La gran muralla
4.6
12,605
Acción. Fantástico
China, siglo XV. Un mercenario inglés (Matt Damon) y otro español (Pedro Pascal) son testigos del misterio que rodea a la construcción de la Gran Muralla China; ambos descubrirán que no se construyó para mantener alejados a los mongoles, sino para algo más peligroso: la mítica muralla ha sido edificada para detener la llegada de monstruos devoradores de carne humana. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2017
3 de febrero de 2017
32 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director chino Zhang Yimou presenta su película menos oriental, donde la participación estadounidense consigue impactar demás en el resultado final de una película que consigue anular las virtudes del talentoso realizador en pos del gran espectáculo.
La historia que se cuenta, la cual fue escrita en su totalidad por guionistas de Hollywood entre los que se destacan nombres como Tony Gilroy y Edward Zwick, se inventa una historia de corte fantástico que explica que los chinos han construido la gran muralla para protegerse de unos monstruos venidos del espacio exterior y que cada 60 años salen para comerse todo lo que se mueva.
Por ahí anda un mercenario supuestamente inglés con un acento estadounidense, inexistente en ese entonces, al que interpreta Matt Damon, acompañado de un español (Pedro Pascal), quienes logran matar a un monstruo, lo que les salva al ser capturados por los chinos que listos para ejecutarlos, deben detenerse ante la anunciada invasión de los hambrientos monstruos.
La película cuenta con una gran cantidad de imprecisiones históricas, el diseño de la famosa muralla es acorde a las necesidades de la historia y en nada se parece a la original, ya que en la película tiene ciertas adecuaciones que sirven para combatir a los monstruos y que son usadas solo cuando lo marca el guión.
La historia del mercenario que ayuda a salvar a los chinos de las garras de los monstruos, al igual que la dinámica que se sigue dentro del relato, es totalmente inverosímil y forzada por las cuestiones de la coproducción, además que Yimou no logra imponer su tradicional estilo que potencia la belleza desde lo visual, en pos de un relato que resulte espectacular y adrenalínico.
Si bien la película funciona como divertimento, la historia queda mucho a deber y más porque se echa en falta la impronta habitual del director, si bien algunas imágenes son espectaculares y potentes, no tienen el sello que Zhang Yimou mostró en otras películas donde lo visual era toda una experiencia, acá en cambio todo queda en una película para pasar el rato y olvidarla tan pronto se abandona la sala.
http://tantocine.com/la-gran-muralla-de-zhang-yimou/
La historia que se cuenta, la cual fue escrita en su totalidad por guionistas de Hollywood entre los que se destacan nombres como Tony Gilroy y Edward Zwick, se inventa una historia de corte fantástico que explica que los chinos han construido la gran muralla para protegerse de unos monstruos venidos del espacio exterior y que cada 60 años salen para comerse todo lo que se mueva.
Por ahí anda un mercenario supuestamente inglés con un acento estadounidense, inexistente en ese entonces, al que interpreta Matt Damon, acompañado de un español (Pedro Pascal), quienes logran matar a un monstruo, lo que les salva al ser capturados por los chinos que listos para ejecutarlos, deben detenerse ante la anunciada invasión de los hambrientos monstruos.
La película cuenta con una gran cantidad de imprecisiones históricas, el diseño de la famosa muralla es acorde a las necesidades de la historia y en nada se parece a la original, ya que en la película tiene ciertas adecuaciones que sirven para combatir a los monstruos y que son usadas solo cuando lo marca el guión.
La historia del mercenario que ayuda a salvar a los chinos de las garras de los monstruos, al igual que la dinámica que se sigue dentro del relato, es totalmente inverosímil y forzada por las cuestiones de la coproducción, además que Yimou no logra imponer su tradicional estilo que potencia la belleza desde lo visual, en pos de un relato que resulte espectacular y adrenalínico.
Si bien la película funciona como divertimento, la historia queda mucho a deber y más porque se echa en falta la impronta habitual del director, si bien algunas imágenes son espectaculares y potentes, no tienen el sello que Zhang Yimou mostró en otras películas donde lo visual era toda una experiencia, acá en cambio todo queda en una película para pasar el rato y olvidarla tan pronto se abandona la sala.
http://tantocine.com/la-gran-muralla-de-zhang-yimou/
16 de abril de 2017
16 de abril de 2017
32 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que sí, que sí, que es una película de Zhang Yimou. El mismo director de Sorgo rojo. El mismo que nos regaló esa maravilla llamada Hero.
Aquí, Yimou escupe sobre su propio legado demostrando al mundo que, si, a la hora de rodar cine épico hay pocos como él, pero La gran muralla no tiene por donde la coja un perro. Es absurda, infantil, los monstruos dan risa, y pierde una oportunidad maravillosa que tenía para volver a asombrar al mundo con una historia sobre, quizás, la construcción de la Muralla del título. No es el caso. Yimou prefiere hacer una monster movie de nulo guión, personajes planos,diálogos nada interesantes y un derroche de medios técnicos que no logra ocultar que esto no hay por dónde cogerlo.
Lo mejor: El despliegue técnico.
Lo peor: Es tan ridícula... tan pobre en lo narrativo...
Aquí, Yimou escupe sobre su propio legado demostrando al mundo que, si, a la hora de rodar cine épico hay pocos como él, pero La gran muralla no tiene por donde la coja un perro. Es absurda, infantil, los monstruos dan risa, y pierde una oportunidad maravillosa que tenía para volver a asombrar al mundo con una historia sobre, quizás, la construcción de la Muralla del título. No es el caso. Yimou prefiere hacer una monster movie de nulo guión, personajes planos,diálogos nada interesantes y un derroche de medios técnicos que no logra ocultar que esto no hay por dónde cogerlo.
Lo mejor: El despliegue técnico.
Lo peor: Es tan ridícula... tan pobre en lo narrativo...
17 de febrero de 2017
17 de febrero de 2017
30 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo no sé qué se fumaron los guionistas cuando escribieron esto, porque el guion de "La gran muralla" es terrible. TERRIBLE. Uno de los peores guiones que he visto en un blockbuster en bastante tiempo. Para que os hagáis una idea, el personaje del español TOREA a un monstruo en la primera media hora de película. Ese es el nivel. Los diálogos son horrendos (me encanta cómo los protas se explican sus motivaciones el uno al otro en voz alta en la primera escena, porque por lo visto el espectador es imbécil y se puede perder si no nos lo dan todo mascadito). Los personajes son planísimos, la historia es previsible y está completamente huecas y las actuaciones son, siendo muy generosos, bastante mediocres.
Pero, ¿qué pasa? Que el director es Zhang Yimou. Otro director nos habría dado efectos especiales básicos, de estos que ves en veinte blockbusters al año, y punto. Que no es que aquí no haya efectos especiales, porque los hay, y a mansalva, pero Yimou no se queda ahí. Yimou, hasta con un guion tan penoso se encarga de darnos imágenes bellísimas, de hacer malabares, de mover la cámara con elegancia, de escoger los sonidos con mimo y detalle, de mezclar la paleta como el gran pintor que es y utilizar los colores como pocos cineastas saben hacer. Es un gusto tenerlo tras la cámara, pero por desgracia hay proyectos que ni alguien como él puede salvar, y este es uno de ellos. Así, "La gran muralla" se convierte en una mancha en la filmografía de su director, pero no se puede decir que él no haya intentado salvarla. No me quiero ni imaginar lo que habría sido de esta película con otro director al mando.
Puntuación: 4,3
Pero, ¿qué pasa? Que el director es Zhang Yimou. Otro director nos habría dado efectos especiales básicos, de estos que ves en veinte blockbusters al año, y punto. Que no es que aquí no haya efectos especiales, porque los hay, y a mansalva, pero Yimou no se queda ahí. Yimou, hasta con un guion tan penoso se encarga de darnos imágenes bellísimas, de hacer malabares, de mover la cámara con elegancia, de escoger los sonidos con mimo y detalle, de mezclar la paleta como el gran pintor que es y utilizar los colores como pocos cineastas saben hacer. Es un gusto tenerlo tras la cámara, pero por desgracia hay proyectos que ni alguien como él puede salvar, y este es uno de ellos. Así, "La gran muralla" se convierte en una mancha en la filmografía de su director, pero no se puede decir que él no haya intentado salvarla. No me quiero ni imaginar lo que habría sido de esta película con otro director al mando.
Puntuación: 4,3
2 de enero de 2017
2 de enero de 2017
44 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que el mercado oriental, sobretodo el chino, ha ido ganando en peso e importancia, han ido aumentando las producciones mixtas, conjugando actores occidentales con orientales. El problema al que Hollywood se enfrenta, es que las relaciones directas entre Occidente y China, tienen menos de 200 años. Dejando de lado el viaje de Marco Polo, que tampoco está demostrado que llegara donde dijo llegar. Hace 3 años Keanu Reeves nos dio "La leyenda del samurai" una cinta similar a esta, de corte fantástico, con nulo rigor histórico y que se saldó con un fracaso tremendo de taquilla. Y es que la etiqueta de género fantástico, es el truco que usan para justificar la presencia en China de europeos siglos antes del XIX.
No escarmentados, nos dan esta entrega donde dos aventureros europeos, Matt Damon y Pedro Pascal, llegan hasta la Gran Muralla. ¿La explicación? vienen en busca del mágico polvo negro. La pólvora. Consciente de la tontería que supone, (la pólvora llegó a Europa a través de los árabes) el guión no entra en muchos más detalles, y eso se agradece. allí se topan con otro europeo, William Dafoe, que lleva dos décadas entre los chinos intentando robar el secreto de la pólvora.
Resulta que la Muralla china no se construyó para frenar a los mongoles, sino a los Taotie, unos bichejos galácticos que son como un ejército y cada 60 años asaltan la gran Muralla. Vamos, que tenemos una especie de Muro de hielo, y una misteriosa orden que lo vigila para evitar que los monstruos invadan la civilización, como en "Juego de tronos" Eso sí, la película, ni de coña se acerca a la calidad del capítulo donde los Caminantes Blancos asaltaban el muro.
La película no es el desastre absoluto que yo temía porque Matt Damon tiene su carisma y está acostumbrado a lidiar con este tipo de producciones, y por la buena producción, buena fotografía y buenos efectos especiales con espectaculares escenas de acción, con bichejos asaltando a miles la gran muralla. En este caso, se agradecen que los escenarios no apesten a cartón piedra como recientes películas del tipo "Dioses de Egipto"
No escarmentados, nos dan esta entrega donde dos aventureros europeos, Matt Damon y Pedro Pascal, llegan hasta la Gran Muralla. ¿La explicación? vienen en busca del mágico polvo negro. La pólvora. Consciente de la tontería que supone, (la pólvora llegó a Europa a través de los árabes) el guión no entra en muchos más detalles, y eso se agradece. allí se topan con otro europeo, William Dafoe, que lleva dos décadas entre los chinos intentando robar el secreto de la pólvora.
Resulta que la Muralla china no se construyó para frenar a los mongoles, sino a los Taotie, unos bichejos galácticos que son como un ejército y cada 60 años asaltan la gran Muralla. Vamos, que tenemos una especie de Muro de hielo, y una misteriosa orden que lo vigila para evitar que los monstruos invadan la civilización, como en "Juego de tronos" Eso sí, la película, ni de coña se acerca a la calidad del capítulo donde los Caminantes Blancos asaltaban el muro.
La película no es el desastre absoluto que yo temía porque Matt Damon tiene su carisma y está acostumbrado a lidiar con este tipo de producciones, y por la buena producción, buena fotografía y buenos efectos especiales con espectaculares escenas de acción, con bichejos asaltando a miles la gran muralla. En este caso, se agradecen que los escenarios no apesten a cartón piedra como recientes películas del tipo "Dioses de Egipto"
21 de febrero de 2017
21 de febrero de 2017
22 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El individualismo protestante, anglosajón y capitalista descubre los valores comunitarios del comunismo chino. Quién sabe lo que pasaría si fuerais capaz de perdonar el disparatado anacronismo.
Un par de ideas o tres y un espectáculo fastuoso alrededor. Con eso vale si hay arte. Y a Yimou le sobra. Pero aquí algo falta. Vayamos antes un poco más atrás para recordar sus obras magnas de épica romántica que hizo no hace tanto, aquellas dagas voladoras adornadas con flores doradas que tanto nos deleitaron, casi hasta el llanto. En aquel cercano tiempo estaba todo mejor hilado y acabado, el conjunto brillaba con hermosura y desahogo. Aquí, en cambio, ralea y escasea. Los asuntos son parecidos, o eso recuerdo, amistad, batallas, imperios, algún vicio, la puñetera codicia que crece hasta convertirse en un monstruo hipertrofiado y vorazmente reproducido. Pero el toque del maestro no es igual. Allí todo cuajaba. Aquí parece hecha con desgana, como a distancia y sin confianza. Hay situaciones mal cerradas y otras muy aceleradas. El tono es frío y adocenado, no hay poesía y el aire es como de oficina. Falta fuerza, brío, densidad, un mayor poderío.
Un par de ideas o tres y un espectáculo fastuoso alrededor. Con eso vale si hay arte. Y a Yimou le sobra. Pero aquí algo falta. Vayamos antes un poco más atrás para recordar sus obras magnas de épica romántica que hizo no hace tanto, aquellas dagas voladoras adornadas con flores doradas que tanto nos deleitaron, casi hasta el llanto. En aquel cercano tiempo estaba todo mejor hilado y acabado, el conjunto brillaba con hermosura y desahogo. Aquí, en cambio, ralea y escasea. Los asuntos son parecidos, o eso recuerdo, amistad, batallas, imperios, algún vicio, la puñetera codicia que crece hasta convertirse en un monstruo hipertrofiado y vorazmente reproducido. Pero el toque del maestro no es igual. Allí todo cuajaba. Aquí parece hecha con desgana, como a distancia y sin confianza. Hay situaciones mal cerradas y otras muy aceleradas. El tono es frío y adocenado, no hay poesía y el aire es como de oficina. Falta fuerza, brío, densidad, un mayor poderío.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algunos problemas:
- La batalla primera está muy bien, pero no tiene ningún sentido. Vemos millones de monstruos (cada unidad de estos bicharracos equivale, en cuanto a poder de destrucción, a decenas de humanos o así nos los muestran) a punto de tomar la fortaleza y vencer en un suspiro. Y de repente... se baten en retirada... sin ninguna explicación. Porque sí.
Diez boxeadores profesionales recién entrenados asaltan la casa de un cinéfilo canijo y esmirriado que no se levanta o sale del sofá en todo el santo día. Se lo quieren llevar todo, no dejar nada. Rompen los cristales y destrozan las puertas. Van con el cuchillo entre los dientes y muchas malas ideas. El triste y neurasténico tirillas da un gritito histérico y alza el brazo en un gesto de puro pánico y... la banda de mamporreros hinchados de pechugas de pollo y otras cosas ricas más químicas se alejan con el rabo entre las piernas. Eso vi.
- El amorío de fondo entre el cansado Damon y la guapa china, Jing Tian, es demasiado desaborío. Solo un esbozo perezoso o un bostezo fofo. Apenas respira. La contención es buena, la insinuación, lo mucho mejor. La castidad, de valor incalculable. Pero este pedo frío no, por favor. Eso no.
- Llevamos un buen rato de la película y nos topamos con la capital. Así, sin más, cambio de escenario a la carrera. Y el ¿emperador? es un ridículo y toda esa parte se resuelve en un bufido.
- Las transiciones entre los hechos bélicos, cuando la cosa se calma, se hacen pesadas y anodinas. La historia de amistad y el Willem Dafoe, todo eso es filfa y desperdicio.
En general, si somos sinceros, pese a gustarnos mucho Yimou, la intención general, las peleas y los colores y la generalota que nos enamora locamente, la película es un pequeño o puto desastre, está mal desarrollada y pésimamente montada. Pero se pasa un rato bueno. Sin cagarte en nadie. Y eso es sano.
Ellos:
- Ella es el orden, el estado, el grupo, la dureza, lo militar, el parto y el reparto, la severidad y el absoluto de una sola idea. Tiene fe y fuerza. Es valiente y bella.
- Él es apátrida y descreído. Rufianesco y temerario. Desconfiado y tahúr. Hasta ladrón y asesino. Pero la quiere. Y por ella se vuelve bueno. O eso nos gustaría creer. Por una vez.
Otras miradas (más bien tontadas):
- Jaque a la reina. Eso tiene gracia. Visualmente lograda la posición geoestratégica y culinaria de los rinocerontes mutantes protegiendo a su ídola, formando un círculo de calor infernal y nutriente, sexualmente sumiso y suicida. Todos alrededor de la mandamasa, madraza, tirana y monstrua supina a la que rinden la debida y/o merecida pleitesía. Son sus esclavos, la corte de los zánganos, la patética falocracia rendida.
- En verdad os digo que es, otra más, una obra feminista sin cuartel, total, sin sororidad, una lucha titánica entre dos féminas a todo poder. Se matan por la muralla, por el otro lado, por el verdadero control del poder. La humana hermosa y la de los horcos gran emperadora. Todo lo demás, incluidos los hombres intercambiables y los animales al muere, es figuración, estorbo y muchedumbre sin criterio. Ellas tienen la llave. El mundo, la realidad entera es pura fantasmagoría, excusa que alimenta su voluntad de supremacía y resistencia, su admiración y odio a la distancia.
- Yimou y Damon. Choque de civilizaciones. Amor entre opuestos. Seguro. Buena mezcla que no termina de resultar. Aunque sean los dos muy grandes. Cada uno en su estilo. El gigante chino y el hombre medio americano de la mano. El gran estilista y el duro fajador, el genio versus el humilde jornalero de la gloria.
Bien.
- La batalla primera está muy bien, pero no tiene ningún sentido. Vemos millones de monstruos (cada unidad de estos bicharracos equivale, en cuanto a poder de destrucción, a decenas de humanos o así nos los muestran) a punto de tomar la fortaleza y vencer en un suspiro. Y de repente... se baten en retirada... sin ninguna explicación. Porque sí.
Diez boxeadores profesionales recién entrenados asaltan la casa de un cinéfilo canijo y esmirriado que no se levanta o sale del sofá en todo el santo día. Se lo quieren llevar todo, no dejar nada. Rompen los cristales y destrozan las puertas. Van con el cuchillo entre los dientes y muchas malas ideas. El triste y neurasténico tirillas da un gritito histérico y alza el brazo en un gesto de puro pánico y... la banda de mamporreros hinchados de pechugas de pollo y otras cosas ricas más químicas se alejan con el rabo entre las piernas. Eso vi.
- El amorío de fondo entre el cansado Damon y la guapa china, Jing Tian, es demasiado desaborío. Solo un esbozo perezoso o un bostezo fofo. Apenas respira. La contención es buena, la insinuación, lo mucho mejor. La castidad, de valor incalculable. Pero este pedo frío no, por favor. Eso no.
- Llevamos un buen rato de la película y nos topamos con la capital. Así, sin más, cambio de escenario a la carrera. Y el ¿emperador? es un ridículo y toda esa parte se resuelve en un bufido.
- Las transiciones entre los hechos bélicos, cuando la cosa se calma, se hacen pesadas y anodinas. La historia de amistad y el Willem Dafoe, todo eso es filfa y desperdicio.
En general, si somos sinceros, pese a gustarnos mucho Yimou, la intención general, las peleas y los colores y la generalota que nos enamora locamente, la película es un pequeño o puto desastre, está mal desarrollada y pésimamente montada. Pero se pasa un rato bueno. Sin cagarte en nadie. Y eso es sano.
Ellos:
- Ella es el orden, el estado, el grupo, la dureza, lo militar, el parto y el reparto, la severidad y el absoluto de una sola idea. Tiene fe y fuerza. Es valiente y bella.
- Él es apátrida y descreído. Rufianesco y temerario. Desconfiado y tahúr. Hasta ladrón y asesino. Pero la quiere. Y por ella se vuelve bueno. O eso nos gustaría creer. Por una vez.
Otras miradas (más bien tontadas):
- Jaque a la reina. Eso tiene gracia. Visualmente lograda la posición geoestratégica y culinaria de los rinocerontes mutantes protegiendo a su ídola, formando un círculo de calor infernal y nutriente, sexualmente sumiso y suicida. Todos alrededor de la mandamasa, madraza, tirana y monstrua supina a la que rinden la debida y/o merecida pleitesía. Son sus esclavos, la corte de los zánganos, la patética falocracia rendida.
- En verdad os digo que es, otra más, una obra feminista sin cuartel, total, sin sororidad, una lucha titánica entre dos féminas a todo poder. Se matan por la muralla, por el otro lado, por el verdadero control del poder. La humana hermosa y la de los horcos gran emperadora. Todo lo demás, incluidos los hombres intercambiables y los animales al muere, es figuración, estorbo y muchedumbre sin criterio. Ellas tienen la llave. El mundo, la realidad entera es pura fantasmagoría, excusa que alimenta su voluntad de supremacía y resistencia, su admiración y odio a la distancia.
- Yimou y Damon. Choque de civilizaciones. Amor entre opuestos. Seguro. Buena mezcla que no termina de resultar. Aunque sean los dos muy grandes. Cada uno en su estilo. El gigante chino y el hombre medio americano de la mano. El gran estilista y el duro fajador, el genio versus el humilde jornalero de la gloria.
Bien.
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