Historias para no dormirSerie
1966 

Narciso Ibáñez Serrador (Creador), Narciso Ibáñez Serrador
7.4
4,229
Serie de TV. Terror. Fantástico. Ciencia ficción. Intriga. Thriller
Serie de TV (1966-1982). 3 temporadas. 30 episodios. En 1966, Narciso Ibáñez Serrador se reveló como uno de los mejores realizadores de TVE gracias al éxito de la serie "Historias para no dormir", que se convirtió en el descubrimiento televisivo de la temporada. "El muñeco", "El doble", "El tonel", "El pacto", "La pesadilla", "El regreso", "La zarpa", "La bodega", "El asfalto", o "La alarma" son algunos de los títulos de esta primera ... [+]
9 de junio de 2019
9 de junio de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Chicho: ¡gracias! por habernos hecho sentir miedo, por tardar en conciliar el sueño, por descubrir nuevos espacios en la penumbra del comedor teniendo como única iluminación los estremecedores rayos catódicos que penetraban hasta lo más profundo de nuestros terrores. En Historias para no dormir nos dio los primeros sustos en un cumpleaños, las aficiones de un niño con los cultivos, el escanciado vino de un tonel, las inoportunas visitas de gentes de malvivir, o el acercamiento al futuro cibernético, son algunos de los temas con los que nos entretuvo durante las primeras narraciones.
En sus historias, además, no podían faltar los pactos, las cabañas aisladas, muñecos con vida propia, aventuras en el espacio exterior, suegros, marcianos, preocupantes alarmas alertándonos de invasiones exteriores, radiaciones, extrañas celebraciones en aldeas, pesadas bromas que rozan el límite de lo permisible, penosos urbanitas ignorados y hundidos en sus propios problemas, videntes, lejanas aldeas rodeadas de espantosas muertes, deseos, regresos siempre queridos y autores siempre recordados, sobrinas sin apenas vida social, herencias, o trasplantes necesarios que ampliaron el mapa de sus estupendas historias.
El señor Narciso Ibáñez Serrador, como no podía ser de otra forma dio protagonismo al televisor dispuesto generalmente en un lugar preferente en torno al cual, la audiencia asistía a los problemas de un sufrido protagonista luchando por sus aspiraciones, los codiciosos experimentos de un arriesgado doctor, de una compañía de variedades, recreando nuevas versiones o, constatando la difícil subsistencia de algún desheredado matrimonio; temas que durante largos y generosos años de terror inundaron de inquietud tantos hogares llevados por un fabuloso elenco que junto al amplísimo plantel de técnicos, tramoyistas, eléctricos, maquillaje, vestuario, y muchos más profesionales que tan acertadamente dieron forma a las Historias para no dormir bajo su sólida batuta.
En sus historias, además, no podían faltar los pactos, las cabañas aisladas, muñecos con vida propia, aventuras en el espacio exterior, suegros, marcianos, preocupantes alarmas alertándonos de invasiones exteriores, radiaciones, extrañas celebraciones en aldeas, pesadas bromas que rozan el límite de lo permisible, penosos urbanitas ignorados y hundidos en sus propios problemas, videntes, lejanas aldeas rodeadas de espantosas muertes, deseos, regresos siempre queridos y autores siempre recordados, sobrinas sin apenas vida social, herencias, o trasplantes necesarios que ampliaron el mapa de sus estupendas historias.
El señor Narciso Ibáñez Serrador, como no podía ser de otra forma dio protagonismo al televisor dispuesto generalmente en un lugar preferente en torno al cual, la audiencia asistía a los problemas de un sufrido protagonista luchando por sus aspiraciones, los codiciosos experimentos de un arriesgado doctor, de una compañía de variedades, recreando nuevas versiones o, constatando la difícil subsistencia de algún desheredado matrimonio; temas que durante largos y generosos años de terror inundaron de inquietud tantos hogares llevados por un fabuloso elenco que junto al amplísimo plantel de técnicos, tramoyistas, eléctricos, maquillaje, vestuario, y muchos más profesionales que tan acertadamente dieron forma a las Historias para no dormir bajo su sólida batuta.
15 de febrero de 2016
15 de febrero de 2016
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Serie de culto. Y no solo para los carrozas que la vimos de niños (y la volvemos a ver ahora una y otra vez, al menos yo), sino para las nuevas generaciones, que descubren asombrados el universo del gran Chicho Ibáñez Serrador.
Episodios de terror y/o misterio, algunos basados en los grandes clásicos del género, como Poe o Lovecraft y otros guiones originales del mismo Chicho. Todos excepto los últimos en blanco y negro, por supuesto, porque en esa época en España todavía no había Tv. en color. La mayoría de los episodios son geniales, creando atmósferas de terror extraordinariamente conseguidas. Y con unas interpretaciones magistrales en la mayoría de los casos, sobre todo un fantástico Narciso Ibañez Menta, el padre de Chicho y experto en este tipo de papeles, que es el protagonista de muchos de los episodios.
Personalmente destacaría entre todos los 3 únicos episodios que no son exactamente de terror, pero que quizá sean los de más contenido sociológico: "El asfalto", "El trasplante" y "El televisor", el primero y el tercero protagonizados por el ya citado Ibañez Menta y el segundo por unos también extraordinarios José María Prada y Lola Herrera. Entre los de terror puro, me encanta "El trapero", de nuevo con Ibañez Menta y Daniel Dicenta.
En resumen, extraordinaria serie de terror, de lo mejor que se ha hecho en la historia de la televisión en España. Absolutamente recomendable, imprescindible.
Episodios de terror y/o misterio, algunos basados en los grandes clásicos del género, como Poe o Lovecraft y otros guiones originales del mismo Chicho. Todos excepto los últimos en blanco y negro, por supuesto, porque en esa época en España todavía no había Tv. en color. La mayoría de los episodios son geniales, creando atmósferas de terror extraordinariamente conseguidas. Y con unas interpretaciones magistrales en la mayoría de los casos, sobre todo un fantástico Narciso Ibañez Menta, el padre de Chicho y experto en este tipo de papeles, que es el protagonista de muchos de los episodios.
Personalmente destacaría entre todos los 3 únicos episodios que no son exactamente de terror, pero que quizá sean los de más contenido sociológico: "El asfalto", "El trasplante" y "El televisor", el primero y el tercero protagonizados por el ya citado Ibañez Menta y el segundo por unos también extraordinarios José María Prada y Lola Herrera. Entre los de terror puro, me encanta "El trapero", de nuevo con Ibañez Menta y Daniel Dicenta.
En resumen, extraordinaria serie de terror, de lo mejor que se ha hecho en la historia de la televisión en España. Absolutamente recomendable, imprescindible.
2 de julio de 2020
2 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos guste o no ahora el cine es parte del streaming, hay un sinnúmero de plataformas virtuales, y en una que otra se encuentran joyitas como esta, si señores buscando se encuentra, y gracias a Amazon Prime me encontré con está maravilla que la estaba buscando hace mucho, ahora solo está pendiente The Twilight Zone de 1959, para aquellos que tienen curiosidad de ver esta serie, también la pueden encontrar de forma gratuita en Youtube pero creo que no esta completa.
Historias para no dormir es una maravilla del género y al igual que The Twilight Zone es pionera sobre todo en este tipo de series de antología. Narciso Ibáñez Serrador mas conocido como Chicho Ibáñez fue un genio creativo, un gran cineasta uruguayo hijo de un gran actor español que formara parte de la mayoría de historias de esta serie, me refiero a Narciso Ibáñez Menta, ambos lamentablemente ya fallecidos. Mi admiración a estos grandes genios del cine clásico y entrañables en el cine moderno, porque con sus historias con magníficos guiones y grandes interpretaciones, el cine fantástico de terror y ciencia ficción no necesitaba de monstruos, fantasmas y un gran presupuestos para contar una historias maravillosa, algo que no se ve hoy en día, cine que goza de altísimos presupuestos pero se olvidan de lo mas importante, se olvidan del guión, de contarnos bien una historia, esto es lo que hacia el Señor Ibáñez, cuentos magníficos muchos de ellos basados en relatos de dos grandes escritores como Edgar Allan Poe y Ray Bradbury, que si hubieran estado vivos y veían este gran homenaje estarían felices.
Está joya debe ver no solamente el aficionado del género sino del cine en general, son historias maravillosas una mejor que otra que exponen grandes géneros cinematográficos y quizás los que mas fanáticos tiene, como la ciencia ficción, el thriller y suspenso y por supuesto el que mas gusta el terror, inclusive en un episodio este gran genio se metió hacer un giallo, con eso digo todo y que sea preámbulo para que las nuevas generaciones aprendamos a ver cine de calidad y en base a ello se haga maravillas modernas.
Historias para no dormir es una maravilla del género y al igual que The Twilight Zone es pionera sobre todo en este tipo de series de antología. Narciso Ibáñez Serrador mas conocido como Chicho Ibáñez fue un genio creativo, un gran cineasta uruguayo hijo de un gran actor español que formara parte de la mayoría de historias de esta serie, me refiero a Narciso Ibáñez Menta, ambos lamentablemente ya fallecidos. Mi admiración a estos grandes genios del cine clásico y entrañables en el cine moderno, porque con sus historias con magníficos guiones y grandes interpretaciones, el cine fantástico de terror y ciencia ficción no necesitaba de monstruos, fantasmas y un gran presupuestos para contar una historias maravillosa, algo que no se ve hoy en día, cine que goza de altísimos presupuestos pero se olvidan de lo mas importante, se olvidan del guión, de contarnos bien una historia, esto es lo que hacia el Señor Ibáñez, cuentos magníficos muchos de ellos basados en relatos de dos grandes escritores como Edgar Allan Poe y Ray Bradbury, que si hubieran estado vivos y veían este gran homenaje estarían felices.
Está joya debe ver no solamente el aficionado del género sino del cine en general, son historias maravillosas una mejor que otra que exponen grandes géneros cinematográficos y quizás los que mas fanáticos tiene, como la ciencia ficción, el thriller y suspenso y por supuesto el que mas gusta el terror, inclusive en un episodio este gran genio se metió hacer un giallo, con eso digo todo y que sea preámbulo para que las nuevas generaciones aprendamos a ver cine de calidad y en base a ello se haga maravillas modernas.
27 de mayo de 2024
27 de mayo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Historias para no dormir" –inspirándose en series por episodios, de su década anterior. Series de misterio, terror, ciencia ficción... Principalmente norteamericanas cómo, “The Twilight Zone” (En los límites de la realidad) o “Hitchcock presenta" (de la que, incluso, su autor emula las rocambolescas, cómicas, de negro humor e irónicas, presentaciones de Alfred Hitchcockc ) más en alguna otra que ahora no recuerdo– fueron producidas en una incipiente Televisión Española con unos medios algo rudimentarios pero dentro de unos estudios que se transformaban en las tablas de un teatro donde los decorados eran bastante más que decorosos y con unos guiones (o libretos) en su mayoría deslumbrantes; unos inéditos, otros basados en relatos de grandes autores del género (cómo Edgar Allan Poe, Henry James, Robert Bloch...).
Cada episodio fue filmado a través de planos sencillos pero excelentes. Planos, mayoritariamente, secuencia. O con planos cortos centrados en el rostro de sus intérpretes o en objetos significativos para la trama, o en planos sobre grúa –muy televisivos–. Pero sin alardes, sin apenas planos largos, sin casi planos en movimiento ni planos de trávelin ni amplios planos en grandes espacios abiertos ni otros planos significativamente cinematográficos; a cambio se nos dispensa con una magnífica realización teatralizada, tipo “Estudio 1". Los primeros episodios, de hecho, fueron emitidos en directo (episodios que no fueron editados y se perdieron en El Éter para siempre).
Cada relato se nos presenta en una brillantísima, puesta en escena, e interpretaciones que fueron clases magistrales, de unos actores y actrices, que sabían declamar, actores y actrices, para quienes los escenarios eran un segundo hogar, una segunda piel.
Esta vieja serie realizada por Narciso Ibáñez Serrador y protagonizada –en la mayoría de los episodios– por Narciso Ibáñez Menta (padre de aquél), consiguió sorprenderme, asustarme, conmoverme, hacerme pensar. Y cuando recientemente visioné algunos de sus episodios con la convicción, a priori, de que me aburriría, en mi nostalgia, de que los hallaría desfasados, avejentados o en el mejor de los casos melancólicos, pero aunque ciertamente la melancolía era uno de sus ingredientes, aun en su mustio enlatado hallé, en ellos, unas obras televisiva que no lo parecían. Unas obras atemporales, prodigiosas, cosmopolitas y fascinantes…
..Qué con tan escasos medios se realizasen tan excelentes programas, y con tantos medios, que dispusieron posteriormente, se compusiesen bodrios cómo "Gran Hermano" u otras facturas semejantes –qué ni nombro pues ya me lavé los dientes–, es para hacérnoslo mirar (cierto es que, actualmente, también se realizan buenas series; pero, generalmente, hay que pagar por ellas). Siempre seré un defensor de la libertad. Y sobre todo de la de creación –sólo que a veces me da lástima lo que se hace con ella–. Por lo que no aplaudiré aquella era, en que ésta fue, al menos de modo más aparente, burdamente reprimida; pero en la que, a pesar de ello, se hicieron en nuestro país, fabulosos programas de televisión, se editaron excelentes novelas y se realizaron algunas de las mejores películas en la historia de nuestro cine (sé que el contexto internacional contribuyó a ello; y que ello ocurrió a pesar de El Régimen).
He de reconocerles que en su día, creo, que nunca la vi (pues era aún muy niño y por entonces, lo de los dos rombos, suponían una barrera casi infranqueable para nuestra corta edad). Pero. aun así, algo recordaba de ella. Sobre todo sus poco convencionales preludios (seguramente de alguna reposición o algún documental histórico sobre RTVE), mas, éstos, eran difusos y prácticamente olvidados; por lo que la añoranza poco influyó en esta reseña, salvo por el encanto de una buena fotografía en blanco y negro; que, a veces, tanto bien hace a este tipo de relatos. Aunque en este caso, como comenta su realizador –al que le hubiese gustado rodar alguna historia en color–, se hizo así simplemente porque Televisión Española, por esos años, sólo emitía en blanco y negro.
Casi por último, y sin querer menospreciar a nadie, he de lamentar la recreación, llevada a cabo hace pocos años, la cual, en mi opinión, tan poco favor nos hizo (a los aficionados al misterio). No niego que sea buena idea volver a realizar esta mítica serie, u otras. Pero debería hacerse con guiones nuevos, ya sean originales o basados en renombradas obras literarias de lo paranormal (pero distintas a las ya emitidas), aunque se respetase el formato (sobre todo con las presentaciones de los episodios) de la serie original. Limitarse a rodar, los mismos, antiguos episodios, me parece un error, además de demostrar, falta de imaginación…
Y, finalmente, no quisiera terminar sin hacer mención a su excelente banda sonora, sobre todo, en la de creación de Waldo de los Ríos; compositor y pianista argentino de gran éxito por aquellos años. Quizá los más viejos del lugar lo recuerden por el tema: “Mañana, mañana”.
Cada episodio fue filmado a través de planos sencillos pero excelentes. Planos, mayoritariamente, secuencia. O con planos cortos centrados en el rostro de sus intérpretes o en objetos significativos para la trama, o en planos sobre grúa –muy televisivos–. Pero sin alardes, sin apenas planos largos, sin casi planos en movimiento ni planos de trávelin ni amplios planos en grandes espacios abiertos ni otros planos significativamente cinematográficos; a cambio se nos dispensa con una magnífica realización teatralizada, tipo “Estudio 1". Los primeros episodios, de hecho, fueron emitidos en directo (episodios que no fueron editados y se perdieron en El Éter para siempre).
Cada relato se nos presenta en una brillantísima, puesta en escena, e interpretaciones que fueron clases magistrales, de unos actores y actrices, que sabían declamar, actores y actrices, para quienes los escenarios eran un segundo hogar, una segunda piel.
Esta vieja serie realizada por Narciso Ibáñez Serrador y protagonizada –en la mayoría de los episodios– por Narciso Ibáñez Menta (padre de aquél), consiguió sorprenderme, asustarme, conmoverme, hacerme pensar. Y cuando recientemente visioné algunos de sus episodios con la convicción, a priori, de que me aburriría, en mi nostalgia, de que los hallaría desfasados, avejentados o en el mejor de los casos melancólicos, pero aunque ciertamente la melancolía era uno de sus ingredientes, aun en su mustio enlatado hallé, en ellos, unas obras televisiva que no lo parecían. Unas obras atemporales, prodigiosas, cosmopolitas y fascinantes…
..Qué con tan escasos medios se realizasen tan excelentes programas, y con tantos medios, que dispusieron posteriormente, se compusiesen bodrios cómo "Gran Hermano" u otras facturas semejantes –qué ni nombro pues ya me lavé los dientes–, es para hacérnoslo mirar (cierto es que, actualmente, también se realizan buenas series; pero, generalmente, hay que pagar por ellas). Siempre seré un defensor de la libertad. Y sobre todo de la de creación –sólo que a veces me da lástima lo que se hace con ella–. Por lo que no aplaudiré aquella era, en que ésta fue, al menos de modo más aparente, burdamente reprimida; pero en la que, a pesar de ello, se hicieron en nuestro país, fabulosos programas de televisión, se editaron excelentes novelas y se realizaron algunas de las mejores películas en la historia de nuestro cine (sé que el contexto internacional contribuyó a ello; y que ello ocurrió a pesar de El Régimen).
He de reconocerles que en su día, creo, que nunca la vi (pues era aún muy niño y por entonces, lo de los dos rombos, suponían una barrera casi infranqueable para nuestra corta edad). Pero. aun así, algo recordaba de ella. Sobre todo sus poco convencionales preludios (seguramente de alguna reposición o algún documental histórico sobre RTVE), mas, éstos, eran difusos y prácticamente olvidados; por lo que la añoranza poco influyó en esta reseña, salvo por el encanto de una buena fotografía en blanco y negro; que, a veces, tanto bien hace a este tipo de relatos. Aunque en este caso, como comenta su realizador –al que le hubiese gustado rodar alguna historia en color–, se hizo así simplemente porque Televisión Española, por esos años, sólo emitía en blanco y negro.
Casi por último, y sin querer menospreciar a nadie, he de lamentar la recreación, llevada a cabo hace pocos años, la cual, en mi opinión, tan poco favor nos hizo (a los aficionados al misterio). No niego que sea buena idea volver a realizar esta mítica serie, u otras. Pero debería hacerse con guiones nuevos, ya sean originales o basados en renombradas obras literarias de lo paranormal (pero distintas a las ya emitidas), aunque se respetase el formato (sobre todo con las presentaciones de los episodios) de la serie original. Limitarse a rodar, los mismos, antiguos episodios, me parece un error, además de demostrar, falta de imaginación…
Y, finalmente, no quisiera terminar sin hacer mención a su excelente banda sonora, sobre todo, en la de creación de Waldo de los Ríos; compositor y pianista argentino de gran éxito por aquellos años. Quizá los más viejos del lugar lo recuerden por el tema: “Mañana, mañana”.
24 de octubre de 2009
24 de octubre de 2009
7 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una serie mala que flojea de principio a fin porque no aterroriza en extremo. Es mala porque, accidentalmente, el DVD que correspondia al episodio de Freddy, se me borró en el ordenador. Y si es en blanco y negro, que cosas buenas se le puede pedir. Chicho Ibáñez Serrador, cúrratelo un poco más la próxima vez.
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