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Perros de paja

Drama. Thriller El astrofísico americano David Sumner (Hoffman) se traslada a vivir al pueblo de su mujer, en Gran Bretaña. Es un hombre reservado y tímido que vive absorto en sus investigaciones y procura evitar cualquier disputa. Sin embargo, la violencia de ciertos individuos del pueblo llega a tal extremo que Sumner, situado entre la espada y la pared, reacciona con las mismas armas que sus agresores para defender a su mujer y su hogar... Obra ... [+]
Críticas 156
Críticas ordenadas por utilidad
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8
5 de junio de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sam Peckinpah abandona momentaneamente los polvorientos paisajes del Western para trasladarse a la campiña británica en un film curioso que se pueden catalogar como uno de sus mejores. La trama nos cuenta como una pareja compuesta por un profesor de matemáticas, David (Dustin Hoffmann) y Amy (Susan George) que se trasladan al pueblo de origen de ella, en busca de tranquilidad. Sin embargo su estancia en la apacible localidad se puede calificar de cualquier cosa menos de tranquilidad.

Y es que la presencia de Amy, una mujer exhuberante con un pasado en la localidad y con antiguos novios de juventud, acompañada de un apocado David, será el detonante de una série de acontecimientos que estallarán hacia el último tercio del film. Peckinpah carga el film de sexualidad y de violencia durante buena parte del metraje, de tal forma que al final las tensiones se desbordan en uno y otro camino. Cada uno con un protagonista diferente. Por un lado una Amy que de forma consciente desprende sexualidad en todo momento, de forma que llegará un momento en que no podrá controlar la situación. Por el otro, durante buena parte del metraje hay una carga de violencia implícita, en las relaciones de los lugareños con el apocado profesor, en los gestos y miradas de éstos hacia una pareja de extranjeros, etc. De tal forma, que esa carga de violencia se acabará haciendo implícita con el detonante más absurdo. Es curioso que al final todo se desencadena no por pasar cuentas pendientes sino por otro hecho externo y ajeno a lo que Peckinpah nos estaba contando, como si fuera una olla a presión que al final acaba por explotar.

Y cuando explota la violencia, hay pocos como Peckinpah para retratarla en toda su dimensión, con el uso del zoom y del ralentí que tanto popularizó y tanto le han copiado. Lo interesante de este film es la forma que tiene de acumular tensiones durante buena parte del mismo, de forma que cuando se pasa a la acción, no es en modo alguno gratuita sino que se observa como algo inevitable. Otro tema interesante es la relación entre David y Amy, retratada por el realizador de una forma un tanto misógina (parece que la mujer es la culpable por provocar deliveradamente a los lugareños) pero al mismo tiempo nos sorprende con la metamorfosis de David que pasa de apocado profesor a defensor encarnizado de su hogar. Quizás Peckinpah quiere que veamos que hasta la persona más inofensiva guarda dentro una parte oscura que cuando despierta no hay quien la pare. Y sin duda alguna el pesimismo y fatalismo sobre el ser humano también está presente en este film.

A estas alturas el film sólo es recordado para la gran mayoría por dos secuencias concretas (una de sexo y la otra de violencia), sin embargo, Peckinpah nos ofrece uno de sus films más redondos y mejor elaborados de toda su carrera
9
13 de junio de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El "Bulling" tan comentado hoy en México. Siempre ha existido. Y aquí lo vemos llevado a extremos impensables entre adultos. Por medio de tipos castrosos como los que rodean a Dustin:

Esta película es una buena mezcolanza de emociones atormentadoras en las que el director Sam se convierte en un malévolo alquimista. Y es que sabe muy bien crear una atmósfera de suspenso previa a la violencia que hasta el gordo amo del suspenso le felicitaría. Luego de ver este cokctail de intolerancia humana en alto contenido xenófobo; me queda la impresión de aspirar el aroma de la naranja de Kubrick y el ladrido de los perros de Tarantino en la casona lúgubre del resplandor.

Las cerezas del preparado son las actuaciones de Dustin-Susan; que están muy convincentes como víctimas en la tela de araña.

¡¡Perros de paja!!
¡¡Perros del mal!!
8
31 de diciembre de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hubiera que ponerle un nombre a la violencia en el cine, ese sería el de Sam Peckinpah. Un director magistral que en cada una de sus películas exploró los límites del hombre y la irrupción de la violencia en su vida. Ya fuera en un western como Grupo salvaje, en la Segunda Guerra Mundial de La cruz de hierro o en esta impactante Perros de paja, el tema principal de todas las películas de Peckinpah siempre fue la violencia, en todas sus vertientes.
Perros de paja es la historia del intelectual, del hombre civilizado enfrentado a la barbarie. Dustin Hoffman interpreta a David Sumner, un matemático norteamericano que se busca un retiro rural en la campiña inglesa junto a su mujer para escribir un libro. Allí, la atmósfera se enrarece paulatinamente y los habitantes del pueblo parecen centrar sus fobias en el extranjero, hasta involucrarlo en un suceso donde la violencia se desencadena de manera brutal. La pregunta que surge siempre es incómoda: ¿hay situaciones donde la violencia es lícita? ¿Y si no fuera solo lícita, sino necesaria?
Perros de paja no da respuesta fácil, ni siquiera creo que dé una respuesta. Peckinpah cuenta su historia y deja que nosotros saquemos conclusiones. Además, son muchas las ambigüedades que pueblan la trama, sobre todo en la actitud de Amy (Susan George), la mujer de David. El resultado es una película desconcertante, que comienza un poco lenta, pero que alcanza un clímax bastante intenso, que demuestra la capacidad de Peckinpah para crear atmósferas insanas, para hacer que el aire que respiran los protagonistas se vuelva raro, denso. El clima de Perros de paja se vuelve agobiante, asfixiante, y sobre todo se cierne la amenaza.
Peckinpah consigue, con Perros de paja, un notable thriller con ribetes incluso de terror psicológico; pero, más allá de etiquetas, Peckinpah consigue erizarnos el vello con la historia de esta pareja normal y corriente envuelta, sin comerlo ni beberlo, en la más sucia violencia. No es una película que te deje indiferente. Tal vez no sea la mejor película de Peckinpah, pero sin duda removerá las tripas al espectador más avezado.
7
1 de junio de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba más, no sé. No entiendo el porqué de tantas buenas críticas. Es cierto que me ha entretenido mucho y ha habido algunos aspectos de la película que me han gustado (las dosis de misoginia, la mentalidad de los pueblerinos...) pero no veo realmente nada que sea de alabar. Estas críticas tan buenas que tiene se deben seguramente a que está dirigida por Peckinpah.

Cuando a día de hoy se hacen películas como esta, la gente no las valora en absoluto, y no veo por qué esta debería ser más. Vale, es el año 71 y quizás era algo más novedoso o impactante, pero con la perspectiva de una persona joven como yo, que he visto muchísimas películas de terror similares (y más salvajes), es difícil que una cinta como esta te impacte. Y es que si este film fuese más allá de la violencia, aún le vería algo, pero lo cierto es que aporta poco.

No he visto más películas de Peckinpah, pero la verdad, esta me ha resultado muy poco sutil. Hay momentos, como la escena de la fiesta, en la cual te muestran las imágenes que pasan por la cabeza de Amy; yo sinceramente prefiero ver sólo su cara, sus gestos, su comportamiento y hacerme una idea de lo que está pensando, no que te lo den todo ahí masticado.

En resumen, entretiene y te mantiene en tensión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena de la violación es sin duda confusa... Y la transformación de David también.
7
24 de febrero de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesantísimo filme de Sam Peckinpah y mi primer acercamiento a su obra. “Perros de paja” es un referente indispensable y una acertada elección para rodar algo distinto a los westerns que pueblan su filmografía, aunque también contenga ciertos elementos de ese género.

“Perros de paja” ha dado mucho de qué hablar desde su estreno allá por los comienzos de los setenta, cuando en la sociedad norteamericana se respiraba cierto clima de tensión y disconformidad con la nefasta guerra de Vietnam. Ése es uno de los motivos por los que huyen a Inglaterra David (Dustin Hoffman) y su mujer Amy (Susan George), al pueblo donde nació ella. David aprovecha ese año sabático para la investigación teórica, ya que es un matemático especializado en astrofísica. Los lugareños, gente de mentalidad cerrada y poco amistosos con los de fuera, no tardarán en echarles el ojo a los forasteros. Con el tiempo, el matrimonio irá viendo cómo se mofan de ellos, hablan a sus espaldas, critican y hasta humillan, en una situación imparable que tendrá un desencadenante trágico.

Peckinpah elabora una trama sórdida, incómoda de ver y con una tensión palpable conforme avanzan los minutos. Los parroquianos del pueblo se muestran desde el primer momento como gente despreciable, rastrera e intratable. A esto se le suma los propios problemas por los que pasa el matrimonio, en el que los reproches y las malas palabras están a la orden del día. Amy se siente olvidada por David e incluso maltratada verbalmente cuando éste se encuentra concentrado en sus ecuaciones. Todo ello dará lugar a que los matones del pueblo, liderados por Peter Vaughan (un antiguo novio de Amy), se atrevan a meterse en sus vidas de forma dramática.

Es de destacar la evolución de los personajes de David y Amy, especialmente el de David. Un tipo relativamente tranquilo, que ve cómo son tratados por los lugareños y ve cómo su relación con Amy se le puede ir de las manos, sólo puede evolucionar de la peor forma posible. Los instintos primarios, que mantienen a raya la razón, son los únicos que le hacen reaccionar ante una salvaje intromisión, hasta desencadenar en una espiral final de violencia impensable, pero de alguna forma también predecible. Es la sinrazón de la violencia según Peckinpah, es el lado más oscuro del ser humano pero no menos real que su capacidad de raciocinio, el que triunfa al final, después de una exposición clara de motivos.

Peckinpah rueda con pulso y nervio, dirige la cámara hacia detalles concretos con una velocidad endiablada, utiliza el zoom y la cámara lenta como si lo hiciera todos los días… técnicas que dotan de mayor realismo a la propuesta, sumando además las magníficas actuaciones de Dustin Hoffman y Susan George.

Predecible, pero positivamente angustiosa en su metraje. Una joya cinematográfica que a Tarantino no le hubiera importado firmar.
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