Mi vida ahora
5.4
3,156
8 de octubre de 2014
8 de octubre de 2014
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kevin Macdonald es de ese tipo de directores peculiares que, si bien ostentan cierta fama y prestigio, dan la impresión de ir dando tumbos de un lado para otro sin que sepamos con exactitud qué les mueve a ello. O quizá es precisamente ese caché el que actúa como un amortiguador a la hora de llevar a cabo una serie de proyectos que en apariencia poco tienen que ver con su naturaleza. En el caso del director escocés, parece que se ha valido de su justa reputación en el ámbito del documental (desde Un día de septiembre hasta la reciente Marley pasando por Tocando el vacío), donde casi todo lo que ha dirigido se ha llevado aplausos, para dedicarse por el camino a la adaptación cinematográfica de diversas novelas. Su debut en el largometraje de ficción con El último rey de Escocia fue un éxito, pero ni con La sombra del poder (thriller periodístico con bastante más de lo primero que de lo segundo) ni con La legión del águila logró repetir elogios.
Ahora Macdonald intenta una nueva excursión en este terreno con Mi vida ahora (How I Live Now), película que se estrenó hace un año en medio mundo pero que hasta ahora no llega a nuestro país, cosa extraña si tenemos en cuenta lo conocido del director y la creciente notoriedad que está logrando su protagonista, una Saoirse Ronan siempre cumplidora en sus papeles. En esta ocasión interpreta a Daisy Elizabeth, una chica estadounidense que va de vacaciones a casa de sus primos en Reino Unido justo en mitad de una fuerte tensión por el terrorismo. Al cabo de los días los nervios se disparan y estalla el conflicto bélico, por lo que Daisy y su familia tendrán que sobrevivir a toda costa.
Ciertamente, se explica bastante poco sobre las causas de tal disputa armada, ya que se van dando ideas sueltas como “terrorismo” o “fascismo” pero nunca queda claro cuál es la base del problema. Sin embargo, no se puede considerar esto como algo negativo ya que está hecho con toda la intención del mundo: Macdonald utiliza las veleidades militares como un mero fondo de pantalla, quiere que dirijamos la vista a lo realmente importante del relato como es ese carácter y esa lucha por la supervivencia que los más débiles tienen que sacar en un momento así. De igual manera, sólo vemos los rostros de los militares y terroristas cuando la escena así lo requiere, ya que ellos no son en absoluto los protagonistas.
Hablando de protagonismos, tampoco es extraño que Saoirse Ronan salga en pantalla durante casi todo el metraje, desde la primera escena a la última resulta muy difícil recordar algún momento en el cual la actriz neoyorquina no estuviese presente en la acción. Pese a esta obicuidad, no es una película que le exija demasiado en materia actoral, aunque para ser justos hay que realizar una valoración positiva de su papel, ya que también podía haber sido fácil desentonar en ciertas escenas algo acarameladas. Encontramos aquí uno de los problemas de Mi vida ahora, quizá el principal: la obsesión por colar una historia de amor como sea posible. Si bien en su conjunto no se puede tachar a la obra de pastelosa o poco cruel (hay sangre en pantalla y el ambiente general es sombrío), sí resultan llamativos varios pasajes en los que Daisy intimida con el joven Eddie de una forma tan sensiblera que cercena cualquier atisbo de credibilidad en este aspecto. No ayuda nada a que este Eddie posea un carisma bastante escaso, circunstancia que se puede aplicar al resto de personajes sea por su propio perfil o por la irregularidad con la que están representados (el Isaac de Tom Holland pierde demasiado protagonismo y eso se nota para mal en cierta escena del final).
Interesante pero algo irregular este último proyecto de Macdonald. Mi vida ahora sabe representar de manera sobresaliente una ambientación bélico-apocalíptica y la intención de centrarse en la gente no combatiente descuidando cualquier consideración política es más que loable, pero su guión va desfalleciendo durante la segunda mitad de la película y al final queda la sensación de que el envoltorio posee mucha más calidad que el contenido. Quizá haya llegado el momento de que Macdonald escriba un guión para la ficción como ya ha hecho en varios de sus documentales y deje de lado las adaptaciones literarias, aunque tal cosa tendrá que esperar… Por fortuna, ya que lo próximo que va a estrenar es Black Sea, película de submarinos escrita por Dennis Kelly. Sí, el creador de la grandiosa Utopía.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Ahora Macdonald intenta una nueva excursión en este terreno con Mi vida ahora (How I Live Now), película que se estrenó hace un año en medio mundo pero que hasta ahora no llega a nuestro país, cosa extraña si tenemos en cuenta lo conocido del director y la creciente notoriedad que está logrando su protagonista, una Saoirse Ronan siempre cumplidora en sus papeles. En esta ocasión interpreta a Daisy Elizabeth, una chica estadounidense que va de vacaciones a casa de sus primos en Reino Unido justo en mitad de una fuerte tensión por el terrorismo. Al cabo de los días los nervios se disparan y estalla el conflicto bélico, por lo que Daisy y su familia tendrán que sobrevivir a toda costa.
Ciertamente, se explica bastante poco sobre las causas de tal disputa armada, ya que se van dando ideas sueltas como “terrorismo” o “fascismo” pero nunca queda claro cuál es la base del problema. Sin embargo, no se puede considerar esto como algo negativo ya que está hecho con toda la intención del mundo: Macdonald utiliza las veleidades militares como un mero fondo de pantalla, quiere que dirijamos la vista a lo realmente importante del relato como es ese carácter y esa lucha por la supervivencia que los más débiles tienen que sacar en un momento así. De igual manera, sólo vemos los rostros de los militares y terroristas cuando la escena así lo requiere, ya que ellos no son en absoluto los protagonistas.
Hablando de protagonismos, tampoco es extraño que Saoirse Ronan salga en pantalla durante casi todo el metraje, desde la primera escena a la última resulta muy difícil recordar algún momento en el cual la actriz neoyorquina no estuviese presente en la acción. Pese a esta obicuidad, no es una película que le exija demasiado en materia actoral, aunque para ser justos hay que realizar una valoración positiva de su papel, ya que también podía haber sido fácil desentonar en ciertas escenas algo acarameladas. Encontramos aquí uno de los problemas de Mi vida ahora, quizá el principal: la obsesión por colar una historia de amor como sea posible. Si bien en su conjunto no se puede tachar a la obra de pastelosa o poco cruel (hay sangre en pantalla y el ambiente general es sombrío), sí resultan llamativos varios pasajes en los que Daisy intimida con el joven Eddie de una forma tan sensiblera que cercena cualquier atisbo de credibilidad en este aspecto. No ayuda nada a que este Eddie posea un carisma bastante escaso, circunstancia que se puede aplicar al resto de personajes sea por su propio perfil o por la irregularidad con la que están representados (el Isaac de Tom Holland pierde demasiado protagonismo y eso se nota para mal en cierta escena del final).
Interesante pero algo irregular este último proyecto de Macdonald. Mi vida ahora sabe representar de manera sobresaliente una ambientación bélico-apocalíptica y la intención de centrarse en la gente no combatiente descuidando cualquier consideración política es más que loable, pero su guión va desfalleciendo durante la segunda mitad de la película y al final queda la sensación de que el envoltorio posee mucha más calidad que el contenido. Quizá haya llegado el momento de que Macdonald escriba un guión para la ficción como ya ha hecho en varios de sus documentales y deje de lado las adaptaciones literarias, aunque tal cosa tendrá que esperar… Por fortuna, ya que lo próximo que va a estrenar es Black Sea, película de submarinos escrita por Dennis Kelly. Sí, el creador de la grandiosa Utopía.
Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
10 de febrero de 2015
10 de febrero de 2015
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante mi infancia y adolescencia el recuerdo de la guerra no estaba tan lejano. Mis padres la habían padecido. Y, por supuesto, la larga posguerra, con su corolario de hambre y miserias. Así que cuando le hacíamos ascos a lo que nos ponían en el plato o nos poníamos estupendos por cualquier idiotez propia de la edad, siempre salía a relucir el mismo remoquete: "Una guerra teníais que haber pasado, a ver si se os quitaba tanta tontería". Pues esa es la moraleja de la película.
Son numerosos los filmes que muestran como la guerra asesina la inocencia de los niños y obliga a madurar a los irresponsables adolescentes. La pelicula de referencia es "Alemania año cero", que te apaliza el ánimo sin misericordia. De las recientes, a bote pronto, recuerdo "Lore" o "El cuaderno gris", crudas, pero con el impacto emocional de una bofetada. La que nos ocupa no pasa de ser una suave reconvención moral para muchachitas díscolas.
Gran parte de esta blandura dramática yo la atribuyo a la falta de contexto. No sabemos quienes son los contendientes de esta IIIGM ni porque se matan. No hay buenos ni malos, sólo gente armada. Ya sabemos que la guerra, de por sí, es indeseable, pero la historia nos dice que hay ocasiones en que es inevitable, porque hay causas y valores que merecen ser defendidos.
La protagonista huye de la guerra para regresar a casa, con su amado. Ya lo dijo Dorothy: "En ningún sitio como en casa", pero está claro que esta chica va a lo suyo y sólo está dispuesta a luchar por su supervivencia. Ójala no venga nadie a decirle que el modo en el que vive ahora es inaceptable, porque se vería obligada a tomar partido y le resultaría demasiado molesto intentar discernir entre lo que está bien y lo que no. Esa atonía moral se contagia a la narración, que se recubre de adiposidad superflua. En definitiva, una película francamente fofa.
Son numerosos los filmes que muestran como la guerra asesina la inocencia de los niños y obliga a madurar a los irresponsables adolescentes. La pelicula de referencia es "Alemania año cero", que te apaliza el ánimo sin misericordia. De las recientes, a bote pronto, recuerdo "Lore" o "El cuaderno gris", crudas, pero con el impacto emocional de una bofetada. La que nos ocupa no pasa de ser una suave reconvención moral para muchachitas díscolas.
Gran parte de esta blandura dramática yo la atribuyo a la falta de contexto. No sabemos quienes son los contendientes de esta IIIGM ni porque se matan. No hay buenos ni malos, sólo gente armada. Ya sabemos que la guerra, de por sí, es indeseable, pero la historia nos dice que hay ocasiones en que es inevitable, porque hay causas y valores que merecen ser defendidos.
La protagonista huye de la guerra para regresar a casa, con su amado. Ya lo dijo Dorothy: "En ningún sitio como en casa", pero está claro que esta chica va a lo suyo y sólo está dispuesta a luchar por su supervivencia. Ójala no venga nadie a decirle que el modo en el que vive ahora es inaceptable, porque se vería obligada a tomar partido y le resultaría demasiado molesto intentar discernir entre lo que está bien y lo que no. Esa atonía moral se contagia a la narración, que se recubre de adiposidad superflua. En definitiva, una película francamente fofa.
21 de octubre de 2014
21 de octubre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hemos podido ver antes de su estreno en cines Mi Vida Ahora, gracias a Filmax.
Un proyecto indie procedente de Reino Unido, que dirige Kevin MacDonald. Seguro que le recordáis por haber dirigido El Último Rey de Escocia, protagonizada por James McAvoy.
La idea de esta película viene de la adaptación del best seller How I Live Now. La historia se ambienta en Reino Unido en un futuro próximo, Daisy (Saoirse Ronan) llega desde Estados Unidos a las islas británicas a pasar el verano con su familia materna, en especial con sus primos, entre los que se encuentra Tom Holland, de Lo Imposible y George Mackay, que puede que no le recordéis de otras películas, pero si veis esta no le olvidaréis. Allí Daisy encontrará mucho más de lo que esperaba ver, tendrá que madurar rápidamente, olvidar sus inseguridades para sobrevivir a la III Guerra Mundial que estalla ese verano.
Saoirse Ronan se está construyendo una carrera impresionante en el cine con títulos muy interesantes, y en esta película podemos conocer más registros de la joven actriz, que ya nos conquistó en Hanna, El Gran Hotel Budapest o la también muy recomendable Byzantium.
Mi Vida Ahora nos recuerda a una mezcla entre Divergente o Los Juegos del Hambre y películas apocalípticas como The Road, o 28 Días Después. Dirigido a un público joven, cumple su cometido firmemente, entretener y absorberte, poco predecible en su guión, es una historia que termina sobrecogiéndote.
Un proyecto indie procedente de Reino Unido, que dirige Kevin MacDonald. Seguro que le recordáis por haber dirigido El Último Rey de Escocia, protagonizada por James McAvoy.
La idea de esta película viene de la adaptación del best seller How I Live Now. La historia se ambienta en Reino Unido en un futuro próximo, Daisy (Saoirse Ronan) llega desde Estados Unidos a las islas británicas a pasar el verano con su familia materna, en especial con sus primos, entre los que se encuentra Tom Holland, de Lo Imposible y George Mackay, que puede que no le recordéis de otras películas, pero si veis esta no le olvidaréis. Allí Daisy encontrará mucho más de lo que esperaba ver, tendrá que madurar rápidamente, olvidar sus inseguridades para sobrevivir a la III Guerra Mundial que estalla ese verano.
Saoirse Ronan se está construyendo una carrera impresionante en el cine con títulos muy interesantes, y en esta película podemos conocer más registros de la joven actriz, que ya nos conquistó en Hanna, El Gran Hotel Budapest o la también muy recomendable Byzantium.
Mi Vida Ahora nos recuerda a una mezcla entre Divergente o Los Juegos del Hambre y películas apocalípticas como The Road, o 28 Días Después. Dirigido a un público joven, cumple su cometido firmemente, entretener y absorberte, poco predecible en su guión, es una historia que termina sobrecogiéndote.
6 de julio de 2014
6 de julio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La guerra como contexto e impulso de maduración de una joven algo descarriada. No es el concepto más original, pero cuando está bien tratado funciona, y si está apoyado por una gran actriz como es Saoirse Ronan, funciona mejor.
Sin embargo la obra de McDonald tiene dos grandes problemas. Primero el ritmo, demasiado acelerado y que no ayuda a justificar los puntos de inflexión del personaje en su camino a la maduración; y segundo lo excesivamente edulcorado de la trama, que se centra más en lo romántico. Una lástima que con el marco tan bueno que tiene para hacer reflexión a diferentes aspectos duros de una guerra que pueden servir para la maduración de un personaje, se centren en tan pocos.
Es una película interesante y que se deja ver, pero si echáis un vistazo a otras obras maestras como Come and See, entenderéis lo que digo.
Sin embargo la obra de McDonald tiene dos grandes problemas. Primero el ritmo, demasiado acelerado y que no ayuda a justificar los puntos de inflexión del personaje en su camino a la maduración; y segundo lo excesivamente edulcorado de la trama, que se centra más en lo romántico. Una lástima que con el marco tan bueno que tiene para hacer reflexión a diferentes aspectos duros de una guerra que pueden servir para la maduración de un personaje, se centren en tan pocos.
Es una película interesante y que se deja ver, pero si echáis un vistazo a otras obras maestras como Come and See, entenderéis lo que digo.
10 de diciembre de 2013
10 de diciembre de 2013
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvídense de cualquier expectativa o idea preconcebida sobre esta película. Ni su sinopsis ni sus tráilers, ni las incontables connotaciones que pueda desprender su material gráfico, ni mucho menos el recorrido previo de un cineasta cada vez más relevante, os darán una idea sólida de lo que acabaréis viendo y sintiendo cuando el relato se termine de definir, en su tercer acto.
No esperéis realmente una historia de amor, ni un relato de guerra, ni una historia de amor en la guerra ni tampoco, ya de paso, una "guerra de amor". Ni en absoluto una fábula futurista o un inexistente alegato antibélico. Ni siquiera una huida de un pasado oscuro y turbio que nos sugiere a lo largo de buena parte del metraje una sombría y enmarañada voz en off, pues, pese a ser esta un decisivo apoyo semántico, el núcleo de la acción y de la ruta interior de su protagonista no es otro que el propio presente de la película. En este recargado, juguetón pero finalmente decidido viaje de transformación, el amor y guerra, en ese orden y de manera consecutiva y recíproca, actúan en última instancia, pese a su fuerte presencia en el primer plano diegético, como catalizadores del verdadero discurso argumental y significativo de una narración que por momentos aparenta rozar el delirio y la desorientación, dejando multitud de varios sueltos por el camino.
Y es que podemos estar simultáneamente ante un osado ejercicio de estilo, pues semejante "premisa" de contenido, si es que se puede hablar de una, fluye al unísono con un tremendo vaivén estético en el que se combinan, alternadamente y sin mayor razón de ser, desde un romanticismo adolescente bucólico hasta un horror bélico que se vuelve hasta gótico por momentos. Todo ello dentro de una dirección permanente sobrealimentada, artificiosa y rozando lo barroco, obra de un cineasta que hasta ahora ha preferido el terreno del documental (habiéndose atrevido con un proyecto de la envergadura de 'La vida en un día', compuesto íntegramente por vídeos de usuarios subidos a YouTube) pese a haberse mostrado cómodo y solvente en sus incursiones en la ficción (la más relevante, hasta ahora, 'El último rey de Escocia').
Por otra parte, ni el realizador ni sus guionistas se molestan demasiado en recrear un futuro inmediato, en el que se supone que se encuentra la acción, de manera coherente e interesante, pues hasta parece un ligero regreso al pasado, pero, ¿necesita realmente mostrar las características de un futuro que apenas sería, si fuese patente, un vehículo más? Y lo que puede chirriar aún más, ¿necesitaba esa guerra tan letal e inevitable mayor explicación al respecto, siendo esencialmente un instrumento argumental más que el núcleo que aparenta ser?
Ambas preguntas se pueden resumir en una sola: ¿hacía falta tanta vuelta, tanta parafernalia visual y argumental para lo que realmente hay detrás de ese relato? Eso dependerá de la fascinación que le produzca a uno ciertas secuencias de elevada potencia sensorial y de lo que se tolere este vehículo de lucimiento para una ya crecidita Saoirse Ronan, que busca ahora en el cine independiente el tirón que no termina de encontrar en el mainstream pese a sus prometedores inicios.
P.D.: Al ver a esos zorros post-apocalípticos no puede evitar acordarme, por un lado, del ridículamente hilarante "El caos reina" del Anticristo de Von Trier, ni, por el otro, del no menos desternillante bombazo reciente de YouTube, 'What Does the Fox Say?'.
No esperéis realmente una historia de amor, ni un relato de guerra, ni una historia de amor en la guerra ni tampoco, ya de paso, una "guerra de amor". Ni en absoluto una fábula futurista o un inexistente alegato antibélico. Ni siquiera una huida de un pasado oscuro y turbio que nos sugiere a lo largo de buena parte del metraje una sombría y enmarañada voz en off, pues, pese a ser esta un decisivo apoyo semántico, el núcleo de la acción y de la ruta interior de su protagonista no es otro que el propio presente de la película. En este recargado, juguetón pero finalmente decidido viaje de transformación, el amor y guerra, en ese orden y de manera consecutiva y recíproca, actúan en última instancia, pese a su fuerte presencia en el primer plano diegético, como catalizadores del verdadero discurso argumental y significativo de una narración que por momentos aparenta rozar el delirio y la desorientación, dejando multitud de varios sueltos por el camino.
Y es que podemos estar simultáneamente ante un osado ejercicio de estilo, pues semejante "premisa" de contenido, si es que se puede hablar de una, fluye al unísono con un tremendo vaivén estético en el que se combinan, alternadamente y sin mayor razón de ser, desde un romanticismo adolescente bucólico hasta un horror bélico que se vuelve hasta gótico por momentos. Todo ello dentro de una dirección permanente sobrealimentada, artificiosa y rozando lo barroco, obra de un cineasta que hasta ahora ha preferido el terreno del documental (habiéndose atrevido con un proyecto de la envergadura de 'La vida en un día', compuesto íntegramente por vídeos de usuarios subidos a YouTube) pese a haberse mostrado cómodo y solvente en sus incursiones en la ficción (la más relevante, hasta ahora, 'El último rey de Escocia').
Por otra parte, ni el realizador ni sus guionistas se molestan demasiado en recrear un futuro inmediato, en el que se supone que se encuentra la acción, de manera coherente e interesante, pues hasta parece un ligero regreso al pasado, pero, ¿necesita realmente mostrar las características de un futuro que apenas sería, si fuese patente, un vehículo más? Y lo que puede chirriar aún más, ¿necesitaba esa guerra tan letal e inevitable mayor explicación al respecto, siendo esencialmente un instrumento argumental más que el núcleo que aparenta ser?
Ambas preguntas se pueden resumir en una sola: ¿hacía falta tanta vuelta, tanta parafernalia visual y argumental para lo que realmente hay detrás de ese relato? Eso dependerá de la fascinación que le produzca a uno ciertas secuencias de elevada potencia sensorial y de lo que se tolere este vehículo de lucimiento para una ya crecidita Saoirse Ronan, que busca ahora en el cine independiente el tirón que no termina de encontrar en el mainstream pese a sus prometedores inicios.
P.D.: Al ver a esos zorros post-apocalípticos no puede evitar acordarme, por un lado, del ridículamente hilarante "El caos reina" del Anticristo de Von Trier, ni, por el otro, del no menos desternillante bombazo reciente de YouTube, 'What Does the Fox Say?'.
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