Sicario 2: Soldado
2018 

6.4
13,611
Thriller. Drama. Acción
La guerra contra los cárteles de la droga se ha intensificado en la frontera entre EE.UU. y México a medida que éstos se han metido en el negocio de tráfico de personas, introduciendo en suelo americano a terroristas islámicos. Para hacer frente a esta nueva guerra sucia, el agente federal Matt Graver (Josh Brolin) planea una idea para que los carteles se enfrenten entre ellos. Para ello volverá a reclutar para la peligrosa misión al ... [+]
30 de junio de 2018
30 de junio de 2018
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve "Sicario". Tras una primera entrega de gran nivel, esta segunda no se queda atrás. Sin algunos protagonistas de la anterior entrega, "Sicario: El día del soldado" ha sabido reinventarse y contarnos una historia nueva, pero al mismo tiempo relacionada con la anterior entrega.
Los primeros veinte minutos aproximadamente, Stefano Sollima los utiliza para introducirnos en la historia. Se presentan nuevas situaciones, al mismo tiempo que nos dejan entrever que van a ser desarrolladas a lo largo de la película. Pero muchas de estas situaciones no llegan al segundo acto, ya que la película se centra en los cárteles mexicanos y no desarrolla esas historias, las cuales eran bastante distintas a lo que al final se deciden a desarrollar.
Una vez que se centran en la historia principal, comienza el desarrollo de la historia, donde Matt Graver ("Josh Brolin) y Alejandro Gillick (Benicio Del Toro) se adentrarán en una misión secreta de gran dificultad. En cuanto a esta misión, comienza interesante, ya que las intenciones de los protagonistas son arriesgadas y proponen situaciones de gran importancia argumentativa. Este primer objetivo de los protagonista se acaba modificando por motivos argumentales y que si los mencionara serían spoilers. Pero al tener que modificarse, se presentan nuevas situaciones y riesgos para los protagonistas. Pese a los cambios, el ritmo y desarrollo argumentativo no acaba perjudicado, sino todo lo contrario, logra un realismo en los personajes y en sus acciones.
El aspecto visual es clave dentro de la historia, ya que nos presenta ambientaciones muy bien elaboradas y unos planos que nos transmiten la tensión de cada momento y personaje. Por lo tanto, el trabajo de fotografía está bien realizado y consigue ser una aspecto esencial dentro de la historia y su narración.
Taylor Sheridan vuelve a realizar un guión sobresaliente, fiel a su estilo, logra contarnos una trama intensa y a un ritmo correcto. La violencia es uno de los aspectos que más importancia se le da dentro de la trama, sobre todo mediante los comportamientos de los personajes a lo largo de la historia. El guión, como en sus anteriores realizaciones, es complementado con el aspecto visual, logrando así unas escenas de gran calidad en la que no hay palabras pero sí unos planos y secuencias que hablan por si solas. Taylor Sheridan vuelve a demostrar su gran calidad como guionista.
En definitiva, "Sicario: El día del soldado" mantiene el nivel de su antecesora. Pese a proponer unos temas que luego no son desarrollados, logra centrarse en la historia principal y desarrollarla de manera excelente.
Los primeros veinte minutos aproximadamente, Stefano Sollima los utiliza para introducirnos en la historia. Se presentan nuevas situaciones, al mismo tiempo que nos dejan entrever que van a ser desarrolladas a lo largo de la película. Pero muchas de estas situaciones no llegan al segundo acto, ya que la película se centra en los cárteles mexicanos y no desarrolla esas historias, las cuales eran bastante distintas a lo que al final se deciden a desarrollar.
Una vez que se centran en la historia principal, comienza el desarrollo de la historia, donde Matt Graver ("Josh Brolin) y Alejandro Gillick (Benicio Del Toro) se adentrarán en una misión secreta de gran dificultad. En cuanto a esta misión, comienza interesante, ya que las intenciones de los protagonistas son arriesgadas y proponen situaciones de gran importancia argumentativa. Este primer objetivo de los protagonista se acaba modificando por motivos argumentales y que si los mencionara serían spoilers. Pero al tener que modificarse, se presentan nuevas situaciones y riesgos para los protagonistas. Pese a los cambios, el ritmo y desarrollo argumentativo no acaba perjudicado, sino todo lo contrario, logra un realismo en los personajes y en sus acciones.
El aspecto visual es clave dentro de la historia, ya que nos presenta ambientaciones muy bien elaboradas y unos planos que nos transmiten la tensión de cada momento y personaje. Por lo tanto, el trabajo de fotografía está bien realizado y consigue ser una aspecto esencial dentro de la historia y su narración.
Taylor Sheridan vuelve a realizar un guión sobresaliente, fiel a su estilo, logra contarnos una trama intensa y a un ritmo correcto. La violencia es uno de los aspectos que más importancia se le da dentro de la trama, sobre todo mediante los comportamientos de los personajes a lo largo de la historia. El guión, como en sus anteriores realizaciones, es complementado con el aspecto visual, logrando así unas escenas de gran calidad en la que no hay palabras pero sí unos planos y secuencias que hablan por si solas. Taylor Sheridan vuelve a demostrar su gran calidad como guionista.
En definitiva, "Sicario: El día del soldado" mantiene el nivel de su antecesora. Pese a proponer unos temas que luego no son desarrollados, logra centrarse en la historia principal y desarrollarla de manera excelente.
7 de julio de 2018
7 de julio de 2018
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como casi siempre, la Historia nos permite entender la relevancia de ciertos conceptos que quedan diluidos o han sido usurpados por la falaz buena voluntad de los populistas y chusma de similar calaña, más atentos a cómo debería ser el mundo (desde un punto de vista ético o moral), pero ignorando con ello cómo es el mundo en realidad y cómo funciona en la práctica. Me refiero al criterio de Ciudadanía en la Antigua Roma. Ser ciudadano romano (sólo los hombres, claro, ya que las mujeres eran una ‘clase inferior’) te permitía votar y también ser elegido para un cargo público, te permitía participar en las decisiones de la ciudad y en la vida pública de la misma, es decir, te otorgaba un estatus de privilegio con respecto a todos aquellos que no eran ciudadanos romanos. Era una forma de delimitar el ‘nosotros’ afortunado del ‘vosotros’ desventurado. Y por eso tantos trataban de adquirir dicha ciudadanía – por méritos bélicos o sociales, con dinero o por influencias – ya que les convertía en individuos de primera clase.
Ahora tenemos lo mismo aunque lo llamemos nacionalidad o ‘pasaporte’: somos de dónde nacemos o de dónde nacieron nuestros padres. Y eso lo condiciona todo. Pero ahora han surgido las mafias de personas que comercian con la necesidad de cientos de miles de personas que quieren entrar en el selecto club de los privilegiados por la puerta de atrás, es decir, con la inmigración ilegal, haciendo fortuna del infortunio de los demás. Pero cuando en vez de atajar los problemas en su origen se pretende igualar a todos vaciando el concepto de ‘ciudadanía’, entonces el caos más absoluto se adueña del mundo, al convertir la compasión televisiva en moneda de cambio fraudulenta que fomenta muertes, disensiones y xenofobias de imposible solución. Ni somos iguales ni podemos serlo; que quizás debiéramos de serlo en un mundo ‘más justo’ no quita que eliminando los derechos de unos, en realidad se los estamos arrebatando a todos, originado un torbellino de desatinos de consecuencias funestas.
Tras la apariencia de un convencional thriller fronterizo – con la lucha entre cárteles de narcos como telón de fondo – bulle implícita esta reflexión: ¿quién soy y adónde pertenezco? ¿A quién le debo lealtad y quiénes son mis verdaderos aliados o enemigos? Y cómo penosa reflexión actual, no existe moraleja, sino que todo depende del cristal con el que se mira. Ser bueno o malo ya no es una categoría moral, sino que queda determinado por el lado de la frontera en la que me encuentre en cada momento, siendo esto una realidad fluctuante y permeable, muchas veces subordinada al fajo de billetes que he aceptado o de la utilidad política o televisiva que le pueda sacar, ya sea en una votación inminente o en feroces ratings de audiencia. Hemos abandonado el mundo de la ética para adentrarnos en el fango de la inmundicia cochambrosa, es decir, la impura utilidad ponzoñosa del lucro político o crematístico.
Olvidémonos que esto pueda ser una secuela. Olvidémonos de qué ideología tengo (o debería tener). Olvidémonos de las nociones de justicia y equidad. Aquí lo relevante es la pregunta con que se cierra la cinta: “¿Quieres ser un sicario?”
Ahora tenemos lo mismo aunque lo llamemos nacionalidad o ‘pasaporte’: somos de dónde nacemos o de dónde nacieron nuestros padres. Y eso lo condiciona todo. Pero ahora han surgido las mafias de personas que comercian con la necesidad de cientos de miles de personas que quieren entrar en el selecto club de los privilegiados por la puerta de atrás, es decir, con la inmigración ilegal, haciendo fortuna del infortunio de los demás. Pero cuando en vez de atajar los problemas en su origen se pretende igualar a todos vaciando el concepto de ‘ciudadanía’, entonces el caos más absoluto se adueña del mundo, al convertir la compasión televisiva en moneda de cambio fraudulenta que fomenta muertes, disensiones y xenofobias de imposible solución. Ni somos iguales ni podemos serlo; que quizás debiéramos de serlo en un mundo ‘más justo’ no quita que eliminando los derechos de unos, en realidad se los estamos arrebatando a todos, originado un torbellino de desatinos de consecuencias funestas.
Tras la apariencia de un convencional thriller fronterizo – con la lucha entre cárteles de narcos como telón de fondo – bulle implícita esta reflexión: ¿quién soy y adónde pertenezco? ¿A quién le debo lealtad y quiénes son mis verdaderos aliados o enemigos? Y cómo penosa reflexión actual, no existe moraleja, sino que todo depende del cristal con el que se mira. Ser bueno o malo ya no es una categoría moral, sino que queda determinado por el lado de la frontera en la que me encuentre en cada momento, siendo esto una realidad fluctuante y permeable, muchas veces subordinada al fajo de billetes que he aceptado o de la utilidad política o televisiva que le pueda sacar, ya sea en una votación inminente o en feroces ratings de audiencia. Hemos abandonado el mundo de la ética para adentrarnos en el fango de la inmundicia cochambrosa, es decir, la impura utilidad ponzoñosa del lucro político o crematístico.
Olvidémonos que esto pueda ser una secuela. Olvidémonos de qué ideología tengo (o debería tener). Olvidémonos de las nociones de justicia y equidad. Aquí lo relevante es la pregunta con que se cierra la cinta: “¿Quieres ser un sicario?”
6 de julio de 2018
6 de julio de 2018
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En fin, fui a verla más bien por eliminación, porque Carlos Boyero hablaba bien de una película de acción y porque, hace más de dos años, leí a Arturo Pérez Reverte que Stefano Sollima es uno de sus directores favoritos... . Y acerté de pleno.
Aunque yo soy muy partidario de las trilogías, salvo cuando son muy buenas, me acerqué a verla pensando en que podría pasar, visto lo visto, una entretenida tarde de verano, aun cuando el cine de acción o la extrema dureza temática no es que me vuelvan loco. Pero fue mucho más que eso. Salí de la sala francamente satisfecho.
Se trata, como supongo saben, de la segunda parte de 'Sicario' [2015], que fue dirigida por el gran Denis Villeneuve. La historia continúa, con el mismo guionista, Taylor Sheridan, la misma pareja de actores principales, Benicio del Toro y Josh Brolin, pero esta vez a manos del realizador Sollima, con la fotografía de Dariusz Wolski y la banda sonora de Hildur Guðnadóttir.
Y tengo que decir que el resultado es brillante. Para empezar, algo muy importante para el espectador: tiene tanta vida propia que no haber visto la primera parte resulta prácticamente intrascendente. Por otra parte, tiene muy poco que envidiar a la agobiante atmósfera de la película de 2015 y la supera en más de un aspecto; también porque es innovadora en el enfoque y tiene un estilo muy personal.
En medio de la tensión de una muy dura violencia, que recuerda el realismo de Sam Peckinpah, sin cortapisas, el guión es impresionante, la interpretación de Del Toro y Brolin resulta espectacular, el ritmo es trepidante y no decae en ningún momento, la ambientación destaca por su capacidad de impacto y las escenas de acción están rodadas con gran capacidad de transmisión y sobresalientes tomas [fíjense, por ejemplo, en la inicial secuencia del supermercado].
Con una esmerada y personal realización, apoyada por el gran montaje de Matthew Newman y la buena dirección artística de Marisa Frantz y Carlos Y. Jacques, la fotografía de Wolski compite con la predecesora de Roger Deakins y la banda sonora de Guðnadóttir hace lo propio con la de Jóhann Jóhannsson, quien, además, recibe un homenaje póstumo, ya que falleció el pasado febrero.
En todo caso, si tuviera que escoger la aportación más emotiva de la cinta, yo me quedaría con la impresionante interpretación de esa jovencita actriz de 16 años que se llama Isabela Moner: no se pierdan sus primeros planos ni sólo un momento.
Gran y entretenido cine de acción sólo para adultos, obviamente [8 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2018/07/07/sicario-el-dia-del-soldado-eeuu-2018-de-stefano-sollima
Aunque yo soy muy partidario de las trilogías, salvo cuando son muy buenas, me acerqué a verla pensando en que podría pasar, visto lo visto, una entretenida tarde de verano, aun cuando el cine de acción o la extrema dureza temática no es que me vuelvan loco. Pero fue mucho más que eso. Salí de la sala francamente satisfecho.
Se trata, como supongo saben, de la segunda parte de 'Sicario' [2015], que fue dirigida por el gran Denis Villeneuve. La historia continúa, con el mismo guionista, Taylor Sheridan, la misma pareja de actores principales, Benicio del Toro y Josh Brolin, pero esta vez a manos del realizador Sollima, con la fotografía de Dariusz Wolski y la banda sonora de Hildur Guðnadóttir.
Y tengo que decir que el resultado es brillante. Para empezar, algo muy importante para el espectador: tiene tanta vida propia que no haber visto la primera parte resulta prácticamente intrascendente. Por otra parte, tiene muy poco que envidiar a la agobiante atmósfera de la película de 2015 y la supera en más de un aspecto; también porque es innovadora en el enfoque y tiene un estilo muy personal.
En medio de la tensión de una muy dura violencia, que recuerda el realismo de Sam Peckinpah, sin cortapisas, el guión es impresionante, la interpretación de Del Toro y Brolin resulta espectacular, el ritmo es trepidante y no decae en ningún momento, la ambientación destaca por su capacidad de impacto y las escenas de acción están rodadas con gran capacidad de transmisión y sobresalientes tomas [fíjense, por ejemplo, en la inicial secuencia del supermercado].
Con una esmerada y personal realización, apoyada por el gran montaje de Matthew Newman y la buena dirección artística de Marisa Frantz y Carlos Y. Jacques, la fotografía de Wolski compite con la predecesora de Roger Deakins y la banda sonora de Guðnadóttir hace lo propio con la de Jóhann Jóhannsson, quien, además, recibe un homenaje póstumo, ya que falleció el pasado febrero.
En todo caso, si tuviera que escoger la aportación más emotiva de la cinta, yo me quedaría con la impresionante interpretación de esa jovencita actriz de 16 años que se llama Isabela Moner: no se pierdan sus primeros planos ni sólo un momento.
Gran y entretenido cine de acción sólo para adultos, obviamente [8 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2018/07/07/sicario-el-dia-del-soldado-eeuu-2018-de-stefano-sollima
5 de julio de 2018
5 de julio de 2018
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero decir que la película es una digna sucesora. No se deja caer hacia la acción más típica y ruidosa y mantiene ese estilo sobrio, duro y frío aunque aportando cosas nuevas. Por esa parte la película está francamente bien. De guión también se podría decir que está muy trabajado ya que interesa en todo momento y te mantiene bien la tensión hasta el final. Respecto al director,, Stefano Sollima, creo que estamos ante el futro de Hollywood en muchos aspectos. Si bien Villeneuve con Sicario nos demostró(si es que no lo había hecho ya) que era un gran director y podía transformar una típica peli de acción en una maravilla, Stefano Sollima ha hecho lo mismo con la única diferencia de unos cuantos fallos de guión y la falta de escenas tan impactantes como las de la primera. En definitiva estamos ante una gran película(cosa que en verano se agradece mucho) aunque claramente no llega al nivel de Sicario, su predecesora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aquí vienen los "peros" para quien haya visto la película:
-Es imposible no empezar por la resurrección de Benicio del Toro. Durante toda escena estaba esperando que apreciesen Brolin y los demás para salvarle y cargarse a todos al estilo de las pelis americanas. Cuando al fin le pegan el tiro me lleve una grata y amarga sorpresa, le aportaba mucha originalidad a la historia matar de manera tan fría e intrascendente a un personaje tan "querido" como Alejandro. Sin embargo cuando presenciamos su resurrección me pareció un momento ridículo, tan estúpido que hace bajar al momento el nivel de la película. Si bien vemos la trayectoria de la bala, hay que pensar que moriría desangrado muy rápidamente. Vamos que es imposible. Aunque luego vemos que por lo menos ha servido para algo, para ese final magnífico en el que Alejandro demuestra que no fue nada personal y que en ese mundo no importa nada, solo si eres buen Sicario o no.
-Los personajes se ablandan en esta segunda parte. En la primera vemos que Benicio del Toro tiene una buena relación con Emily Blunt pero que a la hora de "ser serios" no tiene dudas al apuntarle directamente a la cabeza si no firma los papeles. En esta vemos que ese mismo personaje arriesga su propia vida para salvar a la hija de quién mandó matar a su familia, mientras que en la primera, además, vemos como a los hijos de quien la mató se los carga sin titubear. En ese sentido hay un fallo muy importante en la evolución del personaje.
-El MacGuffin. Hitchcock fue quién más lo usó y da gusto ver que en la actualidad se sigue utilizando este recurso, aunque hay que utilizarlo bien. En películas como Psicosis vemos que es el robo de un dinero lo que desencandena toda la acción del Motel Bates. Sin embargo aquí vemos como un atentado yihadista desencadena toda una trama en Mexico llevándonos a bandas de cárteles. Así a priori suena a que no tienen nada que ver, y es totalmente cierto, como desvelan hacia el final. No tiene absolutamente nada que ver una cosa con la otra, solo es la excusa que utilizan para empezar esa guerrs y así la película. Mo soy policía ni nada pero imagino que antes de empezar algo tan grande se investigará un poco para confirmar si vas por el lado correcto. De modo que esto me parece también un fallo importante.
Tras decir aquí todo lo malo quiero repetir: La película me ha gustado mucho pese a esto, vayan a verla.
-Es imposible no empezar por la resurrección de Benicio del Toro. Durante toda escena estaba esperando que apreciesen Brolin y los demás para salvarle y cargarse a todos al estilo de las pelis americanas. Cuando al fin le pegan el tiro me lleve una grata y amarga sorpresa, le aportaba mucha originalidad a la historia matar de manera tan fría e intrascendente a un personaje tan "querido" como Alejandro. Sin embargo cuando presenciamos su resurrección me pareció un momento ridículo, tan estúpido que hace bajar al momento el nivel de la película. Si bien vemos la trayectoria de la bala, hay que pensar que moriría desangrado muy rápidamente. Vamos que es imposible. Aunque luego vemos que por lo menos ha servido para algo, para ese final magnífico en el que Alejandro demuestra que no fue nada personal y que en ese mundo no importa nada, solo si eres buen Sicario o no.
-Los personajes se ablandan en esta segunda parte. En la primera vemos que Benicio del Toro tiene una buena relación con Emily Blunt pero que a la hora de "ser serios" no tiene dudas al apuntarle directamente a la cabeza si no firma los papeles. En esta vemos que ese mismo personaje arriesga su propia vida para salvar a la hija de quién mandó matar a su familia, mientras que en la primera, además, vemos como a los hijos de quien la mató se los carga sin titubear. En ese sentido hay un fallo muy importante en la evolución del personaje.
-El MacGuffin. Hitchcock fue quién más lo usó y da gusto ver que en la actualidad se sigue utilizando este recurso, aunque hay que utilizarlo bien. En películas como Psicosis vemos que es el robo de un dinero lo que desencandena toda la acción del Motel Bates. Sin embargo aquí vemos como un atentado yihadista desencadena toda una trama en Mexico llevándonos a bandas de cárteles. Así a priori suena a que no tienen nada que ver, y es totalmente cierto, como desvelan hacia el final. No tiene absolutamente nada que ver una cosa con la otra, solo es la excusa que utilizan para empezar esa guerrs y así la película. Mo soy policía ni nada pero imagino que antes de empezar algo tan grande se investigará un poco para confirmar si vas por el lado correcto. De modo que esto me parece también un fallo importante.
Tras decir aquí todo lo malo quiero repetir: La película me ha gustado mucho pese a esto, vayan a verla.
19 de noviembre de 2018
19 de noviembre de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se entiende nada y no resuelve ninguna cuestión. Una cinta que comienza mostrando a terroristas árabes inmolandose en territorio americano ingresando desde la frontera mexicana a través de los carteles que venden droga y contrabandean personas. A partir de ahí todo es confusión. Intervención de la CIA (Josh Brolin y Bendiciones del Toro) para generar guerra y estallido entre cárteles, complicaciones en el operativo y todo queda entre signos de pregunta. Lo único concreto es que te van a hacer perder el tiempo durante 2 horas para venderte una 3ra entrega que ya no entusiasma. Pura acción y tiros sin sentido y una bajada de línea estigmatizante hacia la comunidad árabe y los hermanos mexicanos. Muy mala.
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