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TransparentSerie

Serie de TV. Comedia. Drama Serie de TV (2014-2019). 4 temporadas + episodio/musical final (Transparent Musicale Finale) de 2 horas. Todos los miembros del clan Pfefferman, una acomodada familia judía de Los Ángeles, deberán redescubrir su pasado y replantearse su futuro cuando el padre, un profesor recién jubilado, comunica a sus tres hijos, ya adultos, que se siente mujer, que se ha cambiado el nombre a Maura, y que vestirá como mujer desde ese momento. Cada uno ... [+]
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
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4
23 de abril de 2018
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de darle una oportunidad a la primera temporada, tengo que decir que no pienso continuar con la segunda. No me resulta creíble ningún personaje, no hay trama que profundice demasiado. El personaje principal no cuela como mujer ni tiene ningún trasfondo sicologico. Los hijos son insufribles e incomodan con sus tramas tan poco creíbles. No se que han pretendido con esta serie, pero no consigo verle casi nada bueno.
3
1 de abril de 2015
22 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra historia sobre familia disfuncional narrada con escasísima penetración psicológica. Y encima de superficial es aburrida y predecible. Que los críticos se deshagan en elogios sobre esta serie es un signo más la decadencia intelectual de estos tiempos.
7
19 de noviembre de 2015
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: un sólido guión y unas sólidas interpretaciones
Lo peor: que no haya más capítulos para poder disfrutar de esta familia
Te gustará si te gustan las series sin trucos, con dramas familiares, reales, con toque de humor, en definitiva, como la vida misma. "A dos metros bajo tierra"; "Cinco hermanos".

Si queréis os enumero y os razono brevemente el por qué considero que se trata de la mejor serie de este año, y si mi permitís la osadía, de las mejores de los últimos tiempos.
-Guión: maravilloso, con unos personajes definidos y con una profundidad abismal. Los diálogos son increíbles, de una sencillez pero a la vez de una complejidad brutal, sencillamente perfectos. Los flashback al pasado son piezas muy acertadas. Su creadora, Jill Soloway, es una auténtica guionista.
-Reparto: ¡Oh my God! Todos están sublimes, y no es fácil interpretar estos papeles.
-Emociona, te hace reír y te hace llorar a la vez, y eso, no es capaz de hacerlo cualquiera.
-Música: es cierto que los silencios y las escenas sin música predominan, pero cuando la música aparece es casi tan protagonista o más que los intérpretes.
-Escenarios y decorados: están diseñados y seleccionados con sumo cariño, y se nota.
-Originalidad: familia imperfecta, con múltiples problemas, inquietudes, curiosidades, egocéntricos, disfuncionales, pero que al final, se aceptan tal y como son, y aunque les cueste reconocerlo, SE QUIEREN.
9
24 de noviembre de 2017
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa. Valiente. Transgresora. Reúne en episodios de veinte minutos magistrales una refexión sobre la condición humana, la condición sexual y la condición judía, es decir, la condición de este humano llamado occidental. En su investigación sobre la familia protagonista hay una investigación sobre todos nosotros, lo que aceptamos y lo que no toleramos por estar llenos de prejuicios.
El cambio de sexo implica un análisis más profundo de nuestros aciertos y errores a lo largo de la vida, lo que recordamos y lo que hemos olvidado o hemos querido olvidar. Nuestra identidad se forja en el ocultamiento, el disimulo y el autoengaño. Todos queremos lo prohibido, lo que no somos, lo que nos han prohibido ser.
Los diálogos, los actores...maravillosos... El ejercicio psicoanalítico de una familia judía a la deriva nos ayuda a comprender que somos extremadamente frágiles sin querer reconocerlo.
Esta gran serie muestra que el ser humano puede llegar a ser cualquier cosa que quiera ser, y que la libertad es sólo eso: ser humano y aceptar y tolerar y reivindcar ser libre sin prejuicios ni hipocresía ni etiquetas. Esto dolerá a los intransigentes, pero ya sabemos que la libertad duele y da miedo. La libertad es Transparent.
4
27 de diciembre de 2021
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien no haya visto la serie os resumo brevemente: ésta es la historia de una familia desde el momento en el que el padre, ya sesentón y jubilado, declara oficialmente que quiere ser mujer. De ahí el "sutil" juego de palabras: trans-parent. Lo pilláis, no? (Aquí vendría un emoji de guiño)

Para que os hagáis una idea, la dama en cuestión es una especie de Señora Doubtfire, en versión judía y quizás algo más estilosa y menos carca en su vestimenta. Por lo demás la verdad es que da un poco de repelús, porque si de hombre no es que sea precisamente James Bond, en mujer el efecto óptico es aún más deplorable. Supongo que lo que se pretende es reflejar una transición de género en una persona físicamente normal y además entrada en años, pero es que Jeffrey Tambor, el actor que encarna a Maura, sobrepasa con creces los límites de la "normalidad" estética. Vamos, hablando mal y pronto, que es rematadamente feo. Sé que esto va a sonar asquerosamente frívolo y superficial, pero jamás antes había visto una cara más rara ni una boca más extraña. La cara de este actor es como un emoji triste, algo que ninguna barra de labios en el mundo podría arreglar de ninguna manera. Por tanto su transición al género femenino resulta bastante grotesca y poco lograda.

Pero en fin, yendo a lo mollar, aparte de la extraña faz de Tambor, lo que más llama la atención de la serie es la asombrosa concentración por metro cuadrado de personajes pertenecientes al colectivo LGTB. Sí, ya sé que es una historia reivindicativa y pretendidamente transgresora, pero en mi opinión se pasan unos cuantos pueblos dando un giro radical a la realidad y haciendo que 8 de cada 10 personajes sean o lesbianas o gays o trans o de género fluído. Porque para empezar lo que consigue Soloway es que el espectador se distancie mentalmente de esa realidad tan distinta a la suya propia. No sé, es como si quieres reivindicar los derechos de los niños y te inventas un mundo en el que todos son menores de 10 años y sólo hay cuatro adultos por ahí perdidos. Pos como que no cuela.

Y aparte de esa obvia hipérbole numérica llama también la atención lo moderna y liberal que es la comunidad judía. Jamás pude pensar que dentro de esa religión hubiera tal porcentaje de gente aficionada a prácticas como el bondage, el sadomasoquismo, el fetichismo en sus múltiples variantes o el sexo abierto. No sé, siempre he tenido una visión de los judíos mucho más tradicional, así que me he quedado muy gratamente sorprendida por esa propensión al pendoneo y a la vida loca. Quizás debería hacerme judía para conocer a gente divertida.

No, ya en serio, me ha resultado muy difícil empatizar con estos personajes. Caen todos o casi todos como el culo. Son asquerosamente ricos, ególatras, caprichosos y pretendidamente guays. Cool, que dirían ellos. Pero en el fondo son profundamente infumables, nunca piensan en el otro, lo único que les interesa son ellos, ellas, elles y ellis. Y sus comportamientos neuróticos están llenos de tópicos. En lo único que son algo transgresores es en que casi ninguno tiene clara su sexualidad ni su corte de pelo.

En fin, que lo que en principio parecía una propuesta interesante y prometedora se queda en un relato vacuo, con personajes antipáticos, que viven en casas maravillosas y no tienen más preocupación en la vida que mirarse el ombligo y victimizarse exageradamente ante cualquier reproche o comentario crítico de los demás. Vamos, que ni fu ni fa. Que aunque sea transparente, me aburre mucho esta gente.
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