Robin Hood (Serie de TV)

Adoro esta serie, simple y llanamente.
La culpa no es sólo de la serie en sí, sino que mi amor incondicional por el personaje de Robin Hood viene de atrás, de muy atrás, de mis cinco años y mi primer contacto con los cuentos, de esa sensación de pertenencia mutua que desarrollé inmediatamente hacia ellos, de esa libertad que saboreo siempre que me pongo a escribir, siempre que aquella niña se ponía a escribir.
Como Alicia, como la Bella, como el patito feo, Robin Hood entró de cabeza en el ránking de mis personajes favoritos, y es imposible sacarlo de ahí. He visto muchísimas versiones diferentes de su historia, he leído esa primera referencia en Piers Plowman y la bonita novela de Howard Pyle. La serie de la BBC, emitida por laSexta hace unos años y devorada por mí en hasta tres o cuatro ocasiones, no es espectacular a nivel técnico ni narrativo, ni tiene ningún tipo de pretensión histórica ni está especialmente bien ambientada. Sin embargo, Jonas Armstrong tiene algo de Robin Hood, de mi Robin Hood imaginario, que nunca han tenido Michael Praed ni Sean Connery. Es una serie sumamente entretenida, pero además tiene algo que me lleva directamente a los alegres cantos de la narración de Pyle. Quizá sea el refugio en el alma misma de Sherwood, o la cantidad de momentos desenfadados que me hacen reír con añoranza, o el grito de: "¡Nosotros somos Robin Hood!", que eleva esta versión, en cierto modo tan moderna, al nivel de la leyenda en la que se inspira.

Hace unos días decidí ponerme a verla de nuevo. Es increíble cuando te reencuentras con algo y te sientes en casa. La valiente Marian, el excéntrico y magistralmente interpretado sheriff, Djaq, Will Scarlet, Much, Alan... Los quiero tanto a todos que son como viejos amigos. Especialmente Much y su charlatanería.

Serie malísima que intenta emular aquella tan sobrevalorada también de los ochenta titulada "Robin of Sherwood" en la cual se narraba las visicitudes del arquero rebelde que cuida de los pobres de Nothingam hasta el regreso de Ricardo Corazón de León de las Cruzadas ante el gobierno cruento de su hermano, el depravado Juan sin Tierra.

Y digo malísima porque el reparto que tiene no puede como se suele decir hablando en plata "con los huevos". Todos los actores empezando por Jonas Armstrong lucen agotados, y cada capítulo va a peor como si rodar las escenas de acción fuera demasiado para ellos. Los capítulos primeros son llevaderos pero a medida que va pasando la serie poco a poco la desesperanza se fue apoderando de mí.
Una sensación de vacío pudo conmigo, de tedio.
Es una serie larga y aburrida, enrocada y estúpidamente escrita donde absolutamente ni la mitad de lo que ocurre tiene nada que ver con la verdadera esencia de un Robin que va demasiado de picaflor y aventurero y no arriesga nada. Quien lo hacía era Kevin Costner. Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero tanto esta serie como la de los ochenta por lo que su guión cuenta, las malas interpretaciones, la carencia de emoción y lo previsiblemente deprimente de los acontecimientos de su historia y el destino de sus personajes lucen lamentables al lado de la obra maestra de Kevin Reynolds. No os molestéis en ver esta basura, os decepcionará y os romperá el corazón.

Es, digamos, el Robin Hood del siglo XXI, porque es más bien un super héroe. Sólo le falta que pueda volar y que le salgan rayos por los ojos. Es más bien Robin Hood con una mezcla de Matrix, y como no, para darle el toque de modernidad que toda serie tiene que tener hoy en día, añadir una mujer como miembro del grupo de Robin Hood. En el siglo XXII, o antes, tendremos una serie de Robin Hood sólo de mujeres con poderes telequinéticos, tiempo al tiempo.
El guión tiene obvios fallos que hacen que no te puedas meter en la historia porque es de risa.
Lo único que me ha gustado es por supuesto que se trata de Robin Hood y que se plama un ambiente positivo en la serie.
Esta serie no le llega ni a las suelas a su predecesora, Robin of Sherwood, la cual apenas es conocida en España, pero que logró un gran éxito en Inglaterra.