Dos días, una noche
26 de diciembre de 2014
26 de diciembre de 2014
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la típica película que los críticos la puntúan bien, te hablan bien de ella y cuando vas a velra te das cuenta que te la han colado. Con unas pocas frases, casi liquida toda la película, no aporta nada, muy lenta.
Si hay algo que salvar de la película es sin duda Marion Cotillard, que siempre mejora la cinta en la que aparece...es la Julia Roberts europea, pero más bella.
Si hay algo que salvar de la película es sin duda Marion Cotillard, que siempre mejora la cinta en la que aparece...es la Julia Roberts europea, pero más bella.
29 de octubre de 2014
29 de octubre de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un reflejo de la sociedad, está la buena persona, el fascista, el egoísta, el inmigrante, del Magreb, negro.......intenta con los personajes que visita Sandra dar al espectador una visión de lo que hoy es el mundo que nos rodea. Hay de todo. Se supone que son todo de clase media baja, golpeados por la crisis. El resultado es el 50 %. Interesante. Parece que la sociedad está así de dividida. La mitad se preocupa de los demás en el tema social, educación, sanidad........ y la otra mitad que va a lo suyo sin importarles nada de nada, solo su propia existencia. No me gusta que la protagonista venga de una depresión y por eso salva, por decirlo así, al capital, ya que la fábrica advierte que durante su baja vieron que el trabajo se hace con 16 y no con 17 por lo que ella sobra. Esa parte me no parece bien, es una excusa. La realidad es más brutal. El final es esperanzador. Una persona tiene que luchar y ser buena gente.
25 de noviembre de 2022
25 de noviembre de 2022
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ustedes me disculparán pero no empatizo con la desesperación de esta señora. No se trata de falta de caridad sino simplemente que no me creo la situación que proponen los Dardenne. La empresa donde trabaja la protagonista quiere echarla pero deja la decisión en manos de los trabajadores que para ello celebrarán una votación. La película relata como la desesperada protagonista se persona en casa de cada trabajador suplicando el voto a su favor.
Toda la situación me parece irreal y muy demagógica. No es juego limpio influir en una votación. Lo honorable sería confiar en la libre opinión de la gente sin querer dar pena como lo hace la protagonista. No sólo me parece poco ético sino un esfuerzo inútil. En la vida real no serviría de nada excepto para caldear el ambiente.
Tampoco me creo la profunda depresión en la que se hunde la protagonista. No es el fin del mundo. Hay vida más allá. Recuerdo con afecto la triste situación del protagonista de "El ladrón de bicicletas", callejeando y preguntado a los peatones por su bici robada. Esa bicicleta era su vida. Era muy creíble. Eran otros tiempos.
Pero aun más increíble es la forma de actuar de la empresa. Muchos lectores habrán sufrido un despido laboral y con toda seguridad la empresa que los despidió no pidió la opinión de los empleados. Ya nos hubiera gustado a muchos. Una empresa nunca tomaría una decisión semejante que, a buen seguro, causaría conflictos internos en contra de sus propios intereses. Lo siento pero todo me parece un sinsentido.
Toda la situación me parece irreal y muy demagógica. No es juego limpio influir en una votación. Lo honorable sería confiar en la libre opinión de la gente sin querer dar pena como lo hace la protagonista. No sólo me parece poco ético sino un esfuerzo inútil. En la vida real no serviría de nada excepto para caldear el ambiente.
Tampoco me creo la profunda depresión en la que se hunde la protagonista. No es el fin del mundo. Hay vida más allá. Recuerdo con afecto la triste situación del protagonista de "El ladrón de bicicletas", callejeando y preguntado a los peatones por su bici robada. Esa bicicleta era su vida. Era muy creíble. Eran otros tiempos.
Pero aun más increíble es la forma de actuar de la empresa. Muchos lectores habrán sufrido un despido laboral y con toda seguridad la empresa que los despidió no pidió la opinión de los empleados. Ya nos hubiera gustado a muchos. Una empresa nunca tomaría una decisión semejante que, a buen seguro, causaría conflictos internos en contra de sus propios intereses. Lo siento pero todo me parece un sinsentido.
31 de enero de 2015
31 de enero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estas estamos. Ya ni siquiera asumen, aquellos que trabajan con cuentas de resultados y estadísticas y no con personas las decisiones de restar números en la macroeconomia para que cuadren las cuentas. El problema es que esos números tienen nombres y apellidos. Lo malo de las estadísticas es, como dijo Bernard Shaw, que es una ciencia tan mentirosa que asegura que: "si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno".
Los Dardenne han sublimado su cine, lo han pulido y sintetizado dejando nada más que lo importante, aquello que traspasa la pantalla y llega directo al espectador, sin artificios ni trucos condescendientes, notarios de una realidad social espeluznante, donde la degradación como persona del individuo, quitarle su dignidad y enfrentar a unos contra otros por las migajas, obligándolos a cavar sus propias zanjas de desigualdad social es y ha sido la cruel formula que da más réditos a quienes ya lo tienen todo.
La narrativa de estos hermanos belgas es impecable, la repetición de un mismo hecho humillante, siempre es dolorosamente nuevo ante cada uno de los interlocutores a los que no se juzga y se les ofrece la oportunidad de exponer sus razones, su verdad. Cotillard está impresionante desde el primer minuto. A uno se le queda el alma encogida cuando sale de la sala y ve que la realidad supera la ficción.
Hay que tener mucho valor para morir de pie y no vivir de rodillas.
Los Dardenne han sublimado su cine, lo han pulido y sintetizado dejando nada más que lo importante, aquello que traspasa la pantalla y llega directo al espectador, sin artificios ni trucos condescendientes, notarios de una realidad social espeluznante, donde la degradación como persona del individuo, quitarle su dignidad y enfrentar a unos contra otros por las migajas, obligándolos a cavar sus propias zanjas de desigualdad social es y ha sido la cruel formula que da más réditos a quienes ya lo tienen todo.
La narrativa de estos hermanos belgas es impecable, la repetición de un mismo hecho humillante, siempre es dolorosamente nuevo ante cada uno de los interlocutores a los que no se juzga y se les ofrece la oportunidad de exponer sus razones, su verdad. Cotillard está impresionante desde el primer minuto. A uno se le queda el alma encogida cuando sale de la sala y ve que la realidad supera la ficción.
Hay que tener mucho valor para morir de pie y no vivir de rodillas.
24 de octubre de 2014
24 de octubre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enmarcada dentro de su estilo personal ya conocido, los hermanos Dardenne filman otra película de autoría única. Deux Jours, One Nuit vuelve a contextualizarse en una sociedad europea de carácter problemático, en donde las decisiones más difíciles se toman en un ambiente cargado de pesimismo y desasosiego. Es la Europa que los belgas ya nos tenían acostumbrado mostrar -bajo las influencias neorrealistas- en cintas como L'enfant.
Su nueva película ahonda en algo tan generalizado como la pérdida de un trabajo, la crisis económico-social. Pero a su vez, penetra en algo tan íntimo como el sufrimiento, la depresión y el desencanto de las personas como Sandra ante semejante situación en sus vidas. Ella -Marion Cotillard en una interpretación conmovedora y angustiante- representa ese héroe anónimo que son muchas personas, que con su andar cansado y su semblante triste buscan guardar lo poco que la vida puede ofrecerles quizás. Luchar por un trabajo, porque la familia no se resquebraje y por el bienestar personal luego de un pasado difícil, es lo que hace que el recorrido puerta por puerta de Sandra sea una invitación a no rendirse en las distintas trincheras de una gran guerra.
Más allá todo, decir que la película en ningún momento carga de moral o juicios las decisiones de los personajes -entre ellos, las de la propia Sandra-. Acá el dilema es entre el trabajo de una persona o el bono en beneficio de otra. Que si bien puede ser discutible su comparación, la cinta habla de otra cosa: no de tomar opiniones, pero si de hablar y expresar las más diversas realidades de las personas en una realidad absolutamente desesperanzadora, tan simple como eso.
Una de las historias que seguramente sean imposibles de perderse en este año.
Su nueva película ahonda en algo tan generalizado como la pérdida de un trabajo, la crisis económico-social. Pero a su vez, penetra en algo tan íntimo como el sufrimiento, la depresión y el desencanto de las personas como Sandra ante semejante situación en sus vidas. Ella -Marion Cotillard en una interpretación conmovedora y angustiante- representa ese héroe anónimo que son muchas personas, que con su andar cansado y su semblante triste buscan guardar lo poco que la vida puede ofrecerles quizás. Luchar por un trabajo, porque la familia no se resquebraje y por el bienestar personal luego de un pasado difícil, es lo que hace que el recorrido puerta por puerta de Sandra sea una invitación a no rendirse en las distintas trincheras de una gran guerra.
Más allá todo, decir que la película en ningún momento carga de moral o juicios las decisiones de los personajes -entre ellos, las de la propia Sandra-. Acá el dilema es entre el trabajo de una persona o el bono en beneficio de otra. Que si bien puede ser discutible su comparación, la cinta habla de otra cosa: no de tomar opiniones, pero si de hablar y expresar las más diversas realidades de las personas en una realidad absolutamente desesperanzadora, tan simple como eso.
Una de las historias que seguramente sean imposibles de perderse en este año.
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