Desconocido

Si te gustan las películas de acción con Liam Neeson, quizás te entretengas con Sin identidad, un thriller dirigido por el español Jaume Collet-Serra, que nos lleva a Berlín, donde un bioquímico llamado Martin Harris (Neeson) sufre un accidente de coche y se despierta con amnesia. Para su sorpresa, su mujer (January Jones) no le reconoce, otro hombre (Aidan Quinn) ha usurpado su identidad y unos asesinos le persiguen. Con la ayuda de una taxista (Diane Kruger), Martin intentará descubrir la verdad sobre lo que está pasando.

La premisa de Sin identidad podría haber dado lugar a un buen thriller de intriga, pero el guión se encarga de arruinarlo con una serie de giros absurdos, inverosímiles y predecibles, que hacen que la película pierda credibilidad y coherencia a cada minuto. El espectador no tarda en darse cuenta de que nada tiene sentido, y que la película es un pastiche de otras mejores, como Bourne, El caso Bourne, o El caso Bourne.

Los personajes son planos y estereotipados, y las actuaciones no ayudan mucho. Liam Neeson hace lo que puede con su papel de héroe confundido, pero no logra transmitir emoción ni carisma. January Jones está tan fría y inexpresiva como siempre, y Diane Kruger se limita a seguir a Neeson por toda la ciudad. El único que se salva es Bruno Ganz, que interpreta a un ex agente de la Stasi que aporta algo de humor y sabiduría a la trama.

La dirección de Collet-Serra es correcta, pero no consigue darle ritmo ni tensión a la película. Las escenas de acción son convencionales y aburridas, y la ambientación de Berlín es desaprovechada. La música de John Ottman y Alexander Rudd es genérica y repetitiva, y no aporta nada al clima de la película.

En definitiva, Sin identidad es una película decepcionante, que pretende ser un thriller inteligente y sofisticado, pero que acaba siendo una mezcla de clichés, inconsistencias y ridiculeces. No es la peor película de Liam Neeson, pero tampoco es la mejor. Si quieres ver una buena película de acción con Neeson, te recomiendo Venganza, El equipo A o Infierno blanco. Si quieres ver una buena película de amnesia, te recomiendo Memento, El caso Bourne o El desconocido del lago. Si quieres ver una buena película de Jaume Collet-Serra, te recomiendo La huérfana, Non-Stop o Una noche para sobrevivir. Si quieres ver Sin identidad, te recomiendo que no lo hagas.

Parece cada vez más evidente que el catalán Jaume Collet-Serra ha basado gran parte de su cultura cinematográfica en el cine americano. Tampoco parece que tan marcada influencia le importe mucho ni se esfuerce en disimularlo y si sus dos primeras películas bebían directamente del terror palomitero para adolescentes, con “Sin identidad” penetra en el thriller de acción echando mano de todos los tópicos que ha hallado a su alcance. Partiendo de una premisa más que interesante, Collet-Serra juega con el espectador, al que engaña y manipula sin reparar en los daños colaterales que va dejando por el camino en un guión del cual poca cosa podemos salvar. Si acaso un punto de partida que no obstante al final se releva como tramposo y la actuación de un Liam Nesson en la piel de un personaje que recuerda a los anti-héroes hitchcokcnianos perdidos en un mundo que parece volverse en su contra. Nada más, porque la historia se va volviendo más inverosímil y rocambolesca a medida que se desarrolla y las escenas de acción parecen meros “copia/pega” sacados de producciones similares. Una lástima porque el argumento de la película prometía mucho más, aunque habrá que reconocerle al menos a Collet-Serra su capacidad para presentar propuestas atractivas que al final, lamentablemente eso sí, acaban en nada.

Lo mejor: su punto de partida.

Lo peor: que el guión no haya por donde cogerlo.

Sin Identidad tiene un título estándar que, una vez más, al traducirse al español, se hace incluso anodino. Y puede gustar más o menos, pero es indudable que la nueva película del director español Jaume Collet-Serra tiene personalidad y vigor. Lo logra gracias a un atractivo reparto internacional y un diseño de producción muy norteamericano pero aplicado a unas localizaciones europeas, con Berlín como ciudad bien conocida por el cine, especialmente después de la célebre película de Wenders fotografiada por el gran Alekan.

Sin identidad podría ser una película del montón y la habilidad de Collet-Serra está en lo que podríamos llamar el valor añadido que aporta a la película: la voluntad de estilo, la apelación a los clásicos y a títulos recientes que el espectador tiene en la memoria reciente, como la saga Bourne.

Liam Neeson triunfó en Estados Unidos y luego en la taquilla internacional con Venganza (Taken) y, a película vista, es difícil ver que tiene esa película para haber funcionado tan bien. Taken se construía sobre una trama antigua y eficaz: padre, hija raptada, “os vais a enterar”… Sin identidad es una historia más enrevesada, que juega con la siempre incómoda sensación de que lo que se percibe no es lo que parece. Y de nuevo, la interpretación de Liam Nelson se siente cómoda en éste terreno cinematográfico.

La historia original procede de una novela de Didier Van Cauwelaert, que ya vio cómo se llevaba al cine otra obra suya, La educación de las hadas. Gracias a esta adaptación los múltiples interrogantes de la trama se sostienen de un modo verosímil salvando los agujeros narrativos de los que suelen pecar películas de este tipo.

Collet- Serra dispone bien las piezas en el tablero y la partida tiene emoción y espectacularidad, con secuencias de acción muy bien rodadas. El relato entretiene, en gran medida, porque el director sabe en todo momento que está haciendo cine de género y que debe someterse a sus reglas para dar al público lo que espera.

Eugenio Domenech

La única cosa que me ha gustado de esta película es la manera en como enlaza los "por qué". A pesar de que sean un poco estrambóticos, los consigue meter sin calzador alguno. Por otra parte, aunque lo hace de notable, pienso que no han acertado poniendo a Neeson en ese papel. Todo lo demás bien, pero sólo eso, bien. 5/10

Castorman.

Entretiene más que entusiasma. El argumento te deja en vilo y como dice Jaume Collet-Serra el espectador siempre está pensando en qué es lo que va a ocurrir justo después porque no entiende los pasos que se están dando. Al final todo encaja y por ello pasamos de una película de suspense a una película de acción.
El problema es que el ritmo es tan frenético a veces (sobre todo en las previas de algunas persecuciones) que hay elementos del guión que fallan o que están pillados por alfileres.