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La espía que me amó

Aventuras. Acción La misteriosa desaparición de dos submarinos nucleares exige la colaboración de los mejores agentes de los servicios secretos británico y soviético: James Bond y la mayor Amasova. Detrás de todo se encuentra el magnate Stromberg, que se propone destruir a la humanidad para fundar una nueva civilización bajo el mar. (FILMAFFINITY)
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Críticas ordenadas por utilidad
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7
12 de febrero de 2007
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de la saga producida en solitario por Albert R. Broccoli. Al igual que sucedió con Operación trueno, no estuvo exenta de polémica, por un nuevo conflicto que se dió con el productor Kevin McClory, ya que querían utilizar como villano iba a ser Blofeld.
El film es de los mejores de la era Moore. Es en esta película (junto con Sólo para sus ojos) en la que Roger Moore nos ofrece su mejor interpretación del personaje. Un guión bien trabajado. Los toques humorísticos, siguen presentes, pero no alcanzando las cotas de ridiculez de la anterior película (algo que se agradece).
La película fue nominada a 3 oscars ese mismo año en las categorías de mejor canción, mejor música y mejor diseño de producción.

Lo mejor: El lotus sprit, la belleza de Barbara Bach y Caroline Munro, el diseño de producción de Ken Adam y la música de Marvin Hamlisch.

Lo peor: La mala interpretación de Barbara Bach yel poco carisma del villano Karl Stromberg.
7
26 de diciembre de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si es, James Bond, el que se fascina con la espía rusa Anya Amasova; si es él quien la protege y quien se expone a que ella le mate por haber eliminado antes a su novio; y si es él el que está dispuesto a salvarla a riesgo de morir por ella… ¿Por qué titular en español a esta película como “La espía que me amó”?. ¿Fue el ego inglés el que reclamó esta traducción o fue la premura de nuestros tituladores que, a veces, se arriesgan sin ver previamente las películas? Lo que si es plenamente cierto, es que a los productores les dio ese cosquilleo británico que se resiste a reconocer abiertamente que las mujeres rusas son fascinantes, demasiado fascinantes, y entonces se negaron a llamar a una auténtica actriz nacida en Moscú o sus alrededores -de esas que harían babearse a Bond- y prefirieron a una newyorkina, hija de un policía y regularcita actriz, como es Barbara Bach.

Curiosamente, la novela original -décima obra que publicara Ian Fleming- salió a la luz, en 1962, con el título “El espía que me amó”. Pero, la explicación del cambio, podría estar por el lado de los enredos y limitaciones del idioma inglés, en el cual, el artículo The, es traducible como el, la, lo, los, las, y en este contexto caben, El o La, según sea el capricho de quien traduzca. O quizás obedece a que, Fleming, al publicar esta novela -y cansado de que las películas nunca fueran fieles a lo que él escribía-, estableció una cláusula que permitía usar el título, pero no el argumento, en caso de una adaptación cinematográfica. Y como la historia que escribieran, Christopher Wood y Richard Maibaum, no se parece en nada a lo que contara en su obra, también al título se le dio ese pequeño (e inelegante) giro. Es decir que, éste, en muy pero muy poco, es lo que pudiera llamarse un Bond-Fleming.

Con un amén a estas disquisiciones, es necesario decir que, “LA ESPÍA QUE ME AMÓ”, es desde todo punto de vista, un grato entretenimiento que, a los recalcitrantes anticomunistas, debe de haber sorprendido y molestado tremendamente, cuando ingleses y rusos lucen cogidos de la mano y estrechamente unidos por una misma causa: Averiguar quien se está apoderando de sus submarinos, pues, súbitamente ha desaparecido uno inglés y otro ruso.

Y ¡sorpréndanse!, el agente (espía) 007, va a trabajar a brazo partido y muy unidito con la agente (espía) XXX (¡qué morbosidad!) para desenmascarar a Karl Stromberg, cuya nacionalidad es fácil deducir, además de que a él si lo representa un auténtico ario, Curd Jurgens. Imagino a Fleming revolcándose en su tumba, pues, libres los productores de contar lo que quisieran, se libraron de la rancia estrechez ideológica del regularcito escritor, y puestos a tono con el momento histórico, lucieron progresistas y se desbordaron en el presupuesto para brindarnos un espectáculo de alto vuelo por donde se le mire. Le falta algo de solidez a la historia (pues la escena del gordo atrapando a Bond por la corbata y a punto de caer al abismo, es un atentado contra las leyes de la física. Y el eterno caso del hombre que quiere acabar con la humanidad “para construir un mundo mejor”, es un desvarío contra las leyes humanas), pero, como espectáculo de acción, sets de lujo, comedia ligera y chicas deslumbrantes (aunque también algunas lucen harto cosificadas), el director Lewis Gilbert, nos asegura dos distencionantes horas en las que, semi-apagado el cerebro, se pasa de lo lindo como suele ocurrir con buena parte de esta serie que, al mismo tiempo, y bien enchufado el sentido crítico, también sirve para entender el alto grado de decadencia que aún padece la cacareada cultura inglesa.

Y como la psicología ha probado que, entre los tipos muy mujeriegos suele camuflarse un incontenible impulso homosexual, para borrar toda duda sobre este Bond-Moore que ya luce bastante mayorcito -y para quienes no vieron “Al servicio secreto de su majestad”-, aquí se nos recordará que él estuvo casado, pero su esposa fue asesinada. En “Solo para sus ojos” se insistirá en recordar esto y entonces veremos, a un “constante” James, llevando flores a la tumba de su esposa Teresa, quien murió en 1969, a la corta edad de 26 años (rebaja incluida). Y se espera que ya, a nadie, le queden dudas sobre la virilidad del 0-0-7.

James Bond volverá…
5
5 de mayo de 2009
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
3ª aventura del irónico Roger Moore en la saga de 007, esta vez con un argumento más ficticio y absurdo que en las dos anteriores, aunque algo más lujoso es el malo que en las 2 anteriores, el alemán Curt Jurgens alias "Miguel Strogoff", encarnando a una especie de Capitán Nemo recluido en una base submarina, y cuyo propósito era hundir los continentes y crear una ciudad submarina cometiendo un genocidio, ya ven, a saber cuantos porros se había fumao Ian Fleming al escribir este capítulo, porque también hay escenas de lo más surrealistas, como la de Richard Kiel arrancando (literalmente) toda la chapa de un furgón con sus propias manos sin ni siquiera hacerse un pequeño corte, qué era, ¿un terminator? Bah! Esas escenas no cuelan.

Debut en la saga del ya citado enfermo de gigantismo Richard Kiel (El jinete pálido), encarnando al villano más tonto que se haya visto en una película de 007 (posteriormente repetiría su rol de "Tiburón" en "Moonraker"), y 2ª aparición de Walter Gotell, pero con un personaje distinto a cuando salió por vez primera en "Desde Rusia con amor".

El filme, como no, también se compone de unas cuantas tías de infarto, entre ellas la esposa del ex-Beatle Ringo Starr, la sexy Barbara Bach, acompañada por un buen par de melones.

La canción "nobody does it better" es de las más cursis que se han oido, donde esté Shirley Bassey que se quite tó. "La espía que me amó" está entretenida, a ratos. Aunque no es de las que tienen tanta acción. Roger Moore ya era un poquito demasiado viejo para el papel de Bond (ya tenía 50 largos).

"La espía que me amó" no llega ni de lejos a las que yo considero las mejores de la saga:

FROM RUSSIA WITH LOVE & GOLDFINGER

No obstante, vale la pena verla, siempre que seas un admirador/a de la saga Bond, pero no es de las mejores.
7
25 de octubre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy de una generación en la que no existían los VHS ni los DVD y que en la TV solo había dos cadenas: la Primera (VHF) y la Segunda (UHF). Y, por supuesto, no emitían en dichas cadenas los filmes antiguos de James Bond, puesto que alguno podía ser reestrenado. Así, este fue mi primer film de James Bond que ví, en un programa doble de reestreno. Y francamente, fue una gran satisfacción ver a Tiburón, la base submarina que se alzaba desde el agua, a la chica devorada por escualos, las peleas con hombres-rana, el coche submarino, los gadgets, las chicas guapas de gran belleza y liviana moral, para satisfacción de los adolescentes, los lugares exóticos, la guerra de sexos y ese cinismo de un Roger Moore en plenitud interpretativa.

Y con ello me quedo. Los filmes de James Bond suponían un soplo de fantasía y cómic de superhéroes en una cinematografía de entonces poco liviana, sesuda y cargante. Y era de agradecer.
10
15 de mayo de 2016 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera cinta de Roger Moore como 007 y el comienzo de una seguidilla de éxitos de taquilla que inevitablemente hacen preguntarse a muchos, sobre todo a los menos fans del actor inglés, ¿si el público asistía a ver estas películas para ver a Bond o a Moore?
Sin duda, no existe en la serie otro actor que le haya imprimido un sello tan personal al personaje como lo hizo Roger Moore, y eso es lo que para mi gusto resulta tan extraordinario y hacen tan entretenidas las películas de este periodo. Con sus altos y bajos, el inglés logra darle al personaje una nueva personalidad a 007 que en ningún momento atenta contra el personaje mismo, por el contrario, lo humaniza, lo hace mas irónico y menos oscuro, es decir, realiza los cambios necesarios que permitieron que la franquicia no muriera, sino que tomara nuevos aires y nuevo color, lo que le ha permitido llegar mas fuerte que nunca hasta nuestros días.
Pero vayamos a la película misma. Esta es la primera película en que Albert "Cubby" Broccoli las hace como productor en solitario. Sabedor de que la saga parece estar condenada a vivir sus últimos momentos, decide apostarlo todo en una mano. Para ver la luz la cinta contó con un presupuesto de 13,5 millones de dólares (de la época) y gran parte de ese dinero fue para la construcción del gigantesco "007 stage" en los famosísimos Pinewood Studios, en el que se rodaron muchas de las impresionantes escenas con las que contó este film.
Aquí, un poderoso magnate naviero llamado Karl Stromberg (Curd Jurgens) está haciendo desaparecer submarinos nucleares, tanto soviéticos como británicos, y claro, esto hará que "la cortina de acero" se abra por un breve periodo al menos en lo que a cooperación de los organismos de seguridad y espionaje se refiere y es así que nuestro simpático 007 entra en contacto con la mayor Amasova ó "triple X" (un juego de palabras muy en la "onda Fleming") que es el mejor agente..., perdón, la mejor agente secreto soviética (Barbara Bach.)
Así saltamos de los Alpes a Egipto o Cerdeña, en una carrera divertidísima, pero no por ello carente de peligros.
Para ello entra por primera vez en servicio el increíble auto Lotus Spirit, que como principal característica, las puede hacer también de mini-submarino, además de contar con infinidad de gadgets. También debuta uno de los villanos mas entrañables de las películas 007, el fantastíco "Jaws" (Richard Kiel) nombre que juega con la reciente exitosa cinta "Tiburón" de Spielberg. Agrego que a Jaws en españa se le conoció como "Tiburón" y en latinoamérica como "Mandíbulas," al menos en las versiones de la película que contaban con subtítulos, porque en posteriores versiones ya traducidas al español recibe el nombre de "Quijadas."
Nada parecerá detener el camino a los dos agentes secretos, rivales en muchas cosas además de las ideológicas, como descubriremos al ir avanzando la película que entremezcla suspenso, acción y efectos especiales y visuales (a cargo de Derek Meddings) que la transformarían en el super-éxito de taquilla de la temporada. Hay que agregar que esta vez no fue John Barry quien se encargó de la banda sonora sino que esta corrió por cuenta de Marvin Hamlisch, quien entre otras cosas compuso la canción que abre la película "Nobody does it better" ("nadie lo hace mejor") tema central que por primera vez no lleva el mismo nombre de la película y que fue interpretado por Carly Simon y que sea dicho de paso llegó a número 2 en los ranking de EEUU. También, Hamlisch readaptó el famoso tema 007 de Monty Norman, a una versión mucho mas "Disco" muy en la onda de la famosa disco "Studio-54" que cabe agregar se inauguró ese mismo año.
En fin, con esta película magníficamente dirigida por Lewis Gilbert, 007 entró en una nueva era y se reafirmó como una franquicia demasiado exitosa como para morir. En gran parte esto se debe a su productor "Cubby" Broccoli, pero no se le puede quitar el mérito al tremendo Roger Moore que realiza en esta película una de sus mejores encarnaciones del personaje.
Si el público iba a los cines en los setentas para ver a Bond o en realidad lo hacían para ver a Roger Moore es algo que queda casi en la nebulosa, pero lo que si se puede aseverar es que si Bond ha llegado hasta nuestros días "en perfectas condiciones tanto físicas como mentales" y como un personaje de culto, lo que ha permitido a Dalton, Brosnan y Craig calzarse el smoking del mas famoso agente secreto de todos los tiempos, es gracias al señor Roger Moore y sin duda gracias a "La espía que me amó" que revitalizó la franquicia cuando parecía estar agotada, sobre-exprimida y condenada a desaparecer.
Como un "Bond-Fan" gracias a todos los que hicieron este filme , que debe estar por derecho propio entre las tres mejores de toda la saga.

Bond retornará en "Moonraker"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Un comienzo sensacional en los alpes suizos donde Bond termina asesinando nada menos que al amante de la mayor Amasova (triple-X) lo que luego (cuando esta deba trabajar junto a 007) le dará otro "poquitito" de morbo a la historia.
-La persecución al espectacular "auto-Bond" es uno de los mejores momentos de la película, desde una moto hasta un helicóptero pilotado por una hermosa y sugerente muchacha, que por supuesto trabaja para el magnate Stromberg.
-Precisamente, la secuencia del auto "Lotus Spirit" saliendo desde el mar entre medio de una multitud de veraneantes es divertidísima y espectacular, y acuñó la frase "el verano del 77 le pertenece a James Bond 007."
-Uno de tantos momentos en que Moore saca a relucir su tan especial sentido del humor, con una frasecilla para el bronce, ocurre al finalizar una pelea en que una no muy sólida construcción se le viene encima al "pobre" Mandíbulas y Bond dice: "estos egipcios, no saben nada de construcción..."
-Sobre todo, las escenas filmadas en Egipto son las mas espectaculares, no se escatimó absolutamente nada para llevar a esta cinta al "taquillazo" que finalmente fue.
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