Atrápame si puedes
2002 

7.3
91,191
Drama. Comedia
Basada en una historia real. En los años sesenta, Frank W. Abagnale (Leonardo DiCaprio) era un joven y escurridizo delincuente que adoptaba diversas identidades (médico, abogado o copiloto de líneas aéreas). Carl Hanratty (Tom Hanks), un agente del FBI, tenía la misión de seguir su pista y capturarlo para llevarlo ante la justicia, pero Frank siempre iba un paso por delante de él. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2006
7 de julio de 2006
31 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de trámite en la maravillosa filmografía del genio. En la línea de películas como La Terminal, Spielberg sólo se centra en cubrir expediente, sin los alardes técnicos a los que nos tiene acostumbrados.
De hecho la trama en sí es de lo más sencilla. La manida, recurrente y sempiterna temática de la parábola del gato detrás del ratón, sirven de marco para el repertorio interpretativo de un brillantísimo reparto coral, con Di Caprio a la cabeza interpretando el papel (basado en hechos reales, tal y como el propio director se encarga de aclararnos al pripincipio de la cinta) de un joven pícaro que responde al nombre de Frank W. Abagnale, críado en el entorno de un padre dedicado al mundo de los negocios y recién nombrado miembro del prestigioso club Rotario (de supuestas tendencias filantrópicas) que a pesar de las dificultades económicas que atraviesa, logra abrir una cuenta corriente en uno de los bancos más prestigiosos del mundo como es el Chase Manhattan Bank a su hijo de 16 años recién cumplidos, y de una madre francesa a quien su padre conoció durante la segunda guerra mundial en el pueblo de Montrichard.
Fuera de la sencilla historia bien interpretada, la película queda reducida a una tosca y abrupta narración que además alarga excesiva e innecesariamente el metraje de la cinta. Desde luego como "obra menor" de Spielberg prefiero infinitamente más La Terminal que ésta, si bien tengo que decir que merece la pena verla aunque sólo sea para recrearnos en las brillantes interpretaciones, en versión original por supuesto, sobre todo de un sorprendente Leonardo de Caprio.
De hecho la trama en sí es de lo más sencilla. La manida, recurrente y sempiterna temática de la parábola del gato detrás del ratón, sirven de marco para el repertorio interpretativo de un brillantísimo reparto coral, con Di Caprio a la cabeza interpretando el papel (basado en hechos reales, tal y como el propio director se encarga de aclararnos al pripincipio de la cinta) de un joven pícaro que responde al nombre de Frank W. Abagnale, críado en el entorno de un padre dedicado al mundo de los negocios y recién nombrado miembro del prestigioso club Rotario (de supuestas tendencias filantrópicas) que a pesar de las dificultades económicas que atraviesa, logra abrir una cuenta corriente en uno de los bancos más prestigiosos del mundo como es el Chase Manhattan Bank a su hijo de 16 años recién cumplidos, y de una madre francesa a quien su padre conoció durante la segunda guerra mundial en el pueblo de Montrichard.
Fuera de la sencilla historia bien interpretada, la película queda reducida a una tosca y abrupta narración que además alarga excesiva e innecesariamente el metraje de la cinta. Desde luego como "obra menor" de Spielberg prefiero infinitamente más La Terminal que ésta, si bien tengo que decir que merece la pena verla aunque sólo sea para recrearnos en las brillantes interpretaciones, en versión original por supuesto, sobre todo de un sorprendente Leonardo de Caprio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El padre de Frank W. Abagnale jr interpretado más que dignamente por Christopher Walken, siempre repetía a su hijo la parábola de los dos ratones que se cayeron en un cubo de nata como símbolo de las dos actitudes antagónicas del ser humano ante la adversidad; aquella del pusilánime ratón que muere resignado, ahogándose en el cubo, y aquella otra del ratón que nunca abandona el barco y lucha denodadamente moviendo espasmódicamente sus articulaciones con tanto denuedo y empecinamiento que al final logra salir del atolladero, convirtiendo la nata en mantequilla y deslizándose hacia fuera del cubo.
Pues bien, cuando el matrimonio de los Abagnale cae en la rutina y deciden separarse, el joven Frank (16 años) decide huir hacia adelante siempre emulando los ímprobos esfuerzos de aquel segundo ratón luchador, optando por el camino de la picaresca.
Spielberg va narrando de manera algo torpe las vicisitudes en el camino del joven estafador, quien paulatinamente va adquiriendo nuevas maneras de impostor ante la hostigante persecución a que le somete el detective para asuntos de fraude fiscal del FBI Carl Hanratty (interpretado sobria y caústicamente por el en ocasiones descomunal Tom Hanks).
Primero como copiloto de la Pan Am cobrando cheques falsos de la compañía por los diversos estados del país, más tarde como jefe de los servicios de urgencia de un hospital y como ayudante del fiscal general del estado, tras superar misteriosamente la "prueba de Louisiana".
Al final, como en la mayoría de las pelis basadas en hechos reales, el director nos narra el devenir de los protagonistas en un futuro al que el espectador ya no asiste, sino que intuye por cómo se ha ido desarrollando la trama.
Pues bien, cuando el matrimonio de los Abagnale cae en la rutina y deciden separarse, el joven Frank (16 años) decide huir hacia adelante siempre emulando los ímprobos esfuerzos de aquel segundo ratón luchador, optando por el camino de la picaresca.
Spielberg va narrando de manera algo torpe las vicisitudes en el camino del joven estafador, quien paulatinamente va adquiriendo nuevas maneras de impostor ante la hostigante persecución a que le somete el detective para asuntos de fraude fiscal del FBI Carl Hanratty (interpretado sobria y caústicamente por el en ocasiones descomunal Tom Hanks).
Primero como copiloto de la Pan Am cobrando cheques falsos de la compañía por los diversos estados del país, más tarde como jefe de los servicios de urgencia de un hospital y como ayudante del fiscal general del estado, tras superar misteriosamente la "prueba de Louisiana".
Al final, como en la mayoría de las pelis basadas en hechos reales, el director nos narra el devenir de los protagonistas en un futuro al que el espectador ya no asiste, sino que intuye por cómo se ha ido desarrollando la trama.
17 de septiembre de 2008
17 de septiembre de 2008
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Destaco sobre todo que la película parte con el gancho de tratarse de una historia real, por lo que todos podemos caer en ese trance cerebral de pensar que podríamos ser nosotros ese estafador. Ese chico, interpretado por un excelente Di Caprio (cuesta compararlo con el tontorrón de Titanic...), ha existido en carne y hueso y ha hecho todo lo que estamos viendo. Y como estafar no es lo mismo que matar, cae bien.
Además, todo sucede en un in crescendo muy correcto, entretiene y cumple con su objetivo, gracias Spielberg, has estado muy bien.
Lástima del excesivo dramatismo final.
Además, todo sucede en un in crescendo muy correcto, entretiene y cumple con su objetivo, gracias Spielberg, has estado muy bien.
Lástima del excesivo dramatismo final.
29 de diciembre de 2008
29 de diciembre de 2008
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena muestra de que la realidad a veces supera a la ficción. Spielberg logra ser verosímil al contarnos la historia basada en hechos reales del joven estafador Frank Abagnale, cuya prematura y extravagante carrera delictiva dejará con la boca abierta a más de uno. Ésta es para mi la mejor y más redonda película de Spielberg desde “La lista de Schindler” uniéndose a ese selecto grupo de obras maestras del rey midas de Hollywood que completan “Tiburón” y “En busca del arca perdida”. “Atrápame si puedes” no es solo una gran película de aventuras, es también un gran drama, una gran comedia, un gran thriller, un gran biopic... Lo tiene todo, perfectamente encuadrado, prodigiosamente estructurado. En definitiva, es una de las películas mas completas de éste siglo.
Alguien dijo una vez que una película inteligente sabe engancharte en los primeros cinco minutos. Uno comienza a ver “Atrápame si puedes” y en tan solo unos segundos se queda pegado a la silla. Los animados títulos de crédito consigue que el espectador automáticamente sienta simpatía por la película. Luego entramos directos al grano, con ese show que nos adelanta, como una azafata de avión, la magnitud de lo que vamos a ver a continuación. Y ahí nos enchufamos definitivamente, enfrascándonos en la trama de un film ligero, ameno, divertido, emocionante y que nos hará pasar dos horas y pico realmente placenteras. El guión, basado en la novela del propio protagonista, consigue una dinámica entre los dos personajes principales que agrada al público y los ayuda a sentir afecto hacia ellos, lo cual hace que éstos mantengan aún más interés por la trama. Virtud del texto es también la excelente forma de condensar una historia larga y salpicada de hechos que dan sentido y forma a toda una vida y de concretar una buena cohesión de todos esos elementos cómicos, trágicos, intrigantes... que componen el relato, haciéndolo, como he dicho antes, un film completísimo.
“Atrápame si puedes” está tan bien hecha como injustamente valorada. De todas formas es normal sabiendo que el cine de comedia y aventuras no suele ser tomado muy en serio por el régimen academicista. Un complejo extraño que lleva a que las películas de este estilo no reciban justicia hasta tiempo después. No hablemos ya de los famosos festivales de cine. Sin ir más lejos, en Cannes obras maestras como “Arsénico por compasión” o “Con faldas y a lo loco” jamás serían siquiera tenidas en cuenta... a no ser que estuviesen firmadas por Theo Angelopoulos o Abbas Kiarostami (sin menospreciar la obra de éstos). Pero confío en que el tiempo coloque ésta obra maestra en su lugar, sin miedo a meterla en esa estantería alta donde se encuentran los grandes títulos del séptimo arte. Más de dos horas que nuestro paladar saborea como el mejor plato de un cocinero de lujo y que se pasan volando (gracias a ese guión agilísimo), como Frank Abagnale, mientras nos preguntamos qué pasará después, a dónde irá ésta noche. A algún país exótico... seguro.
Alguien dijo una vez que una película inteligente sabe engancharte en los primeros cinco minutos. Uno comienza a ver “Atrápame si puedes” y en tan solo unos segundos se queda pegado a la silla. Los animados títulos de crédito consigue que el espectador automáticamente sienta simpatía por la película. Luego entramos directos al grano, con ese show que nos adelanta, como una azafata de avión, la magnitud de lo que vamos a ver a continuación. Y ahí nos enchufamos definitivamente, enfrascándonos en la trama de un film ligero, ameno, divertido, emocionante y que nos hará pasar dos horas y pico realmente placenteras. El guión, basado en la novela del propio protagonista, consigue una dinámica entre los dos personajes principales que agrada al público y los ayuda a sentir afecto hacia ellos, lo cual hace que éstos mantengan aún más interés por la trama. Virtud del texto es también la excelente forma de condensar una historia larga y salpicada de hechos que dan sentido y forma a toda una vida y de concretar una buena cohesión de todos esos elementos cómicos, trágicos, intrigantes... que componen el relato, haciéndolo, como he dicho antes, un film completísimo.
“Atrápame si puedes” está tan bien hecha como injustamente valorada. De todas formas es normal sabiendo que el cine de comedia y aventuras no suele ser tomado muy en serio por el régimen academicista. Un complejo extraño que lleva a que las películas de este estilo no reciban justicia hasta tiempo después. No hablemos ya de los famosos festivales de cine. Sin ir más lejos, en Cannes obras maestras como “Arsénico por compasión” o “Con faldas y a lo loco” jamás serían siquiera tenidas en cuenta... a no ser que estuviesen firmadas por Theo Angelopoulos o Abbas Kiarostami (sin menospreciar la obra de éstos). Pero confío en que el tiempo coloque ésta obra maestra en su lugar, sin miedo a meterla en esa estantería alta donde se encuentran los grandes títulos del séptimo arte. Más de dos horas que nuestro paladar saborea como el mejor plato de un cocinero de lujo y que se pasan volando (gracias a ese guión agilísimo), como Frank Abagnale, mientras nos preguntamos qué pasará después, a dónde irá ésta noche. A algún país exótico... seguro.
21 de diciembre de 2009
21 de diciembre de 2009
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos realistas, nuestro devenir en el mundo tal y como están montadas las cosas es muy aburrido. Normas aquí, normas allá, obligaciones, responsabilidades... Todo está preparado desde la cuna para que pertenezcas al engranaje que hace mover un poco más la rueda, aunque se trata en realidad de un movimiento ficticio porque lo que se pretende es que todo permanezca estático, y mientras nos hacen creer que formamos parte de algo se nos va evaporando la juventud, la rebeldía, la creatividad y vamos perdiendo casi por completo la capacidad de decisión quedando prácticamente anulada nuestra personalidad.
Lo suyo es esquivar la rutina robótica que nos anquilosa y sentir en la medida de lo posible la atracción de las múltiples variantes que nos ofrece la vida oblicua, allí donde podemos ser lo que queremos lejos de la monotonía, la esclavitud, el tedio y la alienación, donde todo sabe mejor y nos sentimos realmente vivos.
Por eso:
Lanza el despertador por la ventana, compra una rosa, vístete como te guste, canta una canción, baila en plena calle, recoge a tu amada, dale la rosa, bésala, iros a comer a vuestro sitio favorito, pasead abrazados como dos adolescentes, meteros en la cama, quitaros la ropa, haced el amor hasta perder el sentido, poned una película, compartid sofá con la única compañía de vuestra piel, cocinad para cenar algo que os guste, iluminad toda la estancia con velas, regresad a la cama, amaros otra vez y al amanecer ya sin despertador volver a empezar ¿Hasta cuando?
O si no:
Lanza el despertador por la ventana, mírate al espejo, siéntete bien, ponte guapo, escribe la más bella carta de amor, compra una rosa, llámala, queda con ella, declárate, bésala, llévala al cine, acompáñala a casa, cítala para el día siguiente, bésala de nuevo, grita de alegría cuando se haya ido, regresa, pon tu disco favorito, escribe otra carta de amor aún más bella, acuéstate y sueña, mañana no hay despertador y tienes una cita ¿Hasta cuando?
O tal vez:
Escribe una canción, dirige un corto de plastilina, recorre el mundo con una mochila, hazte poeta, descubre una vacuna, inventa un milagro, enrólate en un barco, transfórmate en payaso, toca la guitarra en el metro, conviértete en jugador de billar, o en jugador de póquer o en estrella de rock, o súbete como Di Caprio a un avión para reírte del mundo ¿Hasta cuando?
Lo suyo es esquivar la rutina robótica que nos anquilosa y sentir en la medida de lo posible la atracción de las múltiples variantes que nos ofrece la vida oblicua, allí donde podemos ser lo que queremos lejos de la monotonía, la esclavitud, el tedio y la alienación, donde todo sabe mejor y nos sentimos realmente vivos.
Por eso:
Lanza el despertador por la ventana, compra una rosa, vístete como te guste, canta una canción, baila en plena calle, recoge a tu amada, dale la rosa, bésala, iros a comer a vuestro sitio favorito, pasead abrazados como dos adolescentes, meteros en la cama, quitaros la ropa, haced el amor hasta perder el sentido, poned una película, compartid sofá con la única compañía de vuestra piel, cocinad para cenar algo que os guste, iluminad toda la estancia con velas, regresad a la cama, amaros otra vez y al amanecer ya sin despertador volver a empezar ¿Hasta cuando?
O si no:
Lanza el despertador por la ventana, mírate al espejo, siéntete bien, ponte guapo, escribe la más bella carta de amor, compra una rosa, llámala, queda con ella, declárate, bésala, llévala al cine, acompáñala a casa, cítala para el día siguiente, bésala de nuevo, grita de alegría cuando se haya ido, regresa, pon tu disco favorito, escribe otra carta de amor aún más bella, acuéstate y sueña, mañana no hay despertador y tienes una cita ¿Hasta cuando?
O tal vez:
Escribe una canción, dirige un corto de plastilina, recorre el mundo con una mochila, hazte poeta, descubre una vacuna, inventa un milagro, enrólate en un barco, transfórmate en payaso, toca la guitarra en el metro, conviértete en jugador de billar, o en jugador de póquer o en estrella de rock, o súbete como Di Caprio a un avión para reírte del mundo ¿Hasta cuando?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La vida oblicua solo tiene 3 salidas:
La gloria.
El arroyo.
El regreso a la rueda.
La rendición sería no intentarlo.
Dime que no te has rendido todavía.
P.D.- Esta crítica está dedicada a Pato Melón por usar una estructura similar a la espléndida suya de "Atrapado en el tiempo".
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
La gloria.
El arroyo.
El regreso a la rueda.
La rendición sería no intentarlo.
Dime que no te has rendido todavía.
P.D.- Esta crítica está dedicada a Pato Melón por usar una estructura similar a la espléndida suya de "Atrapado en el tiempo".
https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
27 de abril de 2012
27 de abril de 2012
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
De argumento similar a la excelente "El gran impostor" (Robert Mulligan), Spielberg demuestra una vez más en "Atrápame si puedes" que no sólo bebe de las fuentes de los grandes maestros clásicos sino que logra situarse a la altura de los mismos cuando se lo propone.
"Atrápame si puedes" narra la historia del joven Frank Abagnale. Recién cumplidos los dieciséis años todo su mundo se desmorona cuando sus padres, primero se arruinan, y después se separan. Frank se escapa de casa y comienza una vida llena de aventuras y... mentiras.
Siguiendo la moda de los 60, la presentación y títulos de crédito junto a la maravillosa música de John Williams es nostálgica, atractiva y divertida. Todo un acierto. Spielberg comienza con fuerza y ritmo la película y mantendrá ese nivel hasta el final. Y aunque el ritmo sea endiablado, los flash-back sean continuos y los personajes vayan de un país a otro, Spielberg se muestra demoledor con el espectador a la hora de mostrarnos los conflictos internos de Frank Abagnale. Se detiene lo justo para lacerarnos el corazón, para que no sólo sintamos admiración por lo que hace Frank sino también nos enternezcamos por lo que siente; la familia por encima de todo, la adoración por su padre, el intimismo con su perseguidor. El nivel interpretativo de actores y actrices es extraordinario y la banda sonora perfecta. En definitiva, Spielberg demuestra de nuevo que si se quiere se puede. Una vez más GRACIAS.
"Atrápame si puedes" narra la historia del joven Frank Abagnale. Recién cumplidos los dieciséis años todo su mundo se desmorona cuando sus padres, primero se arruinan, y después se separan. Frank se escapa de casa y comienza una vida llena de aventuras y... mentiras.
Siguiendo la moda de los 60, la presentación y títulos de crédito junto a la maravillosa música de John Williams es nostálgica, atractiva y divertida. Todo un acierto. Spielberg comienza con fuerza y ritmo la película y mantendrá ese nivel hasta el final. Y aunque el ritmo sea endiablado, los flash-back sean continuos y los personajes vayan de un país a otro, Spielberg se muestra demoledor con el espectador a la hora de mostrarnos los conflictos internos de Frank Abagnale. Se detiene lo justo para lacerarnos el corazón, para que no sólo sintamos admiración por lo que hace Frank sino también nos enternezcamos por lo que siente; la familia por encima de todo, la adoración por su padre, el intimismo con su perseguidor. El nivel interpretativo de actores y actrices es extraordinario y la banda sonora perfecta. En definitiva, Spielberg demuestra de nuevo que si se quiere se puede. Una vez más GRACIAS.
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