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Silvio (y los otros)

Drama Silvio Berlusconi (Toni Servillo) se encuentra en el momento más complicado de su carrera política, recién salido del gobierno y con las acusaciones de corrupción y de sus conexiones con la mafia a punto de llegar a los juzgados. Sergio Morra (Riccardo Scamarcio) es un atractivo hombre hecho a sí mismo que sueña con dar el salto de sus cuestionables negocios de provincia a escala internacional. El camino más rápido para conseguirlo es ... [+]
Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
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6
23 de enero de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
LORO, como reza su título original, está dirigida por el gran Paolo Sorrentino y protagonizada por el no menos brillante Toni Servillo. Tarda en aparecer Silvio, eso sí, pero cuando lo hace arrolla. Cuesta, en todo caso, ver más allá del maquillaje y también no caer en la imagen ridícula que desprende, ese patetismo que se cita en algunas ocasiones durante el filme. Su incontinencia verbal, sus excesos, el gusto por estar cerca de fiestas y mujeres, además de sus salidas de tono en política internacional, han provocado que el personaje se coma a la persona.

Despachado del gobierno italiano y a las puertas del juzgado por su vinculación con la mafia, intentará de todas las formas posibles volver a la presidencia cueste lo que cueste. Mientras eso sucede, un arribista (Riccardo Scamarcio), tratará de llegar a los más alto y, cómo no, para eso necesitará codearse con Silvio. Su estrategia es sencilla: realizar fiestas por todo lo alto para atraer su atención. Como imaginaréis, el filme está lleno de excesos, poca ropa, drogas y todo aquello que rodea la política italiana. Sin embargo, deja un poso de reflexión que hace que la película sea, aunque larga, un gran entretenimiento.

En definitiva, SILVIO (Y LOS OTROS), no es la mejor película de Sorrentino, quizás tampoco la mejor interpretación de Servillo, pero es hasta cierto punto hipnótica y verborreica, como lo es Silvio Berlusconi. Si os gustan las películas de tono político o queréis saber más sobre el personaje, esta es vuestra película. No os la perdáis.
9
9 de enero de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto decían un grupo de modelos puestas de coca a su ''contratante''. La misma frase, cambiando Sergio por Silvio, le podían haber dicho sus votantes a Berlusconi. Al final a mí me importa muy poco Berlusconi, lo que más me importa es la maravillosa nueva obra de Sorrentino.
Pueden tratar de un primer ministro italiano, de un mafioso en Suiza, de unos vejetes en los Alpes, de un vividor en Roma. Creo que sus películas nunca tienen un buen guión ni siquiera una buena historia, solo una idea difuminada para sostenerse, pero detrás de esa ''excusa'' empieza a fluir el Cine, con mayúsculas, el séptimo arte. A mí qué me importa lo que se dice, ni de qué va la cosa. Tengo bastante con la impresionante sensación de belleza que transmiten esas películas. Qué fotografía, qué luz, qué cámara, qué música, qué ritmo, qué vestuario, qué ambientación, qué exteriores, qué mujeres, que actores y sobre todo qué actor, Toni Servillo. Cuanto más lo veo más lo disfruto. Esta interpretación es positivamente incalificable, una barbaridad. Habrá quien diga que es algo hierático, pero opino que es simplemente su estilo y hay poquísimos actores con ese estilo tan personal.
Solo lamento no haber disfrutado este espectáculo en su idioma original, incluso sin subtítulos aunque no sé italiano. Sonaría mejor y sonaría original.
El metraje es suficiente, como debe ser en toda obra que se precie, deleitar sin prisas porque se sabe hacer.
Respecto a la gastada comparación de Sorrentino con Fellini, creo que está cogida por los pelos. Son directores grandiosos ambos que pocas conexiones tienen. Tienen mundos diferentes y concepciones estéticas diferentes.
Ancora grazie, Paolo.
6
11 de enero de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Silvio (y los otros)” es un particular biopic sobre Silvio Berlusconi realizado por el director italiano Paolo Sorrentino. El film divide su protagonismo entre Sergio Morra, un joven empresario que pretende alcanzar el éxito acercándose a Silvio Berlusconi a través de la organización de grandes fiestas, y el propio Berlusconi, en un momento en que está apartado de la política y sufre una profunda crisis matrimonial. Momentos puntuales de brillantez en su guion (pocos), una gran actuación de Toni Servillo (una más) y un tratamiento visual alejado del portento al que nos tiene habituados su director. Cámara lenta y música para enfatizar la sexualización de la mujer y mostrar la mente de Berlusconi, que resulta una aproximación excesiva al videoclip en demasiados momentos y un protagonismo del personaje de Sergio para una trama que en ningún momento acaba de eclosionar. En definitiva, una película alejada de las grandes obras a las que nos tiene acostumbrados el director italiano pero que igualmente, deja algunos fogonazos de la brillantez de su cine.

Más críticas de cine y series (y algún que otro monigote): https://unhombresinpiedad.com
10
16 de octubre de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se me ocurre una película más visualmente impactante y oportunamente política como “Silvio (y los otros)”, la barroca, manierista y ácidamente provocadora visión de Paolo Sorrentino sobre ese ser ¿humano? llamado Berlusconi.

Sorrentino es un nombre absolutamente imprescindible para entender el cine europeo, formando por su potencia visual reconocida y reconocible en cada plano, junto con los más grandes, a la altura de Yorgos Lanthimos, Pedro Almodóvar, Michael Haneke o Lars Von Trier. Uno de los grandes genios de la historia del cine como lo son todos ellos.

Si maravilla su visión personalísima en su labor introspectiva-felliniana (“La gran belleza”, “La juventud”…), ya es orgásmicamente desafiante cuando mira hacia la política (“Il Divo”, “The Young Pope”, “The New Pope”…). El retrato, entre lo caricaturesco y lo (aterrorizadoramente) real de Silvio Berlusconi que ofrece esta película es antológico.

Visualmente, poco tengo que añadir después de aclarar que estamos ante una nueva película de Sorrentino: exquisitez formal abrumadora, barroquismo y complejidad de encuadres, movimientos de cámara imposibles, desfase estético en fiestas plenas de drogas y alcohol, desmadre absoluto pero a la par contenido en las interpretaciones… Todo marca de la casa Sorrentino, o sea, la sublimación del concepto de cine como arte visual que empacha los sentidos.

La fotografía de su habitual Luca Bigazzi es hipnótica y preciosista hasta límites insospechados que paladean nuestras pupilas con fruición. Y la interpretación de Toni Servillo, actor capital en la filmografía de Sorrentino, es espléndidamente mimética respecto al horroroso personaje al que encarna, puro esperpento de ser humano, paradójicamente idolatrado por una Italia chusca e inculta amamantada por las televisiones creadas por él mismo. Si bien es cierto que, la versión internacional que nos ha llegado, fruto de refundir las dos partes de la más extensa versión italiana, "Loro I" y "Loro II", puede suponer un excesivo salto entre las dos partes de la cinta, la dedicada a Sergio y la protagonizada por Silvio.

Pero no por todo ello el contenido es menos importante. Y a una escena en concreto de esta magistral cinta me remito, en la que Berlusconi trata de medirse a sí mismo llamando por teléfono al azar a una ciudadana italiana para intentar venderle un piso. Un momento de tensión exclusivamente sostenida en el diálogo radicalmente genial y demoledor como metáfora para entender qué es la política y quiénes son los políticos.

Una cinta que es la historia de Silvio, pero también de Sergio (de ahí el subtítulo de la cinta, “y los otros”), una persona nacida para medrar, para comprar voluntades a base de fiestas, prostitutas, drogas y alcohol, para crear negocios de la nada y dar el pelotazo tirando de influencias políticas… la vida misma. Un personaje perfectamente retratado por Sorrentino, como también ocurre con el mejor amigo y socio de Silvio, la desfachatez en estado puro, donde el negocio es piedra angular de todo lo que se hace, a ser posible lo más ilícito que fuera posible.
7
8 de enero de 2019
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorrentino mete a Servillo en la estirada piel de Berlusconi y de esta manera consigue que don SIlvio resulte más interesante de lo que probablemente fue.

La película es de Sorrentino, o sea que es una fiesta visual e intelectual (nunca mejor dicho lo de fiesta). Por desgracia, los festejos de la primera parte no tienen demasiada justificación dramática; y los discursos de Silvio y Verónica en la parte final son bastante anticlimáticos.

Paolo, ci rivediamo presto.
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