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El acusado y el espía

Drama. Intriga En 1894, el capitán francés Alfred Dreyfus, un joven oficial judío, es acusado de traición por espiar para Alemania y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hicieron posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart, encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que se siguen pasando secretos ... [+]
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Críticas 82
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2020
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Polanski nos deja un clásico instantáneo con esta mayúscula obra de arte en la que todo o es perfecto o roza la perfección. El caso Dreyfus ha sido llevado en varias ocasiones a la gran pantalla pero no había tenido su obra definitiva hasta ahora.
La deleznable historia del capitán del ejército condenado por un vergonzoso montaje de los servicios de inteligencia franceses de finales del siglo diecinueve que hizo temblar los cimientos de la república gracias al coraje de un oficial justo que puso en juego su libertad para lograr que se hiciese justicia. Un caso en el que se mezcló lo más abyecto del ser humano y al mismo tiempo lo más noble. Un hecho histórico que el gran Polanski nos narra con objetividad y limpieza ideológica, con un guión sobrio pero con un diseño de producción excepcional, unos actores soberbios, una fotografía clásica y una banda sonora extraordinaria. Especial atención al gran Jean Dujardin que está brillante.
Poco se puede contar del argumento porque los que conocen la historia del caso saldrán satisfechos y los que no la conocen podrán emocionarse con ella. Polanski demuestra su gran calidad como narrador cinematográfico. Una película que debería estar en la próxima edición de los premios Oscar.
Muy recomendable.
LuisOrtiz
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9 de enero de 2020
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso sí era antisemitismo, y no lo que van ladrando los fascistas israelíes cuando ejerces boicot contra sus productos por la política de apartheid, cuando no de genocidio, que llevan a cabo sobre la población de Gaza. La historia es archiconocida, de modo que no la voy a repetir aquí. Se trata de otra lección magistral de cine que imparte el cineasta polaco, una obra de hechura clásica (apenas unos flashbacks explicativos), serena, majestuosa, consciente de ser uno de los últimos de su raza. Adopta la forma de un thriller, apasionante y absorbente, la investigación a la que se ve abocado el coronel Picquart con el fin de averiguar la verdad sobre el consejo de guerra que degradó al capitán Dreyfuss y lo condenó a la isla del Diablo. Picquart no era nada simpatizante de los judíos, pero su adhesión a la justicia le condujo a arriesgar su carrera, su honor, e incluso su vida, antes que permitir al ejército francés encarcelar a un hombre inocente. Y si bien, como ya he dicho, conocemos el desenlace, es apasionante la forma en que el guión de Robert Harris, autor de la novela, y el propio Polanski nos narra paso a paso lo sucedido, saltando con hábiles elipsis el paso de los años. Con un colosal Jean Dujardin al frente, asistimos al movimiento conspiratorio de gente a quien el uniforme le concede licencia para matar, engañar, cometer perjurio y deshacerse de aquellos que les molestan o se atreven a combatir su impunidad. Polanski no trata en ningún momento de tocarnos la fibra sentimental, sino que repercute directamente en nuestro cerebro para hacernos entender acontecimientos que pueden suceder en cualquier país, en cualquier época, en cualquier estamento. Ejemplo de vergonzoso antisemitismo (no confundir con antisionismo), el caso Dreyfus conmocionó la Francia de la época, dividida entre los que aplaudieron el panfleto de Émile Zola, "Yo acuso", y los que dieron rienda suelta a sus bajos instintos racistas, chovinistas y supremacistas, al estilo del señor Torra o el señor Ortega Smith, tan teóricamente alejados pero tan cercanos. No sé si Polanski eligió a Dreyfus para hablar de la persecución a la que se ve sometido desde tiempo inmemorial, y en realidad me da igual. Lo que aprecio en lo más hondo es el amor al cine que demuestra este tenaz hombrecillo de 86 años que, como Clint Eastwood, morirá con las botas puestas. Lo demás es historia. Consignar la aparición de Louis Garrel, Vincent Perez, el siempre excelente Mathieu Amalric y, por descontado, la serena belleza de Emmanuelle Seigner. Una gozada.
Eduardo
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27 de noviembre de 2019
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Polanski saca la artillería y teje una intensa e interesante película en el que el relato es la base, de la que parte todo. Una narración limpia y con sus florituras naturales, con unos personajes que mezclan sus ideales con su capacidad de decidir. Una mezcla bien diluida en los tempos, estructurados a la perfección y que dosifican la narración, a pesar de contar algo ya sabido. Los personajes buscan esa complejidad suficiente como para ser entendidos y que la empatía se adueñe del espectador, con eses giros potentes y enérgicos en los que el hecho no cuenta, si no que cuenta cómo ha sucedido y cuándo. La belleza de un guion que parte del final de una historia es su capacidad de ser el principio de otra sin perder de vista su punto de partida. El director juega con esa mezcla de creatividad e ingenio para poder mascullar con ironía, displicencia y efectismo toda la red de enmarañados sucesos y poner luz a todos los personajes. Hasta los secundarios los cubre con ese halo de importancia, ya que todos juegan en el tablero de las circunstancias.
Bolseiro
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6 de enero de 2020
20 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
El coronel George Picquart, encargado de la unidad de contrainteligencia, descubre en sus indagaciones una serie de hechos relacionados con el antiguo capitán francés Alfred Dreyfus, quien fue condenado por espía.

Polanski aborda el caso Dreyfus con meticulosidad, rigor histórico, precisión. No tira de recursos manidos ni fuerza la emotividad; confía en el cerebro de los espectadores para juzgar lo que ven. En el relato detectivesco de George Picquart se aprecia la voluntad de llegar hasta el fondo del asunto, de alcanzar la verdad cueste lo que cueste. Contemplamos el clima de odio que reinaba en aquellos años; el antisemitismo; el poder de los prejuicios, que no atienden a ninguna lógica; la corrupción del sistema; la dificultad de enfrentarse a un aparato empeñado en protegerse a sí mismo antes que velar por la justicia. Y, como suele ser habitual, el director filma con sublime elegancia, mimando cada encuadre, recreando espectacularmente una época, en una narración donde cada detalle tiene su peso y no sobra ni falta nada. Una película que dice mucho de quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos.
Jackie Daytona
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23 de enero de 2020
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Polanski vuelve a deleitarnos con su manera de entender el cine a través de una historia real que sucedió en Francia, tejiendo un thriller de intriga bien construido, en un ejercicio de estilo que recuerda al cine de otro tiempo, lo cual personalmente celebro. La espectacular puesta en escena se enriquece con todos los elementos técnicos que dan lustre a la película, y Polanski dirige como en sus buenos tiempos, con un muy buen desarrollo de los personajes y manejando la trama con buen temple.

La película navega con sobriedad y contundencia, aunque los flashbacks en esta ocasión dificultan un tanto la inmersión del espectador en el film. Polanski nos va sumergiendo en las oscuras intrigas del ejército francés de la época a través de la investigación del teniente coronel Picquart, y lo hace de un modo firme y templado, con decisión y sin recurrir a efectismos.

Entiendo que haya gente que no le guste. Es una película francesa, dura algo más de dos horas, narra unos hechos antiguos que aparentemente no nos conciernen, no hay violencia, ni sexo, ni chistes, es una película que tienes que poner de tu parte para seguirla con interés. Pero me parece una obra muy bien construida, perfectamente ambientada y no se le puede poner un solo pero a nivel formal. Y a mi, incluso me interesó la historia y su desarrollo.

La presencia del personaje femenino interpretado por Emanuelle Seigner, que puede parecer que no aporta gran cosa a la historia, para mí es todo un acierto, pues nos permite conocer el lado íntimo y humano del protagonista de la película, a quien en todo momento vemos en su faceta profesional y militar, y solo en las escenas con Seigner podemos conocer a la persona que hay detrás del uniforme, y entender así sus motivaciones y su forma de actuar.

A mí me ganó la película desde el principio. Tiene un arranque muy potente, con esa escena inicial en el patio militar, con ese plano general en el que los soldados franceses llevan a cabo la degradación del oficial Dreyfus, que es despojado de sus galones y condenado allí mismo de un modo ceremonialmente humillante para un militar.

Quizá la última parte del film sea la que menos me convence. La parte en la que se enjuicia a Emile Zola, y luego de nuevo a Dreyfus, creo que podría haberme fascinado mucho más de lo que lo hace. Supongo que se trata de contar las cosas como fueron, pero de todos modos el final me dejó un tanto frío.

El ritmo es ágil, quizá demasiado, en una historia que salpica a muchos personajes y muchas situaciones. Tal vez un ritmo más pausado habría hecho que prendiera mejor la trama en el espectador, pero entonces se habría alargado demasiado el metraje. Quizá se pretenden contar más cosas de las que requieren los cánones cinematográficos habituales.

Ese ritmo alto y por momentos irregular, me parece lo más criticable de la película. Al margen de la traducción del título que se ha hecho en España, pero bueno, eso ya es una guerra perdida.

Por lo demás, a mí me ha gustado. La recreación de la época es deslumbrante, pero siempre está al servicio de la historia, nunca por encima de ella. Las imágenes son muy poderosas (Polanski, amigos) pero esa rotundidad estética no nos distrae de lo que nos está contando. Una película irreprochable en la que todo está cuidado hasta el último detalle, que me recuerda lo brillante que es mi director polaco favorito.

https://keizzine.wordpress.com/
keizz
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