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Fresas salvajes

Drama El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
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Críticas 142
Críticas ordenadas por utilidad
2 de mayo de 2006
50 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fresas salvajes es una de las mejores obras bergmanianas. Es la película del director sueco en la que todos sus actores fetiche intervienen (Max Von Sidow tiene un breve papel de gasolinero y Gunnar Björnstrand interpreta un minuto al sufrido hijo). Los diálogos son brillantes y por momentos estúpidos y ñoños. El surrealismo no abandona el film en ningún tramo y Sjöström aparece como espectador de cartón piedra en sus propias ensoñaciones y recuerdos.

A pesar del corte pesimista de la mayoría de su obra, en Fresas salvajes se avista un recodo para la esperanza durante la vida y la eternidad. Las espinas pueden arrancarse si uno tiene el coraje suficiente para hacerlo, y durante el camino físico que el viejo doctor realiza en coche, el camino espiritual se irá abriendo ante él. Y todo muy poético y muy bonito. Sí. Lo cierto es que se agradece el pulso que opino se echó consigo mismo al rodar esta película. El camino que recorre es intenso: la amistad de su nuera; el supuesto amor de la gruñona ama de llaves; los jóvenes pasajeros que le acompañarán; el amargado matrimonio accidentado; la parada en la gasolinera; la visita a su anciana madre y el reencuentro con su hijo; y todo sazonado de recuerdos intensos que hacen reflexionar al viejo doctor sobre los avatares de su pasada vida y sobre los caminos que pudiera tomar de ella en el breve futuro que todavía le aguarda.

Quizá sobren los autoestopistas por su enfoque hippie a la sueca, pero desde luego es un peliculón como la copa de un pino. Me quedo con la frase que Ingrid Thulin dirige al matrimonio okupa para desalojarlos del auto. Esa mujer me pone diga lo que diga. También me llama la atención que los diálogos del viejo doctor sean con el género femenino, o más bien son las mujeres las que conversan con él, incluso en el mundo onírico. En la última secuencia se observa las dificultades que encuentra para charlar con su hijo. Muy buena la paranoia.
Txarly
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15 de octubre de 2006
38 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una OBRA MAESTRA sin paliativos, "Fresas salvajes" es un compendio de las preocupaciones filosóficas de un artista comprometido con el mundo en explicarle las cuestiones existencialistas que están ahí, eternamente, y que aún el hombre (genérico) no ha sido capaz de dilucidar.

Una road movie que camina a lo largo de las dos dimensiones básicas; espacio y tiempo...

A través de un espacio físico que conduce a su protagonista, un hombre en su etapa de senectud a las puertas de una muerte inminente, hacia una nueva etapa más en su vida...y que a su vez invita al mismo a hacer una especie de regresión temporal de atrás hacia delante partiendo de 0..., de su época joven en aquellos campos de fresas salvajes, regurgitando atisbos de una vida que ya (en el presente) toca a su fin...

Todo un compendio metafórico de la vida de un hombre en manifestaciones artísticas mezcla de surrealismo a la hora de retrotaerse en la dimensión temporal, y expresionista a la hora de resaltar ciertos aspectos de ese pasado evocado y ejemplarizante...

Bergman facturó esta película en el mismo año (1957)que viera la luz otra de sus obras maestras indiscutibles; "El séptimo sello", escrita por él mientras yacía convaleciente en un hospital, dando un paso más en cuanto a sus habituales planteamientos filosóficos y existencialistas, como si quisiera hacer un resumen definitivo sobre sus planteaminetos y posturas artísticas...

La "palabrota" "Smultronstället", título original en el sueco materno de Bergman, viene a denotar ese tiempo de fresas silvestres que en Suecia se asocia como emblema del tiempo primaveral y que Bergman aprovechó como metáfora del paradigmático viaje a través del tiempo y del espacio, revelando las inquietudes vitales que instigan nuestra conciencia y la dejan perpleja al no encontrar respuestas definitivas...

La búsqueda de la felicidad no es un fin en sí mismo sino más bien un efecto colateral que nada tiene que ver con la voluntad y el proceso racional, sino con aquellos livianos subproductos que quedan en el camino...

Haciedo feliz a los demás, comportándose de manera altruista e incondicional, uno puede llegar a sentirse bien con uno mismo que es tanto como decir llegar a ser feliz...

El profesor Isak Borg (Victor Sjöström, legendario actor mudo del cine sueco ) es nuestro cicerone en esta búsqueda de la felicidad a través del tiempo y del espacio...

Magníficamente narrada y rodada, fotografiada espléndidamente por el visor de la cámara de un habitual de Bergman, Gunnar Fischer, en un blanco y negro por momentos (sobre todo en el sueño iniciático del profesor) portentoso y cálidamente expresionista reflejando soberbiamente la quietud de un tiempo amenazante y siniestramente agorero...)...

"...Las conversaciones suelen reducirse a comentar y censurar la manera de ser y el comportamiento del prójimo, y ésto me ha llevado a renunciar de manera rotunda del mundo social...".

O B R A M A E S T R A.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
burton
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26 de enero de 2008
35 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las reflexiones y los recuerdos de Isak Borg, un reputado médico ya anciano que va a recibir un homenaje en la Universidad de Lund, nos servirán de marco y de guía para realizar una densa exploración de las relaciones amorosas, del matrimonio y de la familia.
Isak, que tiene sueños recurrentes y pesadillas que revuelven su conciencia inquieta, ve próxima la muerte y, exhaustivamente, va analizando diversos rasgos y acontecimientos de su vida que despiertan en él todo un torrente de sentimientos. Y ahora, en la vejez, ciertos recuerdos le atormentan y le persiguen. El recuerdo de las decepciones y de todo aquello que se recrimina a sí mismo.
Mientras se dirige en coche hacia Lund acompañado de su bella nuera Marian, esposa de su único hijo, iremos haciendo un recorrido por las etapas del amor y las relaciones amorosas. Al pasar y detenerse junto a la casa en la que Isak y su familia pasaban los veranos, le inundan las imágenes, sonidos y sensaciones precisas y nítidas de aquellos días ya borrados por el tiempo. Días en los que conoció su primer amor y su primera decepción. Su bella prima Sara (Bibi Andersson), que evoca la dulzura del amor juvenil e inocente, empañado por la traición...
También aprovechan para visitar a la madre de Isak y ahí somos testigos de la implacable soledad que casi siempre acompaña a los ancianos.
El viaje continúa y por el camino van recogiendo a una serie de personas; unas que representan la juventud ávida de diversión y de vivir los comienzos del amor; otras (magnífica aparición de Max Von Sydow) que reflejan la amargura y las desilusiones que a menudo se instalan en las relaciones devoradas por la rutina y los desencantos...
A medida que el viaje continúa y vamos presenciando la evolución entre Isak, su nuera y los jóvenes autoestopistas, así como los frecuentes retrocesos en la memoria de Isak, vamos descubriendo el mar de fondo, los dolores enterrados pero no muertos, los detalles escabrosos de su infeliz matrimonio...
Y la tensa relación entre su hijo y Marian, para la que aún existe una esperanza...
Suele ocurrir que, a veces, la imagen que tienen de nosotros las personas que nos conocen en la privacidad no se corresponde mucho con la que tienen las gentes de fuera. La gran fama de Isak como gran médico, que le ha granjeado el reconocimiento y el cariño popular, no le impide observar los errores que ha cometido con sus seres amados, las carencias emocionales, los obstáculos que les han llevado a un distanciamiento progresivo. Pero, mientras uno aún vive, siempre se está a tiempo de recapacitar y de pedir perdón... E Isak ya no desea otra cosa. Cuando hay amor, siempre se puede encontrar una solución.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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21 de diciembre de 2009
55 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
He estado los últimos días viendo al gran Bergman, uno de los reyes gafapastiles.
“Persona”, “El último sello”, “Fanny y Alexander”, “Sonata de Otoño”, “Secretos de un matrimonio”, y esta, de la cual hago mi por momento última crítica de este rarito director.
Quizá “Fresas salvajes” me ha parecido la más vital de las pelis del sueco, y quizá la más optimista, el personaje va aprendiendo en su viaje cosas que desconoce de la vida y le van trasformando. A mi gusto muy buena película.

Notable alto.

Pero aprovecho el final de esta serie de pelis de Bergman para dedicar en spoiler a todos esos que les encantan estas películas un pequeño himno de homenaje, con todo el cariño, por supuesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antipseudo
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8 de diciembre de 2007
43 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
La temática abordada por Fresas Salvajes es claramente existencialista. Es la mirada hacia el pasado de un hombre que ve como su vida llega a su fin, preguntándose si su vida ha merecido la pena, si ha obrado bien o mal y si sus más allegados le recordarán como un buen hombre. Este panorama es retratado mediante un viaje, cuyo motivo es la celebración de un homenaje para el protagonista, Isak Borg(Víctor Sjöström), por su larga y próspera carrera como médico, lo que hace que Fresas salvajes se considere una "road movie". Como hiciera Charles Dickens en "Cuento de Navidad" con el señor Scrooge, Isak Borg presencia situaciones en las que en realidad él no está y no puede intervenir, con la diferencia de que en Fresas Salvajes son situaciones vividas representadas mediante sueños. En estos sueños Isak Borg revive los momentos más relevantes de su juventud, son los que le invitan a reflexionar y por los que la película tiene una marcada huella existencialista.
Además, a lo largo del film se pueden percibir continuas referencias al surrealismo. Estas no ayudan en prácticamente nada a comprender la película y entorpecen el ritmo.
De los actores decir que están correctos. Únicamente destacar lo tremenda que está Ingrid Thulin, no es sólo una sueca guapa, es una Valkiria.
En líneas generales, esta es una película profunda y didáctica, pero a su vez es lenta, monótona y en algunos momentos peca de remilgada y ñoña, culpa del guión, como la escena del desayuno en la casa de los Borg.
Malemute Kid
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