El amor llamó dos veces
1943 

6.8
760
Romance. Comedia
Durante la Segunda Guerra Mundial, Washington ha visto notablemente incrementada su población y los problemas de alojamiento son cada vez mayores. Una chica se ve obligada a compartir su apartamento con dos hombres, lo cual provoca problemas de convivencia. Pero la situación se complicará todavía más cuando surge el amor entre ella y el más joven de sus huéspedes. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2024
4 de septiembre de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran comedia romántica con agradecidos rasgos de 'screwball comedy' cuya primera parte es francamente sensacional, con una irónica voz en off introduciendo la historia para luego mostrar como se va constituyendo la convivencia del trío protagonista en el pequeño escenario doméstico.
La interacción entre los principales personajes es aguda, chispeante...y está manejada adecuadamente gracias a su tono enajenado con constantes entradas y salidas de cuadro, un ritmo ligero, graciosos momentos de slapstick y diálogos geniales.
En el último tramo con una mayor presencia del aspecto romántico y un menor protagonismo de un glorioso y oscarizado Charles Coburn, la película pierde un tanto su brillantez inicial, aunque sigue proporcionando momentos de gran inventiva con frases repletas de ingenioso humor.
Una comedia excepcional, posiblemente la mejor de las que dirigió George Stevens.
Nota: 8,8
La interacción entre los principales personajes es aguda, chispeante...y está manejada adecuadamente gracias a su tono enajenado con constantes entradas y salidas de cuadro, un ritmo ligero, graciosos momentos de slapstick y diálogos geniales.
En el último tramo con una mayor presencia del aspecto romántico y un menor protagonismo de un glorioso y oscarizado Charles Coburn, la película pierde un tanto su brillantez inicial, aunque sigue proporcionando momentos de gran inventiva con frases repletas de ingenioso humor.
Una comedia excepcional, posiblemente la mejor de las que dirigió George Stevens.
Nota: 8,8
20 de febrero de 2024
20 de febrero de 2024
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Memorias de África.
Historias de Filadelfia o Washington.
Película bonita que habla del deseo, concretamente del femenino (de cuál si no), en todas su variadas abigarradas anchas formas, desde el más posesivo obsesivo (el de ella que no quiere que le hagan ni siquiera sombra la competencia las mujeres del pasado de él, quiere ser la primera y única de la lista, el punto cero, celosa hasta de los fantasmas o las vagas imaginaciones, Buñueliana) hasta el más indiscriminado masivo (cómo silban y jalean, mujeres en celo, tal cual albañiles a primera hora de la mañana en la famosa obra, al chico u hombre que por delante de ellas pasa, ¿acoso sexual si acaso por tanto?; cómo graznan o se comen a Joel McCrea con la mirada y todos los de su piel poros en el restaurante o lo que aquello sea, ¿sexual acoso por tanto si acaso?), y lo hace con gracia y salero (bueno, hasta la última media hora que, con la aparición estelar, cómo no, del FBI, patina y desbarra lamentablemente, se hace un lío la picha para nada, se repite y cansa, se entontece y da lástima, da merodeos y revueltas para joder la marrana y enmarañar la madeja y conducir la historia de mala cansina manera), inteligencia y desparpajo, es por tanto ella, por todo ello, una obra claramente erótica o calenturienta, de alto voltaje sexual, hoy diríamos pornográfica (en comparación con nuestra mojigata y puritana pacata represiva hipócrita mirada todo lo es), en aquel entonces picante o sexy y chic solamente, más que suficiente. Cuando una mujer quiere o desea (besa de veras, ya sea española o del norte de América, América), no se para en barras, no conoce ni se detiene, caiga quien caiga, torpedea, pobre(s) hombre(s), los machos agárrate.
Y es una película comunista (por eso Pendergast es el peor y más ridículo personaje, porque es el gran capitalista especulador tiburón financiero, sin hilo puntadas, no dan, abasto), sin duda ni ofensa, proclama o postula y exige la negación de la propiedad privada (sí, Okupa, arrea, anda), aboga por la repartición solidaria del metro cuadrado habitacional o habitable, nadie es más que nadie y la casa propia es un robo al camarada, una afrenta a la comunidad y a la humanidad entera, un mito burgués caducado, una anacrónica paparrucha arqueológica perteneciente al pasado más nefando, antigualla polvorienta, lo tuyo es mío y lo mío es de todos, todos somos iguales poco más o menos, vamos.
Y una película religiosa o angélica, nos cuenta las aventuras o andanzas y avatares e industrias de un ángel caído del cielo (aunque parezca más bien a todas luces oscuridades un diablo cojuelo) en busca de su recompensa, de sus alas, que, para conseguirlas, deberá hacer de las suyas, trastadas que no jeremiadas, de Celestino o Cupido, destruir lo dado, construir un nuevo amor de la nada, perversidad, Las relaciones peligrosas.
Historias de Filadelfia o Washington.
Película bonita que habla del deseo, concretamente del femenino (de cuál si no), en todas su variadas abigarradas anchas formas, desde el más posesivo obsesivo (el de ella que no quiere que le hagan ni siquiera sombra la competencia las mujeres del pasado de él, quiere ser la primera y única de la lista, el punto cero, celosa hasta de los fantasmas o las vagas imaginaciones, Buñueliana) hasta el más indiscriminado masivo (cómo silban y jalean, mujeres en celo, tal cual albañiles a primera hora de la mañana en la famosa obra, al chico u hombre que por delante de ellas pasa, ¿acoso sexual si acaso por tanto?; cómo graznan o se comen a Joel McCrea con la mirada y todos los de su piel poros en el restaurante o lo que aquello sea, ¿sexual acoso por tanto si acaso?), y lo hace con gracia y salero (bueno, hasta la última media hora que, con la aparición estelar, cómo no, del FBI, patina y desbarra lamentablemente, se hace un lío la picha para nada, se repite y cansa, se entontece y da lástima, da merodeos y revueltas para joder la marrana y enmarañar la madeja y conducir la historia de mala cansina manera), inteligencia y desparpajo, es por tanto ella, por todo ello, una obra claramente erótica o calenturienta, de alto voltaje sexual, hoy diríamos pornográfica (en comparación con nuestra mojigata y puritana pacata represiva hipócrita mirada todo lo es), en aquel entonces picante o sexy y chic solamente, más que suficiente. Cuando una mujer quiere o desea (besa de veras, ya sea española o del norte de América, América), no se para en barras, no conoce ni se detiene, caiga quien caiga, torpedea, pobre(s) hombre(s), los machos agárrate.
Y es una película comunista (por eso Pendergast es el peor y más ridículo personaje, porque es el gran capitalista especulador tiburón financiero, sin hilo puntadas, no dan, abasto), sin duda ni ofensa, proclama o postula y exige la negación de la propiedad privada (sí, Okupa, arrea, anda), aboga por la repartición solidaria del metro cuadrado habitacional o habitable, nadie es más que nadie y la casa propia es un robo al camarada, una afrenta a la comunidad y a la humanidad entera, un mito burgués caducado, una anacrónica paparrucha arqueológica perteneciente al pasado más nefando, antigualla polvorienta, lo tuyo es mío y lo mío es de todos, todos somos iguales poco más o menos, vamos.
Y una película religiosa o angélica, nos cuenta las aventuras o andanzas y avatares e industrias de un ángel caído del cielo (aunque parezca más bien a todas luces oscuridades un diablo cojuelo) en busca de su recompensa, de sus alas, que, para conseguirlas, deberá hacer de las suyas, trastadas que no jeremiadas, de Celestino o Cupido, destruir lo dado, construir un nuevo amor de la nada, perversidad, Las relaciones peligrosas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Casa tomada. Al final descubren con horror (Scarface) que las muchedumbres histéricas famélicas lisérgicas garrulas violentas libertarias y despiadadas han asaltado los cielos y, ya de paso, el palacio de invierno, que están a punto de conquistar Versalles con María Antonieta y Luis XVI dentro y de pasarlos, guillotina mediante, por la piedra y tentetieso de la historia, a un paso suspiro de asesinar a sangre fría a toda la familia de los Romanov, pavoroso, tétrico, espantoso.
¡Viva la Revolución! Arriba, parias de la tierra.
Clarence ya tiene alas (o cola de caballo demonio, cuernos y rabo, el minotauro) y puede subir al cielo o bajar al infierno, lo que más quiera o desee, libre albedrío, barra, y el soldado japonés, espía infiltrado del imperio de sol, Desayuno con diamantes, kamikaze, dejará África como un erial o un solar, de media capa, El hombre que pudor reinar, así ahora están, pagando las consecuencias de su paso previo, tal cual, ella, la gata sobre el tejado de zinc caliente, la mujer pantera, llora que te llora y ríe que te ríe como aquella felina prima Flora.
Es decir, final feliz. Se casaron y comieron perdiz.
Lo de follar si eso en otra ventanilla, mejor (lo dejamos para) otro día.
Puertas, El doctor Zhivago y el diario de/en Lolita.
¡Viva la Revolución! Arriba, parias de la tierra.
Clarence ya tiene alas (o cola de caballo demonio, cuernos y rabo, el minotauro) y puede subir al cielo o bajar al infierno, lo que más quiera o desee, libre albedrío, barra, y el soldado japonés, espía infiltrado del imperio de sol, Desayuno con diamantes, kamikaze, dejará África como un erial o un solar, de media capa, El hombre que pudor reinar, así ahora están, pagando las consecuencias de su paso previo, tal cual, ella, la gata sobre el tejado de zinc caliente, la mujer pantera, llora que te llora y ríe que te ríe como aquella felina prima Flora.
Es decir, final feliz. Se casaron y comieron perdiz.
Lo de follar si eso en otra ventanilla, mejor (lo dejamos para) otro día.
Puertas, El doctor Zhivago y el diario de/en Lolita.
27 de septiembre de 2020
27 de septiembre de 2020
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delirante comedia con sabor a cine mudo y a años 30, que fue rodada al inicio de la 2ª guerra mundial para los americanos, después de Pearl Harbour, de ahí que haya referencias cómicas a Japón en varias ocasiones, cosa que sorprende, pues era una guerra lo que se estaba dirimiendo.
Sorprenden los planos desde fuera de la casa de ambas habitaciones, dando la impresión que la pareja está en la misma cama, salvando de este modo la censura. Por otra parte, es de calado la crítica social a la escasez de vivienda que había en Washington en aquella época, que hacía necesario no solo alquilar la habitación, sino vivir en lugares tan estrambóticos como la entrada de una vivienda. Aunque esto se trate de una hipérbole, he vivido en habitaciones que antaño eran un salón y ahora son dos habitaciones, algunas sin ventanas.
La voz de doblaje de Joe McCrea es la misma que Bill Crosby y Kit, el del coche fantástico, de ahí que me sonara tan familiar. La película fue doblada en 1990.
Sorprenden los planos desde fuera de la casa de ambas habitaciones, dando la impresión que la pareja está en la misma cama, salvando de este modo la censura. Por otra parte, es de calado la crítica social a la escasez de vivienda que había en Washington en aquella época, que hacía necesario no solo alquilar la habitación, sino vivir en lugares tan estrambóticos como la entrada de una vivienda. Aunque esto se trate de una hipérbole, he vivido en habitaciones que antaño eran un salón y ahora son dos habitaciones, algunas sin ventanas.
La voz de doblaje de Joe McCrea es la misma que Bill Crosby y Kit, el del coche fantástico, de ahí que me sonara tan familiar. La película fue doblada en 1990.
26 de noviembre de 2021
26 de noviembre de 2021
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como se nota un buen y trabajado guión, partiendo de una base que podría parecer trivial se van desencadenando los hechos y se acaba bordando una película.
Excepcional Charles Coburn muy bien secundado por la encantadora Jean Arthur y algo menos por Joel McCrea.
El film es divertido y ameno y consigue hacerte pasar un rato muy agradable.
Como he dicho en otras ocasiones la década de los 40 fué lo mejor de Hollywood.
Excepcional Charles Coburn muy bien secundado por la encantadora Jean Arthur y algo menos por Joel McCrea.
El film es divertido y ameno y consigue hacerte pasar un rato muy agradable.
Como he dicho en otras ocasiones la década de los 40 fué lo mejor de Hollywood.
24 de diciembre de 2020
24 de diciembre de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia que deja reflejada las carencias de la época. El café sale de nuevo como un bien preciado como lo es el alojamiento, algo que se deba bastante la película y por lo que se ve, en aquella época era algo que la gente solicitaba y no había sitio para vivir. Sobre todo en Washington.
Jean Arthur está espléndida, como en cualquier película. Pocas películas haría después, ya que ella quería otro tipo de cine para ella, y cuando finalmente acabó su contrato con Columbus, pensó que podría hacer lo que ella quería. Pero supongo que le entraron muchas inseguridades, no lo sé.... ya que en algunas futuras producciones le pudo el miedo escénico... así que, poco más hizo ella en el mundo del arte. Una lástima, porque al final Jean Arthur me ha conquistado y es una de esas actrices del cine clásico, que lo hacen grande.
La comedia está bien, seguramente en su día fue lo más, ahora es simpática, sin ser aburrida. Hay momentos que se hacen largos, pero hay otros que son entretenidos. Una comedia comedida para la época que fue rodada, y en donde había que tener cuidado con la censura.
Me ha sorprendido que dejaran que en un pequeño piso vivieran una mujer y hombres.... ya que era muy conservador en aquellos tiempos, y se hacía raro (por no decir provocador) que un hombre entrara en un piso de una mujer sin estar casados.
Jean Arthur está espléndida, como en cualquier película. Pocas películas haría después, ya que ella quería otro tipo de cine para ella, y cuando finalmente acabó su contrato con Columbus, pensó que podría hacer lo que ella quería. Pero supongo que le entraron muchas inseguridades, no lo sé.... ya que en algunas futuras producciones le pudo el miedo escénico... así que, poco más hizo ella en el mundo del arte. Una lástima, porque al final Jean Arthur me ha conquistado y es una de esas actrices del cine clásico, que lo hacen grande.
La comedia está bien, seguramente en su día fue lo más, ahora es simpática, sin ser aburrida. Hay momentos que se hacen largos, pero hay otros que son entretenidos. Una comedia comedida para la época que fue rodada, y en donde había que tener cuidado con la censura.
Me ha sorprendido que dejaran que en un pequeño piso vivieran una mujer y hombres.... ya que era muy conservador en aquellos tiempos, y se hacía raro (por no decir provocador) que un hombre entrara en un piso de una mujer sin estar casados.
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