeza.

Coñazo de película que no parece que sea propia de la obra de Shelley, sino más bien cuatro personajes que han perdido el norte y están toda la película medio borrachos o en estado de shock. Es que no tengo palabras. Planea sobre el guión una pereza monumental, que no aporta a la historia nada de originalidad, nada nuevo. Ayudantes torpes, un inventor con menos tuercas que su supuesta criatura y un amor en ciernes que no prende ni en la chimenea es todo lo que veo yo aquí.
barbara12
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3 de noviembre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se lleva mucho eso de modificar los mitos. Siempre digo que todo se puede hacer, que la creatividad no tiene límites pero sí debería haber un límite para a la vergüenza ajena; límite que «Victor Frankenstein» ha cruzado sin contemplaciones.

Ya en cinco minutos de metraje se llega a cotas insospechadas en cuanto a ridículo y cutrez. Cabe preguntarse cómo ocurren estas cosas, cómo es posible que se escriba y se reproduzca algo tan delirante; es un delirio gracioso, porque hay que reírse de lo mala que es, pero también te sientes mal, frustrada, de que una chica de veinte años escribiera hace siglos una novela que ha perdurado en el tiempo y ha marcado la cultura occidental y unos señores del nuevo milenio hagan «esto» con lo que ella hizo.

Admito que «Frankenstein» de Mary Shelly no me parece una gran novela; tiene excesos de adolescente y una historia poco cohesionada, pero más allá de eso es una creación evocadora y desgarradoramente romántica que nos habla de los anhelos y miedos del ser humano a través de la ficción de una criatura, ya no hija de Dios sino del hombre. A partir de aquí, uno puede readaptar o reinterpretar lo que quiera pero ¿por qué despreciar tanto a Mary Shelly? ¿A qué se debe esta falta de respeto tan grande?

Así, ahora el protagonista es Victor Frankenstein, lo que me parece muy bien pero, hombre, hacer de un personaje gótico atormentado y genial un tipo hiperactivo, vulgar, outsider y sensiblero es para cortarse las venas. Y si además este personaje lo unes a un Igor que pasaba por allí, ex payaso y pre galán que se liga a la más guapa del barrio, junto con un estilo a lo Guy Ritchie desaguado y una historia en la que lo que menos importa es la criatura revivida en sí, pues nos haremos una idea de lo lamentable que es todo.

McAvoy, lo siento mucho.
Kaori
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30 de noviembre de 2015
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pobre Mary Shelley, toda ella pulcritud y amor a flor de piel, con una sola novela logró hacer sombra al mismísimo Percy Bysshe Shelley, (su marido).

Mujer a la sombra de uno de los escritores fundamentales de la literatura inglesa, tuvo la suerte o la desgracia de hacer una apuesta con el mismísimo Lord Byron a ver quién escribía la historia de terror más terrorífica para amenizar sus vacaciones en el lago Lemán en uno de los veranos nucleares, (no hubo verano ese año debido a las cenizas del Etna en la atmósfera)

Frankenstein no ha corrido la misma suerte que la la historia del alcohólico irlandés con sus vampiros. La figura del "monstruo" creado por Víctor Frankenstein no resulta tan atractiva ni tan comercial como la sofisticada figura del vampiro. Es por ello, que una novela tan descomunal y abrumadoramente lírica y actual, sigue huérfana. Es como el patito feo que nadie quiere sacar a bailar. Los diversos directores que han intentado explotar la historia, han errado o simplemente han hecho el ridículo, en particular, la detestable adaptación de Kenneth Branagh de 1994 con Robert De Niro, fue deplorable y ñoña.

Y ahora que se estrena éste Víctor Frankenstein, tampoco guardaba grandes esperanzas por ver un acto de fe, de justicia para con Mary Shelley. La película es un reboot de las sendas y aborrecibles adaptaciones hammerianas. No aporta nada, más allá de su humor negro y cierto cariz tragicómico. Patinando 109 min de metraje, que es como si fueran 109 metros en un pozo de aburrimiento. Y no es porque Daniel Radcliffe o James McAvoy sean malos actores, (ambos han demostrado cierta solvencia en otros trabajos) es que simplemente el guión está re-masticado, regurgitado y tan resobado, que sales del cine con la sensación de haber visto la película cientos de veces. Aquí en Londres se ha estrenado ya y España hasta el 2016 no verá su estreno. No os preocupéis, no os perdéis gran cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Buscapé
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