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Nuestro hogar

Fantástico. Drama André Luiz, el protagonista, nos muestra el mundo que nos aguarda tras la muerte. En una ciudad próspera y futurista, llena de vida y actividad, y organizada de un modo ejemplar, los espíritus recién llegados pasan por fases de rehabilitación y de educación espiritual bajo el control de espíritus de mayor categoría. (FILMAFFINITY)
Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
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4
30 de marzo de 2022 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película hecha por y para creyentes. Es imposible verla como una simple obra de entretenimiento sin reparar en su mensaje: existe el más allá y más o menos es así. Este film está basado en un libro escrito por Chico Xavier, un medium que, según él, solo se limitó a transcribir lo que le dijo el espíritu de André luiz, el protagonista de esta historia. Si te crees esto seguramente te guste la película, pero si no te lo crees es probable que seas de los que le das un uno. Yo en esto no me meto, cada uno cree en lo que quiere y puede.

Si dejamos de lado el mensaje, la película como tal aporta más bien poquito al cine. Se centra más en detallarnos el más allá y en explicarnos su estructura que en contarnos una historia interesante. Sí es cierto que el personaje protagonista va evolucionando, pero la historia va poco más allá de mostrarnos cómo funciona el más allá, valga la redundancia.

Con respecto a la visión que da, es un pastiche de creencias de diferentes religiones, dándole una mayor presencia a la cristiana. Personalmente, un cielo tan jerarquizado y con ministerios a mí me da muchísimo bajón.

Suelo ser bastante respetuoso con las creencias de la gente siempre que no hagan daño a nadie. Veo que muchas críticas la acusan de ser propaganda, pero lo cierto es que tanto Hollywood en particular y el cine en general llevan introduciendo en sus películas multitud de mensajes propagandísticos, así que esto no me parece un problema exclusivo de esta película. Otra cosa es que no te guste lo que te quieren vender. A mí no me convence. Por otro lado el nivel técnico es muy flojo. Está claro que esta película no está hecha para gente como yo.

* El título de la crítica es simplemente humor, en ningún momento mencionan unas votaciones divinas, aunque estaría bien.
4
1 de enero de 2013
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta extraña película de Wagner de Assis, se combinan elementos de religiones y creencias varias, siendo el resultado un potpourri redundante para animar a aquellos espíritus todavía descreyentes de otras vidas paralelas. Sin embargo, son numerosos los obstáculos que impiden que el film fluya, y que sea mínimamente creíble.

Por un lado vemos a un Renato Prieto nada natural y regado de la creencia ciega en la cúspide de la felicidad, que riega por otra parte, de manera sobredimensionada toda la película en general. Esto es precisamente lo que convierte a la misma en un discurso visual propio del panfleto o del proselitismo espiritista más que de un discurso fílmico como se supone que debiera ser. El segundo e importante obstáculo es la dicotomía bondad-maldad que recuerda a las películas que de haber podido, nos hubieran puesto en nuestra infancia los adiestradores de Dios, o buenos espíritus o como se le quiera llamar a esta "poderosa fuerza del bien".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en que una mujer se cuestiona si realmente aquello que la rodea es "el bien" y decide ir más allá, es muy clarificadora de la tónica general de este paraíso-mercancía, donde las criaturas curiosas serán severamente castigadas. Ohh Eva pecadora!...

Doblemente bíblica y perversa. El tercer obstáculo lo conforman un marketing y perfeccionamiento extraordinariamente falsos ofrecidos como el sumun de la felicidad. Se sabe que en tiempos donde los relatos se comen a sí mismos pues ya se han terminado, el diseño de una película donde se confunden religiones que en teoría son opuestas, pareciera ser la clave para calmar nuestros vacíos corazones, sedientos de mezclas sanadoras eficaces y explosivas. Quizás por ello "Nosso lar" fue una de las películas más vistas en Brasil en el año 2010.

Casi una total decepción, si no fuera por estos cuatro puntos que no alcanzan de todos modos a ser salvadores:

1- El humor inevitable surgido de las malas películas, de los mensajes dirigidos a adultos/as con la estrategia facilona del acercamiento a infantes. En otras palabras, la risa frente a lo que es propuesto con aparatosa seriedad.
2- La puesta en escena. Es indudable que hay dinero vertido en la de Wagner, y mucho. De no ser por azules cegadores, blancos y pasteles estridentes hasta lo insoportable; por momentos sentimos habitar el mismísimo cielo, ángeles y nubes de algodón goloso incluidos.
3- El optimismo obvio pero dolorosamente necesario del mensaje más crucial: que hay otra vida después de la muerte, que no existe la nada a secas. Para aquellas almas que vivimos para la fantasía y la ciencia ficción, esto, reconocido con la cabeza alta, no deja de ser una mano en el hombro en la plena caída hacia el vacío, como diría una amiga.
4- Lo necesario de la recreación de estadios álmicos, o como mínimo no terrenales, desde un punto de mira espiritual.

Lástima que las habas no hayan crecido bien en su vaina, pues es poco lo que realmente se queda en el cuerpo y en la mente luego de deglutir a boca abierta el afamado Nosso lar.

Rosanna Moreda
5
22 de agosto de 2014
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que versiones del Cielo habría millones de no ser por las religiones y sus dogmas. Aquí nos aventuramos en una de esas versiones de las muchas posibles de la mano de Wagner de Assis. Sin embargo, es una visión que recoge lasa de los demás. La gracia de este filme puede estar en ello, aunque también eso lo haga un tanto extravagante. Como filme es una obra sobresaliente, con una bella fotografía y notables efectos especiales, además de una música mágica, como la de Philip Glass, pero como historia la verdad sí se queda en lo flojo, ya que le apuesta a que sea una especie de película de evangelización, de nueva era, de misticismo. De las cosas por destacar es la presencia en Nosso Lar de una apuesta por el cine latinoamericano completamente distinta de la habitual, de calles, barriadas e historias de amor en medio de la violencia. Eso, al menos, le da una nota curiosa a un ejercicio que apenas si logra convencer.
6
17 de junio de 2023 0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más que no creer en la reencarnación, no me ocupo de ella.

Pero por si acaso no es posible tal, mejor intentar lo que podamos en esta vida que tenemos. Porque, en caso de no tener más oportunidades, habremos desperdiciado la GRAN oportunidad.

De "Astral City" no me interesan las teorías, las suposiciones, las filosofías creadas. Al fondo vemos el signo del "Om", la estrella de cinco puntas, y otras. Se mama de una espiritualidad moderna, de la New Age, de la visión buenista.

Mas, surge en esta cinta, una manera de contarnos las cosas que difiere completamente de los códigos conocidos de narración habituales. Lo común, hoy día y casi siempre, es lo oscuro, lo tenebroso, lo visceral, el frenesí, lo retorcido, lo mental unido a lo material, la broma mundana, el drama de las entrañas, la sangre más caliente. Pero en este Astral deslumbra lo luminoso, lo numinoso, el sosiego eterno, la paz del alma.

Quería hoy ver color, luz, bondad. Estoy hablando de una cuestión subjetiva mía, claro. Y "Astral City" me lo dió.

Si tienes la tentación de intentar comprender con la mente, y encima eres de lo más incrédulo, le pondrás el 2.

No me interesaban las explicaciones, la estructura que explicaba "el otro mundo". Me interesaba lo esencial, esa insatisfacción interior del protagonista, su deseo de redención, su necesidad de comprender lo incomprensible.

Y fue por ello que me conecté con el lado emocional de la película, con mi lado emocional, con la parte de mí que se deja llevar por la intuición y la belleza del instante. Es entonces que esta producción me llegó, me alimentó, evitó la pérdida de tiempo.

Me conmovieron las lágrimas de André Luiz. Me motivó la idea de ese paraíso, o ese cielo, o esa otra dimensión, aquí en la tierra. Porque vislumbré cómo todo lo que aprendía André Luiz allá por las estrellas, se podía vivir aquí, en este planeta finito. Porque comprendí era cierto que habíamos venido a servir y no ser servidos. Porque sentí que el amor lo podemos encontrar en las cosas pequeñas. Porque constaté que nuestras preocupaciones no son más que minucias, vivimos en el mundo de la abstracción mental y la mundanidad más banal.

No creo que sea una gran película. No sé si tiene sentido lo que te cuenta. Como experiencia cinematográfica, en el sentido convencional, tiene un alcance corto.

Por eso he reconocido lo subjetivo de mi experiencia en el visionado, seguramente al lector de esto no le va a servir para entender, lo siento mucho. Sí te recomiendo verla si lo que quieres es dejarte llevar por la imaginación de lo espiritual, la fantasía del paraíso soñado, el sueño del ser libre. Si la ves, no te quedes en el argumento, en la conclusión, en el mensaje aparente.

Es uno el elemento nutriente: El mundo de la paz absoluta, de la calma profunda. Por unos instantes, podrás salir del frenesí.
3
12 de mayo de 2014
3 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la cristiana tierra de Brasil nos llega Astral City, una película dirigida y escrita por Wagner de Assis y cuyo subtítulo promocional en la distribución a Occidente es A spiritual journey, o lo que es lo mismo, Un viaje espiritual. Con esas tres palabras queda perfectamente sintetizado el espíritu (valga la redundancia) de la cinta, ya que aquí se nos presenta a un tal André Luiz, que acaba de despertar en una tierra repleta de una especie de zombies, mientras paralelamente nos van ofreciendo escenas sobre su niñez. Pasados unos pocos minutos, este inicial desconcierto queda parcialmente solucionado cuando sabemos que en realidad el cuerpo del hombre ha fallecido en La Tierra, no así su espíritu que ha acudido raudo al mundo post-vida con el que tantas veces se ha especulado en las sociedades que tienen por bandera la creencia en un dios.

Lo que nos intenta contar esta película brasileña (que por cierto, nos llega con cuatro años de retraso respecto a su estreno allí) es una especie de fábula religiosa sobre el más allá y cómo en dicho lugar brotan las consecuencias de las decisiones que tomamos mientras el cuerpo vivía. Tal cual. Puede que resulte un poco difícil de entender leído en el papel, pero la realidad es que en la película todavía lo es más. Al menos durante la primera media hora, cuando nos es complicado descubrir qué es lo que se nos está intentando contar. Pasada esa franja temporal, la respuesta está clara: es todo un manifiesto a favor de la religiosidad, de que creamos en un dios porque después de muertos lo vamos a necesitar, de que realmente la existencia humana se divide en un cuerpo y un espíritu, y de éste depende la fe que tengamos durante nuestra vida en el mundo tangible.

Engalanada con un espíritu despampanantemente buenrrolista, donde se promulga que es fácil alcanzar el estado de felicidad si afrontamos las oportunidades que nos brinda El Señor para la redención por los pecados que cometimos, Astral City avanza sin llegar al extremo de que resulte desquiciante por su simpleza (es un maniqueísmo evidente, pero alejado de radicalismos), y de hecho habrá quien quede embelesado por lo que le están contando. Gran parte de culpa la tiene el buen aspecto visual del que goza la película, quizá más debido al presupuesto que a la propia labor humana, pero que en cualquier caso permite adentrarse en ese mundo onírico con más facilidad. También colabora a esta situación el haber colado un par de temas de música clásica en medio de una banda sonora algo repetitiva.

En medio de esta turbia mezcla (además del espiritismo y las evidentes analogías con la cristiandad encontramos alguna estrella de David suelta), resulta que se nos sigue contando la historia del protagonista, al que ya habíamos perdido un poco de vista entre tanto plano presuntuosamente grandioso. Un hombre que no muestra signos de perplejidad ante el nuevo mundo que le rodea, que poco a poco va acoplándose a esta nueva forma de hacer las cosas, que se va codeando con otros muertos y que más adelante recibirá informaciones sobre cómo le va a su familia. Un guión a medio camino entre lo sencillo y lo insubsistente, cuyo índice de somnolencia se puede disparar dependiendo de lo receptivo que esté el espectador a sus mensajes.

En conclusión, se podría decir que Astral City es una obra concebida para personas de fe, quienes tendrán más fácil sacar algo positivo de estos 109 minutos de cinta, al darse por supuesto que previamente tienen una base ideológica acorde a las ideas de una película que, por otra parte, navega en el cauce de lo inofensivo. Los impíos no tienen pues motivos para la discordia, porque realmente la película no se mete con nadie ni intenta creerse superior, simplemente enumera unas cuestiones demasiado evidentes como para ser tenidas en cuenta por aquellos que todavía no han abrazado los designios de la fe.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
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