Mad Max: Furia en el camino
2015 

7.2
71,878
Acción. Ciencia ficción
Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un War Rig conducido por una Emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una Ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue ... [+]
16 de mayo de 2015
16 de mayo de 2015
29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo felicitar a su productora por haberla colado (o impuesto) para inaugurar, fuera de concurso, el festival de Cannes de este año y por haber conseguido arrancar a algunos críticos comentarios positivos (que a mí me han sonado algo exagerados), con el fin de intentar hacernos creer a priori que “Mad Max: Furia en la carretera” era algo más atrayente de lo que nos olíamos nada más ver su cartel anunciador. Este “remake” de la mejor de George Miller, “Mad Max 2”, contaba además con el aliciente de que su director, fue el director de la trilogía de Mad Max y, con esta nueva incursión en ese mundo que él creó, su renovación podía haber sido para mejor, aún a pesar de estar fresco el relativamente reciente caso de un decepcionante Ridley Scott con su vuelta al mundo de “Alien”. Y por desgracia así ha sido.
Sin llegar a un nivel horrendo, este “Mad Max 4: El pasacalle” se ha quedado en un film mediocre, partiendo de la base de que su guión es una mera anécdota, por ello se hace larga, porque a duras penas se sostiene a lo largo de sus dos horas. Su base es tan fina como una oblea y lógicamente en ningún momento llega a ser la hostia. Para mayor torpeza no hay ni siquiera una descripción superficial de sus personajes, y en el caso del protagonista, tras una trilogía, aquí está peor descrito que nunca. También se ha optado en esta nueva reapertura de la saga por renunciar a lo que es cine para pasarse directamente al videojuego, hasta está rodada acelerando los movimientos de sus actores, como si fueran los zombis rápidos de “Guerra Mundial Z” o del mundo de Balagueró. Su acción insistente es para tapar agujeros dramáticos, con estéticas prestadas de otros films, sea por ejemplo el “sombreado” de ojos de Theron, sacado del personaje de Daryl Hannah en “Blade Runner”, a decorados o caracterizaciones que parecen sacados de un rodaje de Terry Gilliam o de “Batman”… Creo que algún crítico hace referencia al Circo del Sol, por aquello de que se incluyen saltimbanquis y zancudos, de estética circense, pero a mí me recuerda más a un pasacalle que al Circo del Sol, más cercano a La fura dels baus, Els Comediants o La Tarasca y planeado para un parque temático. En ambos casos, pasacalle y película, cuentan con vehículo donde va la banda: guitarra y percusión. Esto último en el film no queda claro con qué fin, ya que con el ruidazo y explosiones que se montan no se sabe bien para qué les acompañan. Pero bueno, quedan tantas cosas sin aclarar… y porque da igual. Al menos intenté que me entretuviera, aunque inevitablemente hubo momentos en que me aburrió, y aunque finalmente se trate de un cine descerebrado y descaradamente comercial al que no se le puede pedir mucho, yo no la recomendaría. Lo que me llama a la reflexión es que a estas alturas, y se supone que entre un público especializado, aún no se sepa distinguir entre ritmo y acción. Una película de Bergman, aunque no tenga “acción” tiene más ritmo que este pasacalle. Su ritmo machacón es a través de un montaje desquiciante, gracias a miles de tiros de cámara. Y es lo mínimo que debía tener, ya que para eso han contando con un gran presupuesto, adobado por sus efectos de toda índole o su música. Pero no hay nada más… que sea bueno, claro, y por no hablar de la resolución para las escenas nocturnas que son bastante primarias. En resumidas, pan y circo.
Sin llegar a un nivel horrendo, este “Mad Max 4: El pasacalle” se ha quedado en un film mediocre, partiendo de la base de que su guión es una mera anécdota, por ello se hace larga, porque a duras penas se sostiene a lo largo de sus dos horas. Su base es tan fina como una oblea y lógicamente en ningún momento llega a ser la hostia. Para mayor torpeza no hay ni siquiera una descripción superficial de sus personajes, y en el caso del protagonista, tras una trilogía, aquí está peor descrito que nunca. También se ha optado en esta nueva reapertura de la saga por renunciar a lo que es cine para pasarse directamente al videojuego, hasta está rodada acelerando los movimientos de sus actores, como si fueran los zombis rápidos de “Guerra Mundial Z” o del mundo de Balagueró. Su acción insistente es para tapar agujeros dramáticos, con estéticas prestadas de otros films, sea por ejemplo el “sombreado” de ojos de Theron, sacado del personaje de Daryl Hannah en “Blade Runner”, a decorados o caracterizaciones que parecen sacados de un rodaje de Terry Gilliam o de “Batman”… Creo que algún crítico hace referencia al Circo del Sol, por aquello de que se incluyen saltimbanquis y zancudos, de estética circense, pero a mí me recuerda más a un pasacalle que al Circo del Sol, más cercano a La fura dels baus, Els Comediants o La Tarasca y planeado para un parque temático. En ambos casos, pasacalle y película, cuentan con vehículo donde va la banda: guitarra y percusión. Esto último en el film no queda claro con qué fin, ya que con el ruidazo y explosiones que se montan no se sabe bien para qué les acompañan. Pero bueno, quedan tantas cosas sin aclarar… y porque da igual. Al menos intenté que me entretuviera, aunque inevitablemente hubo momentos en que me aburrió, y aunque finalmente se trate de un cine descerebrado y descaradamente comercial al que no se le puede pedir mucho, yo no la recomendaría. Lo que me llama a la reflexión es que a estas alturas, y se supone que entre un público especializado, aún no se sepa distinguir entre ritmo y acción. Una película de Bergman, aunque no tenga “acción” tiene más ritmo que este pasacalle. Su ritmo machacón es a través de un montaje desquiciante, gracias a miles de tiros de cámara. Y es lo mínimo que debía tener, ya que para eso han contando con un gran presupuesto, adobado por sus efectos de toda índole o su música. Pero no hay nada más… que sea bueno, claro, y por no hablar de la resolución para las escenas nocturnas que son bastante primarias. En resumidas, pan y circo.
18 de julio de 2015
18 de julio de 2015
23 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Horripiìlante, bazofia que no aguantaría ni clasificarse dentro del denostado género B, cómo alguien ha podido gastar un dolar en semejante atropello al cine....Y los críticos "serios" la clasifican como obra maestra... pues nada, adelante, a disfrutarla. Pero estáis avisados.
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pregunto si el guión lo escribió la sobrina o sobrino de 7 años de George Miller. La técnica de time-lapse, que ya la usaban en las pelis de Alfredo Landa o de Pajares y Esteso, marea. Efectos especiales, efectos especiales, efectos especiales y más efectos especiales en una película llena de detalles propios de una mente infantil. Aburrida y prescindible, siempre cambio de canal cuando veo que la están echando. Lo peor: que existe. Lo mejor: cuando se acaba.
15 de mayo de 2015
15 de mayo de 2015
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente las películas con más presupuesto se han basado en grandes efectos especiales sobre mundos futuristas en el sentido más moderno de la palabra y acompañado siempre de superhéroes en su gran mayoría.
En otro tiempo, las grandes productoras gustaban de crear lugares imposibles y de pura fantasía, como Waterwold o Jurassic Park, y cada poco tiempo salía una pequeña odisea visual.
Ahora salen cada mucho tiempo y pocas de estas películas merecen la pena. Mad Max viene con ese espíritu pero vitaminado como sólo se podría hacer en estos días y el resultado es espectacular.
El guión es impecable, los actores son muy creíbles y la dirección es tremendamente certera, como sólo un veterano con ganas podría hacerlo.
Los entornos son espectaculares y muy creíbles y la persecución es lo más loco que habrás visto en el cine. Pero lo que más llama la atención y lo que más te va a llegar al corazón es lo cuidado que están los detalles. Inventan una cultura muy curiosa y cada cosita que enseñan es un regalo.
Si estás pensando en ir a verla o en descargarla, te animo a que pagues y la veas en una pantalla grande. Probablemente si no lo haces te arrepientas mientras la veas en tu ordenador y en una calidad semipésima.
En otro tiempo, las grandes productoras gustaban de crear lugares imposibles y de pura fantasía, como Waterwold o Jurassic Park, y cada poco tiempo salía una pequeña odisea visual.
Ahora salen cada mucho tiempo y pocas de estas películas merecen la pena. Mad Max viene con ese espíritu pero vitaminado como sólo se podría hacer en estos días y el resultado es espectacular.
El guión es impecable, los actores son muy creíbles y la dirección es tremendamente certera, como sólo un veterano con ganas podría hacerlo.
Los entornos son espectaculares y muy creíbles y la persecución es lo más loco que habrás visto en el cine. Pero lo que más llama la atención y lo que más te va a llegar al corazón es lo cuidado que están los detalles. Inventan una cultura muy curiosa y cada cosita que enseñan es un regalo.
Si estás pensando en ir a verla o en descargarla, te animo a que pagues y la veas en una pantalla grande. Probablemente si no lo haces te arrepientas mientras la veas en tu ordenador y en una calidad semipésima.
15 de mayo de 2015
15 de mayo de 2015
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
30 años pasaron desde aquella tercera parte de la saga que catapultó al estrellato cinematográfico a Mel Gibson, y George Miller fue capaz de revitalizar una saga condenada al olvido y poco conocida por las nuevas generaciones.
Visualmente más cercana a esa olvidable tercera entrega en la que Gibson compartía con Tina Turner, pero temáticamente emparentada con la segunda parte, la mejor de la saga, Mad Max ha vuelto con más fuerza de lo pensado, con un diseño de producción poderoso y una historia que, aunque un tanto básica, consigue dar forma a un relato efectivo y vital.
Apenas iniciando, la voz en off de Max, ahora interpretado por Tom Hardy en un registro diferente al de Gibson, pone en sintonía al público respecto a su personaje, recordando lo sucedido en las primeras entregas antes de pasar directo a la acción, justo antes de caer prisionero por los War Boys del Señor de la Guerra.
Immortal Joe (Hugh Keays-Byrne uno de los villanos de la primera entrega) controla y manipula a las masas a través de la posesión del agua; manda a todo su arsenal para perseguir a Furiosa (Charlize Theron), quien le ha traicionado al desviarse del trayecto pactado para cumplir con un operativo para abastecerse de combustible y balas.
Con vistosos vehículos que incluye a uno muy particular con una banda de percusionistas y un guitarrista que tocan una peculiar banda sonora diegéticamente, Furiosa tratará de cumplir con una causa personal de rescate, a la que habrá de unirse Max y algunos otros personajes, en secuencias de acción perfectamente filmadas y con un apabullante muestrario de logrados efectos visuales.
La persecución a través del desierto, a la que se sumarán otras dos bandas de villanos, todos contra Furiosa, Max y compañía, ocupará la mayor parte del filme, pero siempre sosteniendo el ritmo y con algún giro argumental que hará avanzar el relato, donde la supervivencia y la redención son los temas que sobresalen.
Miller consigue una película por demás disfrutable, apantallante visualmente, con un guión no muy elaborado pero consistente y unas interpretaciones sobresaliente, destacando Charlize Theron, con el cabello cortísimo, un brazo amputado y mucha adrenalina, en un rol que por muchos momentos le roba protagonismo al interpretado por Tom Hardy.
Así, el relanzamiento de Mad Max consigue reflotar exitosamente, listo para dar forma a una nueva saga más moderna y acorde a los tiempos que corren, por lo que esperaremos gustosos las próximas entregas.
Visualmente más cercana a esa olvidable tercera entrega en la que Gibson compartía con Tina Turner, pero temáticamente emparentada con la segunda parte, la mejor de la saga, Mad Max ha vuelto con más fuerza de lo pensado, con un diseño de producción poderoso y una historia que, aunque un tanto básica, consigue dar forma a un relato efectivo y vital.
Apenas iniciando, la voz en off de Max, ahora interpretado por Tom Hardy en un registro diferente al de Gibson, pone en sintonía al público respecto a su personaje, recordando lo sucedido en las primeras entregas antes de pasar directo a la acción, justo antes de caer prisionero por los War Boys del Señor de la Guerra.
Immortal Joe (Hugh Keays-Byrne uno de los villanos de la primera entrega) controla y manipula a las masas a través de la posesión del agua; manda a todo su arsenal para perseguir a Furiosa (Charlize Theron), quien le ha traicionado al desviarse del trayecto pactado para cumplir con un operativo para abastecerse de combustible y balas.
Con vistosos vehículos que incluye a uno muy particular con una banda de percusionistas y un guitarrista que tocan una peculiar banda sonora diegéticamente, Furiosa tratará de cumplir con una causa personal de rescate, a la que habrá de unirse Max y algunos otros personajes, en secuencias de acción perfectamente filmadas y con un apabullante muestrario de logrados efectos visuales.
La persecución a través del desierto, a la que se sumarán otras dos bandas de villanos, todos contra Furiosa, Max y compañía, ocupará la mayor parte del filme, pero siempre sosteniendo el ritmo y con algún giro argumental que hará avanzar el relato, donde la supervivencia y la redención son los temas que sobresalen.
Miller consigue una película por demás disfrutable, apantallante visualmente, con un guión no muy elaborado pero consistente y unas interpretaciones sobresaliente, destacando Charlize Theron, con el cabello cortísimo, un brazo amputado y mucha adrenalina, en un rol que por muchos momentos le roba protagonismo al interpretado por Tom Hardy.
Así, el relanzamiento de Mad Max consigue reflotar exitosamente, listo para dar forma a una nueva saga más moderna y acorde a los tiempos que corren, por lo que esperaremos gustosos las próximas entregas.
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