Loca evasión
1974 

5.8
2,630
Drama. Aventuras
Un joven presidiario de apenas veinte años logra escapar de la cárcel con la ayuda de su esposa, casi una niña. Lo que se propone es recuperar a su hijo, cuya custodia ha sido entregada por la ley a una familia de acogida. Lo sorprendente es que la fuga se produce a pesar de que la pareja tiene serias limitaciones mentales. (FILMAFFINITY)
17 de mayo de 2010
17 de mayo de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película de Steven Spielberg antes de sus grandes éxitos de taquilla.
Los cuatro personajes principales están que se salen, especialmente Ben Johnson y Goldie Hawn que lleva a la perdición en ese camino sin retorno a su marido, es capaz de sacar de quicio a cualquiera.
Pertenece al grupo de películas en la que a uno le gustaría que no sucediesen así las cosas aunque eso se viese venir desde el principio.
Los cuatro personajes principales están que se salen, especialmente Ben Johnson y Goldie Hawn que lleva a la perdición en ese camino sin retorno a su marido, es capaz de sacar de quicio a cualquiera.
Pertenece al grupo de películas en la que a uno le gustaría que no sucediesen así las cosas aunque eso se viese venir desde el principio.
21 de diciembre de 2017
21 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Habiendo conseguido el beneplácito de crítica y público en 1971 con “El diablo sobre ruedas (Duel)”, el siguiente proyecto de Steven Spielberg, su salto a la gran pantalla desde la televisión, fue un giro radical por su parte tanto en forma como en fondo. Es más que probable que todo el mundo esperara un producto similar, una propuesta arriesgada y de envergadura similar a la del camión asesino. Por extraño que pareciese, “The Sugarland Express” (aquí se decidió traducir por “Loca evasión”), cuyo guión procedía de las manos de Hal Barwood y Matthew Robbins, era todo lo opuesto al espectáculo tenso y radical que ofrecía aquella película de suspense con envoltorio de road movie y monstruo metálico en el interior. Aquí nos encontramos con un proyecto menos llamativo, mucho menos espectacular, exento de adrenalina pero con las formas reseñables del Spielberg más íntimo, más sentimental y que poco a poco irían dando forma a las mimbres empleadas a lo largo de toda su filmografía y cinematografía.
Para empezar nos encontramos con una historia basada en hechos reales. Ila Fae Holiday y Robert Dent son la pareja originaria mientras que Goldie Hawn y William Atherton los interpretan. Se nos ofrece una película sencilla y rural donde la clase baja (la tan cacareada White trash americana) se convertía en un circo mediático a través del objetivo de la crítica social y moral. Hoy, de suceder algo así, sus protagonistas irían a las cadenas televisivas previo cheque en blanco para arañar unos cuantos ceros a riesgo de exponer sus miserias y su privacidad a todo tipo de críticas y observaciones. Algo completamente ajeno en la década de los 70 donde la pareja central eran convertidos en una especie de héroes locales pero que a su vez mantenían en jaque a todo un país. Tan sólo hay que ver la escena donde los coches de policía persiguen a los fugados, en fila india, como si estuviesen en cierta forma al servicio del espectáculo. Actualmente todo sería mucho más mediático pero sin tanta complicidad popular.
Queda claro que en manos de otro director este título hubiese acabado tomando cierto toque o enfoque telefilmesco (aunque aún quedaba un poco para que tal adjetivo tuviese tanto revuelo o razón de peso como calificativo en críticas cinéfilas). Pero Spielberg se calza, él solo, con veintipocos años, una historia de fracasados que no pueden evitar serlo y que llegan a vanagloriarse en cierta forma de ello, creyendo estar en la línea del éxito a pesar de no saber hacia dónde ir ni si el futuro les augura una vida mejor con sus decisiones a la desesperada. Sin lugar a dudas su vida es un callejón sin salida. La escena en la que él ve el corto del correcaminos y comprende que sus vidas son como las del Coyote, sin éxito y con la desgracia a la vuelta de la esquina, es tan concisa que abruma. Una forma de llegar a la conclusión de que no les queda otra razón que vivir al límite con las malas decisiones que la desgraciada vida les ha hecho elegir aún creyendo estar en posesión de una posibilidad efímera por conseguir algo mejor o salir indemnes de una colección de tropiezos (evitables o elegidos).
Tristemente, a poco que uno rasque la superficie de esta road movie descubrirá que hay algo más en el fondo. La misión de estos dos perdedores sin remedio, hijos de una parte de la población que no ha tenido suerte en la vida ni tampoco oportunidad de enmienda, es conseguir recuperar a su hijo quien se encuentra en manos de una familia de acogida y que los servicios sociales van a darles en adopción pues ellos podrán mantenerlo, separándole de una vida abocada al fracaso. Pero como toda bala perdida que se precie no saben (o no llegan a ser conscientes de ello) que no pueden ganar. Goldie Hawn como Lou Jean Sparrow Poplin, preciosa, jovial e ignorante, es una cría en cuerpo de adulta. Esa recolección de puntos canjeables, ese deseo de maquillarse porque en la foto sale fea o esa confianza progresiva con el policía secuestrado al que le hace firmar con autógrafo el periódico demuestra que es una, tristemente, ingenua que no llega a ser consciente de sí misma ni de que su infantiloide actitud es fruto de una falta de oportunidades. Es la carta marcada de una partida que no tiene solución ni resultado favorable. Y lo mismo sucede con la pareja de ésta. William Atherton como Clovis decide seguir la loca propuesta de ella y escapar de la cárcel para ir en busca de su hijo cuando tan sólo le quedaban cuatro meses de condena. Ambos forman la típica familia resquebrajada, rota, impulsiva e infantil que va solucionando y trampeando el temporal a base de errores pero apenas aciertos.
- continúa en spoiler -
Para empezar nos encontramos con una historia basada en hechos reales. Ila Fae Holiday y Robert Dent son la pareja originaria mientras que Goldie Hawn y William Atherton los interpretan. Se nos ofrece una película sencilla y rural donde la clase baja (la tan cacareada White trash americana) se convertía en un circo mediático a través del objetivo de la crítica social y moral. Hoy, de suceder algo así, sus protagonistas irían a las cadenas televisivas previo cheque en blanco para arañar unos cuantos ceros a riesgo de exponer sus miserias y su privacidad a todo tipo de críticas y observaciones. Algo completamente ajeno en la década de los 70 donde la pareja central eran convertidos en una especie de héroes locales pero que a su vez mantenían en jaque a todo un país. Tan sólo hay que ver la escena donde los coches de policía persiguen a los fugados, en fila india, como si estuviesen en cierta forma al servicio del espectáculo. Actualmente todo sería mucho más mediático pero sin tanta complicidad popular.
Queda claro que en manos de otro director este título hubiese acabado tomando cierto toque o enfoque telefilmesco (aunque aún quedaba un poco para que tal adjetivo tuviese tanto revuelo o razón de peso como calificativo en críticas cinéfilas). Pero Spielberg se calza, él solo, con veintipocos años, una historia de fracasados que no pueden evitar serlo y que llegan a vanagloriarse en cierta forma de ello, creyendo estar en la línea del éxito a pesar de no saber hacia dónde ir ni si el futuro les augura una vida mejor con sus decisiones a la desesperada. Sin lugar a dudas su vida es un callejón sin salida. La escena en la que él ve el corto del correcaminos y comprende que sus vidas son como las del Coyote, sin éxito y con la desgracia a la vuelta de la esquina, es tan concisa que abruma. Una forma de llegar a la conclusión de que no les queda otra razón que vivir al límite con las malas decisiones que la desgraciada vida les ha hecho elegir aún creyendo estar en posesión de una posibilidad efímera por conseguir algo mejor o salir indemnes de una colección de tropiezos (evitables o elegidos).
Tristemente, a poco que uno rasque la superficie de esta road movie descubrirá que hay algo más en el fondo. La misión de estos dos perdedores sin remedio, hijos de una parte de la población que no ha tenido suerte en la vida ni tampoco oportunidad de enmienda, es conseguir recuperar a su hijo quien se encuentra en manos de una familia de acogida y que los servicios sociales van a darles en adopción pues ellos podrán mantenerlo, separándole de una vida abocada al fracaso. Pero como toda bala perdida que se precie no saben (o no llegan a ser conscientes de ello) que no pueden ganar. Goldie Hawn como Lou Jean Sparrow Poplin, preciosa, jovial e ignorante, es una cría en cuerpo de adulta. Esa recolección de puntos canjeables, ese deseo de maquillarse porque en la foto sale fea o esa confianza progresiva con el policía secuestrado al que le hace firmar con autógrafo el periódico demuestra que es una, tristemente, ingenua que no llega a ser consciente de sí misma ni de que su infantiloide actitud es fruto de una falta de oportunidades. Es la carta marcada de una partida que no tiene solución ni resultado favorable. Y lo mismo sucede con la pareja de ésta. William Atherton como Clovis decide seguir la loca propuesta de ella y escapar de la cárcel para ir en busca de su hijo cuando tan sólo le quedaban cuatro meses de condena. Ambos forman la típica familia resquebrajada, rota, impulsiva e infantil que va solucionando y trampeando el temporal a base de errores pero apenas aciertos.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En el otro lado de la balanza nos encontramos con Ben Johnson, el capitán de policía que siente cierta lástima por esos dos desgraciados pero que a su vez debe realizar su trabajo porque se debe a él. Una especie de padre que a fin de cuentas entiende que son fruto de una sociedad que mira a otro lado cuando las nuevas generaciones no forman parte del sistema establecido y que en vez de arreglarlo prefieren deshacerse de ellos ante la vergüenza sufrida. Una muestra de botón al respecto es el padre de ella quien no duda en proponer que la maten por ser una desgraciada sin remedio. Una evasiva hacia la responsabilidad paterna tan concisa que estremece demostrando que prefiere que otros acaben con el problema en vez de poner solución él mismo debido a una mala educación o la ausencia de ésta misma como cabeza de familia. La otra cara de la moneda es la situación acomodada, segura, tranquila y adecuada en la que se encuentra el bebé, completamente ajeno a la vida compleja, errante y para nada adecuada de sus padres naturales. Algo que suscita un discurso moral realmente atractivo.
La fotografía melancólica, casi crepuscular de Vilmos Zsigmond junto con la partitura de John Williams extremadamente sensible (dos tonos diferenciados entre la épica y la desgracia) son partes fundamentales en el cómputo de elementos que se convierten en un envoltorio preciso dotando al filme de un enfoque íntimo, sensible y por ende trágico. Es cierto que quizás el tono juega a medias con la comedia y el drama siendo un poco indefinido en muchos puntos pero a pesar de ello cuenta con momentos realmente conseguidos como el acorralamiento de los cazadores furtivos, paletos ignorantes que disfrutan apretando el gatillo como si la pareja protagonista fuese una presa fácil, la llegada al pueblo donde serán recibidos como auténticos héroes locales recibiendo los vítores y loores de una sociedad habida de sensaciones nuevas enfocadas en personajes mediáticos de medio pelo o la llegada a la casa donde la resolución final es tan brusca, seca y a la vez tan inesperada que demuestra porqué Spielberg es quien es (la realización y la posición de la cámara es magnífica). Todas estas escenas son prueba fehaciente de que nos encontramos con alguien que aún le quedaban unos metros para alcanzar la cúspide del Hollywood contemporáneo por derecho propio pero poco le faltaba para conseguirlo.
Está claro que “Loca evasión” es una película no irregular pero sí de difícil percepción, que gana muchos enteros cuantos más visionados se le ofrecen pero que de buenas a primeras descoloca o no redondea, más aún siendo, precisamente, un filme realizado por Steven Spielberg. Uno como espectador puede llegar a sentir la desgracia de una vida nada fácil a pesar de menospreciar las actitudes y decisiones en según qué momentos de la pareja protagonista. Es un camino difícil y no se puede evitar sentir cierta resignación (compasión en cierto sentido) ante una situación de tal calibre, más aún cuando se demuestra que todo está decidido en pos o a favor de reunir a la familia a pesar de ser disfuncional. Por lo demás, está claro que es un título poco conocido dentro del currículum del director pero que bien merece la pena descubrirlo. Más seria de lo que pueda parecer, con una crítica social en el interior realmente concienzuda y hasta cierto punto cruda pero que tristemente, quizás, todo se pierde un poco al no tener un tono más conciso o concreto. Pero desde luego es un título aceptable dentro de los filmes menores del maestro. Con razón el Festival de Cannes de 1974 decidió otorgarle el premio al mejor guión. Los antihéroes se convierten en forajidos de la justicia de un sistema que no supo qué hacer con ellos y por ellos.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2017/12/22/critica-loca-evasion-steven-spielberg-1974-no-hay-salida/
La fotografía melancólica, casi crepuscular de Vilmos Zsigmond junto con la partitura de John Williams extremadamente sensible (dos tonos diferenciados entre la épica y la desgracia) son partes fundamentales en el cómputo de elementos que se convierten en un envoltorio preciso dotando al filme de un enfoque íntimo, sensible y por ende trágico. Es cierto que quizás el tono juega a medias con la comedia y el drama siendo un poco indefinido en muchos puntos pero a pesar de ello cuenta con momentos realmente conseguidos como el acorralamiento de los cazadores furtivos, paletos ignorantes que disfrutan apretando el gatillo como si la pareja protagonista fuese una presa fácil, la llegada al pueblo donde serán recibidos como auténticos héroes locales recibiendo los vítores y loores de una sociedad habida de sensaciones nuevas enfocadas en personajes mediáticos de medio pelo o la llegada a la casa donde la resolución final es tan brusca, seca y a la vez tan inesperada que demuestra porqué Spielberg es quien es (la realización y la posición de la cámara es magnífica). Todas estas escenas son prueba fehaciente de que nos encontramos con alguien que aún le quedaban unos metros para alcanzar la cúspide del Hollywood contemporáneo por derecho propio pero poco le faltaba para conseguirlo.
Está claro que “Loca evasión” es una película no irregular pero sí de difícil percepción, que gana muchos enteros cuantos más visionados se le ofrecen pero que de buenas a primeras descoloca o no redondea, más aún siendo, precisamente, un filme realizado por Steven Spielberg. Uno como espectador puede llegar a sentir la desgracia de una vida nada fácil a pesar de menospreciar las actitudes y decisiones en según qué momentos de la pareja protagonista. Es un camino difícil y no se puede evitar sentir cierta resignación (compasión en cierto sentido) ante una situación de tal calibre, más aún cuando se demuestra que todo está decidido en pos o a favor de reunir a la familia a pesar de ser disfuncional. Por lo demás, está claro que es un título poco conocido dentro del currículum del director pero que bien merece la pena descubrirlo. Más seria de lo que pueda parecer, con una crítica social en el interior realmente concienzuda y hasta cierto punto cruda pero que tristemente, quizás, todo se pierde un poco al no tener un tono más conciso o concreto. Pero desde luego es un título aceptable dentro de los filmes menores del maestro. Con razón el Festival de Cannes de 1974 decidió otorgarle el premio al mejor guión. Los antihéroes se convierten en forajidos de la justicia de un sistema que no supo qué hacer con ellos y por ellos.
https://claquetadebitacora.wordpress.com/2017/12/22/critica-loca-evasion-steven-spielberg-1974-no-hay-salida/
6 de agosto de 2013
6 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesado en captar la atención a un público muy desinteresado en convencer, Steven Spielberg se basó en un hecho real en el tercer largometraje de su carrera y el anterior antes de la arrolladora “Tiburón” (Jaws, 1975), que no paso precisamente a la historia aor darle un empuje a su filmografía temprana y televisivamente embrionaria. Ya que su “Loca Evasión” podría tratarse con creces como su primera película comercial estrenada en pantalla grande. No fue el caso de “El Diablo sobre Ruedas” (Duel, 1971) cuyo éxito traspasó formatos y su paso por la televisión por cable no fue suficiente requiriendo el reclamo comercial de las salas de la época.
Para recuperar a su hijo tutelado por el Estado a una familia de adopción, una pareja de outsiders decide emprender una huida de sus respectivos correccionales, iniciando una ruta que obtendrá sus resultados cuando se llegue a su meta. Así “The Sugarland Express” se concibe como un “road movie” en clave de comedia, thriller y drama a partes iguales,… Ingredientes más que suficientes para que Spielberg saliera satisfactoriamente de ése patrón, muy propio del cine de carretera; un tanto olvidado y más que sobrellevado al cine pero que nos ha dejado satisfactorios ejemplos como “Thelma y Louise” (1990) de Ridley Scott.
Aunque sus jóvenes intérpretes, esencialmente los masculinos, no hicieran carrera en la posteridad, como es el caso de William Atherton (Como Plaga de Langosta) o Michael Sacks (Matadero Cinco), la cinta tampoco lanzó al estrellato inmediato a Goldie Hawn, por aquel entonces una desconocida actriz y que no se daría a conocer más tarde con la comedia “La Recluta Benjamin” (Private Benjamin, 1980) de Howard Zieff.
Para recuperar a su hijo tutelado por el Estado a una familia de adopción, una pareja de outsiders decide emprender una huida de sus respectivos correccionales, iniciando una ruta que obtendrá sus resultados cuando se llegue a su meta. Así “The Sugarland Express” se concibe como un “road movie” en clave de comedia, thriller y drama a partes iguales,… Ingredientes más que suficientes para que Spielberg saliera satisfactoriamente de ése patrón, muy propio del cine de carretera; un tanto olvidado y más que sobrellevado al cine pero que nos ha dejado satisfactorios ejemplos como “Thelma y Louise” (1990) de Ridley Scott.
Aunque sus jóvenes intérpretes, esencialmente los masculinos, no hicieran carrera en la posteridad, como es el caso de William Atherton (Como Plaga de Langosta) o Michael Sacks (Matadero Cinco), la cinta tampoco lanzó al estrellato inmediato a Goldie Hawn, por aquel entonces una desconocida actriz y que no se daría a conocer más tarde con la comedia “La Recluta Benjamin” (Private Benjamin, 1980) de Howard Zieff.
22 de enero de 2018
22 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ponernos los pelos de punta con "Tiburón", de hacernos ver a los extraterrestres de una manera distinta gracias a "E.T.", de ofrecernos una de las mayores aventuras de todos los tiempos con "En Busca del Arca Perdida", muchísimo antes de volvernos locos con los dinosaurios con "Jurassic Park", el hombre que se convertiría en el nuevo mesías de Hollywood debutaba en los cines con esta melodramática "road movie" basada en hechos reales.
En efecto, en 1.969, la joven de 21 años Ila Fae Dent emprendía junto a su marido Robert una viaje por carretera con destino Texas para ir a ver a sus dos hijos, a cualquier precio, y con el patrullero Kenneth Crone de rehén. Una peripecia de amargo final que puso en jaque a toda la policía tejana y que hizo de los dos chicos unos auténticos héroes (bueno, los americanos han tenido por costumbre convertir en héroe a todo aquel que vaya contra las fuerzas de la ley...y más si hablamos de los '60).
Spielberg, sin embargo, nos habla de Lou Jean Poplin, una alocada chica a la que no se le ocurre otra cosa que preparar la fuga de su marido Clovis, a quien aún le quedan cuatro meses de condena, para ir de Texas a Sugarland, donde su hijo Langston vive con una familia adoptiva. Seremos testigos de cómo la pareja convierte la fuga en un dolor de cabeza para toda la policía del Estado y los periodistas en un espectacular y sensacionalista circo mediático...pero todo sea para recuperar a su retoño.
Spielberg comenzó su prometedora carrera cinematográfica con este hecho real que le enterneció el corazón tras acabar su contrato para la televisión al dirigir el piloto de la serie "Savage", con Martin Landau de protagonista. El director pidió a los productores Richard D. Zanuck y David Brown que le ayudasen a financiar este proyecto para debutar en cines, y es verdaderamente curioso lo mucho que se distancia de las primeras obras realizadas por él. Qué demonios, ¿quién diría que "Algo Diabólico" pertenece al mismo tipo que más tarde hiciera "E.T."?.
Aunque centra la acción del film en el mismo escenario, al igual que en "El Diablo sobre Ruedas", el único parecido que se le puede achacar es ese, que cada historia se desarrolla en plena carretera, con una huida como motor de la acción. No obstante, la del espeluznante camión que mantenía aterrorizado a aquel pobre hombre durante todo el metraje parecía más una obra de Tobe Hooper o John Carpenter (en cierto modo "Christine" recuerda a aquella), nada y menos que ver con "The Sugarland Express".
Esta "road movie" no presenta un ritmo frenético o vertiginoso pese a contener algunos momentos de pura acción. Lo que hace Spielberg es abrazar el profundo melodrama, casi de corte familiar, cruzado con gotas de romance y simpática comedia, destacando ciertos aspectos que, de algún modo u otro, estarían presentes en su filmografía posterior. Por otro lado pone de manifiesto un claro sentimiento contracultural, quedando patente en qué época está rodada la película, ridiculizando del mismo modo tanto a las fuerzas vivas del orden como a los medios televisivos (se ve que Spielberg salió con algún rencor guardado de allí...), las cuales se aprovechan como buitres de la situación de los jóvenes.
Más que en ningún otro estilo, la película se ancla en una tradición muy americana: la de los amantes fugados y en contra de la ley. Pero el director juega con las claves de este cine, pues la pareja Clovis y Lou Jean Poplin están muy lejos de ser los Doc y Carol McCoy de "La Huida" o el dúo protagonista que da nombre a "La Indecente Mary y Larry, "el Loco" ". Los chicos de "The Sugarland Express" no han robado un banco y ni les persiguen por homicidio ni son hostigados por asesinos a sueldo; su intención, que no es otra que la de volver a tener a su hijo Langston con ellos, es bastante noble y pura, pero los reveses del destino les han empujado a actuar de esa forma. Por eso, al final, todos les quieren y les consideran héroes.
El cineasta se sirve de unos actores tan solventes como Ben Johnson, Michael Sacks y Gregory Walcott, secundando a la jovencísima e histérica Goldie Hawn, a la que normalmente no aguanto, así que imaginen aquí, que me puso los nervios de punta con tanto grito y convulsión. Pero por mucho alarido que pegue no supera la más comedida y sin embargo magistral actuación de William Atherton.
Comedia, amor, acción y mucho drama aseguraron a Steven Spielberg el comienzo de una longeva y muy fructífera carrera, citando muchos a "The Sugarland Express" como "uno de los más excepcionales debuts de la Historia del cine".
En efecto, en 1.969, la joven de 21 años Ila Fae Dent emprendía junto a su marido Robert una viaje por carretera con destino Texas para ir a ver a sus dos hijos, a cualquier precio, y con el patrullero Kenneth Crone de rehén. Una peripecia de amargo final que puso en jaque a toda la policía tejana y que hizo de los dos chicos unos auténticos héroes (bueno, los americanos han tenido por costumbre convertir en héroe a todo aquel que vaya contra las fuerzas de la ley...y más si hablamos de los '60).
Spielberg, sin embargo, nos habla de Lou Jean Poplin, una alocada chica a la que no se le ocurre otra cosa que preparar la fuga de su marido Clovis, a quien aún le quedan cuatro meses de condena, para ir de Texas a Sugarland, donde su hijo Langston vive con una familia adoptiva. Seremos testigos de cómo la pareja convierte la fuga en un dolor de cabeza para toda la policía del Estado y los periodistas en un espectacular y sensacionalista circo mediático...pero todo sea para recuperar a su retoño.
Spielberg comenzó su prometedora carrera cinematográfica con este hecho real que le enterneció el corazón tras acabar su contrato para la televisión al dirigir el piloto de la serie "Savage", con Martin Landau de protagonista. El director pidió a los productores Richard D. Zanuck y David Brown que le ayudasen a financiar este proyecto para debutar en cines, y es verdaderamente curioso lo mucho que se distancia de las primeras obras realizadas por él. Qué demonios, ¿quién diría que "Algo Diabólico" pertenece al mismo tipo que más tarde hiciera "E.T."?.
Aunque centra la acción del film en el mismo escenario, al igual que en "El Diablo sobre Ruedas", el único parecido que se le puede achacar es ese, que cada historia se desarrolla en plena carretera, con una huida como motor de la acción. No obstante, la del espeluznante camión que mantenía aterrorizado a aquel pobre hombre durante todo el metraje parecía más una obra de Tobe Hooper o John Carpenter (en cierto modo "Christine" recuerda a aquella), nada y menos que ver con "The Sugarland Express".
Esta "road movie" no presenta un ritmo frenético o vertiginoso pese a contener algunos momentos de pura acción. Lo que hace Spielberg es abrazar el profundo melodrama, casi de corte familiar, cruzado con gotas de romance y simpática comedia, destacando ciertos aspectos que, de algún modo u otro, estarían presentes en su filmografía posterior. Por otro lado pone de manifiesto un claro sentimiento contracultural, quedando patente en qué época está rodada la película, ridiculizando del mismo modo tanto a las fuerzas vivas del orden como a los medios televisivos (se ve que Spielberg salió con algún rencor guardado de allí...), las cuales se aprovechan como buitres de la situación de los jóvenes.
Más que en ningún otro estilo, la película se ancla en una tradición muy americana: la de los amantes fugados y en contra de la ley. Pero el director juega con las claves de este cine, pues la pareja Clovis y Lou Jean Poplin están muy lejos de ser los Doc y Carol McCoy de "La Huida" o el dúo protagonista que da nombre a "La Indecente Mary y Larry, "el Loco" ". Los chicos de "The Sugarland Express" no han robado un banco y ni les persiguen por homicidio ni son hostigados por asesinos a sueldo; su intención, que no es otra que la de volver a tener a su hijo Langston con ellos, es bastante noble y pura, pero los reveses del destino les han empujado a actuar de esa forma. Por eso, al final, todos les quieren y les consideran héroes.
El cineasta se sirve de unos actores tan solventes como Ben Johnson, Michael Sacks y Gregory Walcott, secundando a la jovencísima e histérica Goldie Hawn, a la que normalmente no aguanto, así que imaginen aquí, que me puso los nervios de punta con tanto grito y convulsión. Pero por mucho alarido que pegue no supera la más comedida y sin embargo magistral actuación de William Atherton.
Comedia, amor, acción y mucho drama aseguraron a Steven Spielberg el comienzo de una longeva y muy fructífera carrera, citando muchos a "The Sugarland Express" como "uno de los más excepcionales debuts de la Historia del cine".
8 de enero de 2019
8 de enero de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante debut de Steven Spielberg con una road movie tragicómica en la que el talento de su director ya apuntaba maneras. De excelente puesta en escena y fotogénica imagen, el resultado final aúna las dos variables características del cine de su director entretenimiento y calidad. Crítica y público respondieron y los productores dieron vía libre a Spielberg para confiarle proyectos más ambiciosos que le convertirían poco después en un director estrella gracias al super éxito de Tiburón.
La trama está basada en una historia real sucedida en Texas a finales de los sesenta en la que un joven matrimonio con antecedentes penales pierde la custodia de su hijo y el posterior intento de recuperarlo se convierte en una alocada y peligrosa persecución.
Goldie Hawn demostró su calidad como actriz en un papel que le permite lucir su vis cómica y dramática a la vez. El veterano Ben Johnson encarna a un apaciguador sheriff que intentará resolver la situación sin violencia.
La película supone una acertada combinación de comedia y drama a la que el director sabe dotar de interés a pesar de un excesivo abuso de planos de coches circulando.
La trama está basada en una historia real sucedida en Texas a finales de los sesenta en la que un joven matrimonio con antecedentes penales pierde la custodia de su hijo y el posterior intento de recuperarlo se convierte en una alocada y peligrosa persecución.
Goldie Hawn demostró su calidad como actriz en un papel que le permite lucir su vis cómica y dramática a la vez. El veterano Ben Johnson encarna a un apaciguador sheriff que intentará resolver la situación sin violencia.
La película supone una acertada combinación de comedia y drama a la que el director sabe dotar de interés a pesar de un excesivo abuso de planos de coches circulando.
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