Hambre de poder
6.5
13,400
Drama
Biopic del creador de McDonald's. En los años 50, un vendedor de Illinois llamado Ray Kroc conoció a los hermanos Richard y Maurice McDonald, que llevaban una hamburguesería al sur de California. Impresionado por la velocidad del sistema de cocina de su hamburguesería de San Bernardino, Kroc visualizó el potencial de la franquicia y hábilmente se fue posicionando para arrebatárselo a los hermanos y crear el hoy imperio de un billón de ... [+]
2 de junio de 2018
2 de junio de 2018
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1954. Un hombre llamado Ray Kroc vende batidoras de varias varillas y no le va bien que digamos (aunque su casa es acogedora y tiene una mujer que le aguanta como una santa). Toda su vida entera cambia el día que recibe una llamada de McDonald's en San Bernardino para comprar ocho batidoras.
Dicho así suena como una sinopsis normal y corriente, pero con imagenes y sonido se vislumbra el principio de un hecho histórico donde Kroc pide a gritos en silencio un golpe de suerte, realmente da lástima como se esfuerza y esfuerza sin obtener grandes resultados acordes a su labia. A lo largo de la película veremos varias lecciones personales y un buen trabajo cinematográfico.
Esta es una película que puede inspirar a muchas personas que se puedan sentir perdidas como se sintió Kroc antes de encontrar McDonald's; en el momento de ese 'amor' a primera vista, el personaje real tenía 52 años, una edad en la que ya parece que casi todo el pescado está vendido y solo tienes que ir contando días hasta jubilarse. Una de las virtudes de Kroc es que tenía un hambre voraz, y con ese hambre se hizo el hombre que fue. Seguro que lees más casos de gente que triunfó a edades atípicas, todas ellas tenían hambre por triunfar.
La otra lección es que el triunfo tiene un precio, y en este caso (como seguramente en otros) el precio es el alma. Ray Kroc pasa de un simpático vendedor a un lobo feroz en el proceso, cierto es que se salió con la suya al final (no es spoiler, es historia real), pero la moraleja es: si quieres triunfar, deja tu alma en casa. Ya depende de cada uno en donde quiera llegar.
Más allá de enseñanzas, 'El fundador' es una correcta y entretenida cinta donde su mejor activo es Michael Keaton y su interpretación. Keaton, por cierto, me recuerda con diferencias a Kroc, pasó unos años malos artísticamente hablando antes de volver al estrellato con 'Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia) '. Ninguno de los dos se rindió.
Dicho así suena como una sinopsis normal y corriente, pero con imagenes y sonido se vislumbra el principio de un hecho histórico donde Kroc pide a gritos en silencio un golpe de suerte, realmente da lástima como se esfuerza y esfuerza sin obtener grandes resultados acordes a su labia. A lo largo de la película veremos varias lecciones personales y un buen trabajo cinematográfico.
Esta es una película que puede inspirar a muchas personas que se puedan sentir perdidas como se sintió Kroc antes de encontrar McDonald's; en el momento de ese 'amor' a primera vista, el personaje real tenía 52 años, una edad en la que ya parece que casi todo el pescado está vendido y solo tienes que ir contando días hasta jubilarse. Una de las virtudes de Kroc es que tenía un hambre voraz, y con ese hambre se hizo el hombre que fue. Seguro que lees más casos de gente que triunfó a edades atípicas, todas ellas tenían hambre por triunfar.
La otra lección es que el triunfo tiene un precio, y en este caso (como seguramente en otros) el precio es el alma. Ray Kroc pasa de un simpático vendedor a un lobo feroz en el proceso, cierto es que se salió con la suya al final (no es spoiler, es historia real), pero la moraleja es: si quieres triunfar, deja tu alma en casa. Ya depende de cada uno en donde quiera llegar.
Más allá de enseñanzas, 'El fundador' es una correcta y entretenida cinta donde su mejor activo es Michael Keaton y su interpretación. Keaton, por cierto, me recuerda con diferencias a Kroc, pasó unos años malos artísticamente hablando antes de volver al estrellato con 'Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia) '. Ninguno de los dos se rindió.
9 de noviembre de 2018
9 de noviembre de 2018
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Biopic de Ray Kroc, el "fundador" de McDonalds.
Michael Keaton está sensacional. El filme es sencillo en formas, incluso algo telefilmesco, pero sus actuaciones te mantienen pegado a la pantalla. Hay que reconocer que, pese a que la premisa pueda resultar en principio poco atractiva, termina enganchando y generando interés.
Lejos de convertirse en una hagiografia sobre el responsable de la expansión de uno de los grandes iconos de EEUU, esta peli es un cruel retrato de un tipo sin escrúpulos, que hará todo lo posible por conseguir el éxito y llegar más lejos que nadie en el mundo de los negocios. El sueño americano puede existir, pero a costar de cobrarse algunas víctimas.
Filme necesario para darle una vuelta de tuerca a ciertas obsesiones yankees (el éxito profesional, la fama, símbolos y conceptos religiosos y patrióticos, etc...).
Michael Keaton está sensacional. El filme es sencillo en formas, incluso algo telefilmesco, pero sus actuaciones te mantienen pegado a la pantalla. Hay que reconocer que, pese a que la premisa pueda resultar en principio poco atractiva, termina enganchando y generando interés.
Lejos de convertirse en una hagiografia sobre el responsable de la expansión de uno de los grandes iconos de EEUU, esta peli es un cruel retrato de un tipo sin escrúpulos, que hará todo lo posible por conseguir el éxito y llegar más lejos que nadie en el mundo de los negocios. El sueño americano puede existir, pero a costar de cobrarse algunas víctimas.
Filme necesario para darle una vuelta de tuerca a ciertas obsesiones yankees (el éxito profesional, la fama, símbolos y conceptos religiosos y patrióticos, etc...).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hay que reconocer que Kroc se lo curra para llevar la marca McDonalds a algo más que lo que tienen en mente sus poco ambiciosos creadores. Pero su evolución personal es terrorífica. O quizás, es que siempre fue así.
12 de diciembre de 2019
12 de diciembre de 2019
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Tenía muchas ganas de visionar este biopic sobre el “fundador” de McDonald’s. En su estreno pasó más que desapercibida, siendo bastante ignorada por crítica y público, y no optando a ningún premio, aunque sus pretensiones fueran esas.
Y es que no estamos ante ninguna gran película, pero sí ante una interesante y atractiva historia (que recuerda mucho a la superior La Red Social), pero que se cuenta con frialdad y distancia, sin que haya casi nada de emoción en sus compases, lo que resta al conjunto. Pero vayamos por partes.
La dirección de la película es correcta, sin más. No hay lugar para el aburrimiento en sus casi dos horas de duración, pero tampoco cuenta con el ritmo endiablado de otros biopics como el citado de Facebook.
En cuanto al guion, todo lo que se nos cuenta es atractivo y hay interés en la propuesta, independientemente de si eres consumidor o no de la franquicia, ya que esta no es una historia sobre las hamburguesas y las patatas fritas, más bien sobre la avaricia, el egoísmo, el poder y el capitalismo.
El problema es que todo está contando de forma distante con el espectador, sin que haya lugar para el corazón de la historia (los dos hermanos) y se centra demasiado en su cruel protagonista. Y es que es imposible empatizar con un ser tan mezquino. Tener de protagonista a un villano tan despreciable hace que estemos atentos, pero no emocionados.
Tampoco ayuda la brusca y torpe evolución del protagonista (interpretado por Keaton), que pasa de un humilde vendedor de batidoras a un monstruo imparable al que no le importa robar los sueños a los demás, con tal de llegar lejos. No me parece mal que se nos cuenta la vida de alguien así, pero se hace de forma apresurada, y el salto y evolución a su codicia está mal ejecutado.
No me lo vendas como un pobre hombre que quiere una oportunidad y luego tengamos a un gran empresario que arrasa con todos y todo. ¿Esa es la historia? Pues perfecto, pero es como si estuvieras viendo dos películas, y se haya querido engañar al espectador, no presentando al personaje como es desde el principio. No hay evolución, no hay justificación, no hay corazón, sólo frialdad.
No obstante, se agradece la sinceridad de la producción, al no querer tapar la oscuridad de la trama. Al principio parece que estás ante promoción blanda y positiva hacia la popular marca de comida rápida, pero después ves la realidad, y eso merece un aplauso por el atrevimiento. Es obvio que sus responsables han querido hacer La Red Social de las hamburguesas, y aunque no lo han conseguido (por varios motivos) han estado cerca.
En cuanto a las interpretaciones, el gran Michael Keaton destaca como protagonista ruin, aunque no es de sus mejores actuaciones, pero da la talla y se entrega al (difícil) papel, como siempre. El resto de secundarios está a la altura, sobre todo los hermanos McDonald’s (interpretados de forma fabulosa por Nick Offerman y John Carroll Lynch) pero de desaprovechan a intérpretes de la talla de Laura Dern, Patrick Wilson o Linda Cardellini en papeles muy pequeños.
En conclusión, estamos ante un correcto drama, con una historia que merece ser contada (se te van las ganas de comprar nunca más en McDonald’s) y que podría haber sido mejor, pero tampoco mereció ser tan ignorada como en el año de su estreno (2016, por cierto). Recomendable si te gustan los biopics y las historias crudas de negocios. Y es que así es el despiadado mundo de los negocios, da igual que sea hace cincuenta años o en la actualidad.
Más críticas: ocioworld.net
Y es que no estamos ante ninguna gran película, pero sí ante una interesante y atractiva historia (que recuerda mucho a la superior La Red Social), pero que se cuenta con frialdad y distancia, sin que haya casi nada de emoción en sus compases, lo que resta al conjunto. Pero vayamos por partes.
La dirección de la película es correcta, sin más. No hay lugar para el aburrimiento en sus casi dos horas de duración, pero tampoco cuenta con el ritmo endiablado de otros biopics como el citado de Facebook.
En cuanto al guion, todo lo que se nos cuenta es atractivo y hay interés en la propuesta, independientemente de si eres consumidor o no de la franquicia, ya que esta no es una historia sobre las hamburguesas y las patatas fritas, más bien sobre la avaricia, el egoísmo, el poder y el capitalismo.
El problema es que todo está contando de forma distante con el espectador, sin que haya lugar para el corazón de la historia (los dos hermanos) y se centra demasiado en su cruel protagonista. Y es que es imposible empatizar con un ser tan mezquino. Tener de protagonista a un villano tan despreciable hace que estemos atentos, pero no emocionados.
Tampoco ayuda la brusca y torpe evolución del protagonista (interpretado por Keaton), que pasa de un humilde vendedor de batidoras a un monstruo imparable al que no le importa robar los sueños a los demás, con tal de llegar lejos. No me parece mal que se nos cuenta la vida de alguien así, pero se hace de forma apresurada, y el salto y evolución a su codicia está mal ejecutado.
No me lo vendas como un pobre hombre que quiere una oportunidad y luego tengamos a un gran empresario que arrasa con todos y todo. ¿Esa es la historia? Pues perfecto, pero es como si estuvieras viendo dos películas, y se haya querido engañar al espectador, no presentando al personaje como es desde el principio. No hay evolución, no hay justificación, no hay corazón, sólo frialdad.
No obstante, se agradece la sinceridad de la producción, al no querer tapar la oscuridad de la trama. Al principio parece que estás ante promoción blanda y positiva hacia la popular marca de comida rápida, pero después ves la realidad, y eso merece un aplauso por el atrevimiento. Es obvio que sus responsables han querido hacer La Red Social de las hamburguesas, y aunque no lo han conseguido (por varios motivos) han estado cerca.
En cuanto a las interpretaciones, el gran Michael Keaton destaca como protagonista ruin, aunque no es de sus mejores actuaciones, pero da la talla y se entrega al (difícil) papel, como siempre. El resto de secundarios está a la altura, sobre todo los hermanos McDonald’s (interpretados de forma fabulosa por Nick Offerman y John Carroll Lynch) pero de desaprovechan a intérpretes de la talla de Laura Dern, Patrick Wilson o Linda Cardellini en papeles muy pequeños.
En conclusión, estamos ante un correcto drama, con una historia que merece ser contada (se te van las ganas de comprar nunca más en McDonald’s) y que podría haber sido mejor, pero tampoco mereció ser tan ignorada como en el año de su estreno (2016, por cierto). Recomendable si te gustan los biopics y las historias crudas de negocios. Y es que así es el despiadado mundo de los negocios, da igual que sea hace cincuenta años o en la actualidad.
Más críticas: ocioworld.net
20 de septiembre de 2020
20 de septiembre de 2020
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Ágil y estupenda. Por fin, uno de los pocos biopics que se escapa del tedio. Conseguirá que sepas lo que significa la palabra desprecio, porque eso será lo que acabes sintiendo por Kroc. Conseguirá que descubras que, a veces, detrás de un gran imperio se esconde un gran canalla.
El director capta el propósito de colocar a los pies de los caballos la imagen de la deshonra, con la idea primigenia de que cualquier cosa es válida si eso te hace lograr el objetivo. Un trabajo al que Michael Keaton se suma con su interpretación de Ray Kroc, una especie de vendedor para todo de mediana edad, buscador sin éxito del golpe de efecto deseado, al que su suerte le salva sobre la campana de morir ahogado en sus propias convicciones de autoayuda. El punto de inflexión en su camino lo marcan los hermanos McDonald, trabajadores honrados de éxito relativo ganado a golpe de esfuerzo, tienen, para su desgracia postrera, la mala fortuna de que se cruce en sus vidas un hombre que se la cambiará, y no precisamente para bien.
De vendedor fracasado a tiburón sin escrúpulos. Keaton encarna a la perfección el sueño americano a cambio de la figura del sátrapa, tanto profesional como personal. Alguien hacia quien sentirás lástima, admiración y repulsa, por ese orden, en un periplo de apenas dos horas.
¿Quieres saber cómo se fundó verdaderamente uno de los grandes iconos de Norteamérica? No dejes de verla.
El director capta el propósito de colocar a los pies de los caballos la imagen de la deshonra, con la idea primigenia de que cualquier cosa es válida si eso te hace lograr el objetivo. Un trabajo al que Michael Keaton se suma con su interpretación de Ray Kroc, una especie de vendedor para todo de mediana edad, buscador sin éxito del golpe de efecto deseado, al que su suerte le salva sobre la campana de morir ahogado en sus propias convicciones de autoayuda. El punto de inflexión en su camino lo marcan los hermanos McDonald, trabajadores honrados de éxito relativo ganado a golpe de esfuerzo, tienen, para su desgracia postrera, la mala fortuna de que se cruce en sus vidas un hombre que se la cambiará, y no precisamente para bien.
De vendedor fracasado a tiburón sin escrúpulos. Keaton encarna a la perfección el sueño americano a cambio de la figura del sátrapa, tanto profesional como personal. Alguien hacia quien sentirás lástima, admiración y repulsa, por ese orden, en un periplo de apenas dos horas.
¿Quieres saber cómo se fundó verdaderamente uno de los grandes iconos de Norteamérica? No dejes de verla.
9 de marzo de 2021
9 de marzo de 2021
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Basada en hechos reales, EL FUNDADOR cuenta la historia de Ray Kroc, que supo reconocer una buena idea. Antes, estaba en el último escalón: el de los vendedores. Esa raza de olvidados a los que, por regla general, se suele menospreciar, pisotear y ningunear.
EL FUNDADOR tiene un color bonito, una ambientación lograda, correctos secundarios, una música que en ocasiones suena a Ravel y un protagonista en estado de gracia. Pues Michael Keaton, que ha sido efectivo desde el principio, es ahora un actor de culto. Alguien que abrió la puerta idónea y pasó de ser el simpático Bitelchús, quizá un olvidado, quizá un menospreciado, a preparar monólogos para la noche de los óscars.
Hay en la vida de todos, o de casi todos, un momento que lleva hacia la mediocridad o al éxito. Y si se sabe reconocer la idea, si se es audaz, si se abre la puerta idónea y acompaña la suerte, o el poder de lo positivo, logra uno convertirse en el afortunado padre de la exquisita comida basura.
EL FUNDADOR tiene un color bonito, una ambientación lograda, correctos secundarios, una música que en ocasiones suena a Ravel y un protagonista en estado de gracia. Pues Michael Keaton, que ha sido efectivo desde el principio, es ahora un actor de culto. Alguien que abrió la puerta idónea y pasó de ser el simpático Bitelchús, quizá un olvidado, quizá un menospreciado, a preparar monólogos para la noche de los óscars.
Hay en la vida de todos, o de casi todos, un momento que lleva hacia la mediocridad o al éxito. Y si se sabe reconocer la idea, si se es audaz, si se abre la puerta idónea y acompaña la suerte, o el poder de lo positivo, logra uno convertirse en el afortunado padre de la exquisita comida basura.
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