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Todo comienza hoy

Drama Daniel Lefebvre es el director de la escuela infantil de un barrio marginal de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de la población está en paro a causa de la crisis de la minería. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director solicita entonces la ayuda de los vecinos, pero lo único que conseguirá es que su labor docente sea cuestionada. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 56
Críticas ordenadas por utilidad
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9
3 de julio de 2008
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni una sola frivolidad. Ni un solo meandro en el curso de la narración. La historia fluye con tanta fuerza, es tan urgente lo que nos cuenta, que no hay tiempo para distraer con tramposos artificios.

La película se realizó pensando en los niños, no cabe duda, pero va dirigida a los adultos y a todo aquel que pretenda serlo algún día. Y lo hace con un estilo crítico, muy próximo al documental, pero cimentado a partir de un delicado lirismo que aporta cohesión al conjunto y que nos sitúa en el eterno camino de la utopía, desde donde algunos desearemos estrechar la mano del personaje.

Tavernier no sólo pretende reflejar la cruda realidad, se propone ser una fuente de inspiración para combatirla. Y lo consigue. Nos enseña que las buenas intenciones deben atravesar a menudo los gélidos desiertos de desilusión que pueblan las sociedades occidentales y que suponen un muro infranqueable para muchos. Nos descubre que el infeliz es incapaz de hacer felices a otros, que la desdicha también es contagiosa. Pero nos proporciona un modelo para la esperanza, para plantarle cara a esta plaga: este profesor entregado a la infancia, por la que siempre merecerá la pena vivir, o como en este caso, luchar fervientemente.

Daniel, nuestro working class hero, debe ser más testarudo que la miserable realidad que acecha a los vecinos de este barrio marginal. Una realidad empecinada en inmiscuirse en el universo imaginario de sus jóvenes alumnos. Muy pronto veremos como el espíritu irreverente de Daniel choca con el de sus acomodados colegas y por extensión con todos los estamentos públicos que le rodean. Para salvar a los niños se verá obligado a educar también a los padres de éstos, afectados por la desesperanza y el dolor. Un dolor que sufre él mismo por pertenecer a este mundo a veces tan despreciable.

Y es que el camino del idealista es largo, espinoso, surcado por colosales abismos de frustración y la película nos lo muestra con una honradez no apta para quien quiera pasar una dulce velada mirando para otro lado.

Tavernier apunta directamente a este sistema insensible e hipócrita en el que nos ha tocado vivir. Apunta contra el capitalismo, revelando algunas de sus repugnantes falacias y alzando la alfombra para dejar ver parte de la basura que allí se acumula. Pero lo hace dosificando el discurso, sin descuidar a sus niños, invitándonos a compartir un luminoso refugio, la inocencia.

El título es muy sugerente, pero no debe llevarnos a equívoco. Hoy es el primer día del resto de nuestra vida, bien por nosotros. Eso sí, para esas gentes no es una forma de hablar, porque hoy... Hoy todo vuelve a empezar.

Maravillosa.
6
7 de noviembre de 2005
33 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, hay atisbos de buen cine, pero el exceso de realismo la hace prosaica. Supongo que es una forma de entender el cine distinta a la mía, les gustará a aquellos que les guste el cine de crítica social o de descripción social. No niego que es importante que se llame la atención sobre ciertas cuestiones, pero considero que suelen salir películas poco atractivas, por no decir bastante aburridas.
9
6 de agosto de 2012
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una modesta escuela de Francia, enseña un maestro de los que no abundan. Se llama, Daniel Lefevbre, y aunque ha visto como los cacos desmantelan el plantel en tres ocasiones y siente cada día la incompetencia de la asistencia social del Estado -en la que el exceso de labores de las escasas empleadas en servicio no les permite satisfacer las demandas de las numerosas instituciones educativas-, él se mantiene firme frente a su compromiso de sacar adelante a tantísimos pequeños que cada día reclaman afecto y formación.

Daniel, es un hombre del común. Su pedagogía incluso le merece reparos “al gran jefe”, pero, tiene a su favor un gran corazón y un fervoroso empeño en la labor que desempeña. Habiendo sido víctima de una infancia difícil, quizás eso lo alienta a procurar que, los niños de hoy, tengan mejores oportunidades. Su presente podría decirse que es satisfactorio, no solo por su profesión donde los niños con sus sonrisas y su entusiasmo lo premian cada día, sino porque tiene a su lado a Valéria, una preciosa artista plástica que le brinda su apoyo y su especial afecto.

Pero cada día, en su labor como rector, Lefevbre asistirá a un nuevo drama familiar… a la visión de un niño maltratado... al encuentro de una bebé abandonada… a la ausencia de recursos para abrir nuevos espacios… y en medio de cada conflicto cotidiano, él hace habitualmente lo mejor que puede, y su excelente grupo de colaboradoras le ayuda con enorme voluntad a sobrellevar la carga.

Tengo un grato recuerdo del director, Bertrand Tavernier, pues, con varias de sus notables películas (“Le juge et l'assassin”, “L'Horloger de Saint-Paul” y otras que, en los 80's, conseguíamos en 16 mm, realizamos diversas proyecciones del Cine-club Itagüí que, por entonces, tuve el gusto de dirigir. El público las acogía muy bien, porque sus temáticas nos tocaban directamente ya que muchos habíamos sentido en carne propia, o muy de cerca, las improcedencias de la “justicia”.

<<HOY EMPIEZA TODO>>, me renueva en el reconocimiento de su notable talento y me complace saber que sigue dándole al cine obras tan meritorias como ésta. El guion, escrito por él mismo en compañía de su hija, Tiffany Tavernier, y de, Dominique Sampiero, es sociológico y humano hasta la médula, y da plena evidencia del enorme descuido en que se sigue teniendo a las escuelas en una gran parte del mundo... y una sociedad que descuide la educación de sus niños, está atentando contra su futuro.

Philippe Torreton, logra una carismática representación del rector-profesor contestatario e inconforme, a quien algunos de juicio fácil asumen como comunista, pero, bien sabe él que, en ciertos sistemas, todo el que defienda la dignidad y la justicia será tildado de alguna forma que lo estigmatice y lo ponga en riesgo. Maria Pitarresi, logra también dar vida a una adorable Valéria, cuyo compromiso con el hombre que ama trasciende su intenso romance y se proyecta hasta la labor educativa que ambos ejercen con denuedo.

Siento que, Bertrand Tavernier, ha puesto el dedo en la llaga y ha encendido una luz de esperanza.

Título para Latinoamérica: TODO COMIENZA HOY
8
14 de diciembre de 2007
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vez casi no tengo palabras. A mi me agarró desde la primera escena y me tuvo al borde de la lágrima -y perjuro que no soy de lágrima fácil- en cada momento de la VIDA dura de estos hombres mujeres y niños de la Francia minera norteña. Los profesores vocacionales (al menos existen, parece, en otro país) supuran realismo, y qué decir de unos alumnos tiernos aún para la vida que les espera. Todo ello rodado con verdad y sin sentimentalismos por el maestro Tavernier. Entiendo perfectamente las notas que se han puesto en general y los premios que recibió en su día.
Lo mejor: Todo.
Lo peor: Que es verdad lo que ocurre.
10
1 de enero de 2008
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin palabras me he quedado ante esta machacante maravilla, este pulsante pedazo sacado de la realidad.
Una escuela como podría serlo cualquiera. Un microcosmos social que es un hervidero de afecto, emociones, imaginación, esfuerzo, alegrías, tristezas, frustraciones, fricciones y tragedias de mayor o menor magnitud. Los niños son los protagonistas de dicho microcosmos, pero nadie ha dicho que sea sencillo ser protagonista. Niños muchos de los cuales tienen sus problemas, caminando sobre una cuerda floja aterradora que les lastima sus almitas frágiles. Alrededor de cada niñ@, un mundo, una familia, unas circunstancias. Tablones que a menudo van a la deriva, hacia un dudoso mañana repleto de incertidumbres. Para muchas familias desesperadas ni siquiera existe la ilusión de un mañana.
Una escuela con frecuencia desbordada por las dificultades. Un director y unas maestras abnegados y entregados que libran una batalla demasiado dura contra las adversidades, a veces tan aplastantes que uno se pregunta si tanta lucha merece la pena en esta breve vida. Hay momentos en los que todo se ve negro. Todo da la impresión de estar sumido en el caos. Todos parecen haberse vuelto locos y lavarse las manos: el Ayuntamiento, los Servicios Sociales, la Policía, los Sindicatos... Sencillamente, todas las autoridades están desbordadas y se emprenden medidas que casi siempre dejan fuera a los más desfavorecidos. Toda la quimera de las garantías sociales, de la protección de la infancia... Todo eso parece puras mentiras, puras patrañas que en el papel quedan cojonudas, pero que en la práctica se olvidan ante la ley del "sálvese quien pueda", del "siempre tiene que haber quien se perjudique, no se puede contentar a todos", y porque siempre hay gente muy sabihonda que cree que por ocupar un cargo importante y haberse empollado mucha teoría, se dedica a aplicar desde arriba medidas que sirven para bien poco, porque no tiene en cuenta la cruda verdad de lo que se cuece en el hervidero.
Y, entre tanto caos e ineficacia, los sempiternos perjudicados: los niños.
Desde aquí mis más entusiastas aplausos para todos aquellos que día a día trabajan intentando darles a los pequeños el afecto del que muchos carecen, que les ofrecen una mano a la que puedan aferrarse en busca de consuelo, un oído que les escucha, una voz que les conforta, una oportunidad para aprender a desarrollarse como personas autónomas y libres que tienen derecho a su dignidad personal y a un futuro.
Mi enhorabuena más ferviente para todos los que batallan, cargados con las armas de la paciencia, contra tantos obstáculos que las más de las veces sobrepasan todo lo imaginable. Que a menudo no ven el final del camino, y no obstante siguen intentándolo.
Mi comprensión y mis ánimos para todos los que alguna vez han deseado arrojar la toalla, sintiéndose vencidos y derrotados, y que pese a todo una vez tras otra deciden resurgir y continuar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Yo me sumo a las voces que reivindican y apoyan esa hermosa y durísima profesión, tan devaluada y poco apreciada, tan sufrida y desprestigiada como es la de maestr@. Me parece vergonzoso que se tenga en un pedestal a unos futbolistas que corren detrás de un balón, a unos famosetes de medio pelo que viven de la estafa y del cuento sin dar un palo al agua, a tanto impresentable que se nos presenta como ejemplo de los valores que por desgracia priman hoy día; y que en cambio se arroje por los suelos a una personas que realizan una titánica labor en la sombra, la labor de tratar de levantar un poco esta sociedad, de proporcionar una educación y unos instrumentos para el desarrollo personal y colectivo. Yo veo día tras día dicha labor y he de decir que nada me parece más asombroso ni más difícil.
Hay muchas profesiones difíciles, y la de maestr@ se cuenta entre las más duras, por más que muchos se empeñen en afirmar que los maestros se pasan el día rascándose las pelotas. A muchos me gustaría a mí verlos metidos en una aula con 25 o 30 niños o chavales, enfrentándose a una microsociedad de alumnos, padres y demás que les presionen cada cual por su lado. Me gustaría ver cómo se rascarían las pelotas.
Hermosísima película que sitúo como referente veraz y fiel del mundo de la educación.

"Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca...
hay que medir, pensar, equilibrar...
y poner todo en marcha.

Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino...
un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada."

(Gabriel Celaya)
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