Stop Making SenseConcierto
1984 

8.0
1,697
Documental
Aclamadísimo documental musical sobre los Talking Heads en concierto, rodado en 3 noches y con 7 cámaras por Jonathan Demme. (FILMAFFINITY)
17 de abril de 2011
17 de abril de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás el título suene pretencioso, pero hasta donde yo sé, así es. Porque simplemente es un concierto más, de una banda. Podemos discernir en el gusto musical, quizás no nos guste X estilo músical, o determinada banda pero este concierto es imperdible para cualquier amante del arte, en general.
Entonces.. si es un concierto más, ¿en qué radica su originalidad? Bueno, principalmente porqe está presentado de una manera absolutamente novedosa. No es el clásico concierto en el que vemos como el guitarrista hace un solo desesperado y la cámara lo enfoca con su mejor cara de emoción. Tampoco es uno de esos conciertos en los que vemos al público desaforado gritando, o lo escuchamos. De hecho no aparece en casi ningún momento. Solo vemos a la banda, en su conjunto, haciendo los temas. Nada de distracciones, ni cosas raras, de hecho David Byrne se tomó hasta la molestia de sacar todos los 'carteles' o etiquetas de los instrumentos para que no distrajeran al espectador. Es un gran conjunto de tomas perfectas y bastante extrañas para un video de un concierto.
Si a esto le sumamos el increíble carisma, la increíble habilidad de frontman de Byrne, moviendose por el escenario, corriendo, haciendo increíble la presentación de los temas, INCREIBLE, tanto su baile con la lámpara en This must be the place, como su famoso traje de Girlfriend is Better como la espectacular presentación acústica de Psycho Killer (algo totalmente novedoso para abrir un concierto, su principal hit, acústico y sonando desde un radiograbador!).
Además, hay algo que no se puede negar, la música de Talking Heads es para todos. Sus ritmos pegadizos, sumados a los posteriores bailes son realmente para todo público, y eso es a lo que voy. Quizás esta locura sobre un escenario no sería posible con cualquier otra música, y eso es seguro.
De algo no hay dudas, es un concierto documental absolutamente original y algo nada visto para la época.. incluso para ahora. Tal es esto que el momento en el cual es cantado su título en el tema correspondiente (El estribillo "Stop Making Sense" de Girlfriend is better) es cantado por un cámara al que David le ofrece el micrófono inesperadamente. Cosas así se pueden mezclar entre algunas canciones que realmente llegan al corazón, o al menos, al mío. Temas increíblemente hermosos como Heaven (en su versión acústica, solo una guitarra y un bajo) o This must be the place (uno de los temas más hermosamente sinceros que escuché, y posiblemente la joya y mi preferido de este recital).
Que no les queden dudas, señores, este no es un video de un recital común, en el que ve y escucha como una banda interpreta los temas como banda y como el público los alaba. Es mucho más. Es Talking Heads en su estado puro. Incluso para alguien totalmente ajeno a la banda, este concierto es disfrutable al 100%. Y eso es algo único.
Entonces.. si es un concierto más, ¿en qué radica su originalidad? Bueno, principalmente porqe está presentado de una manera absolutamente novedosa. No es el clásico concierto en el que vemos como el guitarrista hace un solo desesperado y la cámara lo enfoca con su mejor cara de emoción. Tampoco es uno de esos conciertos en los que vemos al público desaforado gritando, o lo escuchamos. De hecho no aparece en casi ningún momento. Solo vemos a la banda, en su conjunto, haciendo los temas. Nada de distracciones, ni cosas raras, de hecho David Byrne se tomó hasta la molestia de sacar todos los 'carteles' o etiquetas de los instrumentos para que no distrajeran al espectador. Es un gran conjunto de tomas perfectas y bastante extrañas para un video de un concierto.
Si a esto le sumamos el increíble carisma, la increíble habilidad de frontman de Byrne, moviendose por el escenario, corriendo, haciendo increíble la presentación de los temas, INCREIBLE, tanto su baile con la lámpara en This must be the place, como su famoso traje de Girlfriend is Better como la espectacular presentación acústica de Psycho Killer (algo totalmente novedoso para abrir un concierto, su principal hit, acústico y sonando desde un radiograbador!).
Además, hay algo que no se puede negar, la música de Talking Heads es para todos. Sus ritmos pegadizos, sumados a los posteriores bailes son realmente para todo público, y eso es a lo que voy. Quizás esta locura sobre un escenario no sería posible con cualquier otra música, y eso es seguro.
De algo no hay dudas, es un concierto documental absolutamente original y algo nada visto para la época.. incluso para ahora. Tal es esto que el momento en el cual es cantado su título en el tema correspondiente (El estribillo "Stop Making Sense" de Girlfriend is better) es cantado por un cámara al que David le ofrece el micrófono inesperadamente. Cosas así se pueden mezclar entre algunas canciones que realmente llegan al corazón, o al menos, al mío. Temas increíblemente hermosos como Heaven (en su versión acústica, solo una guitarra y un bajo) o This must be the place (uno de los temas más hermosamente sinceros que escuché, y posiblemente la joya y mi preferido de este recital).
Que no les queden dudas, señores, este no es un video de un recital común, en el que ve y escucha como una banda interpreta los temas como banda y como el público los alaba. Es mucho más. Es Talking Heads en su estado puro. Incluso para alguien totalmente ajeno a la banda, este concierto es disfrutable al 100%. Y eso es algo único.
22 de mayo de 2020
22 de mayo de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencillamente, el mejor concierto filmado que he visto en mi vida.
Puesta en escena, sonido, tracklist, realización...
Todo encaja en perfecta armonía en un "in crescendo" que nos conduce progresivamente, canción a canción, a una dinámica e impresionante transformación que nos envuelve en su espiral, alcanzando enseguida el clímax, manteniéndolo durante toda la película y llevándonos de la mano por las distintas fases sin perder un ápice de intensidad.
Desde David Byrne hasta las despampanantes coristas, pasando por cada uno de los músicos que terminan por invadir el escenario. Nada sobra. Cada papel ocupa un lugar imprescindible. Un ejercicio de coreografía y sincronización musical que debería estudiarse en los colegios para engendrar futuros melómanos.
Una auténtica maravilla que hay que escuchar, a ser posible, con unos buenos auriculares que permitan apreciar cada uno de los matices, con especial atención al verdadero pilar de carga de esta banda, el bajo de mi gran amor platónico Tina Weymouth.
Si no eres fan de Talking Heads, he aquí tu pasaporte.
Puesta en escena, sonido, tracklist, realización...
Todo encaja en perfecta armonía en un "in crescendo" que nos conduce progresivamente, canción a canción, a una dinámica e impresionante transformación que nos envuelve en su espiral, alcanzando enseguida el clímax, manteniéndolo durante toda la película y llevándonos de la mano por las distintas fases sin perder un ápice de intensidad.
Desde David Byrne hasta las despampanantes coristas, pasando por cada uno de los músicos que terminan por invadir el escenario. Nada sobra. Cada papel ocupa un lugar imprescindible. Un ejercicio de coreografía y sincronización musical que debería estudiarse en los colegios para engendrar futuros melómanos.
Una auténtica maravilla que hay que escuchar, a ser posible, con unos buenos auriculares que permitan apreciar cada uno de los matices, con especial atención al verdadero pilar de carga de esta banda, el bajo de mi gran amor platónico Tina Weymouth.
Si no eres fan de Talking Heads, he aquí tu pasaporte.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esto no es una crítica objetiva.
19 de abril de 2024
19 de abril de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había escuchado muchas adulaciones durante años pero hasta que no la he visto no he compredido el enorme torrente arrollador tanto en lo visual, escénico, sonoro.
Además he tenido la fortuna de verla en un cine, una versión remasterizada y el sonido es apabullante.
Una sencillez de puesta en escena que seduce por eso en parte, además de por su originalidad.
La iluminación creativa y seductora a la par que la coreografía escénica y la vitalidad que todo el grupo transmiten ganas, entusiasmo, ves que están disfrutando de verdad y lo contagian ampliamente.
Se puede no ser seguidor de Talking Heads y disfrutarlo, pienso que sí pero si eres admirador de su música como me ocurre el efecto es mucho más salvaje, se amplifica.
Todo está tan medido musicalmente y es de una chorreante creatividad, las múltiples voces, los efectos sónicos, la amplitud de los órganos y teclados, las variopintas percusiones, el guitarreo, los riff y el entusiasmo de los músicos se funden como pocas veces creando una amalgama de diversión y musicalidad que te tienes que mover y gozas como particularmente hacia mucho que no me sucedía.
Toda una montaña rusa de emociones, diversión, de lúdicos placeres sonoros, visuales y sensoriales.
Además he tenido la fortuna de verla en un cine, una versión remasterizada y el sonido es apabullante.
Una sencillez de puesta en escena que seduce por eso en parte, además de por su originalidad.
La iluminación creativa y seductora a la par que la coreografía escénica y la vitalidad que todo el grupo transmiten ganas, entusiasmo, ves que están disfrutando de verdad y lo contagian ampliamente.
Se puede no ser seguidor de Talking Heads y disfrutarlo, pienso que sí pero si eres admirador de su música como me ocurre el efecto es mucho más salvaje, se amplifica.
Todo está tan medido musicalmente y es de una chorreante creatividad, las múltiples voces, los efectos sónicos, la amplitud de los órganos y teclados, las variopintas percusiones, el guitarreo, los riff y el entusiasmo de los músicos se funden como pocas veces creando una amalgama de diversión y musicalidad que te tienes que mover y gozas como particularmente hacia mucho que no me sucedía.
Toda una montaña rusa de emociones, diversión, de lúdicos placeres sonoros, visuales y sensoriales.
11 de marzo de 2024
11 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diez años después de comenzar sus andanzas como director, "Jonathan Demme" buscaba hacer algo distinto y, cuando su camino se cruzó con el de una banda de rock neoyorquina, encontró ese nuevo proyecto. Era 1983, los "Talking Heads" justo acababan de sacar su disco, "Speaking in tongues". Dimme consiguió honrar la publicación de este disco en un “concert film” que pasó a la historia y que ahora llega a los cines españoles, como celebración del 40 aniversario de su estreno, en una versión remasterizada.
El director estadounidense se sintió sobrecogido por la presencia escénica de "David Byrne" y el espectáculo que conseguían desplegar el conjunto del grupo musical. De esta forma, no es de extrañar que ese mismo sentimiento sea uno de los que busca conseguir con la grabación de su película. El carisma y la energía traspasan la pantalla para sacudir al espectador como si estuviera en primera fila, pero simultáneamente tener una visión global del mismo.
Sin embargo, "Demme" -quien acabaría dirigiendo obras como "El silencio de los corderos" o "Philadelphia"– trasciende la mera contemplación escénica y configura un homenaje a los "Talking Heads" desde la propia presentación de la banda. El concierto se va construyendo y los miembros del grupo se van uniendo uno a uno, como una retrospectiva de su formación. Poco a poco, entre zooms in, zooms out y fundidos encadenados, las composiciones visualmente seductoras siguen la línea de una propuesta formal que se va transformando y adecuando a cada uno de los temas. Según estos, priman unos tipos de planos por encima de otros y se aprovecha el tratamiento de la luz para generar un determinado tono. Así, no solo lo musical resulta evocador, sino que lo visual también lo es.
De esta forma, "Stop making sense" resulta una pieza de entretenimiento artístico tanto para los seguidores de la banda, como para aquellos afines al género en el que se desenvuelve su música. Y, más allá del puro disfrute, el espectador atiende al maravilloso acto colectivo de la creación musical.
www.contraste.info
El director estadounidense se sintió sobrecogido por la presencia escénica de "David Byrne" y el espectáculo que conseguían desplegar el conjunto del grupo musical. De esta forma, no es de extrañar que ese mismo sentimiento sea uno de los que busca conseguir con la grabación de su película. El carisma y la energía traspasan la pantalla para sacudir al espectador como si estuviera en primera fila, pero simultáneamente tener una visión global del mismo.
Sin embargo, "Demme" -quien acabaría dirigiendo obras como "El silencio de los corderos" o "Philadelphia"– trasciende la mera contemplación escénica y configura un homenaje a los "Talking Heads" desde la propia presentación de la banda. El concierto se va construyendo y los miembros del grupo se van uniendo uno a uno, como una retrospectiva de su formación. Poco a poco, entre zooms in, zooms out y fundidos encadenados, las composiciones visualmente seductoras siguen la línea de una propuesta formal que se va transformando y adecuando a cada uno de los temas. Según estos, priman unos tipos de planos por encima de otros y se aprovecha el tratamiento de la luz para generar un determinado tono. Así, no solo lo musical resulta evocador, sino que lo visual también lo es.
De esta forma, "Stop making sense" resulta una pieza de entretenimiento artístico tanto para los seguidores de la banda, como para aquellos afines al género en el que se desenvuelve su música. Y, más allá del puro disfrute, el espectador atiende al maravilloso acto colectivo de la creación musical.
www.contraste.info
11 de marzo de 2024
11 de marzo de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es más que un simple concierto filmado; es una experiencia inmersiva que captura la esencia de Talking Heads en su apogeo. La película destila una energía desbordante y una presencia escénica que sigue siendo tan impactante y relevante como en su estreno en 1984.
Demme, con su dirección visionaria, logra algo excepcional: trascender el género del documental de conciertos para crear una obra de arte que se siente tan fresca y dinámica como el primer día. La película es un testimonio del talento de Talking Heads y de la habilidad de Demme para capturar la magia del momento.
David Byrne, con su icónico “Big Suit” y sus movimientos idiosincrásicos, es el centro de una serie de actuaciones memorables que definen el estilo único de la banda. La estética y la coreografía del concierto, meticulosamente planeadas, contribuyen a una experiencia visual y auditiva que es difícil de olvidar.
Es un clásico imprescindible para los amantes de la música y el cine. No solo es el documento definitivo de una banda en la cima de su creatividad, sino también una obra maestra del cine de conciertos que sigue siendo una referencia para cualquier producción similar
Demme, con su dirección visionaria, logra algo excepcional: trascender el género del documental de conciertos para crear una obra de arte que se siente tan fresca y dinámica como el primer día. La película es un testimonio del talento de Talking Heads y de la habilidad de Demme para capturar la magia del momento.
David Byrne, con su icónico “Big Suit” y sus movimientos idiosincrásicos, es el centro de una serie de actuaciones memorables que definen el estilo único de la banda. La estética y la coreografía del concierto, meticulosamente planeadas, contribuyen a una experiencia visual y auditiva que es difícil de olvidar.
Es un clásico imprescindible para los amantes de la música y el cine. No solo es el documento definitivo de una banda en la cima de su creatividad, sino también una obra maestra del cine de conciertos que sigue siendo una referencia para cualquier producción similar
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