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El hijo de la novia

Drama. Comedia Rafael dedica 24 horas al día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el mal de Alzheimer. Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la Iglesia. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
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7
17 de mayo de 2009
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que esta película la compré porque pensé que sería una buena idea verla en familia, un modo de reconciliación de gustos, algo más ligero y cercano, el as en la manga para evitar críticas un día cualquiera. Reconozco que no leí cual era la sinopsis de la película. Reconozco que aunque ha servido para todo lo que imaginé, en el fondo me equivoqué.

Un día dije que evitaría ver cualquier película o documental relacionado con el Alzheimer. Vivirlo de cerca fue una experiencia lo suficientemente dura y expresiva como para decir basta, mientras pueda, miraré para otro lado. Porque esos ojos que miran sin comprensión alguna son difíciles de soportar. Ver a la persona perfecta que no es capaz de reconocer, que a veces sabe que te tiene que querer, pero no sabe el porqué, que otras se siente extraña y le molestas, y muchas veces te explica el mismo recuerdo una y otra vez, porque no se da cuenta que unos minutos antes dijo lo mismo con la misma entonación.

El verdadero amor, el cariño está para esos momentos, para cuando te necesiten y no puedan agradecerlo porque no sepan que hay algo que agradecer.

Y en esta película la muerte de la mente es muy dulce, y el amor muy fuerte, tanto como para romper los ideales por unos segundos de felicidad. La ternura que se percibe no es siempre tan llevadera, pero esto sigue siendo una película, no una realidad.

El hijo es quien aprende algo, tarde y mal como debe ser, algunas personas tocan fondo para volver a empezar, para ver lo que tienen, lo que pierden, lo que mantienen de forma egoísta y lo que apartan de modo infantil.

Nunca es tarde para pararse a reflexionar, o para dejar de llorar por uno mismo y comenzar a vivir con los que te rodean, que siempre hay alguien que permanece en la sombra, esperando a que abras los ojos y los oídos y comiences del modo que te guste, que necesites.

Lo mejor es lo más paradójico, que los problemas más sencillos son los que más cuesta solucionar. Más tarde o más temprano no es mejor, es simplemente una decisión que cuesta tomar, cuando desde fuera todo se ve muy fácil, quién no pensará viendo la película que este hombre hace una montaña de lo que todos perciben como un grano de arena.

Supongo que hay cosas en la vida que no tienen solución, pero no es un error intentar mejorar la situación, aprender a ceder, escucharse a uno mismo de vez en cuando y no olvidarse de los demás, tampoco de la "novia", como hijos que somos, generar recuerdos, como los polvorones, algo esencial. Yo recuerdo los buñuelos de esa gran mujer y cada vez que la veo me vienen a la mente, aunque me mire como una extraña, ella sigue siendo mi abuela, no lo recuerda, pero el amor sigue ahí.
6
6 de julio de 2009
24 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
-La mirada de Ricardo Darín cuando contempla a su madre por primera vez ante nuestros ojos.
-La mirada perdida de Norma Leandro que se ilumina al cruzarse con la de su marido, su hijo, su nieta.
-La mirada de Héctor Alterio al ver avanzar a Natalia Verbeke hacia el altar, donde él se encuentra.
-La mirada de Eduardo Blanco al presenciar como su amigo abraza a su hija.

Y sobre todo, los fuegos artificiales en la mirada de Alterio cuando habla de su mujer, de su amor por ella.

No sé muy bien donde está la barrera entre lo entrañable y lo sensiblero, entre lo tierno y lo ñoño. Supongo que dependerá tan sólo del gusto de cada uno, y para el mío la película traspasa esa barrera de largo. Yo prefiero el sabor salado y aquí todo sabe a dulzón y a almíbar.
Aunque el empalagoso guión también nos deja unos diálogos intensos y sobrios, que dichos por estos actores son un auténtico placer.

El almíbar se compensa con las miradas de este elenco de magníficos actores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Dios no es viejo, ni joven. Ni hombre ni mujer. Ni blanco ni negro.
- No padre, ese no es Dios, es Michael Jackson.
10
15 de octubre de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tardé mucho en verla. Tuve mil oportunidades pero al final, por una cosa o por otra, las dejaba pasar. Sin embargo por fin llegó el momento. Esperaba que me iba a gustar, me atraía la historia, los intérpretes, su director... Lo que jamás imaginé es que pudiera conmoverme de esa manera. No, eso no me lo esperaba y que, a día de hoy, y tras haberla visto tropecientas veces se me siga poniendo un nudo en el estómago.

¿Qué tiene para que yo la considere la última gran película que se ha hecho en el cine? Pues no podría dar grandes razones, porque son tantas pequeñas cosas que me tiraría mil horas enumerándolas. Es una mirada de Héctor Alterio recordando los años pasados con Norma, es un Ricardo Darín intentando recuperar a una madre que, por desgracia, nunca volverá, es un sentido de humor magnífico... En definitiva, una historia a la que no le falta ni le sobra nada. Yo no tengo ni idea de poesía pero si me pidieran definir ese término podría poner como ejemplo el final de esta película.

Será que hoy me siento nostálgica pero necesitaba escribir esta crítica. Por favor, no se la pierdan.
9
22 de agosto de 2005
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá la vea tan buena porque trata un tema que me ha tocado vivir muy de cerca: el alzheimer. También toca otros como el divorcio, el matrimonio, los ideales, los amigos... Todo ello con un sentido del humor fresco, sincero e ingenioso.

La anciana interpretada por Norma Aleandro es totalmente creíble, aunque no me sorprende, puesto que se trata de una de las mejores actrices del mundo, incluso de la historia, y no lo digo sólo por esta película. Tenemos, además, a su equivalente masculino en el mundo de la interpretación: Ricardo Darín. Héctor Alterio también es otro peso pesado. Eduardo Blanco crea un personaje graciosísimo, superando, incluso, al mejor Benigni -no es que el estilo de personaje tenga mucho que ver, pero el parecido físico es asombroso.
9
8 de marzo de 2006
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa es la cuestión, pues el personaje que interpreta Darín vive a un ritmo frenético, absorbido por el trabajo y sin valorar lo importante que realmente posee; su padre es todo lo contrario, un hombre ya de vuelta de todo, que ahora aspira a realizar una meta que le obsesiona y quiere que su hijo le apoye.

Es una película extraordinaria, llena de sentimiento y humor, con personajes auténticos y cercanos a los que comprendemos y que se hacen querer.

Como soy un sentimental, hay una secuencia que siempre me emociona y es aquélla en la que la hija lee al padre un poema que ha escrito sobre él en el colegio.
Y como nota divertida, destaco el chiste sobre ese famoso personaje que todas las mujeres conocen y los hombres no y que al final sabemos quien es.
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