1408
2007 

5.8
28,525
Terror. Thriller. Intriga
Basada en un relato de Stephen King, cuenta la historia de un escritor de novelas de terror (John Cusack) bastante escéptico. De hecho, se dedica a desacreditar fenómenos paranormales ocurridos en supuestas casas encantadas. Aunque no cree en la existencia de vida más allá de la muerte, sus ideas al respecto cambiarán cuando entre en la habitación 1408 del Hotel Dolphin. (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2007
19 de diciembre de 2007
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las historias de Stephen King son una de las grandes inspiraciones en el cine de terror moderno, lo cual, para nuestra desgracia, no siempre equivale a calidad. Sus cuentos de terror siempre son tremendamente entretenidos aunque nada sorpresivos. Sus toques de humor aportan sin embargo un enfoque más distendido y curiosamente profundo, pese a que suelen reducirse as un complaciente “yo contra el mundo”, no obstante compresible y con cierto sentido crítico desde el punto de vista de su autor.
En este caso, la película que aquí nos ocupa no pasará a la historia, ya que no deja de ser una rutinaria entrega de miedos paranormales y espacios encantados, pero precisamente la intrascendencia de la que hace gala es la que le aporta un indudable carácter a la cinta, repleta de set pieces dignas de casa del terror de parque de atracciones, imaginativas y angustiosas, contada con un excelente sentido del ritmo que no se anda con rodeos ni historias que no nos importen (pese a que tanto al principio como al final hay numerosas subtramas).
Por otra parte, el sentido de espectáculo cinematográfico está profundamente arraigado, lo que da a 1408 un gran poder visual (todo lo que acontece en la habitación, y es casi todo, es una delicia y una novedad malsana), sustentado así mismo en un John Cusack con más carisma y personalidad que en muchos años, que soporta una verdadera tortura interpretativa con estoicismo y sale airoso (y recompensado) de la aventura.
En este caso, la película que aquí nos ocupa no pasará a la historia, ya que no deja de ser una rutinaria entrega de miedos paranormales y espacios encantados, pero precisamente la intrascendencia de la que hace gala es la que le aporta un indudable carácter a la cinta, repleta de set pieces dignas de casa del terror de parque de atracciones, imaginativas y angustiosas, contada con un excelente sentido del ritmo que no se anda con rodeos ni historias que no nos importen (pese a que tanto al principio como al final hay numerosas subtramas).
Por otra parte, el sentido de espectáculo cinematográfico está profundamente arraigado, lo que da a 1408 un gran poder visual (todo lo que acontece en la habitación, y es casi todo, es una delicia y una novedad malsana), sustentado así mismo en un John Cusack con más carisma y personalidad que en muchos años, que soporta una verdadera tortura interpretativa con estoicismo y sale airoso (y recompensado) de la aventura.
6 de enero de 2008
6 de enero de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay varias cosas en "1408" que la hacen ligeramente especial y distinta del resto de películas de su género estrenadas en los últimos años:
a) La fidelidad del director con el espíritu del relato (en este caso de Stephen King, un auténtico maestro en pequeñas (y grandes) narraciones). Es como si, entendiendo la imposibilidad de aportar nada nuevo a un material de base ya de por sí excelente en su género, Mikael Håfström (vaya apellido) hubiera decidido centrarse únicamente en plasmar la esencia de la historia, en mi opinión la bajada al infierno de un subconsciente destrozado por la mayor tragedia que puede vivir un ser humano, aquello que no tiene un nombre: la pérdida de un hijo. "1408" refleja este "viaje" de una manera brillante, con unos momentos de suspense realmente conseguidos. Lamentablemente, hacia la mitad de la trama y especialmente en su resolución final, la película se hace algo confusa y ecléctica, algo que no lastra un resultado final realmente notable.
b) Aunque pueda parecer que Samuel L. Jackson es el co-protagonista de la película, la habitación 1408 del Hotel Dolphin de Nueva York se erige con méritos propios en la compañera de reparto principal del gran John Cusack (en esta ocasión en un papel realmente sobresaliente pese a los límites del género). Y es un personaje que aterra y sobresalta pero que de vez en cuando y muy de soslayo deja entrever algo radicalmente humano, y si cabe todavía más siniestro: un sentido del humor perverso. Y es que la 1408 se lo pasa pipa haciendo perrerías al reportero del misterio y parece invitarnos a que nos unamos a su fiesta de tortural mental. No es una mansión encantada, ni la novia de Chuky, ni Freddy Krueger persiguiéndote en tu peor pesadilla: es lo peor de nosotros hecho realidad (en este caso una habitación con la manía de cargarse a sus huéspedes).
En suma, una interesante aportación al género y una propicia manera de reinvidicar su esencia. El amigo Freud se hubiera puesto las botas analizando esta película...
a) La fidelidad del director con el espíritu del relato (en este caso de Stephen King, un auténtico maestro en pequeñas (y grandes) narraciones). Es como si, entendiendo la imposibilidad de aportar nada nuevo a un material de base ya de por sí excelente en su género, Mikael Håfström (vaya apellido) hubiera decidido centrarse únicamente en plasmar la esencia de la historia, en mi opinión la bajada al infierno de un subconsciente destrozado por la mayor tragedia que puede vivir un ser humano, aquello que no tiene un nombre: la pérdida de un hijo. "1408" refleja este "viaje" de una manera brillante, con unos momentos de suspense realmente conseguidos. Lamentablemente, hacia la mitad de la trama y especialmente en su resolución final, la película se hace algo confusa y ecléctica, algo que no lastra un resultado final realmente notable.
b) Aunque pueda parecer que Samuel L. Jackson es el co-protagonista de la película, la habitación 1408 del Hotel Dolphin de Nueva York se erige con méritos propios en la compañera de reparto principal del gran John Cusack (en esta ocasión en un papel realmente sobresaliente pese a los límites del género). Y es un personaje que aterra y sobresalta pero que de vez en cuando y muy de soslayo deja entrever algo radicalmente humano, y si cabe todavía más siniestro: un sentido del humor perverso. Y es que la 1408 se lo pasa pipa haciendo perrerías al reportero del misterio y parece invitarnos a que nos unamos a su fiesta de tortural mental. No es una mansión encantada, ni la novia de Chuky, ni Freddy Krueger persiguiéndote en tu peor pesadilla: es lo peor de nosotros hecho realidad (en este caso una habitación con la manía de cargarse a sus huéspedes).
En suma, una interesante aportación al género y una propicia manera de reinvidicar su esencia. El amigo Freud se hubiera puesto las botas analizando esta película...
25 de marzo de 2009
25 de marzo de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La caja, el gato dentro de la caja, ¿el gato está vivo o muerto? está vivo y está muerto. In the science we trust. Pues eso, que la película no da para mucho, pero el hilo está pendiente para dar el estirón a la madeja.
Parece una maldición prescrita, uno se fija en lo oscuro si ha llevado una mala vida, al menos debe tener un pasado triste, con alcohol, lágrimas y olvidos. Sí, todo comienza como siempre, un pasado oculto adjudicado para el personaje principal. Ya puede buscar fantasmas. En realidad, para encontrar almas en pena necesitas alcohol o unas gafas grandes y pasadas de moda. Es la clave del éxito.
Ciertamente veo al protagonista, pero me aburre, es mucho más principal el cubículo donde se mete. La caja de cerillas en la que se encierra el hombre con sus propios miedos. Lo único que ocurre es que han ampliado a toda una habitación de hotel los fantasmas que un humano se puede introducir en el cerebro. El pánico ayuda a la tensión, que se coge de la mano de la incertidumbre y la psicosis, a cada lado, para jugarse la vida con el terror.
Cuando uno siente miedo, el aleteo incesante de un mosquito puede parecer la mayor maldición de la humanidad, pero han optado por fantasmas eléctricos, paredes con vida propia y llamadas de teléfono inoportunas. Tic-tac tic-tac, el reloj marca la cuenta atrás de tu perdición, papá te dice que tu futuro será jodido, la niña viene y va para desesperarte un poco y las nuevas tecnologías generan un fruto innovador, no tienes que sentirte solo.
El caso es que la película no aporta y de este modo me hace que afirme que no importa, para qué te metes ahí dentro alma cándida, por qué te buscas más problemas de los que tienes, si a mi me dan igual tus miedos, si nada más apareciste en el coche vi que no me iba a importar lo más mínimo tu futuro. Las múltiples secuencias que forman la película son aburridas, repetitivas por ser realmente conocidas y recordadas, porque mi mala memoria tiene un límite, y no soy capaz de aplaudir todos y cada uno de los elementos que forman una buena o mala película como innovadores cuando tengo una sensación en la nuca de alguien susurrándome que esto ya lo he vivido. Mi memoria vive enmarañada en mi pelo y nunca se sabe cómo puede llamar la atención.
El gato está vivo y está muerto, el protagonista está dentro y está fuera. Esa es la conclusión. La duda es conocer cuál es el problema con los servicios de correos americanos. Es lo que me llevo de la película, seguro que este tema encierra más polémicas, me parece realmente preocupante la destrucción masiva de tan venerado emplazamiento.
Parece una maldición prescrita, uno se fija en lo oscuro si ha llevado una mala vida, al menos debe tener un pasado triste, con alcohol, lágrimas y olvidos. Sí, todo comienza como siempre, un pasado oculto adjudicado para el personaje principal. Ya puede buscar fantasmas. En realidad, para encontrar almas en pena necesitas alcohol o unas gafas grandes y pasadas de moda. Es la clave del éxito.
Ciertamente veo al protagonista, pero me aburre, es mucho más principal el cubículo donde se mete. La caja de cerillas en la que se encierra el hombre con sus propios miedos. Lo único que ocurre es que han ampliado a toda una habitación de hotel los fantasmas que un humano se puede introducir en el cerebro. El pánico ayuda a la tensión, que se coge de la mano de la incertidumbre y la psicosis, a cada lado, para jugarse la vida con el terror.
Cuando uno siente miedo, el aleteo incesante de un mosquito puede parecer la mayor maldición de la humanidad, pero han optado por fantasmas eléctricos, paredes con vida propia y llamadas de teléfono inoportunas. Tic-tac tic-tac, el reloj marca la cuenta atrás de tu perdición, papá te dice que tu futuro será jodido, la niña viene y va para desesperarte un poco y las nuevas tecnologías generan un fruto innovador, no tienes que sentirte solo.
El caso es que la película no aporta y de este modo me hace que afirme que no importa, para qué te metes ahí dentro alma cándida, por qué te buscas más problemas de los que tienes, si a mi me dan igual tus miedos, si nada más apareciste en el coche vi que no me iba a importar lo más mínimo tu futuro. Las múltiples secuencias que forman la película son aburridas, repetitivas por ser realmente conocidas y recordadas, porque mi mala memoria tiene un límite, y no soy capaz de aplaudir todos y cada uno de los elementos que forman una buena o mala película como innovadores cuando tengo una sensación en la nuca de alguien susurrándome que esto ya lo he vivido. Mi memoria vive enmarañada en mi pelo y nunca se sabe cómo puede llamar la atención.
El gato está vivo y está muerto, el protagonista está dentro y está fuera. Esa es la conclusión. La duda es conocer cuál es el problema con los servicios de correos americanos. Es lo que me llevo de la película, seguro que este tema encierra más polémicas, me parece realmente preocupante la destrucción masiva de tan venerado emplazamiento.
11 de febrero de 2010
11 de febrero de 2010
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película, donde se consigue transmitir tensión, estrés e incluso ansiedad solamente con una habitación de hotel. Mucha gente al no ver sangre asesinatos y vísceras por doquier pensarán: "que aburrido" pero no, he aquí la verdadera tensión, el verdadero estrés, el cual no es mostrar violencia ni sangre sino simplemente decirle al espectador que hay algo y no decirle el qué. El miedo el terror no tiene porqué venir siempre en forma humana o tangible, y esta película es la prueba. Porqué, en general, puede no gustar? creo yo, porque nos hemos insensibilizado, vivimos en la era de la tecnología la información y el control global, pensamos que todo es tangible y además somos continuamente bombardeados con escenas de violencia, y hemos concebido que lo que nos da miedo sólo puede venir de algo material, y no tiene porqué ser asi, sigue habiendo un espectro de opciones que no se pueden explicar, etiquetar o clasificar, en el cual nos empeñamos en no creer, y esta película se sirve de ello. Para los que apreciamos esto, la película será una delicia, para los que no, simplemente una habitación y una sucesión de "sustos"
PS: los actores también hacen una interpretación estupenda, sobre todo Samuel L. Jackson, te hace querer subir ya a la habitación a ver que hay.
PS: los actores también hacen una interpretación estupenda, sobre todo Samuel L. Jackson, te hace querer subir ya a la habitación a ver que hay.
12 de mayo de 2013
12 de mayo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevado por las opiniones mayoritariamente positivas de la crítica profesional, que la puso por las nubes (WTF?), y por la acogida relativamente positiva que ha recibido el bodrioespacio en cuestión en esta web, he cometido el error de apostar dos horas de mi vida, de esas que nunca volverán, a este torpe subproducto para acabar descubriendo que, como de costumbre, las había vuelto a perder.
En efecto, lo más que se puede sacar en limpio del visionado de esta película es constatar (otra vez) que la crítica generalista no tiene ni puta idea de cine de terror o ciencia ficción y que son completamente incapaces de distinguir una cagada pinchada en un palo de una obra maestra. Y si no véase el caso del “reconocidísimo” y “totémico” Roger Ebert que, demostrando su “pleclaro” criterio (de orangután), destrozó con sus críticas en vida la Suspiria de Argento, despreció Alien por “comercial”, despedazó Blade Runner y… (Lo más cachondo y reciente)… Definió Prometheus como una “obra maestra”. Y tres cuartos de lo mismo podría decirse de nuestro Carlos Boyero, otro que tal canta…
Volviendo a la película (un tema mucho menos interesante), hay decir que, salvo por los falsariamente interesantes 20 primeros minutos, es un completo despropósito.
Una foto mía sin camiseta da mucho más miedo que la escena más “fuerte” de la película, que probablemente provocaría la carcajada en una clase de parvulario. ¿Terror psicológico? Me descojono. Terror psicológico es Jack Torrance departiendo en el aseo con el difunto señor Grady sobre el mejor método de “escarmentar” a sus hijos (y, de paso, de cómo quitar la manchas de advocaat ), y terror psicológico es el padre Merrin en el Exorcista observando a Pazuzu sobre las ruinas de Nínive. Lo que no es “terror psicológico” (o de ningún otro tipo) es dedicarse a pegar sustos cutres a base de música a 3000 dB –voy a demandar a la productora para que me pague el Sonotone-, bumba-patapúns, y fantasmas que parecen sacados del tráiler de Cazafantasmas 3.
En efecto, esta película es tan sutil como encontrarse una cucaracha nadando en la sopa. ¿Sugerir? ¿Qué es eso? Primero se dedican a hacer estallar todo el mobiliario “porque sí” y a llenar toda la habitación de grietas de un dedo de ancho (es por si no te das cuenta de que esta “maldita”). Luego la congelan, la inundan y, finalmente, le pegan fuego. Y, por supuesto, no faltan los detalles imprescindibles en toda serie B “molona”: aparatos que se encienden solos –¡¡sorpresón!!- , planos paralelos infernales a lo Hellraiser y hasta un zombi paseándose por el sistema de ventilación. Vamos, lo que se dice una peli elegante, comedida, de esas que sugieren más que mostrar… En serio: no sé qué mierda se meten algunos críticos, pero es buena.
Pero, sobre todo, es “original” que te cagas. Oye, yo hasta el minuto 20 no supe cómo iba a acabar… Viva la turbomix: un poco de” El Resplandor” (muy poco, aviso), otro poco de Hellraiser, unas gotitas a lo “Silent Hill”, un chorro largo de “Al Final de la Escalera” y, por supuesto, mucho rollito Anityville y “Pesadilla en Elm Street”.
Lo dicho: no pierdas el tiempo con este bluf: la historia del Cine está llena de películas de terror infinitamente más interesantes (incluidas muchas de serie B) que esta previsible colección de estruendos y trucos baratos.
En efecto, lo más que se puede sacar en limpio del visionado de esta película es constatar (otra vez) que la crítica generalista no tiene ni puta idea de cine de terror o ciencia ficción y que son completamente incapaces de distinguir una cagada pinchada en un palo de una obra maestra. Y si no véase el caso del “reconocidísimo” y “totémico” Roger Ebert que, demostrando su “pleclaro” criterio (de orangután), destrozó con sus críticas en vida la Suspiria de Argento, despreció Alien por “comercial”, despedazó Blade Runner y… (Lo más cachondo y reciente)… Definió Prometheus como una “obra maestra”. Y tres cuartos de lo mismo podría decirse de nuestro Carlos Boyero, otro que tal canta…
Volviendo a la película (un tema mucho menos interesante), hay decir que, salvo por los falsariamente interesantes 20 primeros minutos, es un completo despropósito.
Una foto mía sin camiseta da mucho más miedo que la escena más “fuerte” de la película, que probablemente provocaría la carcajada en una clase de parvulario. ¿Terror psicológico? Me descojono. Terror psicológico es Jack Torrance departiendo en el aseo con el difunto señor Grady sobre el mejor método de “escarmentar” a sus hijos (y, de paso, de cómo quitar la manchas de advocaat ), y terror psicológico es el padre Merrin en el Exorcista observando a Pazuzu sobre las ruinas de Nínive. Lo que no es “terror psicológico” (o de ningún otro tipo) es dedicarse a pegar sustos cutres a base de música a 3000 dB –voy a demandar a la productora para que me pague el Sonotone-, bumba-patapúns, y fantasmas que parecen sacados del tráiler de Cazafantasmas 3.
En efecto, esta película es tan sutil como encontrarse una cucaracha nadando en la sopa. ¿Sugerir? ¿Qué es eso? Primero se dedican a hacer estallar todo el mobiliario “porque sí” y a llenar toda la habitación de grietas de un dedo de ancho (es por si no te das cuenta de que esta “maldita”). Luego la congelan, la inundan y, finalmente, le pegan fuego. Y, por supuesto, no faltan los detalles imprescindibles en toda serie B “molona”: aparatos que se encienden solos –¡¡sorpresón!!- , planos paralelos infernales a lo Hellraiser y hasta un zombi paseándose por el sistema de ventilación. Vamos, lo que se dice una peli elegante, comedida, de esas que sugieren más que mostrar… En serio: no sé qué mierda se meten algunos críticos, pero es buena.
Pero, sobre todo, es “original” que te cagas. Oye, yo hasta el minuto 20 no supe cómo iba a acabar… Viva la turbomix: un poco de” El Resplandor” (muy poco, aviso), otro poco de Hellraiser, unas gotitas a lo “Silent Hill”, un chorro largo de “Al Final de la Escalera” y, por supuesto, mucho rollito Anityville y “Pesadilla en Elm Street”.
Lo dicho: no pierdas el tiempo con este bluf: la historia del Cine está llena de películas de terror infinitamente más interesantes (incluidas muchas de serie B) que esta previsible colección de estruendos y trucos baratos.
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