Un cuento chino
2011 

6.6
19,974
Comedia. Drama
Roberto, un hombre marcado por un duro revés que arruinó y paralizó su vida hace más de veinte años, vive atrincherado frente al mundo y en completa soledad en su ferretería. Sin embargo, un día, un extraño acontecimiento logra sacarlo de su aislamiento y ponerlo de nuevo en contacto con la realidad: en su vida aparece un chino que no sabe una palabra de español, y Roberto desea devolver al joven con los suyos. (FILMAFFINITY)
1 de agosto de 2011
1 de agosto de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática protagonizada por el enorme Ricardo Darín que puede mover hacia adelante cualquier guión. Una historia que termina llegando al corazón pese a un final obvio y sensible que muestra los mecanismo del guión: unas cuantas historias entre hilarantes y dramáticas metidas en el medio del costumbrismo argentino más elemental con el plus a favor de la construcción de un mundo, el de Darín, su ferretería, su casa, su auto y sus expresiones, que _sin explicaciones_ cierra perfecto sobre si mismo. Después el filme hace agua ante la necesidad de poner demasiada información en poco metraje. Definitivamente los 3 minutos sobre Malvinas están de más y la explicación del "cuento Chino" podría haber sido más natural. Igualmente el film funciona durante bastante tiempo y finalmente, como ya dije, termina llegando al corazón.-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Comedia dramática protagonizada por el enorme Ricardo Darín que puede mover hacia adelante cualquier guión. Una historia que termina llegando al corazón pese a un final obvio y sensible que muestra los mecanismo del guión: unas cuantas historias entre hilarantes y dramáticas metidas en el medio del costumbrismo argentino más elemental con el plus a favor de la construcción de un mundo, el de Darín, su ferretería, su casa, su auto y sus expresiones, que _sin explicaciones_ cierra perfecto sobre si mismo. Después el filme hace agua ante la necesidad de poner demasiada información en poco metraje. Definitivamente los 3 minutos sobre Malvinas están de más y la explicación del "cuento Chino" podría haber sido más natural. Igualmente el film funciona durante bastante tiempo y finalmente, como ya dije, termina llegando al corazón.-
7 de noviembre de 2011
7 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo decir que Darín es muy bueno, pero que muy bueno, y aquí tiene una de las miradas más duras que he visto en el cine, y sin llevar el magnum.
Un cuento entretenido y romántico, en el buen sentido de la palabra. Es una película sencilla, quizás demasiado, y no hay mucho más que destacar que el papel de su protagonista, inmenso.
Un cuento entretenido y romántico, en el buen sentido de la palabra. Es una película sencilla, quizás demasiado, y no hay mucho más que destacar que el papel de su protagonista, inmenso.
15 de noviembre de 2011
15 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La propuesta de Sebastián Borensztein cuenta con una baza muy importante: tener a Ricardo Darín como protagonista. Este estupendo actor te saca de cualquier atolladero, interpretando al personaje que sea, ya sea el hijo de una novia octogenaria, el hombre de juzgado emperrado en investigar un caso de asesinato que lo ha tenido obsesionado veinticinco años o al dueño de una ferreteria, huraño y solitario, pero con la compasión necesaria para tener entre sus humildes paredes a un chino salido de quién sabe donde.
'Un cuento chino' hace honor a su título: es literalmente un cuento chino. Del rocambolesco arranque, que parece salido de un tebeo de 'Mortadelo y Filemón', conocemos a Roberto (Ricardo Darín), el solitario, cascarrabias y huraño dueno de una ferreteria de un pequeño barrio de Buenos Aires. Un hombre que vadea la soledad contando tornillos y coleccionando noticias rocambolescas que consigue en los periódicos. Casi de la nada, en la vida del protagonista, aparece un muchacho chino... La barrera del idioma es entonces insalvable. Y aquí empieza un reguero de anécdotas hilarantes, en las que el ser solitario y (casi) intratable debe hacer un esfuerzo (casi) sobre humano para ayudar al prójimo.
Inexplicablemente, o tal vez sí explicablemente, la cinta cae en lo cotidiano, en la estampa del día a día en la casa del ferretero, como ambos, Roberto y el chino, se van 'adaptando' más o menos al otro. La búsqueda de un pariente del muchacho es algo que queda fuera del relato. Lo importante es mostrar como el ser solitario se va abriendo poco a poco, sin estridencias, hasta desvelar el porqué de su carácter.
Nada que objetar a las interpretaciones del elenco. Todos están estupendos. Darín, sobre todo. Es una película sencilla, con el toque oportuno de comedia y drama, agradable y agridulce a partes iguales.
'Un cuento chino' hace honor a su título: es literalmente un cuento chino. Del rocambolesco arranque, que parece salido de un tebeo de 'Mortadelo y Filemón', conocemos a Roberto (Ricardo Darín), el solitario, cascarrabias y huraño dueno de una ferreteria de un pequeño barrio de Buenos Aires. Un hombre que vadea la soledad contando tornillos y coleccionando noticias rocambolescas que consigue en los periódicos. Casi de la nada, en la vida del protagonista, aparece un muchacho chino... La barrera del idioma es entonces insalvable. Y aquí empieza un reguero de anécdotas hilarantes, en las que el ser solitario y (casi) intratable debe hacer un esfuerzo (casi) sobre humano para ayudar al prójimo.
Inexplicablemente, o tal vez sí explicablemente, la cinta cae en lo cotidiano, en la estampa del día a día en la casa del ferretero, como ambos, Roberto y el chino, se van 'adaptando' más o menos al otro. La búsqueda de un pariente del muchacho es algo que queda fuera del relato. Lo importante es mostrar como el ser solitario se va abriendo poco a poco, sin estridencias, hasta desvelar el porqué de su carácter.
Nada que objetar a las interpretaciones del elenco. Todos están estupendos. Darín, sobre todo. Es una película sencilla, con el toque oportuno de comedia y drama, agradable y agridulce a partes iguales.
8 de julio de 2012
8 de julio de 2012
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por: John Harold Giraldo Herrera
[email protected]
Docente y periodista
La historia de un argentino y un chino unidos por una vaca es más que inusual, propia de esos aconteceres que en apariencia se encuentran deshilvanados, pero cuando la madeja se enrolla están las puntas de los hilos que aunque extremos andan más unidos de lo que se cree. Si una vaca cae en una embarcación justo cuando un individuo le pide la mano a su prometida y la mata y si otro mortal se halla tomándose un aire en sus días y disfruta de una tarde junto a su carro y de repente cae un chino de un taxi, esos sucesos nos demuestran que aunque incoherentes tienen mucho más en común: la vida.
Extremos propios de los diarios sensacionalistas, donde la conspiración de hechos desencadenan en secuencias trágicas, suculentas, apenas para el asombro y con un aire de lo insólito que se toman por sucesos de otros mundos. He acá una resultante inteligente de un director de cine, juntar esas piezas del rompecabezas de la vida y unirlas, mostrarnos de modo circular, como un punto en el mundo se correlaciona con otro, y que lo que consideramos la absurda vida sin sentido, es una aventura marcada por la contingencia.
Las películas sencillas terminan siendo las más complejas. Tanto como para resolverlas de un modo cinematográfico equilibrado como para impedir que se vuelvan melodramáticas, culebrones. Y eso lo logra Sebastian Borenztein, el director de cine argentino, con una película cuya marca es la fábula y que se vale de lo insólito para conmover y generar en el espectador un ambiente de maravilla. No es un cuento chino, es una cosmogonía, es algo que los mayas ya lo habían consagrado como parte de su entendimiento del mundo: todo está conectado, y por tanto nada parte de cero.
Una vaca, o una mariposa, pueden sugerir la idea que sus movimientos, unos grotescos los otros sutiles, cuando se producen, generan una afectación en otras esferas. La vaca al caer al vacío no fue fortuito, produjo que más hechos se generaran y de ahí se vale un director para condensar una trama austera, con matices in crescendo y que se van resolviendo a medida que la madeja de hilo se hilvana. Es divertida, pero también dramática. Un huraño veterano de la guerra de las Malvinas, que por supuesto fue absurda y no tuvo porqué presentarse, se encuentra con un chino huérfano. La apariencia es que están muy desconectados y que sus historias no coinciden además están alejados por el idioma y por sus formas de ser. El resultado una dispareja, tan propia para entretener en el cine como para contar muchas historias.
spoiler
[email protected]
Docente y periodista
La historia de un argentino y un chino unidos por una vaca es más que inusual, propia de esos aconteceres que en apariencia se encuentran deshilvanados, pero cuando la madeja se enrolla están las puntas de los hilos que aunque extremos andan más unidos de lo que se cree. Si una vaca cae en una embarcación justo cuando un individuo le pide la mano a su prometida y la mata y si otro mortal se halla tomándose un aire en sus días y disfruta de una tarde junto a su carro y de repente cae un chino de un taxi, esos sucesos nos demuestran que aunque incoherentes tienen mucho más en común: la vida.
Extremos propios de los diarios sensacionalistas, donde la conspiración de hechos desencadenan en secuencias trágicas, suculentas, apenas para el asombro y con un aire de lo insólito que se toman por sucesos de otros mundos. He acá una resultante inteligente de un director de cine, juntar esas piezas del rompecabezas de la vida y unirlas, mostrarnos de modo circular, como un punto en el mundo se correlaciona con otro, y que lo que consideramos la absurda vida sin sentido, es una aventura marcada por la contingencia.
Las películas sencillas terminan siendo las más complejas. Tanto como para resolverlas de un modo cinematográfico equilibrado como para impedir que se vuelvan melodramáticas, culebrones. Y eso lo logra Sebastian Borenztein, el director de cine argentino, con una película cuya marca es la fábula y que se vale de lo insólito para conmover y generar en el espectador un ambiente de maravilla. No es un cuento chino, es una cosmogonía, es algo que los mayas ya lo habían consagrado como parte de su entendimiento del mundo: todo está conectado, y por tanto nada parte de cero.
Una vaca, o una mariposa, pueden sugerir la idea que sus movimientos, unos grotescos los otros sutiles, cuando se producen, generan una afectación en otras esferas. La vaca al caer al vacío no fue fortuito, produjo que más hechos se generaran y de ahí se vale un director para condensar una trama austera, con matices in crescendo y que se van resolviendo a medida que la madeja de hilo se hilvana. Es divertida, pero también dramática. Un huraño veterano de la guerra de las Malvinas, que por supuesto fue absurda y no tuvo porqué presentarse, se encuentra con un chino huérfano. La apariencia es que están muy desconectados y que sus historias no coinciden además están alejados por el idioma y por sus formas de ser. El resultado una dispareja, tan propia para entretener en el cine como para contar muchas historias.
spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El hombre huraño y del perdido y desorientado resultan juntándose, viviendo juntos, el uno por la necesidad y el otro por la benevolencia. Luego lo que sigue es ver como la burocracia vuelve complejo y con hastío al mundo, pero la bondad humana es una condición inherente. Y eso, es lo llamativo, ver como la película nos congracia con la vida. De modo sencillo, con muchas talanqueras pero con la idea de una solidaridad mutua: acompañarse en sus desdichas.
Hay un aspecto que hace más rica a la película, el actor Ricardo Darlín, cuya forma de encarar al veterano de la guerra es con carácter, fuerza, logra una empatía de una con el espectador y le otorga un sentido mayor a lo que se narra. Como Roberto –personaje representado por Darlín- es huraño, le huye al amor, no lo quiere asumir, pero hay una chica que ha dejado sus vacas en el campo para tratar de persuadirlo, pero nada lo logra convencer y Roberto, lo que sí hace muy bien es atender su ferretería, contar cada tornillo que le llega, llevarle flores a las tumbas de su padres, recortar y coleccionar las noticias absurdas, acostarse siempre a las 11:00 pm, entre otras. De modo que es un neurótico, mientras que el chino es sosegado, humilde y lleva en su adentro la necesidad de encontrar al único ser que le queda en su vida: su tío.
La película es sutil, pero tan bien lograda que nos regocija. Su mensaje nos llega tan contundentemente que si tuviéramos algún lazo con la vaca estaríamos haciéndole ofrendas. El guión es lo contundente, pero también toda la puesta en escena, y la película es un logro al cine latinoamericano por seguir mostrándonos la diversidad, así como por ofrecernos una narrativa con la fuerza poética.
Hay un aspecto que hace más rica a la película, el actor Ricardo Darlín, cuya forma de encarar al veterano de la guerra es con carácter, fuerza, logra una empatía de una con el espectador y le otorga un sentido mayor a lo que se narra. Como Roberto –personaje representado por Darlín- es huraño, le huye al amor, no lo quiere asumir, pero hay una chica que ha dejado sus vacas en el campo para tratar de persuadirlo, pero nada lo logra convencer y Roberto, lo que sí hace muy bien es atender su ferretería, contar cada tornillo que le llega, llevarle flores a las tumbas de su padres, recortar y coleccionar las noticias absurdas, acostarse siempre a las 11:00 pm, entre otras. De modo que es un neurótico, mientras que el chino es sosegado, humilde y lleva en su adentro la necesidad de encontrar al único ser que le queda en su vida: su tío.
La película es sutil, pero tan bien lograda que nos regocija. Su mensaje nos llega tan contundentemente que si tuviéramos algún lazo con la vaca estaríamos haciéndole ofrendas. El guión es lo contundente, pero también toda la puesta en escena, y la película es un logro al cine latinoamericano por seguir mostrándonos la diversidad, así como por ofrecernos una narrativa con la fuerza poética.
30 de agosto de 2011
30 de agosto de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá el problema de Un cuento chino sea su ritmo un tanto cansino, demorado a veces en una narración excesivamente ralentizada que hace que la película no se siga con el interés adecuado. No obstante, también es cierto que las virtudes del filme radican sobre todo en ofrecer un retrato de la incomunicación y especialmente de un hombre, el personaje que interpreta Ricardo Darín, cuyo mundo solitario y hermético se ve de pronto alterado por la irrupción de un ciudadano chino que le obliga a comportarse de un modo en el que hasta ahora no lo ha hecho.
A pesar de su densidad y de que adolece de cierta falta de originalidad (no hace mucho pudimos ver la francesa Wellcome, con un planteamiento similar aunque mucho más dramática y superior en calidad), Un cuento chino se ve con agrado, sobre todo gracias a la poderosa interpretación de Ricardo Darín, cuya sobriedad consigue sostener una película que de otro modo quizá hubiera naufragado debido a sus carencias.
Darín vuelve a demostrar su calidad interpretativa y su extraordinaria capacidad para mimetizar personajes, pisando con firmeza la línea que separa lo cómico y lo dramático y saliendo siempre airoso de la hazaña. Mención aparte merece también la actuación del chino Huang Sheng Huang, cuya credibilidad no deja lugar a dudas.
Una fábula, en suma, sobre la soledad y la incomunicación (no sólo idiomática) que podría haber dado más de sí y que se queda en un mero entretenimiento sin mayores méritos.
A pesar de su densidad y de que adolece de cierta falta de originalidad (no hace mucho pudimos ver la francesa Wellcome, con un planteamiento similar aunque mucho más dramática y superior en calidad), Un cuento chino se ve con agrado, sobre todo gracias a la poderosa interpretación de Ricardo Darín, cuya sobriedad consigue sostener una película que de otro modo quizá hubiera naufragado debido a sus carencias.
Darín vuelve a demostrar su calidad interpretativa y su extraordinaria capacidad para mimetizar personajes, pisando con firmeza la línea que separa lo cómico y lo dramático y saliendo siempre airoso de la hazaña. Mención aparte merece también la actuación del chino Huang Sheng Huang, cuya credibilidad no deja lugar a dudas.
Una fábula, en suma, sobre la soledad y la incomunicación (no sólo idiomática) que podría haber dado más de sí y que se queda en un mero entretenimiento sin mayores méritos.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here