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Thriller. Terror Alice (Madeline Brewer) es una cam girl que trabaja en una website para adultos y que intenta mantener su vida privada al margen. Un día, cuando intenta loguearse, descubre que alguien está utilizando su perfil: una réplica exacta de ella misma.
Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
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2
7 de enero de 2019
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tardado un poco en ver esta nueva película en exclusiva de Netflix. La cinta ha estado alabada por multitud de críticas, algunas de ellas dejándola como un referente de las nuevas tecnologías y como si fuese un capítulo de “Black Mirror”.

Al contrario que en otras ocasiones, dejémonos de preámbulos y vayamos a lo que nos interesa. Estamos ante una tomadura de pelo y una absoluta pérdida de tiempo.

La dirección tiene corte independiente y emula a esos films de las tardes de Antena 3 que tanto nos gustan (ironía off). El guion es flojo, y si bien es cierto que tiene una crítica a Internet y el precio de la fama, no es nada que no se haya visto en otras películas infinitamente superiores.

En cuanto al reparto, se nota un esfuerzo en la actriz protagonista por intentar aportar algo de calidad al film. Seguramente sea lo único bueno de la película. El resto del reparto, bien, pasaban por ahí.

En conclusión (porque no quiero perder mucho más tiempo con esta bazofia) estamos ante una tontería de película, aburrida, boba y sin ningún elemento destacable, y que ha sido aplaudida por unos cuantos. Yo de verdad, que no se que ve la gente o que está pasando, pero ya os digo que es una de las peores películas del 2018. Pero de lejos. No perdáis el tiempo.

Más críticas: ocioworld.net
3 de enero de 2019
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película no tiene nada que ver con una trama funcional, no se siente como un thriller de suspense al uso, de hecho no sé cuál es su atractivo...
El argumento nos lleva a unos personajes que no llegan a ser dibujados, una protagonista que es un arquetipo dañino simbolizando como una opción viable vender su cuerpo y hacer cosas morbosas frente a una cámara para contentar a gente que puede tener perversiones bastante severas... Teniendo un argumento montado de esta forma, era de esperar ver una crítica a ciertas cosas, y finalmente no la encontramos. Es como si ciertos roles les parecieran los correctos a esta película y es como muy poco constructiva, es confusa, no hay ninguna crítica pero tampoco sé qué mensaje han intentado dibujar pues no han logrado plasmarlo y no tengo ni idea de si es mejor o peor que no lo hayan conseguido.
La película no es aburrida, el ritmo es bastante irregular pero no es de los peores, el uso de algunas cosas de psicología pueden estar bien pero no se aprovechan absolutamente nada.
Audiovisualmente está cuidada pero no inspirada. Es una película que realizada con intenciones más claras y mejor plasmadas en el metraje podría haber sido una obra decente, e incluso con una buena crítica social habría podido ser una buena película. Pero le falta solidez, no sé si es en su forma líquida o gaseosa pero sí sé que le falta consistencia.

¿La recomiendo?
No, es más, estando esta película en Netflix recomiendo ver antes muchas otras producciones pues Netflix ha hecho películas originales maravillosas como ´´Puertas abiertas``, ´´A ciegas``, ´´Tau``, ´´Okja``, ´´Black Mirror Bandersnatch``... Y entre esa clave de grandes producciones originales y las series, creo que hay infinidad de contenidos muy superiores en que ocupar vuestro tiempo antes que ver esta película llamada Cam que no sabe ni ella misma ni sus creadores lo que es exactamente, o al menos eso es lo que parece u da la impresión al ver su metraje.
4
20 de noviembre de 2018
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la reinvención (si se puede denominar así al curioso ejercicio propuesto a partir de una absorbente e infundada suplantación de identidad) del género de terror que el debutante en la materia Daniel Goldhaber firma bajo el sello de Blumhouse, distribuidora que ha decidido aprovecharse de la fórmula comercial más fructífera del mercado (paupérrimo presupuesto y grandes expectativas) para lanzar una cinta de corte preciosista y vanguardista directamente (obviando las proyecciones en festivales especializados) en la plataforma Netflix, la cual colabora económicamente por interés, principalmente, propio (añadir a su largo listado de películas originales otro título a coste prácticamente cero es perspicaz); la absoluta actualidad en la que se sitúa la cinta, una en la que el empoderamiento femenino determina un sinfín de feroces competiciones como la aquí relatada, valiendo todo (incluyendo baños, comidas, masturbaciones y hasta suicidios remunerados e impuestos) por y para completos desconocidos, quienes terminan supliendo la falta de autoestima propia con su sórdida aprobación; la superficialidad convertida en largometraje que supone la ocasión que, lejos de resultar contraproducente (si bien suscita cierto recelo), se traduce en el recurso más sincero y efectivo, conformando un complejo entramado en el que conspiraciones, degeneraciones, extravagancias, favoritismos, humillaciones e inseguridades se sustentan en obsesiones y perversiones para, ante pasividades policiales e incomprensiones sociales, retratar la profundamente deprimente realidad de un trabajo tan demandado como comprometido.

Lo peor: la confusión entre elegancia y obstinación que se observa a lo largo del producto, visualmente glamuroso (en contraposición al guión, vulgar como pocos en esencia al no albergar ningún aprendizaje ni para la replicada protagonista ni para el esperanzado público) e inteligentemente promocionado (de qué otro modo se puede adjetivar la enorme repercusión de la que ha gozado juzgándolo objetiva y sinceramente); la popularidad como fuente de justificación de todo acto, pues centrándose la trama en una chica que se dedica a leer y cumplir los deseos húmedos de sus seguidores en directo a cambio de monedas virtuales como medio de cobro y subida de posiciones en la clasificación de las más vistas es parcialmente entendible pero no enteramente razonable, siendo en cualquier caso un perfecto reflejo de la actitud adoptada por muchos jóvenes que, sin oficio ni beneficio, se rigen por dichas directrices sin importar cuáles sean las terribles consecuencias que tan descerebrado talante pueda comportar; el filme solo se ajusta sin discusiones, en resumidas cuentas, a una velada erótico-festiva de adolescentes (por aquello de contener alguna que otra escena sugerente para paladares poco exigentes) al no ofrecer más que una limitada y surrealista crítica de popular temática y genérico trasfondo, lo cual impide elevarla a algún grado de provecho superior que el del entretenimiento más simplista y, sobre todo, frívolo.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
10 de diciembre de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El terror psicológico moderno, el thriller tecnológico, la crítica social y el suspenso desconcertante se unen en un filme de bajo presupuesto que sin embargo consigue el propósito que buscaba: absorberte desde un inquietante morbo hasta las fauces de un black mirror en versión largometraje. Un juego sexual peligroso que cuestiona el uso de Internet y pone de manifiesto el infravalorado mundo de la prostitución. Lejos de ser frívolo, este metraje reúne con inteligencia ciertos ingredientes que acaban atrapando al espectador. La atmósfera corrosiva, la interpretación obsesiva de Brewer (una de las actrices de El cuento de la criada), el frenético hilo narrativo y la lóbrega escenografía hacen que incluso en los momentos en los que la trama y la intensidad se desinflan, quieras avanzar hasta ver qué sucede. Lamentablemente el final es tan confuso como errático, y acaba deteriorando el resultado global, sobre todo porque venías intuyendo que algo no encajaba dentro de la trama, como así termina siendo, no encaja y deja grandes vacíos estructurales.
2
20 de noviembre de 2018
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una porn-cam, web-camer porn o derivantes lucha por el posicionamiento web como obsesión compulsiva, como única meta, para alcanzar un estatus emocional.
El film refleja esa sociedad carente de lógica que están construyendo, en las que vale más el físico que la persona, el sexo que el amor, y lo superficial a lo auténtico.
Esta es otra de esas películas que salen cada x tiempo sobre la salud mental, sobre la irrealidad, la despersonalización del ser humano, como síntoma de un desequilibrio mental-emocional, por la total pérdida de valores, una involución cultural y psicológica que data del descreacionismo.
En la línea de Perfect Blue y Cisne Negro.
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