El prisioneroSerie
1967 

George Markstein (Creador), Patrick McGoohan (Creador) ...
7.3
764
Serie de TV. Intriga. Ciencia ficción
Serie de TV (1967-1968). 17 episodios. Tras renunciar a su puesto, un importante agente del Gobierno Británico es gaseado y llevado a un pequeño y aislado pueblo costero, donde gente que sabe demasiado es retenida durante el resto de sus vidas. A lo largo de la serie el agente, el Número 6, intenta escapar mientras desafía todos los intentos de quebrar su voluntad y contar la razón de su renuncia. ¿Pero cómo escapar de esta extraña y ... [+]
18 de noviembre de 2017
18 de noviembre de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Prisionero (Serie TV - 17 episodios)
George Markstein y Patrick McGoohan - 1967
-------------
Un supuesto agente secreto tras renunciar de su trabajo, es secuestrado y conducido a un enigmático y surrealista pueblo llamado “La Villa”. Desde ese momento el protagonista del que no sabemos su nombre real pasa a ser llamado Nº 6 y empieza su incesante búsqueda de los motivos de su traslado y cautiverio en ese extraño pueblo donde nada es normal y parecido a algún pueblo conocido, desde su organización y gobierno, hasta la música que continuamente suena por el pueblo es de lo más extraño y desconcertante para el protagonista. Su constante lucha por saber la verdad y salir de esa extraña prisión, le hará conocer los extraños métodos de control de los que dirigen “La Villa” y del misterioso e inaccesible Nº1 , el jefe supremo de “La Villa”, una de las únicas cosas que sabe N6 es que al parecer lo único que quieren de él es información. ¿Pero qué información? ¿Quieres son los otros residentes en la villa? ¿Quien esta detras de todo esto?
Esta serie creada y protagonizada por conocidísimo actor Patrick McGoohan es una de las series con tematica “Weird” y con los clásicos ingredientes de cine conspiranoico, como el control mental, hipnosis, control con drogas, organizaciones extrañas con con su no menos extrañas intenciones, vamos esos ingredientes que tantos nos gustan a muchos!
En poco tiempo la serie obtuvo un éxito total y tuvo legiones de fans y que hablaban e intercambiaban sus teorías sobre la verdad e intenciones de toda la trama de la serie, llegando hasta hacer cientos de llamadas a la cadena que la retransmitía y lo más increíble, yendo en grupos a la casa del actor y creador Patrick McGoohan , apra que les aclarasen sus dudas al respecto y quejarse por la finalización de la serie, vamos un fenómeno fan total!!
Como curiosidad Iron Maiden tiene una canción sobre la serie, que empieza con una de las conversaciones memorables de la serie.
Number Six: Where am I?
Number Two: In the Village.
Number Six: What do you want?
Number Two: Information.
Number Six: Whose side are you on?
Number Two: That would be telling. We want information… information… information.
Number Six: You won't get it.
Number Two: By hook or by crook, we will.
Number Six: Who are you?
Number Two: The new Number Two.
Number Six: Who is Number One?
Number Two: You are Number Six.
Number Six: I am not a number! I am a free man!
Number Two: [laughs]
Serie de culto 100% que todo amante de lo weird y ciencia ficción sobre conspiraciones debería tener muy en cuenta !!
George Markstein y Patrick McGoohan - 1967
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Un supuesto agente secreto tras renunciar de su trabajo, es secuestrado y conducido a un enigmático y surrealista pueblo llamado “La Villa”. Desde ese momento el protagonista del que no sabemos su nombre real pasa a ser llamado Nº 6 y empieza su incesante búsqueda de los motivos de su traslado y cautiverio en ese extraño pueblo donde nada es normal y parecido a algún pueblo conocido, desde su organización y gobierno, hasta la música que continuamente suena por el pueblo es de lo más extraño y desconcertante para el protagonista. Su constante lucha por saber la verdad y salir de esa extraña prisión, le hará conocer los extraños métodos de control de los que dirigen “La Villa” y del misterioso e inaccesible Nº1 , el jefe supremo de “La Villa”, una de las únicas cosas que sabe N6 es que al parecer lo único que quieren de él es información. ¿Pero qué información? ¿Quieres son los otros residentes en la villa? ¿Quien esta detras de todo esto?
Esta serie creada y protagonizada por conocidísimo actor Patrick McGoohan es una de las series con tematica “Weird” y con los clásicos ingredientes de cine conspiranoico, como el control mental, hipnosis, control con drogas, organizaciones extrañas con con su no menos extrañas intenciones, vamos esos ingredientes que tantos nos gustan a muchos!
En poco tiempo la serie obtuvo un éxito total y tuvo legiones de fans y que hablaban e intercambiaban sus teorías sobre la verdad e intenciones de toda la trama de la serie, llegando hasta hacer cientos de llamadas a la cadena que la retransmitía y lo más increíble, yendo en grupos a la casa del actor y creador Patrick McGoohan , apra que les aclarasen sus dudas al respecto y quejarse por la finalización de la serie, vamos un fenómeno fan total!!
Como curiosidad Iron Maiden tiene una canción sobre la serie, que empieza con una de las conversaciones memorables de la serie.
Number Six: Where am I?
Number Two: In the Village.
Number Six: What do you want?
Number Two: Information.
Number Six: Whose side are you on?
Number Two: That would be telling. We want information… information… information.
Number Six: You won't get it.
Number Two: By hook or by crook, we will.
Number Six: Who are you?
Number Two: The new Number Two.
Number Six: Who is Number One?
Number Two: You are Number Six.
Number Six: I am not a number! I am a free man!
Number Two: [laughs]
Serie de culto 100% que todo amante de lo weird y ciencia ficción sobre conspiraciones debería tener muy en cuenta !!
13 de enero de 2024
13 de enero de 2024
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguna vez te ha cogido un desconocido del brazo, te ha susurrado al oído “tienes que ver El Prisionero” y acto seguido se ha marchado por donde vino, tropezándose antes de desaparecer por completo de tu vista? Si tu respuesta es afirmativa, mi más sincero pésame: me conoces. Esa persona era yo. A falta de algo mejor que hacer -y sin un grupo de amigos con furgoneta y carnet de conducir que me permita formar el equivalente español al Equipo A- dedico un par de horas diarias a aparecerme a la gente para transmitirles de forma siniestra un mensaje trascendental en forma de extraño consejo. Obviamente, por lo general, tan pronto enuncio mi mensaje ahí muere, no tiene mayor recorrido: la gente piensa que soy un perturbado y a otra cosa. Sin embargo me gusta pensar que quienes se toman la molestia de memorizar el nombre de la serie y ya luego buscarla en casa se sonríen, satisfechos de haber accedido a un saber arcano bajo la forma de diecisiete episodios que ya en su fecha original de emisión, 1968, se intuían a sí mismos capaces de seguir resonando en la actualidad y muy posiblemente a futuros. Así de autoconsciente y poco humilde era la ficción de la que te hablo.
El Prisionero, aunque tú creas que no, la conoces. ¿De qué? Pues de aquel episodio de Los Simpson en el que Homer crea una web para primero primero difundir cotilleos y escándalos veraces y después pasar a inventarse infundios y conspiraciones, el episodio en el que le terminan encerrando en una isla junto a un ex espía que atiende al nombre de Número Seis. Aquel capítulo era el homenaje de las dos personas que más han hecho porque Los Simpson sean el tótem cultural del mundo occidental que son desde hace décadas: el director Mark Kirkland y el guionista John Swartzwelder, quien curiosamente tiene una biografía con no pocos singulares paralelismos con la de Patrick McGoohan en cuanto a su inaccesibilidad, tendencia a la reclusión, idealismo conservador y mala hostia legendaria. Pero a lo que iba: si viviste el fenómenos Perdidos, que sepas que también tenía mucho, muchísimo que ver con El Prisionero. Y el final de Twin Peaks, el final de antes de esa extensión a la serie que hizo David Lynch hace poco, es un plagio descarado de Fall Out, el último episodio de El Prisionero. Con lo que, al final, resulta que tenemos auténticos fenómenos culturales y sociales de los noventa y los dos miles homenajeando y fusilando una serie de dos, tres y hasta casi cuatro décadas antes. Lo único que lo de Lindelof queriendo la gente matarle después del último episodio de Perdidos fue de forma accidental: cuando Patrick McGoohan hizo lo mismo con el último episodio de El Prisionero él lo hizo adrede, en un ejercicio de integridad artística para con el significado último de su obra que le supuso tener que exiliarse años so pena de vivir con el morro caliente. Y es que a ningún espectador le agrada lo que enuncia de forma alegórica al final de Fall Out: que en última instancia el carcelero de cada cual, quien encierra y oprime a un tercero, no es una figura de autoridad al uso ni un sistema penitenciario siquiera, sino uno mismo.
Para llegar a ese final hay que recorrer antes dieciséis episodios. Dieciséis episodios donde no existe un orden concreto para verlos, ojo a esa genialidad: en El Prisionero, siguiendo el orden oficial de emisión, de un episodio al siguiente Número Seis pasa de persona a la que le da urticaria la permanencia contraria a su voluntad en la isla (Portmeirion, una maravilla arquitectónica de poblado esencial para conferir a la serie ese diseño de producción a medio camino del arte pop de los 60 y una pesadilla psicodélica) a paisano del lugar más cómodo e integrado en él que la propia Plaza Mayor. Y en el siguiente vuelta a ese perder el culo por marcharse de allí. Esto no es un error de continuidad ni nada similar, voluntariamente establecieron que fuese el espectador quien dictaminase la secuencia correcta en base a cuán hostil o conforme se mostrase Número Seis respecto a su reclusión a la fuerza. Por supuesto, los enemigos principales son peones en esa jerarquía de la que la mayor incógnita es quién es ese misterioso Número Uno: sólo conoceremos a los sucesivos Números Dos, en apariencia parte esencial de la cúpula de poder pero en realidad meros peones, casi simples tecnócratas, en la medida que se les depone y reemplaza capítulo tras capítulo por no ser nunca capaces de doblegar a Número Seis para obtener el fin más preciado que se le requiere: información. Posiblemente estemos ante la primera ficción audiovisual (películas y series de espionaje al márgen, cuya aproximación era bajo otro prisma más de folletín si se quiere) que predice el valor que terminaría teniendo la información en la sociedad. O mejor dicho: el valor que le atribuyen los ingenieros e ideólogos sociales a la información, sea esta de carácter banal o íntimo. Porque aquí a Número Seis por lo que se le pregunta una vez tras otra es por sus motivos para dimitir, información cuya renuencia a dar es igual de firme que la insistencia e invenciones que ponen en extraérsela. Y en esos métodos es donde la serie se luce tocando ideas tangenciales a la psicología, el control de masas, el eterno tira y afloja (muy Tocqueville) de seguridad VS libertad, la filosofía, qué constituye en última instancia eso que denominamos “identidad” y toda la conspiranoia bilateral de un bloque respecto del otro en el período de Guerra Fría. Donde, además, es capaz de lanzar otra predicción (predicción de aquellas, ahora, a toro pasado, sería mera constatación) imposible de refutar: que un bloque se estaba haciendo indistinguible del otro, y viceversa. Que se retroalimentaban de una forma perversa.
El Prisionero, aunque tú creas que no, la conoces. ¿De qué? Pues de aquel episodio de Los Simpson en el que Homer crea una web para primero primero difundir cotilleos y escándalos veraces y después pasar a inventarse infundios y conspiraciones, el episodio en el que le terminan encerrando en una isla junto a un ex espía que atiende al nombre de Número Seis. Aquel capítulo era el homenaje de las dos personas que más han hecho porque Los Simpson sean el tótem cultural del mundo occidental que son desde hace décadas: el director Mark Kirkland y el guionista John Swartzwelder, quien curiosamente tiene una biografía con no pocos singulares paralelismos con la de Patrick McGoohan en cuanto a su inaccesibilidad, tendencia a la reclusión, idealismo conservador y mala hostia legendaria. Pero a lo que iba: si viviste el fenómenos Perdidos, que sepas que también tenía mucho, muchísimo que ver con El Prisionero. Y el final de Twin Peaks, el final de antes de esa extensión a la serie que hizo David Lynch hace poco, es un plagio descarado de Fall Out, el último episodio de El Prisionero. Con lo que, al final, resulta que tenemos auténticos fenómenos culturales y sociales de los noventa y los dos miles homenajeando y fusilando una serie de dos, tres y hasta casi cuatro décadas antes. Lo único que lo de Lindelof queriendo la gente matarle después del último episodio de Perdidos fue de forma accidental: cuando Patrick McGoohan hizo lo mismo con el último episodio de El Prisionero él lo hizo adrede, en un ejercicio de integridad artística para con el significado último de su obra que le supuso tener que exiliarse años so pena de vivir con el morro caliente. Y es que a ningún espectador le agrada lo que enuncia de forma alegórica al final de Fall Out: que en última instancia el carcelero de cada cual, quien encierra y oprime a un tercero, no es una figura de autoridad al uso ni un sistema penitenciario siquiera, sino uno mismo.
Para llegar a ese final hay que recorrer antes dieciséis episodios. Dieciséis episodios donde no existe un orden concreto para verlos, ojo a esa genialidad: en El Prisionero, siguiendo el orden oficial de emisión, de un episodio al siguiente Número Seis pasa de persona a la que le da urticaria la permanencia contraria a su voluntad en la isla (Portmeirion, una maravilla arquitectónica de poblado esencial para conferir a la serie ese diseño de producción a medio camino del arte pop de los 60 y una pesadilla psicodélica) a paisano del lugar más cómodo e integrado en él que la propia Plaza Mayor. Y en el siguiente vuelta a ese perder el culo por marcharse de allí. Esto no es un error de continuidad ni nada similar, voluntariamente establecieron que fuese el espectador quien dictaminase la secuencia correcta en base a cuán hostil o conforme se mostrase Número Seis respecto a su reclusión a la fuerza. Por supuesto, los enemigos principales son peones en esa jerarquía de la que la mayor incógnita es quién es ese misterioso Número Uno: sólo conoceremos a los sucesivos Números Dos, en apariencia parte esencial de la cúpula de poder pero en realidad meros peones, casi simples tecnócratas, en la medida que se les depone y reemplaza capítulo tras capítulo por no ser nunca capaces de doblegar a Número Seis para obtener el fin más preciado que se le requiere: información. Posiblemente estemos ante la primera ficción audiovisual (películas y series de espionaje al márgen, cuya aproximación era bajo otro prisma más de folletín si se quiere) que predice el valor que terminaría teniendo la información en la sociedad. O mejor dicho: el valor que le atribuyen los ingenieros e ideólogos sociales a la información, sea esta de carácter banal o íntimo. Porque aquí a Número Seis por lo que se le pregunta una vez tras otra es por sus motivos para dimitir, información cuya renuencia a dar es igual de firme que la insistencia e invenciones que ponen en extraérsela. Y en esos métodos es donde la serie se luce tocando ideas tangenciales a la psicología, el control de masas, el eterno tira y afloja (muy Tocqueville) de seguridad VS libertad, la filosofía, qué constituye en última instancia eso que denominamos “identidad” y toda la conspiranoia bilateral de un bloque respecto del otro en el período de Guerra Fría. Donde, además, es capaz de lanzar otra predicción (predicción de aquellas, ahora, a toro pasado, sería mera constatación) imposible de refutar: que un bloque se estaba haciendo indistinguible del otro, y viceversa. Que se retroalimentaban de una forma perversa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ahora te vuelvo a coger del brazo, pero esta vez para pedirte que si te interesa El Prisionero en estas las que son sus premisas y virtudes básicas, por favor, no comiences a verla por el que es su primer episodio oficial, el llamado Arrival. Funciona de presentación y cumple su cometido, sí. De hecho, es la puesta de largo de Rover, el vigía más simple y terrorífico a la vez que quepa concebir, y encima te chocará que en Portmeirion en los ascensores y cualquier panel numérico no exista el siete, algo que Quentin Dupieux cogió para su recomendabilísima Wrong. Hazme el favor de empezar por A, B And C. El episodio aquel que los atracadores de Killing Zoe, en 1993, todavía discutían acerca de su posible significado. El episodio en el que incluso recae una mayor presión sobre Número Dos por no ser capaz de doblegar a Número Seis que sobre este último por parte de sus captores en cuanto a sonsacarle. El episodio en el que hacen uso de un mecanismo que permite interferir en los sueños ajenos modelándolos a la manera de un simulacro e introducirse en ellos. De nada. Para eso estamos.
24 de diciembre de 2019
24 de diciembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, mi serie favorita. Es una fantasía, un delirio, es una maravilla. Tan divertida, tan loca, tan años sesenta. Llena de colores, con una originalidad que desgraciadamente no veo tan a menudo hoy en día. Sin duda la reivindico y debería de ser más conocida porque tiene de todo.
Es interesante como mezcla conceptos filosóficos con la locura propia de la época.
Es interesante como mezcla conceptos filosóficos con la locura propia de la época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los dos últimos capítulos es que son de lo mejor que he visto en mi vida. Le doy mis dieses y mis sienes. Patrick Mcgoohan en mi corazón 4ever. En la serie parece un señor así muy serio y tal, pero seguro que le iban las pirulillas lisérgicas porque si no, no me explico el capitulo final.
En fin, me ha dado la vida esta serie.
En fin, me ha dado la vida esta serie.
19 de mayo de 2024
19 de mayo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso lo que me ha ocurrido con esta serie. La primera vez que la vi coincidí con algunos comentarios en el sentido de que la primera parte es perfecta, pero en un determinado momento desbarra y los últimos capítulos son tonterías sin sentido (por supuesto esto me lo pareció sin haber leído los comentarios todavía). Sin embargo, la volví a ver después de algún tiempo, y para nada, incluso me parecieron todos los últimos perfectos. Escribo esta crítica porque me parece remarcable, no me ha sucedido con nada más que yo recuerde.
24 de noviembre de 2012
24 de noviembre de 2012
5 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie me la recomendaron varios conocidos, me la pusieron por las nubes y me decidí recuperarla en DVD.
El comienzo es interesante y como ya había visto referencias de esta serie en varios sitios, por ejemplo, la popular los Simpson en la escena que le persigue el globo gigante y Homer lo pincha, el numero 2 dice ¿a quien se le ocurrió que un globo lo iba a detener? (genial).
En la película Doble Team de Van Damme también tiene un guiño para la serie, pero allí se llama la Colonia.
Aquí el protagonista, llamado el nº 6, aunque a Patrick McGoohan diga que él no es un número. Este, es un agente secreto que abandona y la agencia y lo droga y mete en una isla que denominan la Villa, donde se reúnen la Creme de la creme del espionaje, donde todos son números y en su mayoría tienen un lavado de cabeza importante.
El número 2 es el jefe que da la cara siendo el número 1 oculto en la sombra, estos intentan sonsacar información del porque abandono la agencia y recurren a infinidad de trucos para lograrlo, pero el solo intenta escapar de la isla, una isla que es inexpugnable y nunca nadie lo logró, espiados por cámaras y donde no se puede fiar de nadie.
Los primeros capítulos resultan interesantes, como le intentan sacar la información con métodos de toda clase, infiltrados, chicas seductoras, amigos imaginarios, lavados de mente y sueños surrealistas con droga, una droga que sería probada por los guionistas pues tal como avanza la serie se va convirtiendo en un sin pies ni cabeza que resulta pesado, dañino y hace bajar la puntuación de la serie considerablemente, hay capítulos que nada tienen que ver con la serie y su trama, solo engordar la temporada que finalizó tras 17 capítulos de los cuales al menos 5 sobran.
Realmente hay capítulos muy pesados de digerir, el de los vaqueros, como una Villa en el Oeste, el del cuento a los niños, siendo una trama lo más de absurda y que no aporta nada, el de las elecciones a la Villa y alguno más que de malo lo olvidé.
Puede que los melancólicos me pongan a parir o voten masivamente que No a mi crítica, simplemente porque no estén de acuerdo con mi opinión, pero es algo con lo que tendré que vivir y he aprendido a vivir con muchas cosas.
PD: Dudas de la serie:
- ¿A quién de la serie se le ocurrió que un globo fuera una forma de parar a los que querían fugarse? es muy ridículo y da vergüenza ajena.
- ¿Por qué cambia tanto el Nº 2? en ocasiones 2 veces por capítulo.
- ¿Por qué la música llega a cansar por momentos?
- ¿Por qué empeoró tanto la serie con lo bien que empezó?
- ¿Por qué le afectó tanto el paso del tiempo, en comparación con otras de su época?
- ¿Por qué los americanos no han sacado un remake? Les saldría mejor y más en nuestro tiempo, podía ser muy buena.
PD 2: Os recomiendo verla, pero saltándose varios capítulos que son paja y no aportan nada, así sería la serie perfecta.
El comienzo es interesante y como ya había visto referencias de esta serie en varios sitios, por ejemplo, la popular los Simpson en la escena que le persigue el globo gigante y Homer lo pincha, el numero 2 dice ¿a quien se le ocurrió que un globo lo iba a detener? (genial).
En la película Doble Team de Van Damme también tiene un guiño para la serie, pero allí se llama la Colonia.
Aquí el protagonista, llamado el nº 6, aunque a Patrick McGoohan diga que él no es un número. Este, es un agente secreto que abandona y la agencia y lo droga y mete en una isla que denominan la Villa, donde se reúnen la Creme de la creme del espionaje, donde todos son números y en su mayoría tienen un lavado de cabeza importante.
El número 2 es el jefe que da la cara siendo el número 1 oculto en la sombra, estos intentan sonsacar información del porque abandono la agencia y recurren a infinidad de trucos para lograrlo, pero el solo intenta escapar de la isla, una isla que es inexpugnable y nunca nadie lo logró, espiados por cámaras y donde no se puede fiar de nadie.
Los primeros capítulos resultan interesantes, como le intentan sacar la información con métodos de toda clase, infiltrados, chicas seductoras, amigos imaginarios, lavados de mente y sueños surrealistas con droga, una droga que sería probada por los guionistas pues tal como avanza la serie se va convirtiendo en un sin pies ni cabeza que resulta pesado, dañino y hace bajar la puntuación de la serie considerablemente, hay capítulos que nada tienen que ver con la serie y su trama, solo engordar la temporada que finalizó tras 17 capítulos de los cuales al menos 5 sobran.
Realmente hay capítulos muy pesados de digerir, el de los vaqueros, como una Villa en el Oeste, el del cuento a los niños, siendo una trama lo más de absurda y que no aporta nada, el de las elecciones a la Villa y alguno más que de malo lo olvidé.
Puede que los melancólicos me pongan a parir o voten masivamente que No a mi crítica, simplemente porque no estén de acuerdo con mi opinión, pero es algo con lo que tendré que vivir y he aprendido a vivir con muchas cosas.
PD: Dudas de la serie:
- ¿A quién de la serie se le ocurrió que un globo fuera una forma de parar a los que querían fugarse? es muy ridículo y da vergüenza ajena.
- ¿Por qué cambia tanto el Nº 2? en ocasiones 2 veces por capítulo.
- ¿Por qué la música llega a cansar por momentos?
- ¿Por qué empeoró tanto la serie con lo bien que empezó?
- ¿Por qué le afectó tanto el paso del tiempo, en comparación con otras de su época?
- ¿Por qué los americanos no han sacado un remake? Les saldría mejor y más en nuestro tiempo, podía ser muy buena.
PD 2: Os recomiendo verla, pero saltándose varios capítulos que son paja y no aportan nada, así sería la serie perfecta.
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