Fue en 1955, durante el rodaje de este film, cuando Nicholas Ray empezó a concebir el personaje por el que sería recordado, el Jim de “Rebelde sin causa”, un adolescente, que como el Davey Bishop de “Busca tu refugio”, es un muchacho solitario, inadaptado, un pez fuera del agua que se niega a comulgar con lo cánones de comportamiento establecidos. A pesar de sus 30 años, John Derek, presta su rostro aniñado para dar vida a un joven baquero cuyas intenciones, no del todo honrosas, terminarán por dar un giro inesperado a la historia.

James Cagney, quien había decidido apartarse un tiempo del cine, volvió para trabajar a las órdenes de Nicholas Ray, interesado por este personaje tan alejado del tipo duro y violento que le había caracterizado hasta la fecha.

Viveca Lindfors completa el trío protagonista del film, como novia y futura esposa del incansable Sheriff, un personaje con el que Ray rindió homenaje a su madre, una campesina de origen Noruego.

Wester atípico en el que un inteligente uso del Cinemascope y de las posibilidades que brindan las localizaciones exteriores, próximas a un poblado indio milenario, nos permiten ofrecer una interesante y entretenida película.

"¿Es mucho o poco?", pregunta el juez que acaba de imponer una multa de cinco dólares a cada responsable del linchamiento de un ladrón de bancos. Ante la estupefacción del sheriff Matt Dow (Cagney), se ve en la precisión de añadir: "Nunca se había puesto aquí una multa por linchar". Como eran 14 los linchadores, salen 70 dólares. "Bueno sheriff, quédeselos como un complemento".
Y eso que no era malo el sueldo de sheriff en la ciudad de Mádison, 1.000 dolares al año, casa y los gastos, sobre todo teniendo en cuenta que el peón de un rancho salía por 20 dólares al mes y la comida. Por eso había aceptado Matt el empleo, por eso y por que ya andaba enamorado de Helga Swenson (Lindfors), una joven emigrante suiza que vivía con su huraño padre. Aunque lo de huraño tal vez formara parte del carácter de sus gentes y de sus extrañas costumbres, como efectuar una petición de mano mientras juegan al ajedrez. También lo hace Matt por facilitar la colocación como ayudante del joven y problemático Davey Bishop (Derek), a quien tiene por el hijo que perdió en su día.
Pero el meollo de la cinta no está en los sueldos, sino en los graves errores que entonces cometía la justicia, sobre todo la que se impartía rápidamente, en la precipitación en los juicios, en juzgar solo por las apariencias. Algo de esto sabe Matt, que ha pasado seis años en presidio por un error judicial, cuando impone como condición para ser sheriff la prohibición de los linchamientos (luego veremos con qué escaso éxito). Algo de esto también ocurre en las primeras escenas del pretendido asalto al tren.
Por lo demás, y como ya se ha explicado suficientemente, la película ofrece bellísimos paisajes perfectamente fotografiados, buena música y pésimo doblaje. Buen guión también y buena interpretación en general, Viveca incluida, su pretendido envaramiento lo justificamos en su condición de "suiza".
Hay varias escenas que merecen destacarse, como las citadas del tren y del ajedrez, las carreras de todo el pueblo para dar la noticia del "robo" del tren o la misa dominical previa al robo del banco. A nosotros sin embargo nos han interesado más las sanitarias en las que interviene el Dr. Ridgeway, siempre atendiendo a Davey con tres heridas graves y la pierna hecha pedazos, con el correspondiente entablillamiento y reposo que pasa con algo de fiebre y de convulsiones, al final quedará con una discreta cojera. Luego tendrá que curarlo de un fuerte golpe en la cabeza con administración de sedantes en una consulta decorada con una lámina anatómica. Al duro Matt la bella Helga apenas le curará unos rasguños con lavados de agua caliente. Por cierto, que ante la sequedad bucal recomienda llevar una moneda en la boca pues estimula la insalivación.
Resumiendo, buena e interesante película que permite disfrutar con su contemplación.

Sensacional película dirigida magistralmente por Nicholas Ray, con libreto de W. Miller que adapta una historia de H. Frank Jr. y I. Ravetch. En la historia Matt Dow (Cagney), un ex presidiario liberado por una condena injusta, de nuevo es confundido con un asaltante de trenes. En el tiroteo con los perseguidores es gravemente herido Davey Bishop (Derek), un muchacho que es como un hijo para él.

Una vez se aclara el asunto, Matt lleva a al joven a la granja del señor Swenson para su recuperación. Matt se enamora de la hija del granjero Helga (Viveca Lindfors) y por sus cualidades, los vecinos lo nombran Sheriff del pueblo. Con el tiempo, las expectativas que Matt tenía en Davey van desapareciendo cuando comprueba que puede ser un forajido cualquiera.

El reparto no puede ser mejor, con un James Cagney sembrado y sobrio, una Vivenca Lindfors bonita y en sintonía con Cagney, muy bien John Derek, y acompañando Jean Hersholty o Grant Withers, entre otros; sin olvidar la aparición del gran Ernest Borgnine.

Gran música de Howard Jackson y la fotografía de Daniel L. Fapp es una maravilla (Vista Visión), rodada en parte en el Parque Nacional Azteca de Nuevo México.

Es uno de esos Western que no se olvidan pues toda la narración es atractiva, bien configurada y muy entretenida: no decae nunca en ningún momento. Auténtica película del oeste que va acompaña de una canción al más puro estilo del lejano oeste. Peli de género muy completa: sheriff, forajidos, persecuciones a caballo, disparos a ver quién desenfunda antes y hasta indios y linchamientos.

Película, en fin, que no ha gozado del prestigio y el recordatorio de otras cintas, siendo que esta es toda una joya del género Western que cualquier aficionado al cine debería recuperar del olvido.

Arriesgado, ingenioso, intenso, inteligente, emocionante y emotivo western, que se beneficia de la presencia y gran labor interpretativa de: James Cagney.

Parte de una premisa intrigante y llamativa en la que un hombre que pasó seis años en la cárcel por un crimen que no cometió, una vez puesto en libertad decide demostrar su inocencia.

El guion es ingenioso porque plantea pistas y las resuelve de modos inesperados.

James Cagney, hace disfrutar de una interpretación insuperable que hace ensombrecer al resto.

Las andanzas del personaje principal, se siguen con atención y en determinados momentos, con entusiasmo, para comprobar como planta cara a las injusticias y arremete contra todo lo que se pone en su camino.

Busca tu refugio, queda en mi mente como un western brutal, fiero e tenso, que coge un formato muy usado y lo infunde de frescura y vitalidad"

Magistral western del genial N. Ray, uno de los mejores directores de la historia, infinitamente cerca de Ford en talento.
Perfecta peli con todos los ingredientes necesarios para seguir siendo hoy día un ejemplo de cine de entretenimiento de calidad, es una de las pequeñas teselas que conforman el gran mural humano que es el arte cinematográfico mayor.